(Minghui.org) Recientemente, el Partido Comunista Chino (PCCh ) abandonó su política de cero-COVID y levantó todas las restricciones. Pronto, los casos positivos se multiplicaron por toda China y el sistema médico se vio desbordado. Lo ocurrido en la ciudad de Cangzhou, en la provincia de Hebei, desde finales de octubre hasta mediados de diciembre, permite vislumbrar el tremendo daño que causa el hecho de que el régimen vaya de un extremo a otro para servir a sus propios intereses, no al bienestar de la población.

Cambios drásticos y continuas mentiras

La zona urbana de Cangzhou estuvo bloqueada desde finales de octubre. El bloqueo duró unas tres semanas y se levantó el 12 de noviembre. Sin embargo, cuando se detectaron casos positivos, la ciudad impuso de nuevo el bloqueo el 21 de noviembre y no lo levantó hasta el 30 de noviembre.

Las autoridades nunca presentaron datos o pruebas científicas para justificar una decisión de bloqueo o de no bloqueo, ya que todo lo que hacían solo servía a fines políticos. Los nombres de las medidas draconianas también cambiaron con el tiempo, de feng cheng (encierro) a jing mo (silencio) y lin shi guan kong (control temporal). Se cerraron todos los lugares públicos, incluidos supermercados, tiendas de comestibles, restaurantes, comercios minoristas, mercados agrícolas, mercados de mariscos y otros. Con las escuelas y fábricas cerradas, el tráfico (tanto de vehículos como de peatones) se paralizó. Solo el personal con un permiso especial podía circular.

Toda la ciudad se paralizó, y ni siquiera se podían cubrir las necesidades básicas, como el tratamiento médico. Era como una ciudad muerta. La frustración y el aburrimiento llevaron a la gente a inventar todo tipo de bromas y chistes. Un ejemplo fue: "El resto del mundo está viendo la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 o haciendo otras cosas divertidas, pero los chinos seguimos haciendo cola para las pruebas de ácido nucleico".

El número de casos infectados anunciado por las autoridades locales era muy bajo, o cero. Pero la gente sabía que en realidad había muchos casos. Un poema que circuló por Internet decía: "Ocupados con las pruebas [de ácido nucleico] durante el día, ocupados con el transporte [de pacientes para la cuarentena] por la noche, ocupados informando de cero casos y todo va bien".

Debido a la política de cero-COVID, los funcionarios que se atrevían a informar de los casos eran criticados e incluso destituidos, mientras que los que encubrían los casos eran recompensados. Así que funcionarios de todos los niveles mintieron sobre los casos de covid. Al PCCh solo le importa aferrarse al poder, no la vida de la gente. De hecho, el régimen siempre ha mentido desde que tomó el poder en 1949. Especialmente durante esta pandemia, el número real de casos se convirtió en alto secreto. Cuando los funcionarios del gobierno estaban infectados, incluso los compañeros de trabajo del mismo departamento podían no saberlo.

Sin embargo, las cifras reales eran muy elevadas. Entre los más de 6.000 empleados del Hospital Central de Cangzhou, por ejemplo, un tercio dio positivo en las pruebas de ácido nucleico realizadas a principios de noviembre. Este hospital abrió una sala de cuarentena a finales de noviembre y más de 800 pacientes que dieron positivo fueron ingresados el primer día. Se dijo que Xiang Hui, alcalde de Cangzhou, también estaba infectado. Debido a la elevada tasa de infección, algunos organismos gubernamentales tuvieron que cerrar o reducir sus servicios.

Un giro repentino e inesperado

Veamos ahora la situación en Huanghua, ciudad del condado bajo la administración de Cangzhou. Tras un bloqueo de cinco días en noviembre, impuso otro del 25 al 29 de noviembre.

Los casos de infección comunicados oficialmente en Huanghua fueron siempre cero. Pero esto distaba mucho de la realidad. Se designaron numerosos hoteles para la cuarentena, y en uno de ellos había unos 170 pacientes que habían dado positivo. También había muchos pacientes en cuarentena en sus casas. Durante una campaña de análisis de ácido nucleico en toda la ciudad, se detectaron al menos 40 casos positivos el 25 de noviembre y más de 100 casos positivos el 5 de diciembre.

También el 5 de diciembre, el PCCh anunció el fin de la pandemia y clasificó la variante omicrón como gripe común. El requisito de realizar pruebas de ácido nucleico se canceló en Huanghua y se eliminaron todas las restricciones el 7 de diciembre. La ampliación del hospital (improvisado) Huanghua Fangcang también se detuvo incluso antes de empezar.

La campaña cero-COVID de tres años de duración (del 8 de diciembre de 2019 al 7 de diciembre de 2022) terminó así. Desde las medidas de control extremas (pruebas obligatorias, cuarentena obligatoria en casa o en Fangcang) hasta el no-control en absoluto, todo sucedió tan rápido y sin ninguna explicación, que la gente se sintió como si estuviera viviendo un sueño: ¿es esto real? ¿De verdad se ha acabado la política de cero-COVID? También fue como ver una película, en la que todavía estás totalmente absorto en la historia, y la película termina de repente y se encienden las luces del cine.

El giro de 180 grados del PCCh en su respuesta a la pandemia fue difícil de creer para la gente. El eslogan de "¡Insistamos en el cero-COVID sin vacilar!" aún está fresco en la mente de la gente. Justo cuando estamos listos para librar una guerra de aniquilación a vida o muerte contra el virus, de repente todo se acaba. El día anterior, quien desafiara el bloqueo o se negara a someterse a las pruebas de covid sería castigado; un día después, quien insistiera en el bloqueo o exigiera las pruebas sería castigado.

La gente no deja de hacer preguntas

El repentino retroceso de la política de cero-COVID por parte del PCCh parece un sueño que termina demasiado pronto: ¿Está realmente liberalizado? ¿Realmente podemos saltarnos el doloroso pinchazo en la garganta en el lugar donde se realizan las pruebas de ácido nucleico todos los días? ¿Ni el enmascaramiento, ni el escáner de la tarjeta sanitaria, ni el reconocimiento facial, ni la videovigilancia, ni el control de la temperatura en supermercados y otros lugares públicos? ¿De verdad podemos salir a comer fuera?

Todo esto puede parecer absurdo a los ojos de la comunidad internacional, pero después de haber estado reprimidos durante tanto tiempo en la China comunista, la gente no sabe cómo llevar una vida normal. Pero al reflexionar, se pueden encontrar dos factores que pueden haber conducido a la situación actual.

El primer factor es el miedo del PCCh a que la gente despierte y proteste contra su brutalidad y sus mentiras. Debido a la censura y al control de la información, pocas personas en ciudades pequeñas como Huanghua conocieron el Movimiento del Libro Blanco. Aun así, algunas personas que conocían esas leyes no pudieron soportar las draconianas medidas de bloqueo y se quejaron a los funcionarios locales. Es cierto que al PCCh no le importa la vida de la gente, pero también sabe que una olla a presión explotaría si se cerraran herméticamente todos los conductos de escape.

El segundo factor es la incapacidad del régimen para vencer al virus, tal y como prometió. Partiendo de la doctrina marxista del PCCh, la instigación al odio y la lucha contra grupos selectos han sido las fuerzas fundamentales que impulsan las decisiones del PCCh. En los últimos tres años, el régimen agotó todos los recursos, desde personas hasta dinero e infraestructuras, pero no pudo derrotar al pequeño virus. La política de cero-COVID demostró ser inaplicable y el PCCh no pudo mantener por más tiempo la política en vigor, como en el cuento popular “El traje nuevo del Emperador”. Por desesperación y porque, de todos modos, al régimen totalitario nunca le importó la vida de la gente, optó por abandonar la política y levantar todas las restricciones. Ahora afirma que cada ciudadano es responsable de garantizar su propia salud, lo que significa que no tiene nada que ver con el régimen si alguien contrae el virus.

La dura realidad

En medio de la confusión, la población se encontró con una nueva oleada de casos en aumento, a diferencia de lo que decía la propaganda sobre el fin de la pandemia. Llegó información de que cientos de pacientes infectados de universidades de las provincias de Hebei y Shandong habían sido trasladados a otros lugares para ser aislados. Durante la rueda de prensa de prevención y control de covid celebrada en Beijing el 24 de noviembre, los funcionarios afirmaron que el número de casos infectados estaba aumentando en Beijing. Lo mismo se dijo en la rueda de prensa del 28 de noviembre. La Comisión de Salud de Beijing también confirmó el 4 de diciembre que la situación del covid seguía siendo muy grave.

Sin embargo, el número de nuevos casos notificados oficialmente en Huanghua seguía siendo cero, a pesar de que la gente sabía que ya había muchos casos de nuevos infectados en sus círculos de amistades. La información contradictoria hizo que la gente intentara por todos los medios mantenerse a salvo. Como consecuencia, se agotaron las existencias de medicamentos contra la gripe, la fiebre, la tos y los antivirus. Muchas personas optaron por llevar mascarillas N95 a pesar de que ya no eran necesarias. Además, algunos evitaron salir, dejando las calles desiertas y las tiendas casi vacías.

No obstante, las personas se infectaron una tras otra, incluidos recién nacidos y ancianos. En el Hospital de Maternidad e Infancia de Cangzhou, el número de pacientes era demasiado elevado para contarlo. Muchos centros de trabajo locales experimentaron altas tasas de infección, desde el 20-50% inicial hasta el 70-100%. "Aquí hemos conseguido la inmunización del covid", bromeó un residente. "El covid nos ha inmunizado a todos: todo el mundo está infectado".

En otros lugares la situación es similar. Se dice que casi todo el mundo en Shijiazhuang, Baoding y Xingtai de la provincia de Hebei se ha infectado. Como consecuencia, cada vez más tiendas cerraron a partir de mediados de diciembre o redujeron el horario comercial a 3,5 horas al día. Una de las razones era la menor afluencia de clientes, y la otra, que no se presentaban a trabajar suficientes empleados debido a las infecciones por covid. Especialmente los proveedores de alimentos o los restaurantes de delicatessen, muchos locales tenían estanterías y asientos vacíos.

Según una nueva política del 9 de diciembre, todos los hospitales con 100 camas o más debían tener clínicas de fiebre, independientemente del tipo de hospital. Cualquier médico, independientemente de su especialidad, podía atender a los pacientes en dichas clínicas. Se suprimieron los antiguos requisitos [antes del fin de la política de cero-COVID] para dichas clínicas, de separar a los pacientes en tres grupos (sin infección, con sospecha de infección y con infección) y de tener dos pasillos (uno para la entrada/salida de los médicos y otro para los pacientes), lo que aumentó la posibilidad de que los médicos se infectaran. El 21 de diciembre, la tasa de infección de los médicos de algunos hospitales alcanzaba el 90%. La tasa era tan alta que muchos hospitales seguían exigiendo a los médicos que daban positivo que atendieran a pacientes.

En una videoconferencia sobre el tratamiento del covid, el 21 de diciembre, la Comisión Nacional de Salud de China (CNS) afirmó que el número de nuevos casos estaba aumentando. El CDC chino ofreció en la conferencia una actualización de la situación del covid en todo el país. Era muy grave en Sichuan, Anhui, Hubei, Shanghái y Hunan. Entre ellas, la tasa de infección en Sichuan superaba el 50%. Se habían declarado muchos casos en Beijing, Tianjin y Hebei, entre los cuales Beijing había pasado la fase álgida. Aunque la infección fue relativamente lenta en la zona del río Yangtsé aguas abajo y en el noreste de China, fue rampante en la provincia de Henan, especialmente cerca de la capital, Zhengzhou. En general, la enfermedad se propagaba de las capitales provinciales a otras ciudades, y de las zonas urbanas al campo. Una semana después de que finalizara la época de mayor incidencia, se esperaba otro pico de enfermedades graves.

Despertar de las mentiras

Innumerables chinos sufren ahora de covid con síntomas de fiebre, dolor de cabeza, mareos, tos, dolor de garganta, fatiga, latidos irregulares del corazón y dificultad respiratoria. Muchos niños entraron en coma, tenían dificultades para comer o vomitaban. Pero el PCCh no los incluyó en las estadísticas de covid porque los consideró "casos asintomáticos".

Un documento filtrado del CNH el 21 de diciembre mostraba 248 millones de nuevos casos en las tres primeras semanas de diciembre. Pero las autoridades seguían diciendo que la enfermedad estaba casi superada. Los nuevos contagios registrados oficialmente en la provincia de Hebei el 20 de diciembre fueron solo 15.

Pero no es la primera vez que ciudadanos chinos pierden la vida por la brutalidad y las mentiras del PCCh. Cuando el público en general siguió al Partido en el maníaco Gran Salto Adelante en 1958, pocos esperaban que el absurdo se cobraría más de 45 millones de vidas en los años siguientes, según cuenta el historiador Frank Dikotter en su libro La gran hambruna de Mao.

Pero la sangrienta historia se olvidó rápidamente gracias a la propaganda masiva y el lavado de cerebro del PCCh. Una vez más, la gente experimentó el dolor de la Revolución Cultural, para luego olvidarlo y que ocurriera la Masacre de la Plaza de Tiananmén. Aunque la gente se conmocionó al ver cómo mataban a estudiantes, pronto lo olvidó. Sin embargo, cuando el PCCh comenzó la persecución a Falun Gong en 1999, la bien engrasada maquinaria propagandística del partido era tan eficiente que mucha gente perdió la capacidad de distinguir el bien del mal. Muchos siguieron la política de persecución.

China tiene una rica historia de unos 5.000 años, durante la cual siempre se valoraron la virtud, la honestidad y la lealtad. En apenas varias décadas, desde que el PCCh tomó el poder en 1949, casi ha aniquilado los valores tradicionales, y ha inculcado el odio y distorsionado la historia en la mente de la gente. Después de que Falun Gong, un sistema de meditación basado en Verdad-Benevolencia-Tolerancia, se presentara al público en 1992 para reconducir a la sociedad y a los ciudadanos chinos, el PCCh intentó por todos los medios difamar la práctica.

Además de poner en marcha la represión de Falun Gong en todo el país en julio de 1999, el ex alto dirigente del PCCh Jiang Zemin también estableció una agencia extrajudicial, la Oficina 610, para aplicar plenamente la política de persecución. Como resultado, el sistema judicial (policía, tribunales, procuradurías), los medios de comunicación, las agencias gubernamentales, las empresas, la educación y casi todas las funciones de la sociedad se movilizaron para difamar a practicantes inocentes de Falun Gong.

Decenas de millones de practicantes de Falun Gong y sus familias han sido discriminados. También se detuvo, encarceló y torturó a un gran número de practicantes. Estas graves violaciones de los derechos humanos continuaron durante la pandemia. Algunos practicantes de Huanghua dijeron que, incluso cuando salían de compras, eran seguidos por la policía, o por personal pagado por la policía.

La Sra. Liu Zaiyun y otros tres practicantes de Falun Gong fueron detenidos por sus creencias el 11 de enero de 2022, y desde entonces permanecen en el Centro de Detención de Cangzhou. Aunque la Procuraduría de Yunhe devolvió sus casos en dos ocasiones alegando insuficiencia de pruebas, el Departamento de Policía de Xinhu no se dio por vencido y continuó fabricando información para inculpar a los practicantes. Al final, estos cuatro practicantes fueron acusados y están siendo juzgados por el Tribunal de Yunhe.

Jiang, el iniciador de la persecución contra Falun Gong, ha muerto, pero la represión, que dura ya 23 años, continúa. El PCCh puede imponer encierros de tipo militar, levantar la política de cero-COVID u otras medidas para calmar temporalmente la ira pública. Pero mientras la gente viva en el engaño del PCCh, el peligro siempre estará ahí, al igual que las innumerables tragedias que el PCCh ha causado en las últimas décadas. La pandemia podría ser una oportunidad para que la gente reconozca la naturaleza del PCCh y deje de ilusionarse con que algún día este se preocupará por el pueblo.

El Sr. Li Hongzhi, fundador de Falun Gong, escribió: "Las epidemias en sí mismas están arregladas por los dioses y son inevitables en el desarrollo de la historia. Cuando el corazón humano ya no es bueno, entonces crea ye, se enferma y sufre calamidades". "Pero el actual “virus PCCh” (neumonía Wuhan) este tipo de epidemia tiene un propósito, tiene un objetivo y por eso viene. Ese ha venido para eliminar a los elementos del partido perverso y a la gente que va junto con el perverso partido comunista chino". "El partido comunista chino está luchando contra su muerte, para hacerle daño a la gente ha vuelto la sociedad muy embrollada" (Raciocinio).

Es importante que mantengamos la lucidez, rechacemos al PCCh y sigamos los valores tradicionales para un futuro mejor.