(Minghui.org) Tras la muerte de Jiang Zemin, exlíder del Partido Comunista Chino (PCCh), el 30 de noviembre, algunas personas dijeron que no debíamos juzgarlo más, ya que la cultura tradicional china valora el perdón. Tal opinión es el resultado de no distinguir los crímenes de los errores. De hecho, encubrir los crímenes siempre ha sido una táctica utilizada por el PCCh para ocultar el tremendo daño que ha causado al pueblo chino en las últimas décadas. Cuando el PCCh reprime a los ciudadanos chinos, el perdón no forma parte de su vocabulario. Cuando Jiang lanzó la persecución a practicantes inocentes de Falun Gong en julio de 1999 por su fe en Verdad-Benevolencia-Tolerancia, dio la orden de "matar sin piedad".

Si una persona comete un error, pero no viola la ley, su víctima puede optar por perdonarla y darle otra oportunidad para corregir el error. Sin embargo, si alguien infringe la ley y perjudica a un inocente (como un asesinato), desentenderse del delito sería un pecado, ya que hacerlo no es diferente de actuar como cómplice. Además, enviaría la señal equivocada a los demás de que cometer delitos no tiene consecuencias. Por eso debemos responsabilizar a los malhechores e imponerles el castigo adecuado.

Como máximo líder del PCCh, Jiang regaló alrededor de un millón de kilómetros cuadrados (390.000 millas cuadradas) de tierra fértil a Rusia. Su familia ha amasado una fortuna de al menos 500 mil millones de dólares. Durante su mandato, sus políticas también causaron un tremendo daño a los recursos naturales y la contaminación del medio ambiente. Estas deudas que tenía con el pueblo chino no se pueden borrar así nomás.

Jiang ascendió a la cúspide reprimiendo sin piedad el movimiento democrático estudiantil de 1989; su estilo de vida promiscuo era repugnante; su forma de gobernar con corrupción no solo dio lugar a funcionarios corruptos, sino que provocó una decadencia moral en todo el país: industria del sexo, juegos de azar, tráfico de drogas y falsificación de productos.

Después de que Falun Gong fuera presentado al público en 1992, sus principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia atrajeron rápidamente a numerosos practicantes. Jiang estaba celoso de la popularidad de Falun Gong y temía perder el control de la gente, por lo que inició la persecución de esta práctica pacífica en julio de 1999. Estableció la agencia extrajudicial de la Oficina 610 para llevar a cabo su persecución.

Jiang prometió erradicar a Falun Gong en tres meses y dio órdenes de "difamar su reputación [la de los practicantes de Falun Gong], arruinarlos económicamente y destruirlos físicamente", así como de "tratar la muerte por tortura como un suicidio". Al día de hoy, se ha confirmado que casi 5.000 practicantes han perdido la vida a causa de la persecución. Los abogados de derechos humanos se refieren a la sustracción forzada de órganos a practicantes vivos de Falun Gong, en particular, como una nueva forma de maldad en este planeta.

Qin Hui, canciller de la dinastía Song, fue famoso por perseguir a su enemigo político, el general Yue Fei. Después de la muerte de Qin, se hizo una estatua de bronce de él arrodillado ante la tumba de Yue. La estatua sigue en pie y sirve de lección para las generaciones posteriores. Adolf Hitler murió, pero los crímenes de los nazis nunca se olvidaron y se persiguió a los criminales independientemente de dónde vivieran. Del mismo modo, los crímenes de Jiang no se olvidarán. Él y sus cómplices también tendrán que rendir cuentas.