(Minghui.org) ¡Saludos Shifu! ¡Saludos compañeros practicantes!

Soy una practicante de Dafa de México y estoy practicando Falun Dafa desde hace nueve años. Quiero compartir algunas de mis experiencias colaborando en la promoción de Shen Yun. Aunque hay mucho que contar, me enfocaré en las experiencias que han sido las más relevantes para encontrar y eliminar apegos.

Mi primer contacto con Shen Yun fue a través de un libro que encontré en el auto de la asistente del sitio de práctica donde inicié mi cultivación. En ese entonces, llevaba muy poco tiempo cultivándome y no sabía nada acerca de la compañía.

Dos años después de que encontré Dafa, en 2012, tuve que mudarme a una nueva ciudad en la que no había practicantes y decidí iniciar un sitio de práctica. Creí que sería muy fácil hacerlo, pero después me di cuenta de la enorme responsabilidad que representaba, y comencé a estudiar más el Fa. Esa fue una de las épocas de mayor diligencia en mi cultivación.

La primera actuación de Shen Yun en México

Descubrí de qué se trataba Shen Yun: el Maestro quería llevar la belleza de Dafa a la gente del mundo a través de una compañía de danza.

Cuando me enteré de que Shen Yun llegaría a México por primera vez, no podía creerlo. Vivía en un lugar muy remoto y estaba pasando por dificultades económicas y laborales, por lo que pensaba que era casi imposible asistir. Sin embargo, un día recibí una llamada de una practicante a la que apenas conocía, diciéndome que quería regalarme un boleto para ir al espectáculo. No podía creerlo, pero acepté su generosa propuesta. En aquel entonces trabajaba en ventas y no me estaba yendo muy bien, pero Shifu arregló todo para que lograra una venta, que me dio lo justo para comprar el boleto de avión y poder viajar a la Ciudad de México y ver el espectáculo.

Un par de días antes de las presentaciones de Shen Yun, llegué a la Ciudad de México y la practicante que me había regalado el boleto me llevó al lugar en el que se reunían para el estudio del Fa y para coordinar las actividades de los equipos que apoyaban a la compañía. Todo era nuevo para mí. Jamás había estado entre tantos practicantes, ya que en el lugar en el que vivía no había logrado formar un grupo sólido para estudiar el Fa.

Había practicantes de otros países estudiando el Fa en tres idiomas. ¡Me sentía llena de gozo! Durante el envío de pensamientos rectos pude sentir toda la fuerza de Dafa y, por primera vez, me pude ver como una pequeña partícula de Dafa integrándose a una enorme masa de luz a la que se unían incontables partículas, al igual que yo.

Me invitaron a apoyar en el equipo de catering en el teatro, y fue una experiencia maravillosa. Sin embargo, me sentí realmente torpe en muchos aspectos, porque no sabía qué hacer o cómo conducirme en tal situación pero, gracias al apoyo de las compañeras del equipo, pude hacer lo que me correspondía. Fue algo muy conmovedor e inspirador y me sentí realmente agradecida con Shifu por haberme dado esa oportunidad.

Pude ver Shen Yun por primera vez el último día de presentaciones, y la actuación fue maravillosa.

Shifu dijo:

“Se abre el gran telón, es el Paraíso
Dioses, fo, pusa, nubes de colores, auspicioso
Campanas y tambores suenan a la vez, música divina emerge
Los seres celestiales comienzan a danzar y las cinturas divinas vuelan
Jinggang, luohan, la multitud de Reyes del Cielo
La pantalla celestial como arcoíris, con energía imponente y poderosa
La luz del Fa abarca con misericordia al público
Cinco mil ojos asombrados, la energía potente
No se siente como una actuación, es como si fuera un sueño
El cuerpo está en el reino conceptual, los dioses y fo al costado
Agradecidos por este viaje – como haber obtenido la salvación
Venir de nuevo el otro año – un tiempo demasiado largo”
(Viendo Shen Yun, Hong Yin III)

La experiencia fue inolvidable. Sin embargo, también tuve un impacto muy fuerte al ver que muchos asientos del teatro estaban vacíos y al saber la pérdida que eso significaba para los seres conscientes.

Al año siguiente, Shen Yun no regresó a México debido a situaciones complejas. Los conflictos entre practicantes nos mostraron lo mucho que debíamos mejorar en la cultivación para poder ser dignos de que Shen Yun se presente nuevamente en México.

Afortunadamente, en su infinita misericordia, Shifu permitió que la compañía regresara a México en 2015, y obtuve el permiso de mi trabajo para viajar a la Ciudad de México en dos ocasiones y apoyar en las ventas.

Integrándome al equipo de ventas de Shen Yun

Ese año, una de mis experiencias fue increíble. Una pareja joven se acercó los primeros días en uno de los centros comerciales. No tuve que decir mucho, ya que cuando abrí el tríptico, la joven comenzó a derramar lágrimas de inmediato. Su novio era un músico y decidió comprar los boletos para asistir al show junto con ella.

Cuando me integré al equipo, pensaba que mi experiencia en ventas me podría ayudar a hacer un buen papel, y ciertamente fue así, pero también descubrí que las cosas eran muy diferentes cuando se trataba de vender boletos para Shen Yun. Cada detalle cuenta. En todo momento hay pruebas y cada instante trae una oportunidad de cultivación. La ingenuidad, la torpeza y mi falta de entendimiento del Fa, me llevaron a cometer muchos errores, pero entendí que eran parte de mi proceso de cultivación. También entendí que todo era nuevo también para los practicantes locales. Teníamos la alegría y el corazón puro de asistir a Shifu en la salvación de los seres conscientes, pero cada uno manejaba las cosas de manera distinta, de acuerdo a nuestros diferentes niveles de entendimiento. Esto solía producir roces continuamente y era parte del proceso de integrarnos y aprender a coordinar un proyecto tan grande como Shen Yun.

Se presentaron muchos retos y conflictos, pero sentía que podía ver las cosas desde la perspectiva del Fa y todo salía adelante con pensamientos rectos.

Balanceando diferentes roles para apoyar Shen Yun

En 2016, la experiencia fue diferente. En esa ocasión, Shifu me permitió pasar casi dos meses en la Ciudad de México apoyando en las ventas. Además, había empezado a trabajar en La Gran Época como voluntaria, y traté de hacer mi máximo esfuerzo para poder asistir al Maestro a través de ambos proyectos.

Ese año, sentí que la presión y las pruebas aumentaron. A pesar de todo, pude mantener la rectitud la mayor parte de las veces. Aún así, al quedarme más tiempo en la Ciudad de México, me tocó involucrarme más en las actividades, y también en los conflictos entre practicantes que suelen surgir como parte de la coordinación. Al ser una practicante foránea, sentía que podía trazar un límite que me permitiría mantener la claridad y evitar mover el corazón, o simplemente tratar de no involucrarme demasiado. Sin embargo, muchas veces juzgué a mis compañeros porque consideraba que no eran diligentes. También, desarrollé una actitud arrogante al pensar que yo tenía mejores entendimientos y más diligencia en el estudio del Fa.

En ese momento, todavía entendía muchas cosas en un nivel superficial y pensaba que todo se debía a los apegos. Pero fui testigo de cómo había mucha presión e interferencias desde otras dimensiones, y esto también causaba problemas entre nosotros por las brechas que abríamos. Sin embargo, aún no podía entenderlo claramente en el nivel en el que me encontraba en ese momento. Eso me llevaba a mirar hacia afuera y culpar a otros.

Shifu dijo:

“Una persona virtuosa siempre mantiene un corazón de compasión. Sin ninguna queja ni odio, toma la dificultad como alegría” (Grado de Conciencia, Escrituras esenciales para mayor avance).

Tenía muy claro por qué estaba en la Ciudad de México y, aunque se presentaran cualquier tipo de retos y dificultades, estaba dispuesta a hacer todo lo que Shifu requiriera de mí.

Una de las experiencias que más me marcó ese año fue una visita a un sindicato muy grande a nivel nacional. Me reuní con la encargada de las actividades culturales del sindicato. La respuesta fue increíble. Parecía que se lograría una venta masiva de boletos, pero al final no se logró.

Pensé que eso había sido por brechas en mi cultivación y también en la coordinación del equipo. Creí que mis apegos de qing, ostentación y lujuria habían interferido con la venta.

Más adelante, dos de las funcionarias del sindicato me llamaron para que fuera a venderles personalmente los boletos en su oficina. Una de ellas me dijo que había soñado que estaba asistiendo al show; estaba muy emocionada. El día que fue a ver el show, concedió una entrevista a nuestros medios. Entre lágrimas y temblando de la emoción, contó lo maravilloso que le había parecido el espectáculo.

Durante los días de las actuaciones de Shen Yun, mi coordinador de La Gran Época, me pidió que apoyara como parte del staff de los medios, para redactar las notas sobre las presentaciones. Shifu me permitió ver todas las presentaciones de ese año como parte de mi trabajo, y también pude ir a la presentación en otra ciudad, donde la compañía se presentó por primera vez. Solo seguí los arreglos de Shifu y el camino para hacer lo que me correspondía se abrió ante mí.

Promocionando Shen Yun en otra ciudad

En 2017, tuvimos una nueva oportunidad de recibir la gira de Shen Yun en México, y no hay palabras para describir lo maravillosa que fue esa experiencia. Se sumaron 2 nuevas ciudades a la gira, y se me asignó colaborar en la venta de boletos en una de esas nuevas ciudades.

Las condiciones eran difíciles por muchas razones: en esa ciudad no había practicantes, el clima era adverso, la movilidad dificultosa y el costo de vida bastante elevado, aunado a que había renunciado a mi trabajo en ese momento para poder ir a apoyar, y mis recursos económicos eran bastante limitados. Había pensado que esto último lo solucionaría buscando un trabajo de medio tiempo en la ciudad, para poder dedicarme a Shen Yun el resto del tiempo. Sin embargo, la realidad fue que no había suficientes recursos humanos, por lo que mi coordinadora me pidió que apoyara de tiempo completo en el punto de venta y acepté. Pensé que pronto llegaría la ayuda, que algunos practicantes vendrían poco a poco, ya que había varios interesados; pero la realidad fue muy diferente. Durante 2 meses y medio, solo fuimos 4 personas quienes trabajamos permanentemente, una practicante que llegaba los fines de semana y una más que llegó casi al final.

Vender boletos por aproximadamente 10 horas diarias y estando sola por un mes fue duro y me enfrenté con algunos de mis peores apegos. Conforme el tiempo fue pasando, al ver que no llegaba la ayuda, comencé a preocuparme por mi situación económica y a sentir injusticia en mi corazón. Afortunadamente, la coordinadora había arreglado que yo tuviera lo básico para mi estancia. No tenía que preocuparme por el hospedaje, la comida o el transporte. Otras compañeras practicantes también me apoyaron de una u otra manera, y la convivencia con cada una representó grandes oportunidades para mi cultivación. Algunas solo pude entenderlas y valorarlas después de mucho tiempo.

A lo largo de estos años, he logrado entender que estar en un punto de venta de Shen Yun es algo muy sagrado. Al principio, cuando participé en la Ciudad de México, sentí que todo fue más fácil, pero ahora se trataba de atravesar a otro nivel, y no fue solo enfrentando dificultades, sino viendo más claramente mis apegos.

En algunas ocasiones, cuando estaba en el punto de venta, pude percibir claramente pensamientos de lujuria hacia un practicante. Traté de hacer un esfuerzo por memorizar el Fa sobre la lujuria cuando no había gente. Esto me ayudó mucho a poder controlar mi corazón y eliminar esos pensamientos perversos y la somnolencia, que iba más allá del cansancio físico y que, según lo que ahora puedo entender, también estaba ligada al apego a la lujuria.

Ese año tuve muchos entendimientos que me ayudaron a ver más seriamente la cultivación. Me esforcé por apoyar en todo lo que pude y dar lo mejor de mí en cada tarea que me asignaba la coordinación, sin importar lo que fuera o los problemas que tuviera que enfrentar. Viniendo de la costa caribeña, creí que lo más difícil sería soportar el frío invierno del Norte, pero lo más difícil fue actuar rectamente en los conflictos de xinxing que se presentaban todos los días.

Shifu dijo:

“Durante los conflictos, las fricciones entre uno y otro incluso sobrepasan al dolor físico. Digo que los dolores corporales son los más fáciles de aguantar, apretando un poco los dientes ya se superan. Pero durante las intrigas y contiendas entre una persona y otra, ese corazón es lo más difícil de controlar” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Nuevamente, lo mejor fue vender boletos a la gente. Encontrar a los seres conscientes predestinados, me hacía olvidar lo difícil que era todo lo demás, y realmente disfruté el contacto con ellos. Hice lo mejor por estudiar el sitio web de Shen Yun, ver los videos, y por leer experiencias de cultivación, estudiar el Fa y hacer mi mayor esfuerzo para concretar las ventas.

Durante ese período, parte de mi ingenuidad se fue diluyendo y entendí, a través del proceso, que vivir con practicantes en medio de toda la presión que conlleva hacerse responsable de la promoción de Shen Yun y aprender a coordinarnos con tan diversos niveles de entendimiento y apegos no es nada fácil, pero realmente puede ayudar mucho a la cultivación.

Las interacciones entre practicantes también son complejas y la convivencia me ayudó a ver varios apegos con los que he estado luchando desde hace tiempo, principalmente relacionados con la envidia, tales como: crear rumores, intrigas y contender. También vi mi egoísmo manifestarse en múltiples ocasiones poniendo mis sentimientos y mi reputación por encima de lo que era mejor para que el equipo.

Continué con mi trabajo como voluntaria en La Gran Época, experimentando muchas dificultades. Tenía que trabajar por las noches después de llegar del punto de venta para completar mis notas. Pensaba que, como el año anterior, ayudaría a los medios de comunicación durante los días del show pero esto no fue posible debido a que los puntos de venta estuvieron abiertos hasta los últimos días de las presentaciones y no había más gente que fuera a cubrir. Así que, en esta ocasión, me tocaba eliminar ese apego y seguir los arreglos de Shifu. Él me dio la oportunidad de ver todos los shows otra vez, ya que la coordinadora invitó al equipo de ventas para poder ver el fruto de nuestro esfuerzo. Las presentaciones de Shen Yun fueron todo un éxito.

Después de regresar a casa en 2017, decidí ser más diligente en mi cultivación. Gracias a la participación en la nueva ciudad, me di cuenta de que las dificultades fueron provocadas por mis brechas y decidí hacer un esfuerzo serio por prepararme para la siguiente temporada de Shen Yun. Traté de mejorar en el estudio del Fa y sobre todo en mirar hacia adentro y eliminar el resentimiento que sentía a raíz de la falta de apoyo de los practicantes en dicha ciudad. Me esforcé por comprender el rol de cada quien y las dificultades que todos teníamos en la posición en la que cada uno se encontraba y esto me ayudó a calmar el corazón.

Shen Yun 2018: eliminando mi egoísmo

Cuando llegó la siguiente temporada, ya trabajaba en La Gran Época a tiempo completo, y justo un mes antes de empezar la promoción me habían encomendado coordinar un equipo. Todo era nuevo y no lograba organizarme. A veces, no tenía tiempo para cosas básicas de la vida diaria o para estudiar el Fa, lo cual fue un error muy grave de mi parte. Pensé que no iba a poder participar en Shen Yun ese año, pero la coordinación insistió y finalmente logramos acordar que iría a apoyar la misma ciudad del año anterior, pero con ciertas limitaciones de tiempo porque no podía dejar mi trabajo en La Gran Época.

Ese año, las cosas se pusieron aún más difíciles, la presión fue mayor y la coordinación no lograba que hubiera suficientes recursos humanos para apoyar en los puntos de venta. Éramos solo 4 personas nuevamente, una de ellas iba a apoyar a esa ciudad por primera vez y las cosas eran más complicadas que el año anterior. Cuando me di cuenta de que no había apoyo adicional, empecé a sentir otra vez una gran injusticia en el corazón.

Estaba preocupada porque me daba cuenta de la gran necesidad que teníamos de cubrir los puntos de venta. El ánimo de los compañeros era muy inestable y percibí que el pesimismo se apoderaba de nosotros en muchos momentos. La tarea parecía cada vez más difícil de lograr.

Shifu dijo:

“Como saben, nuestros recursos humanos son muy limitados ahora mismo, por eso en sus esfuerzos al validar el Fa, no sean negligentes cuando vuelvan la atención a algo diferente. En otras palabras, no debemos enfocar todos nuestros esfuerzos en una sola cosa. Debemos tratar lo mejor para cubrir las cosas como cuerpo unificado y hacer un buen trabajo con todas las cosas que estamos haciendo ahora” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Boston, 2002).

Empecé trabajando medio tiempo en La Gran Época y medio tiempo en las ventas, cambiando los horarios dependiendo de la situación, y por las noches llegaba a seguir trabajando. A veces me acostaba a la 1:00 o 2:00 a. m. y debía levantarme temprano para hacer los ejercicios y estudiar el Fa. Era muy difícil para mí levantarme a refinar, la mayor parte de las veces no lo lograba y buscaba hacerme el tiempo por la noche pero no conseguía organizarme bien. Conforme el tiempo pasaba, empecé a resentir el agotamiento y era cada vez más difícil lograr hacer todo. Me levantaba a estudiar el Fa, pero algunas veces no podía hacerlo con la mente tranquila, otras veces tenía que levantarme a trabajar desde muy temprano para terminar tareas urgentes antes de irme y no podía estudiar con el resto del grupo. En algunas ocasiones me aparté para estudiar el Fa por mi cuenta.

Con todo esto, cuando las dificultades se presentaban no podía alcanzar el estándar de un cultivador y hacía que los problemas empeoraran.

Shifu dijo:

“Por supuesto, pienso que no es necesariamente algo malo que tengan discusiones cuando surgen conflictos. Eso es porque en la cultivación ustedes deben despojarse de apegos y mejorarse a sí mismos; así que esos apegos de la gente común, en ustedes, deben ser expuestos para que puedan eliminarlos. Pero a veces, debido a que no somos persistentes en el estudio del Fa, manejamos como persona común algunas de las cosas que hacemos para propagar el Fa y salvar a los seres conscientes. Esto hace que muchas de las cosas sagradas que hacemos no sean tan sagradas, nos previene hacer las cosas bien; esto también causa que la gente en la sociedad a veces no nos entienda. Por eso, no sólo que previene que ustedes se mejoren, sino que también causa algunas pérdidas a Dafa” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Boston, 2002).

Trataba de olvidarme de todo cuando estaba en el punto de venta, pero me era cada vez más difícil. Tuve varios conflictos con los practicantes con los que estaba conviviendo en la casa. En ese momento, cuando la coordinadora me pedía que le ayudara en algo más, lo empecé a sentir como una carga muy difícil de llevar. Estaba muy resentida porque me había enterado que algunas compañeras se quejaron de mi trabajo el año anterior, así que no quería hacer nada más que lo que implicara mi participación individual, como vender boletos y pegar posters. Todo el tiempo me encontraba en una lucha interior.

Afortunadamente, intercambiando experiencias de cultivación con las practicantes y con mi equipo de La Gran Época, el apoyo incondicional de mi coordinadora y de mis compañeros me ayudaron a recuperar los pensamientos rectos. Me propuse nuevamente dar lo mejor de mí y aprovechar la oportunidad que Shifu me daba para cultivarme. Sin embargo, cuando volvían las dificultades, nuevamente retrocedía en mi cultivación.

Empecé a sentir injusticia hacia la coordinadora porque sentía que me exigía mucho y no entendía mi situación, Estaba cansada y agobiada con toda la responsabilidad del trabajo. Mi estado de cultivación empezó a ir de mal en peor. Todo esto se reflejaba en las ventas y aproximadamente un mes y medio antes de que llegara la compañía todavía quedaban muchos boletos por vender. Traté de mirar hacia adentro, pero se me hacía muy difícil y empecé a ver muchas manifestaciones de competencia y celos hacia los practicantes que llegaron a ayudar durante el último mes.

Una parte de mí quería poder hacer lo que había hecho los años anteriores y dedicarme totalmente a apoyar en la promoción, pero ahora no podía. Quería vender muchos boletos, pero dado mi pobre estado de cultivación no podía lograrlo y el apego a la competencia también empezó a surgir en mí.

Shifu dijo:

“Por eso, tal persona compite y pelea durante toda su vida y su corazón sufre mucho daño; él siente mucha amargura, está muy agotado y dentro del corazón siempre está desequilibrado. No come ni duerme bien y está descorazonado, sin voluntad” (Séptima Lección,Zhuan Falun).

Cada vez, sentía más injusticia y dos cargas aplastantes sobre mis hombros: Shen Yun y La Gran Época. Además, el apego a la lujuria quería controlarme y fue algo contra lo que tuve que luchar constantemente. Recitaba el Fa y enviaba pensamientos rectos para mantener mi campo limpio, pero el sentimentalismo y el apego a tener una pareja abrían la brecha y los pensamientos de lujuria regresaban.

Conforme se acercaba la fecha para la llegada del show, me sentía deprimida y hundida en una tribulación que parecía no poder superar. Un día, caminando por el centro comercial, le pedí ayuda a Shifu para poder salir de esa situación. Se lo pedí con todo el corazón e inmediatamente sentí que el cielo se abría, una luz sobre mí me indicaba que el problema principal era un fuerte corazón de envidia hacia mis compañeros, principalmente hacia la coordinadora. Esto era bastante irracional, porque anteriormente había llevado una muy buena relación con ella; pero la negatividad me tenía atrapada y a pesar de sus grandes esfuerzos, yo solo podía ver lo malo en sus acciones. Tenía muchos pensamientos de crítica y en mi interior me quejaba constantemente. Fui muy egoísta, solo pensaba en lo difícil que eran las cosas para mí, sin pensar en que la responsabilidad y la presión más grandes recaían sobre ella.

Desde ese momento, me enfoqué en eliminar ese corazón y las ventas comenzaron a fluir nuevamente. Días antes de la llegada de la compañía Shen Yun, los boletos estaban prácticamente agotados y se abrieron nuevas secciones.

Ese año, Shifu me permitió apoyar al equipo de medios durante la cobertura. Quería aprender de este proceso como parte de mi trabajo para La Gran Época y tuve la oportunidad de ir a la primera ciudad en la que el show se presentó ese año. Después de meses de arduo trabajo y de mucho sufrimiento por los apegos que no podía soltar, me sentí como en un oasis en medio del desierto admirando el show. Estaba fascinada ante tanta belleza y sentí más claramente cómo las historias me ayudaron a rectificar los estados negativos en mí.

De regreso a la ciudad donde estuve trabajando en la venta de boletos, una serie de sentimientos encontrados me invadieron cuando llegó la compañía: la alegría de que Shen Yun estaba allí pero también la injusticia y el resentimiento hacia mis compañeros practicantes. Me preguntaba cómo podían llegar así, tan tranquilos, sin importarles todo lo que habíamos tenido que pasar en esa ciudad. Miraba constantemente hacia afuera y juzgaba su conducta con profunda indignación. No me sentía tranquila en el corazón a pesar de que las ventas fueron un éxito y el público quedó encantado con el show.

Shifu dijo:

“Una persona malvada es dominada por el corazón de la envidia. A raíz de su egoísmo y despecho personal, se queja que no le tratan justamente” (Grado de conciencia, Escrituras esenciales para mayor avance).

Después de regresar a casa, traté nuevamente de mirar hacia adentro y estudiar el Fa pero no fue tan fácil esta vez.

La promoción de Shen Yun en 2019: encontrando y eliminando la ira

A mediados de 2018, los arreglos de Shifu me llevaron a la ciudad en la que se abrió la oficina de La Gran Época en México. La oficina central me pidió que apoyara en la coordinación y tuve que mudarme. Desde el principio, hubo muchos retos para formar el equipo, pero después de unos meses ya estaba básicamente conformado. Entonces inició la temporada de promoción de Shen Yun.

En esta ocasión hubo algunas cosas que logré hacer mejor, principalmente equilibrar el trabajo de La Gran Época con mi participación en Shen Yun. Esto fue gracias a que era mucho más diligente con el estudio del Fa y un poco más diligente con los ejercicios, además de que los intercambios con mi equipo me ayudaron constantemente a ver las cosas de manera más racional, desde el punto de vista del Fa.

Sin embargo, el resentimiento y la injusticia que arrastraba por las experiencias del 2018 no me permitían terminar de integrarme al cuerpo de practicantes de mi nueva ciudad.

Constantemente miraba hacia afuera y no estaba de acuerdo con muchos aspectos de la coordinación del cuerpo de practicantes en general y lo expresaba tanto en los intercambios de los estudios del Fa como con mi equipo. Ellos me señalaron algunos de mis errores y finalmente me di cuenta de que debía cambiar mi actitud. Poco a poco, empecé a tratar de calmarme y enfocarme solo en el trabajo que debía hacer.

Una de las experiencias más determinantes fue un conflicto con tres practicantes que me habían acusado delante del coordinador de Shen Yun de tratar de interferir en la coordinación de las ventas.

Shifu dijo:

“Tal vez en el futuro se haga que alguien te dé dos bofetadas en la cara justamente enfrente de la persona ante quien sientes más miedo de “perder la cara”, haciéndote pasar vergüenza para ver cómo lidias con este asunto y si puedes ejercer Ren o no” (Novena Lección, Zhuan Falun).

Fue muy doloroso, pero también una gran oportunidad para ver el fuerte apego a la reputación y a la ira.

Tenía mucho enojo acumulado por las experiencias de los años anteriores, por sentir mi reputación herida, por tener que vivir en un lugar extraño en el que inicialmente no elegí estar, por todas las dificultades que tenía que atravesar con cada paso que se necesitaba para el avance de la oficina de La Gran Época, por los conflictos con los compañeros debidos a malos entendidos, por estar sola y lejos de mi familia, por sentir que, a pesar de todos mis esfuerzos, a veces las cosas no resultaban, por recibir calumnias por parte de varios practicantes y, además de todo eso, tres personas me reclamaban por algo que no había hecho. Tener que perder la cara delante del coordinador de Shen Yun fue la gota que derramó el vaso y la furia se apoderó de mí. Reaccioné muy mal, echando en cara muchas cosas del pasado con el pretexto de aclarar las cosas. Me olvidé de actuar, ante todo, como una cultivadora y traté la situación con el egoísmo de una persona común.

Shifu dijo:

“Ustedes son cultivadores, entonces, ¿cómo pueden ser de esa manera? Pero lo sé, y les diré lo mismo otra vez: aunque ciertos problemas entre personas parecen notorios, en realidad, ellos se han cultivado muy bien en algunas cosas que no se manifiestan. No puedes compararlos con personas comunes, ni mucho menos debes pensar que los conflictos que tienen son simplemente conflictos. Estos son oportunidades para que ellos se mejoren a sí mismos".

"Si todos ustedes fueran un gran grupo armonioso, todo estuviera realmente calmado y bien con todos ustedes, nadie se disgustara con nadie y todos hicieran felices a los demás, entonces eso sería malo, realmente lo sería, ya que entonces ustedes no podrían cultivarse. Si ningún antagonismo de ustedes viniera a la superficie y no pudieran ayudarse uno al otro a mejorarse, entonces éste no sería un grupo de cultivación. Lo que más nos diferencia de la gente común es que cuando surgen conflictos y tensiones, somos capaces de examinarnos a nosotros mismos. No es que no surjan conflictos en absoluto. Cuando ciertos aspectos de nosotros que no hayamos cultivado bien surjan, habrá fricción, discordia y diferencias de opinión. Entonces, miren y vean dónde están los problemas. Cada persona debe examinarse a sí misma por estas razones: “¿Hice algo pobremente y eso es lo que hizo que la gente esté en desacuerdo conmigo?”. Y el otro debe pensar algo también: “¿Hubo algún problema con la forma en que saqué a colación el asunto, y eso hizo que la gente no lo aceptara?”. Cuando cada persona se examina a sí misma, entonces, eso es cultivación. Si no te examinaste a ti mismo, entonces no te has cultivado, al menos en cuanto a ese asunto específico” (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional de Nueva York, 2004).

Me sentí muy mal después de esta experiencia: estaba triste, desanimada, pesimista. Tanto, que hasta pensé en renunciar a coordinar la oficina para poder regresar a mi ciudad de origen y seguir mi vida como antes. Después de intercambiar con mis compañeros y de estudiar más el Fa, me di cuenta de lo mal que había hecho. Comencé a eliminar el enojo acumulado y, en una ocasión, mientras enviaba pensamientos rectos vi al demonio de la ira salir de mi pecho tomando la forma de un lince de fuego. Sentí que había eliminado una gran capa de ese apego, después de eso me sentí más ligera y alegre nuevamente. Pude ofrecer disculpas a 2 de las personas con las que había tenido el conflicto y todo empezó a mejorar.

Por otra parte, este año Shifu me permitió apoyar en las 3 ciudades en las que se presentó Shen Yun, tanto en las ventas como colaborando con la cobertura de los medios. Eso representó grandes oportunidades para ver y eliminar aún más apegos.

Shifu me ayudó a entender a través del show que debo valorar mi ambiente de cultivación, a cada discípulo de Dafa y a cada ser consciente con quien me encuentro. Él estableció nuestras relaciones predestinadas y cada uno está allí para ayudarme en mi cultivación.

Sé que aún debo hacer un esfuerzo más diligente para eliminar el sentimiento de injusticia, el resentimiento, la lujuria, la envidia, la ira, la pereza y la soberbia, entre otros apegos que me ha mostrado mi participación en Shen Yun. Entiendo que el estándar cada vez se va elevando y que no puedo tomar las cosas a la ligera ante semejante responsabilidad, no puedo complacerme con pequeños avances.

Shifu dijo:

"¡Pero eso no va en absoluto! Tienes que exigirte a ti mismo estrictamente; en el xiulian de Fo Fa tienes que hacer esfuerzos vigorosos y diligentes hacia delante" (Novena Lección,Zhuan Falun).

Doy gracias a Shifu por el camino que trazó para mí y por las oportunidades que me da una y otra vez, a pesar de mis faltas. Doy gracias a Shifu por permitirme el privilegio de dedicarme por cuatro años a Shen Yun.

A pesar de todo, siempre he mantenido la confianza en que todo es posible para el Maestro, y que Shen Yun será un éxito donde quiera que vaya. Depende de cada uno aprovechar la oportunidad de ser parte del viaje. Espero poder hacer un mejor papel esta próxima temporada y recuperar la alegría genuina de asistir a Shifu en la salvación de los seres conscientes, la cual fui perdiendo por dejarme arrastrar por los apegos y la falta de diligencia.

Shifu dijo:

“Todo esto va a quedar en la historia, tal vez sea transmitido para la eternidad. En este periodo, lo bien o mal que lo hagan los Dafa dizi, cuando estos asuntos pasen, ya no habrá más oportunidades para arrepentirse, porque esa maldad ya no existirá, esas maldades están siendo destruidas gradualmente y no tienen más capacidad, si te quieren probar nuevamente, que tú lo atravieses otra vez, ni hay más oportunidades para que lo atravieses una vez más, así como uno mismo lo hizo, así tal vez será. Es bueno que este asunto todavía no haya terminado. Siendo Dafa dizi, no importa bajo qué ambiente, debes hacerlo bien, hacerlo mejor, elimina rápidamente esas deficiencias, eso que no debes tener” (Enseñanza del Fa en el Fahui de San Francisco).

Este es mi entendimiento en mi nivel actual. Agradezco me señalen cualquier cosa que no esté de acuerdo a la cultivación en Dafa.

(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Falun Dafa en México, 2019)