(Minghui.org) Un incendio que estalló en Urumqi, Xinjiang, hace menos de dos semanas acaparó la atención de mucha gente en toda China.
El incendio comenzó en un edificio residencial de la comunidad "Jixiangyuan" de Urumqi el 24 de noviembre de 2022.
Casi tres meses antes de que se declarara el incendio, esta comunidad residencial había sido designada región de alto riesgo para el COVID. Para evitar que la gente saliera, las autoridades cerraron las salidas de emergencia; y también hubo informes de que los apartamentos estaban sellados desde el exterior.
Aunque los camiones de bomberos llegaron rápidamente cerca del edificio, no pudieron acercarse lo suficiente para combatir las llamas, por las barreras instaladas para el confinamiento por el COVID. Los residentes tuvieron que quitar las barricadas que se habían instalado, impidiendo que la gente y los coches salieran de la zona.
La gente tuvo que mover los coches estacionados del estrecho callejón, que conducía al edificio en llamas, pero algunos coches eléctricos no podían arrancar porque sus baterías se habían agotado tras meses sin utilizarse debido a los más de 100 días de bloqueo por el COVID en Xinjiang. Al final, la gente tuvo que cargar los coches para despejar el camino a los camiones de bomberos. Cuando se apagó el incendio, dos horas y media después, ya se habían perdido muchas vidas.
Así como el régimen comunista, en el pasado encubrió y ocultó todos los desastres provocados por el hombre, las autoridades afirmaron que solo diez personas murieron y nueve resultaron heridas en el incendio. También culparon a los residentes por "ser débiles en su capacidad de auto rescate".
Esta vez, la ciudadanía, que había sido obediente al estricto control y bloqueo del Partido Comunista Chino (PCCh) durante demasiado tiempo, ya no le creía. Pronto surgieron protestas en el campo, donde la gente gritaba "dimisión al PCCh" y exigía libertades básicas y el derecho a vivir.
El incendio de Urumqi ayudó a muchos chinos a ver los verdaderos colores del PCCh y cómo siempre ha intentado ocultar la verdad y eludir responsabilidades: no importa cuáles sean las consecuencias de la tragedia o cuánta gente muera, nunca es culpa del Partido.
El incendio de Urumqi también recordó a muchos chinos otro incendio ocurrido hace 21 años, que dice mucho de la naturaleza mentirosa del PCCh.
Ocurrió el 23 de enero de 2001, víspera del Año Nuevo Chino. Cinco personas se sentaron en la plaza de Tiananmen y se prendieron fuego. El PCCh afirmó inmediatamente que esas personas eran practicantes de Falun Gong e inició una nueva oleada de campañas de propaganda atacando a Falun Gong, una práctica mente-cuerpo de la Escuela Buda que el PCCh prohibió en 1999.
Sin embargo, cuando un reportero del Washington Post fue a la ciudad natal de la principal autoinmoladora, Liu Chunling, se sorprendió al enterarse por personas cercanas a Liu, que ella nunca había practicado Falun Gong.
Pero esa no era la única pregunta que se hacía la gente al respecto de este incidente.
Mientras las autoridades afirmaban que el incidente de la "inmolación" había sido un accidente, las imágenes desde distintos ángulos, con tomas en primer plano, parecía más bien una filmación planificada. Las imágenes en cámara lenta también mostraban a un hombre golpeando la cabeza de Liu con un objeto que parecía un garrote y a ella cayendo inmediatamente después.
La temperatura de la gasolina ardiendo es de unos 945 grados centígrados (1.733 Fahrenheit). Es demasiado alta para que la soporten las personas. Sin embargo, otro inmolado, Wang Jindong, se echó gasolina encima y se dice que permaneció sentado más de un minuto, sin moverse en absoluto, mientras el fuego le quemaba.
La ONG Desarrollo Educativo Internacional, afiliada a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), proporcionó una cinta de vídeo durante una reunión de la ONU en agosto de 2001, para exponer cómo el PCCh tramó la inmolación. El documental "Incendio Falso", también ofreció un relato detallado de las sospechas.
Aunque el incendio de Tiananmen para inculpar a Falun Gong y el incendio de Urumqi, que mató a uigures inocentes, eran diferentes en muchos aspectos, los dos apuntan a la agenda oculta del PCCh, que no quiere revelar a la ciudadanía. Las llamas iluminaron el rostro infame y la naturaleza malvada del PCCh.
El PCCh no es China ni representa al pueblo chino. Ojalá más gente vea la verdadera cara del PCCh y abrace una nueva China sin PCCh.
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Categoría: Opinión y análisis