(Minghui.org) Jiang Zemin, ex máximo dirigente del Partido Comunista Chino (PCCh), murió el 30 de noviembre de 2022, pero la persecución contra Falun Gong que inició en julio de 1999, continúa. Mucha gente cree que la represión comenzó porque el régimen comunista, cuya ideología central era la falsedad, la maldad y la lucha de clases, no podía tolerar los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Falun Gong. Además, Jiang estaba personalmente celoso de la popularidad de Falun Gong y temía perder el control de las masas. Todo ello contribuyó a que perpetrara las violaciones de derechos humanos contra decenas de millones de practicantes de Falun Gong.
Las víctimas no se limitan a los practicantes de Falun Gong (o Falun Dafa) y a sus familias. Mirando a la sociedad china actual, uno puede encontrar que el PCCh ha extendido muchas de las tácticas usadas contra los practicantes de Falun Gong al pueblo, en general.
Vigilancia digital para todos
Es posible que muchas personas de la sociedad occidental no sepan que las redes sociales más populares, como Facebook y Twitter, así como las búsquedas en Google, están prohibidas en China. Esto forma parte del sistema de censura y control de la información por parte del PCCh.
Diversas fuentes indican que China cuenta con más de 500 millones de cámaras de vigilancia. La vigilancia de los ciudadanos se ha agravado en la zona de la pandemia. En nombre de la lucha contra la pandemia, las autoridades ordenaron la instalación de aplicaciones con códigos sanitarios (verde, amarillo y rojo) en todos los teléfonos móviles. Conectada a un sistema de vigilancia más amplio, la aplicación se ha convertido esencialmente en un grillete electrónico que coarta la libertad de los ciudadanos.
Puede que muchos no sepan que un sistema de vigilancia tan estricto se había aplicado a los practicantes de Falun Gong hace mucho tiempo.
Después de que Jiang iniciara la persecución a Falun Gong en julio de 1999, ordenó al gobierno vigilar estrechamente a los practicantes y bloquear la publicación en Internet de información relacionada con Falun Gong. Uno de mis amigos trabajaba en una empresa de tecnologías de la información en Zhongguancun de Beijing (una región conocida a menudo como el "Silicon Valley chino"). Me dijo que el Departamento de Policía de Beijing trabajaba con su empresa en el desarrollo de cámaras de vídeo diminutas ya en el año 2000. Con el tamaño del ojo de una aguja o de una uña, se instalaban junto a la entrada de las casas de los practicantes de Falun Gong. La policía podía vigilar a cualquiera que entrara o saliera y la gente no se daría cuenta de la presencia de las cámaras.
Además, Jiang Zemin también pidió a su hijo Jiang Mianheng que dirigiera el Proyecto Escudo Dorado, que mejoraba el cortafuegos existente con capacidades adicionales para bloquear sitios web, vigilar Internet, enviar virus troyanos, realizar reconocimiento facial e intervenir teléfonos.
Campos de concentración
En los últimos tres años, ha habido muchos casos en los que los miembros de una familia fueron separados a la fuerza y enviados a diferentes instalaciones de Fangcang (hospitales de campaña utilizados para la cuarentena). Estos hospitales de campaña eran famosos por su mala calidad de alimentación, higiene y atención médica, y las personas en cuarentena a menudo los comparaban con campos de concentración.
Algunos piensan que las instalaciones de Fangcang eran una extensión de las que ya existían en la provincia de Xinjiang con el nombre de "campos de reeducación" o "escuelas de formación profesional". La única diferencia entre ambos es que en las instalaciones de Fangcang no había lavado de cerebro ni malos tratos físicos.
Lo que muchos no sabían es que los campos de reeducación de Xinjing seguían el modelo de los campos de trabajo y centros de lavado de cerebro utilizados para detener y torturar a los practicantes de Falun Gong. Después de que Jiang comenzara a perseguir a Falun Gong, estableció un gran número de campos de trabajo y centros de lavado de cerebro –muchos de ellos eran conocidos en el exterior como "centros de educación legal–".
La información recogida por Minghui indica que estos campos de trabajo y centros de lavado de cerebro eran esencialmente cárceles negras, donde los practicantes eran brutalmente torturados y los reclusos eran recompensados por torturar a practicantes de Falun Gong.
Abuso sexual
Algunas mujeres que escaparon de los campos de concentración de Xinjiang revelaron que allí las violaron. No fueron las únicas víctimas de violación en los centros de detención de China. Las practicantes de Falun Gong llevan mucho tiempo sufriendo violaciones y otras formas de abusos sexuales.
La periodista Du Bin publicó Vaginal Coma (Coma vaginal) en 2014, en el que revelaba las atrocidades ocurridas en el campo de trabajo de Masanjia. "Como ser humano, no hay razón ni excusa para tolerar las atrocidades que ocurrieron en el 'Campo de Trabajo de Mujeres de Masanjia', incluido el uso durante mucho tiempo de un dilatador uterino para alimentar a las mujeres por sonda, hacer que las mujeres se tumbaran en sus propios desechos, atar varios cepillos de dientes y retorcerlos en sus vaginas, ponerles pimienta en polvo en las vaginas, aplicarles descargas eléctricas en los pechos y las vaginas y meterlas en celdas masculinas", escribió.
Yin Liping declaró que ella y otras 17 practicantes fueron encerradas en celdas para hombres en el campo de trabajo de Masanjia. El incidente fue tan horrible que algunas de las mujeres desarrollaron trastornos mentales.
Administración de drogas
Las autoridades del PCCh enviaron a menudo a disidentes a hospitales psiquiátricos a pesar de su buen estado de salud. Entre las víctimas figuran Dong Yaoqiong, que vertió tinta sobre el retrato de un dirigente del PCCh, y Song Genyi y Li Tiantian, dos profesores que cuestionaron la propaganda del PCCh.
De hecho, muchos practicantes de Falun Gong han sido etiquetados durante mucho tiempo como "enfermos mentales" por defender su fe. Se les inyectaban drogas que causaban daños neurológicos o se les añadían tales drogas en la comida o el agua. Como resultado, algunos sufrieron crisis mentales e incluso perdieron la vida.
Estado policial
Según Minghui.org, en los primeros años de la persecución a Falun Gong, el PCCh gastó alrededor de una cuarta parte del PBI de China en la persecución. En 2012, el presupuesto asignado al sistema del Comité de Asuntos Políticos y Legales (PLAC, por sus siglas en inglés) para el "control de la estabilidad" había superado al de la defensa nacional. El PLAC es un organismo extrajudicial encargado de llevar a cabo la persecución. Su presupuesto para el "control de la estabilidad" se utilizó a menudo para perseguir a practicantes de Falun Gong.
La represión de manifestantes pacíficos con fuerzas policiales armadas también se inició a partir de la persecución a Falun Gong. El 20 de julio de 1999, día en que comenzó la persecución, muchos practicantes fueron detenidos en Beijing y retenidos en el estadio Shijiangshan. Se enviaron agentes de policía armados para vigilarlos y torturarlos. El Centro de Formación Jurídica de Beijing, también conocido como Campo de Trabajo de Tiantanghe, también estaba vigilado por policías armados las 24 horas del día, y los practicantes eran torturados físicamente y maltratados mentalmente.
Tras adquirir experiencia en la persecución a practicantes de Falun Gong, el PCCh aplicó fácilmente tácticas similares a otros grupos considerados una amenaza para su gobierno. No es de extrañar que Lhasa (capital del Tíbet) y Ürümqi (capital de la provincia de Xinjiang) se hayan convertido en ciudades policiales.
Sin ley ni orden no hay donde buscar justicia
Debido a la propaganda difamatoria del PCCh, muchas personas optaron por ignorar la dura persecución contra Falun Gong e incluso se unieron al régimen para hacer el mal. Pero como el PCCh convirtió las fuerzas del orden, las procuradurías y los tribunales en meros instrumentos para llevar a cabo su persecución contra Falun Gong, ya no hay ley ni orden para mantener la justicia para el público en general.
Numerosos peticionarios, ya sean familias reubicadas a la fuerza, trabajadores emigrantes no remunerados o víctimas de escándalos financieros, se encontraron con que no había lugar donde apelar ante estas injusticias porque a menudo eran interceptados y detenidos de camino a las oficinas de apelación provinciales o centrales. Esto no es totalmente inesperado porque la policía se ha vuelto muy "experimentada" en interceptar a practicantes de Falun Gong de camino a Beijing para apelar.
Hoy en día, los abogados de derechos humanos y los disidentes son a menudo encarcelados por "incitar a la subversión" o "buscar disputas y provocar problemas". Mucho antes, los tribunales chinos han condenado a cientos de miles de inocentes practicantes de Falun Gong sin base legal alguna.
En la actualidad, los agentes de policía paran a menudo a peatones o conductores a su antojo para registrar sus bolsos y comprobar sus teléfonos o irrumpen fortuitamente en domicilios particulares para golpear y detener a la gente. Lo mismo ha estado ocurriendo con los practicantes de Falun Gong durante los últimos 23 años.
También hay otros ejemplos. Las autoridades del PCCh están destruyendo por la fuerza estatuas de Buda y cruces cristianas. Esto es una extensión de su persecución a Falun Gong, en la que se destruyeron libros de Falun Gong. Además, la política del PCCh de "covid cero" fue precedida por la promesa de Jiang de "erradicar a Falun Gong en tres meses" cuando lanzó la persecución en 1999.
Sustracción forzada de órganos
En los últimos años, ha habido muchos casos en los que estudiantes universitarios e incluso adolescentes han desaparecido repentinamente. Algunos sospechan que se han convertido en víctimas de la sustracción forzada de órganos por parte del PCCh.
Cuando en 2006 se expuso por primera vez el delito de la sustracción de órganos a practicantes vivos de Falun Gong, mucha gente no lo creía. Más tarde se confirmó que Bo Xilai, exministro de Comercio, y Bai Shuzhong, exministro de Sanidad del Departamento General de Logística del Ejército Popular de Liberación chino (EPL), admitieron que la sustracción forzada de órganos era una orden de Jiang.
Cuando Jiang inició la persecución en julio de 1999, también dio la orden de "difamar su reputación [de los practicantes], arruinarlos económicamente y destruirlos físicamente". Además, dijo que "golpear [a los practicantes] hasta la muerte se considera suicidio. Envíen el cuerpo directamente a incinerar sin verificar la identidad".
Como resultado, el ejército, la policía armada y los hospitales del PCCh han formado una espantosa cadena de suministro de extracción de órganos para matar por encargo. Y ahora, la cadena de suministro se ha extendido a los jóvenes estudiantes.
Decadencia moral
En conjunto, Jiang y el PCCh han destruido a China social y moralmente debido a la persecución contra Falun Gong.
Para fomentar la participación en la persecución, las autoridades del PCCh ofrecieron recompensas monetarias a los agentes de policía que detuvieran a practicantes y a los informantes que facilitaran información de los practicantes.
Jiang también vinculó el rendimiento y las bonificaciones de los funcionarios a su compromiso con la represión. Quien siguiera de cerca la política de persecución sería recompensado o ascendido.
En centros de detención, campos de trabajo y prisiones, los practicantes eran torturados por defender los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, mientras que los perpetradores eran a menudo elogiados y recompensados.
Cuando todo este caos permanece sin control, los cimientos morales de la sociedad se derrumban tarde o temprano. Es decir, cuando no protegemos a los practicantes de Falun Gong que profesan una fe recta, estamos llevando a la sociedad a la incertidumbre, donde nadie está a salvo.
La persecución a Falun Gong por Jiang y el PCCh es un capítulo oscuro en la historia de China y del mundo. Debemos corregirlo antes de que sea demasiado tarde. La reciente Revolución del Libro Blanco en China puede considerarse una iniciativa para oponerse al régimen totalitario del PCCh. Y el PCCh pasará a la historia cuando más chinos renuncien a las organizaciones del PCCh y más ciudadanos de otros países rechacen el régimen.
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Categoría: Opinión y análisis