(Minghui.org) Mucha gente ha visto la reciente escalada arancelaria entre Estados Unidos y China desde la perspectiva de intereses económicos. Para mí, va más allá. De hecho, se trata de una batalla de valores entre la China comunista y el mundo libre representado por Estados Unidos.
Durante la Guerra Fría, el Bloque del Este comunista amenazó y puso en peligro al mundo libre. Sin embargo, a partir de la administración Nixon, Estados Unidos comenzó a suavizar su postura hacia la China comunista, lo que condujo al establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países en 1979. A pesar de la Masacre de la Plaza de Tiananmén en 1989, Estados Unidos continuó brindando a China apoyo económico y tecnología, ignorando las violaciones de derechos humanos cometidas por el PCCh. La incorporación de China a la Organización Mundial del Comercio en 2001 impulsó aún más el crecimiento del país y permitió al PCCh exportar su ideología comunista y socavar el mundo libre a un ritmo sin precedentes.
La actual guerra arancelaria con China es la medida más contundente que he visto que Estados Unidos ha tomado para contrarrestar el crecimiento del PCCh. Si bien la economía estadounidense puede tardar un tiempo en recuperarse y prosperar de nuevo tras reducir su dependencia de los productos chinos, dicha separación es un paso inevitable y necesario hacia la desintegración del PCCh. Solo después de la caída del PCCh, el pueblo chino podrá abandonar la visión distorsionada del mundo del Partido y comprender por qué China está cada vez más aislada de gran parte del mundo actual.
Desde que tomó el poder en 1949, el PCCh ha lavado el cerebro a su pueblo con propaganda antiestadounidense difundida en libros de texto, literatura, noticias y entretenimiento. ¿De dónde surgió tal odio? Comenzó con la lucha de clases y la violencia propugnadas por el Manifiesto Comunista, y se expandió a través de las innumerables brutalidades que el PCCh infligió a terratenientes, capitalistas e intelectuales en sus campañas políticas. La naturaleza antihumana del PCCh lo impulsó a reprimir el movimiento democrático en 1989 y a los practicantes de Falun Gong que siguen los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia en 1999.
Pero muchos líderes en Estados Unidos y el resto del mundo desconocen las razones fundamentales tras la tiranía del PCCh. Asumieron que el crecimiento económico conduciría a la reforma política y a una sociedad libre en China. Desafortunadamente, estas ilusiones fracasaron una y otra vez. En cambio, permitieron que China se convirtiera en una potencia global a la que pocos países pueden hacer frente.
Muchos chinos, adoctrinados por el PCCh, tienden a alinearse con el Partido en prácticamente todos los asuntos, grandes o pequeños, sin ejercer su propio criterio. Ricos o pobres, residentes en China o en el extranjero, quienes ven el mundo a través de los valores distorsionados del Partido tendrán dificultades para comprender las actitudes de las sociedades normales hacia China bajo el PCCh.
La principal prioridad del PCCh siempre será su propia supervivencia y crecimiento, no la supervivencia y el crecimiento del pueblo chino. Domina a la humanidad incitando el odio y el miedo. Solo rechazando su ideología y apoyando a los países que defienden creencias rectas como Verdad-Benevolencia-Tolerancia, el mundo podrá derrotar verdaderamente al PCCh, liberar a otros países de su dominio y permitir que el pueblo chino cree una sociedad libre y justa.
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