(Minghui.org) La prisión de Jidong en la ciudad de Tangshan, provincia de Hebei, también conocida como la sucursal de Jidong de la Oficina de Administración de Prisiones de la provincia de Hebei, ha participado activamente en la persecución a los practicantes de Falun Dafa desde 1999. La prisión tiene nueve divisiones, y la mayoría de los practicantes están retenidos en las divisiones uno, dos, cuatro y cinco. 

A continuación se presenta el relato de un practicante que estuvo retenido allí. Detalla las distintas fases de la condena de un practicante. 

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Antes de ingresar en prisión

El día antes de que me trasladaran a la prisión, el centro de detención dispuso que me hicieran un examen físico y los guardias rellenaron unos formularios, que incluían mi información básica, mi estado de salud y una lista de mis pertenencias, incluido el dinero en efectivo que tenía.

Si un practicante no era de Tangshan, la prisión no aceptaba su dinero, con la excusa de que les resultaba inconveniente transferirlo. El centro de detención devolvía entonces el dinero a su familia. Si un practicante se negaba a ser «transformado», la prisión restringía sus derechos de visita, lo que significaba que no podría obtener dinero de su familia para comprar artículos de primera necesidad, como pasta de dientes y papel higiénico.

Recomiendo a las familias de los practicantes que no acepten esos fondos del centro de detención, sino que insistan en que los practicantes se queden con el dinero. Yo me las arreglé para llevar mi dinero conmigo cuando me llevaron a la cárcel.

Ingreso a la cárcel

A los practicantes nos suelen llevar primero al equipo de nuevos ingresos de la Cuarta División de la Prisión de Jidong. Nos ponen un casco, nos llevan a un gran taller y nos hacen quitarnos toda la ropa y ponernos el uniforme de recluso. A continuación, el guardia nos ordenó firmar un documento en el que aceptábamos renunciar a todas nuestras pertenencias, incluida la ropa interior. 

A continuación, nos dividieron en diferentes grupos. A los condenados por el mismo caso no se les asignaba la misma celda ni la misma planta. Nos proporcionaban sábanas y una manta, pero teníamos que comprar otros artículos, como un lavabo, pasta de dientes y cuencos.

Durante uno o dos meses en el equipo de nuevo ingreso, tuvimos que someternos a un examen físico, sacarnos sangre, memorizar las normas de la prisión, hacer instrucción militar y trabajar sin cobrar. Los guardias también nos ordenaron declararnos culpables e intentaron obligarnos a renunciar a Falun Dafa, ya que el índice de «transformación» está estrechamente ligado a las primas y otras recompensas monetarias de los guardias.

Traslado a otras divisiones

Los practicantes a los que les quedaban menos de dos meses de condena eran retenidos en la Cuarta División, mientras que los demás eran trasladados a otras divisiones. A mí me llevaron a la Quinta División, donde había practicantes condenados a penas más largas. La persecución aquí es muy severa. 

Trabajos forzados

En la Quinta División, empezábamos a hacer los trabajos forzados el mismo día o al día siguiente. Un cartel en el taller decía que seguían una semana laboral de cinco días, ocho horas de trabajo al día. En realidad, trabajábamos al menos 10 horas al día, seis días a la semana. El único día «libre» teníamos que asistir a una sesión de lavado de cerebro de media jornada. También teníamos que limpiar el baño, el pasillo y las celdas. 

Ilustración de tortura: Trabajos forzados en la prisión.

Además de realizar trabajos forzados, también se nos ordenaba renunciar a nuestra fe en Falun Dafa. A los que se negaban a obedecer se les negaban las visitas familiares y no se les permitía comprar artículos de primera necesidad. La comida, ya de por sí escasa, se reduciría a la mitad.

Por ejemplo, un recluso normal solía recibir un bollo y gachas cada mañana; dos bollos y verduras para comer; y un bollo, verduras y gachas para cenar. A los practicantes les daban medio bollo o nada de verduras o gachas. Fui testigo de cómo algunos practicantes eran retenidos en régimen de aislamiento, donde eran golpeados y maltratados.

Recomiendo a las familias de los practicantes detenidos que hagan ingresos regulares en sus cuentas de economato de la prisión. Varios cientos de yuanes serían suficientes. Contar con el apoyo y la atención de las familias es extremadamente importante para los practicantes que son torturados por no renunciar a Falun Dafa. También es importante que las familias de los practicantes denuncien la persecución, lo que puede aliviar en gran medida la tortura en la prisión.