(Minghui.org) The Diplomat publicó un artículo el 24 de febrero de 2025, destacando la supresión de China de los disidentes en el extranjero, especialmente los practicantes de Falun Gong. «El Partido Comunista Chino ha estado trabajando para 'suprimir el impulso de Falun Gong' en todo el mundo - incluyendo en los Estados Unidos», escribió Tasnim Nazeer en el artículo, “Leaked CCP Files Expose Global Crackdown on Dissent” ("Archivos filtrados del PCCh exponen la represión global de la disidencia").
La información filtrada por informantes de alto rango reveló la represión organizada y a gran escala a Falun Gong por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), que se extendió al extranjero, incluido Estados Unidos. En particular, el PCCh ha convertido en armas a los medios de comunicación extranjeros y ha recurrido a la represión para atacar a las organizaciones relacionadas con Falun Gong. Los practicantes de Falun Gong en China han sido perseguidos por el PCCh durante muchos años, incluida la atrocidad de la sustracción forzada de órganos.
«En el centro de estas revelaciones se encuentran documentos oficiales filtrados y relatos internos de una reunión de alto nivel del Comité de Asuntos Políticos y Legales del PCCh en 2022, a la que asistió el presidente chino Xi Jinping. Según los documentos filtrados, Xi expresó su frustración por la incapacidad del PCCh para neutralizar las actividades de Falun Gong en el extranjero», informó el artículo. Al parecer, dio instrucciones a los funcionarios para que intensificaran los esfuerzos para «suprimir por completo, y a escala internacional, las actividades de Falun Gong en el extranjero».
Yuan Hongbing, exprofesor de Derecho de la Universidad de Beijing y experto en estrategias del PCCh, apoyó estas conclusiones con información procedente de dos fuentes internas del PCCh. Una fuente procedía de personas con conciencia en el sistema del PCCh, y otra de miembros de las Familias Rojas de Segunda Generación del PCCh. Algunas de estas Familias Rojas de Segunda Generación están muy descontentas con Xi Jinping, e incluso le odian, explicó.
«La información filtrada revela dos tácticas principales en esta campaña: influir en la opinión pública mundial y aprovechar la guerra legal. ¿El objetivo? Silenciar a los practicantes de Falun Gong, desacreditar a sus organizaciones y acabar con su defensa a nivel internacional», informaba el artículo de The Diplomat.
Según Yuan, el PCCh se basa principalmente en sobornar con dinero a algunas de las figuras clave de los medios de comunicación, como redactores jefes, reporteros, periodistas de alto nivel, etc. «Para infiltrarse en los medios de comunicación extranjeros, el PCCh reservó una cantidad de dinero llamada fondos del Frente Unido fuera de China. Este dinero se utiliza específicamente para pagar a personas clave en diversos lugares en el extranjero», dijo Yuan. «Algunos de los medios de comunicación de nuestras sociedades democráticas libres han sido reducidos a una herramienta de la tiranía del PCCh para difamar, atacar y reprimir a Falun Gong».
Otra herramienta es la guerra legal. Debido a sus vastos recursos financieros, el PCCh silencia eficazmente a los críticos mediante tácticas legales. Esto ha contribuido a que la manipulación del PCCh se extienda mucho más allá de sus propias fronteras, utilizando todos los canales disponibles para influir en las percepciones y la política.
Según un informe de Freedom House de 2021, «China lleva a cabo la campaña de represión transnacional más sofisticada, global y exhaustiva del mundo». Las tácticas van desde agredir físicamente a los disidentes hasta llevar a cabo campañas de espionaje y acoso. Sus objetivos incluyen no sólo a los practicantes de Falun Gong, sino también a miembros de grupos étnicos «sensibles», como los uigures o los tibetanos, e incluso a exfuncionarios del PCCh que ahora viven en el extranjero», señala el artículo.
Una «Instantánea» publicada por el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a principios de febrero afirmaba que «los casos de espionaje relacionado con el PCCh y los actos de represión transnacional en todo Estados Unidos se han expandido rápidamente». El documento citaba docenas de casos en los dos últimos años en los que diferentes personas fueron acusadas de actuar en nombre del PCCh para influir en posiciones políticas, dirigir «comisarías en el extranjero» no reveladas y espiar a disidentes radicados en Estados Unidos.
Wendy Rogers, presidenta del Consejo Asesor Internacional de la Coalición Internacional para Acabar con los Abusos en los Trasplantes en China, afirmó que la comunidad médica aún no ha abordado estos abusos. «La comunidad médica mundial no ha actuado para impedir la sustracción forzada de órganos porque muchos de sus miembros se han creído al pie de la letra las garantías chinas. Los médicos occidentales asumen que las normas éticas que rigen la donación de órganos en Occidente se aplican en China», afirmó, e instó a las instituciones médicas a cortar lazos con sus homólogas chinas a menos que haya total transparencia en la obtención de órganos.
Iniciativas legislativas como la estadounidense «Stop Forced Organ Harvesting Act» pueden ayudar a mejorar la situación. Según The Diplomat, «el proyecto de ley obligaría a incluir la sustracción forzada de órganos como tema en los informes anuales del Departamento de Estado sobre derechos humanos en países extranjeros, al tiempo que establecería sanciones para “individuos extranjeros que financien, patrocinen o faciliten de cualquier otro modo la sustracción forzada de órganos o la trata de personas con fines de sustracción de órganos”».
Rogers declaró: «La “Stop Forced Organ Harvesting Act” es una gran iniciativa para impedir que los ciudadanos estadounidenses se dediquen al turismo de trasplantes. Otros estados están considerando una legislación similar, lo cual es positivo». Dijo que es necesario que los gobiernos se informen y presionen para que se tomen medidas a través de canales diplomáticos y organismos internacionales.
«A medida que el mundo se enfrenta a las revelaciones de estos documentos filtrados, una cosa está clara: los esfuerzos del PCCh para silenciar la disidencia se extienden mucho más allá de las fronteras de China, lo que representa una grave amenaza para la libertad, los derechos humanos y la integridad de las sociedades democráticas en todo el mundo», concluye el artículo.
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