(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa con mi hermana menor en 1997, cuando tenía 12 años.
Más tarde supe que mi prima, su suegra y su suegro también practicaban. Mi hermana y yo íbamos a menudo a su casa a ver vídeos de los ejercicios y las conferencias de Shifu.
Tribulaciones familiares
Cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) transmitió por televisión el montaje de la "La farsa de la auto-inmolación de la plaza Tiananmen" en 2001, mis padres se aterrorizaron y nos prohibieron practicar. Escondí todos mis libros de Dafa y perdí más de dos años porque dejé de cultivarme.
Cuando estaba en el colegio, a menudo encontraba folletos informativos sobre Falun Dafa de camino a clase. Recuerdo un artículo en el que se compartía una experiencia que me hacía llorar cada vez que la leía. Siguiendo una de las instrucciones del folleto sobre cómo acceder a sitios web bloqueados, finalmente conseguí entrar en Minghui.org. Las nuevas conferencias de Shifu me conmovieron profundamente, al igual que los artículos escritos por los practicantes.
Saqué los libros de Dafa que había escondido y los leí a escondidas siempre que tenía tiempo. ¡Me di cuenta de lo profundas que son las enseñanzas de Dafa! ¿Por qué no lo había visto antes? ¡Esta es la verdad del universo, el sentido de la vida! Quería contárselo a mis padres.
Por mi inmadurez, me dejé llevar por el sentimentalismo al aclarar la verdad y no comprendí del todo cómo enviar pensamientos rectos. No pude eliminar los factores nocivos que afectaban a mi madre, por lo que ella se puso histérica y nos quitó todos nuestros libros de Dafa. Incluso cuando me negué a comer durante tres días, no cedió. Llamó a mi abuelo para que viniera. Él dijo: «Si te niegas a comer, te llevaremos a la comisaría».
Cuando empecé a trabajar, mi madre me insultaba al llegar a casa y a veces incluso nos pegaba a mi hermana y a mí. En el trabajo, mantenía una actitud recta, validé el Fa y ayudé a mis compañeros a renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Muchas veces, mi madre nos dejaba fuera de casa al llegar. Durante un invierno, mi hermana y yo tuvimos que dormir en un pequeño armario.
Las hermanas de mi madre vivían cerca. Cuando estaba cansada, las llamaba para que la acompañaran a criticarnos. La casa estaba llena de tías, primos y demás parientes, y todos se turnaban para regañarnos. Mis tías a menudo intentaban presentarnos a posibles parejas, y cada vez que intentábamos aclararles la verdad, eso provocaba más discusiones e incluso golpes.
Finalmente alquilamos un lugar por un año. Durante ese tiempo, retomé el contacto con algunos practicantes que a menudo compartían sus experiencias conmigo y me ayudaron a mejorar mi xinxing. Más tarde conocí a mi esposo, quien también es practicante. Por fin pude independizarme y practicar la cultivación sin interferencias.
Tratar a mi madre con bondad
Mi madre se cayó el año pasado y la llevamos al hospital para un chequeo. El resultado mostró un tumor cerebral que requería cirugía. Ella se quedó impactada y dijo: “Nunca he hecho nada malo en mi vida ni me he aprovechado de nadie, ¿cómo es posible que tenga esta enfermedad?”.
Pensé que, independientemente del yeli que mi madre hubiera acumulado en sus vidas anteriores, ahora era madre de practicantes de Falun Dafa; debíamos ayudarla a comprender la verdad. Mi hermana y yo hablamos sobre qué decirle y reafirmamos nuestros pensamientos rectos; estábamos decididas a no dejarnos llevar por las emociones humanas.
Tras el diagnóstico, mis tías y primas me llamaron para hablar sobre las opciones de tratamiento. Mi prima me dijo: «Tu madre se enfermó por culpa de ustedes dos». Siguió hablando de que no salíamos juntas, de que mi madre no podía dormir y otras cosas, dando a entender que su enfermedad era culpa nuestra.
Pensé que era una buena oportunidad para hablarles de Falun Dafa. Les dije: "¿Acaso está mal creer en Verdad, Benevolencia y Tolerancia? Nadie en la historia ha tenido éxito en perseguir a las religiones rectas. Los que persiguieron al cristianismo sufrieron. Si mi madre no hubiera acumulado tanto yeli, no tendría que sufrir así. Si realmente puede comprender la verdad, se pondrá mejor. Por favor, dejen de decir esas cosas, es malo para ustedes». Mi prima salió de la habitación.
El día antes de la cirugía, le raparon la cabeza a mi madre. Al ver su rostro pálido y frágil, le dije: «Mamá, te preguntas porqué te enfermaste. En la antigüedad, los emperadores respetaban el Cielo y a los seres divinos y jamás se atrevían a difamar la Ley de Buda. Un emperador fue castigado por hacerlo».
Ella respondió bruscamente: «¡Así que me están castigando por desprestigiar tu Dafa!». Le respondí: «Mamá, tu cirugía es mañana, por favor, recuerda: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”». Ella me empujó con todas sus fuerzas y se negó a escucharme.
Justo cuando iban a llevar a mi madre al quirófano, corrí hacia ella y le susurré al oído: «Mamá, por favor, recuerda lo que te dije ayer». Lloré al cerrarse la puerta. Pensé en cómo mi madre había llegado a este mundo con gran riesgo. No pude contener mi dolor.
La cirugía salió muy bien y el tumor fue extirpado por completo. Sin embargo, el médico dijo que la enfermedad podría reaparecer en un año, ya que no tenía cura. El tumor cerebral de mi madre era del tipo más maligno. No le oculté la verdad; le conté el resultado y se derrumbó.
Mi hermana y yo cuidábamos mucho a nuestra madre. No le gustaba la comida de las tiendas, así que comprábamos alimentos y le cocinábamos lo que le gustaba cada día. Le lavábamos los pies, algo que nunca habíamos hecho antes. Cuando éramos pequeñas, mamá era muy estricta con nosotras y nunca nos elogiaba, solo nos criticaba. Casi nunca la veía sonreír. Por eso, no sabía cómo expresar cariño ni afecto.
Le dije a mi madre: «Si no hubiera practicado Falun Dafa, te habría odiado profundamente. Fue mi culpa. No te expliqué la verdad con claridad y eso te llevó a cometer pecados contra Dafa, y has sufrido las consecuencias». Mi madre se conmovió, quizá porque era la primera vez que me oía admitir mi error; le llegó al corazón.
Consolé a mi madre y la ayudé a sentir la bondad y la compasión de los practicantes de Dafa. Según su capacidad de comprensión, poco a poco le hablé de la bondad y la belleza de Dafa. Esto contribuyó a que su corazón se abriera gradualmente. Un día, le di las grabaciones de las conferencias de Shifu para que las escuchara. Se puso los auriculares y las escuchó antes de dormir durante varias noches seguidas. Me emocioné tanto que sentí como si estuviera soñando.
Tras la cirugía, el hospital recomendó radioterapia y quimioterapia. El día antes de comenzar el tratamiento, le dije: «Mamá, antes hacías cosas en contra de Dafa: rompías libros de Dafa y calumniabas a Shifu. De verdad quiero que te mejores. Por favor, escribe una declaración solemne. Eso disminuirá tu yeli». Le leí una declaración que había preparado y le pedí que la firmara. Lo hizo y dijo en voz baja: «Sé que no quieres que muera».
Tras finalizar la radioterapia y la quimioterapia, mi madre no tuvo ninguna reacción adversa; todo era normal. Incluso salía a caminar con mi padre por las mañanas y por las tardes. Le dije: «Siempre que tengas un momento, recita "Falun Dafa es bueno; Verdad, Benevolencia y Tolerancia son buenas"». Ella respondió: «Lo recuerdo» Su ánimo era incluso mejor que antes de enfermar. Pensé que había tomado la decisión correcta y que su lado despierto se regocijaba por su nueva vida.
Salvando a mis parientes
Se acercaba el Año Nuevo chino, así que mi hermana y yo hablamos sobre cómo contarles a nuestros familiares acerca de Falun Dafa. Algunos habían sido engañados por la propaganda del PCCh y habían cometido actos ilícitos contra Dafa. Decidimos que debíamos ayudarlos y reparar el daño causado por las acciones de nuestra madre. Preparamos más de diez cajas de fruta y otros regalos, llevamos un reproductor de vídeo con videos que aclaraban la verdad y les visitamos a todos. En pocos días, habíamos visitado a diez familias. Se alegraron mucho de vernos, aceptaron lo que les llevamos y accedieron a renunciar a las organizaciones del PCCh.
También pensé en mi prima. Después de que dejó de practicar Dafa y se convirtió al budismo, no solo atacó a Dafa, sino que a menudo nos pegaba o nos regañaba a mi hermana y a mí. Sentía mucho resentimiento hacia ella, pero me pregunté: «¿De verdad quiero que se pierda para siempre? No es lo que quiero. ¡Quiero salvarla!». Al ver mi deseo, Shifu me brindó una oportunidad: mi prima invitó a mi hermana a su casa para hacerle un tratamiento de belleza, y yo la acompañé.
Llevé los artículos del Shifu dirigidos al mundo: «Por qué existen los seres humanos», «¿Por qué hay que salvar a las multitudes de seres conscientes?» y «Por qué la de los humanos es una sociedad de perplejidad». Cuando estábamos a punto de irnos, le dije a mi prima: «Esto es para ti. Es muy bueno». Ella se burló: «No lo quiero». Le dije: «Échale un vistazo. Si después no lo quieres, me lo devuelves». Ella respondió: «De acuerdo, déjalo ahí».
Pasaron dos meses y volví a ver a mi prima. Le pregunté: "¿Leíste lo que te di?". Me respondió: "Lo leí todo". La abracé y le dije: "Solo quiero que estés bien. Una vez te uniste a la Liga Juvenil, ¿quieres que te ayude a renunciar?". Ya no estaba enojada. Sonrió y dijo: "Por ahora no hace falta". Aunque en ese momento no estaba de acuerdo, me alegró muchísimo verla sonreír. Eso me dio la confianza para volver a hablar con ella.
De camino a casa, pensé en cómo mi prima ahora tenía esperanza. Todo el resentimiento que una vez sentí desapareció. Shifu me dio otra oportunidad para mejorar mi xinxing y salvar a la gente. Al darme cuenta de que había solucionado los viejos resentimientos entre nosotras, las lágrimas corrían por mis mejillas.
Ser más diligente
Últimamente, el carácter de mi madre empeoró. Empezó a regañar a la gente y a enfadarse sin motivo. Cada vez que grita, me vienen a la mente recuerdos de cuando me regañaba años atrás. Me di cuenta de que no eran mis verdaderos pensamientos; eran las viejas fuerzas que intentaban avivar mi resentimiento y aprovecharse de mis debilidades. Si caía abría una brecha y volvía a tener resentimiento hacia mi madre, esas viejas fuerzas tendrían una excusa para hacerle daño. Debo rechazar todos sus arreglos y mirar en mi interior para eliminar el resentimiento.
De repente me pregunté: «¿De verdad se puede salvar a mi madre?». Pensé: «Depende de lo bien que lo hagas». Tranquilicé mi mente; sentí como si hubiera recibido la respuesta. Sabía que Shifu me estaba iluminando y dando confianza. Debo mirar constantemente hacia adentro, cultivarme y no ver las cosas con prejuicios ni apegos humanos. Debo desprenderme de todo y seguir únicamente las enseñanzas de Shifu.
Al recordar todos estos años de tribulaciones familiares, la vida realmente ha sido dura. Mi apego al sentimentalismo solo agravó las dificultades. La razón principal era que mi compasión aún no era suficiente.
Debo recordar lo que dijo Shifu.
“La compasión puede disolver Cielo y Tierra y traer la primavera
Los pensamientos rectos pueden salvar a la gente en el mundo” (El Fa rectifica el cosmos, Hong Yin (II))
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