(Minghui.org) Viajo a menudo en el tren de alta velocidad para visitar a mi hija y cuidar de mi nieto. El personal de la estación solía registrarme la bolsa cuando pasaba por el control de seguridad. Esto disgustaba a mi marido. Quizás las autoridades podrían haber puesto algo en mi documento de identidad. Y al aceptar que la situación se repitiera, aunque fuera inconscientemente, ¿no estaba siguiendo los arreglos de las viejas fuerzas?
En octubre, mi hija iba a llevar a mi marido al hospital de Beijing para que le trataran la vista. Decidí acompañarlos para cuidarle. Teníamos que tomar, otra vez, el tren de alta velocidad.
En los días previos, leí un artículo de Minghui que me inspiró. El autor contaba que el jingwen de Shifu «El xiulian de Dafa es serio» le ayudó a fortalecer sus pensamientos rectos y a negar los arreglos de las viejas fuerzas.
Cuando empezamos a practicar Falun Dafa, Shifu elimina nuestro nombre de los Tres Reinos y del mundo humano, así que los malos elementos no pueden alcanzarnos ni tocarnos. Entonces, lo que sea que las autoridades le hayan hecho al documento de identidad de este mundo humano, no debería funcionar. Los practicantes no deberían tener problemas para viajar en autobuses, trenes y aviones.
Empecé a enviar, todos y cada uno de los días, más pensamientos rectos. Sentí que Shifu y los seres divinos me ayudaban. Cuando llegamos a la estación no me pararon. Tampoco me registraron cuando volvimos de Beijing. Experimenté el gran poder de Shifu, de Dafa y de los pensamientos rectos. ¡Gracias, Shifu!
Esta experiencia me recordó un incidente que ocurrió hace varios años. La policía y el personal del comité vecinal acosaban a los practicantes en sus propias casas. Les hacían firmar documentos. La campaña se llamaba «reducción a cero». Su objetivo era obligar a los practicantes, de la lista negra del gobierno, a renunciar a su fe.
Cuando supe que hostigaban a los practicantes de mi distrito, me asusté. Pensé que también vendrían a por mí. Temblé descontroladamente. Sentía que todo mi entorno estaba repleto de elementos malignos. Ni siquiera me atrevía a asomarme a la ventana. Entendí que no me había librado del todo del apego al miedo, que he sufrido durante la persecución.
Me senté y envié pensamientos rectos. Pensé: «Shifu no reconoce los arreglos de las viejas fuerzas, por lo tanto, los practicantes de Dafa tampoco deben reconocerlos. Las viejas fuerzas no están cualificadas para probarme. No me he cultivado bien, por eso tengo miedo, pero Dafa me rectificará. Shifu cuidará de mí. No se trata de qué hacer bajo los arreglos de las viejas fuerzas, sino de negarlos de base, incluyendo el acoso y la persecución de los practicantes, en esta ocasión».
Creo que hice lo correcto. Y, por tanto, Shifu fortaleció mis pensamientos rectos. Me sentía tranquila. Durante media hora envié pensamientos rectos. Cuando descrucé las piernas –estaba sentada en la posición de loto completo–, mi mente estaba despejada y me sentía relajada. El miedo había desaparecido. Sentí que había alejado tanto los malos elementos que ahora no podían alcanzarme.
Experimenté, de verdad, el poder de enviar pensamientos rectos. Nadie me acosó después de aquello.
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