(Minghui.org) He estado practicando Falun Dafa durante más de 20 años, desde 1998. Durante todos estos años, he tratado de mirar hacia adentro, de acuerdo con el estándar de Dafa, para encontrar mis propias deficiencias. Sin embargo, es solo en los últimos años, al lidiar con mi cuñada, que he comenzado a comprender lo que realmente significa mirar hacia adentro.

Eliminando el apego de sentirse agraviado

(Minghui.org) A lo largo de los años, cuando surgían conflictos con mi cuñada, solía sentirme tan herida como agraviada. Luego intentaba expandir mi capacidad y perdonarla.

Durante unas vacaciones de verano, le di clases particulares a su hija, mi sobrina, durante un mes. Me ocupé de ella, de su comida, alojamiento, gastos y bienestar general. Sus calificaciones en matemáticas mejoraron de 50-60 a más de 100.

Pero, mi cuñada no mostró ninguna gratitud. Cuando llevé a mi sobrina de regreso a su casa, ni siquiera se molestó en salir a hablar conmigo. De hecho, no nos visitó ni llamó durante todo el mes en que su hija estuvo conmigo. Me sentí dolida de verdad. Pensé: “He hecho tanto por tu hija, pero ¡no me dices ni una palabra de agradecimiento!”

Comencé a mirar hacia adentro y encontré mis apegos. Me angustiaba que los demás no me respetaran ni reconocieran mis méritos. Todo se trataba de mí. Envié pensamientos rectos para eliminar este apego y, poco a poco, los malos sentimientos disminuyeron.

Mirando desde la perspectiva de otras personas

Me di cuenta de que no solo debería mirar hacia adentro, sino que también debería ver las cosas desde la perspectiva de los demás. Mirar hacia adentro debo hacerlo por descontado.

Un día visité la casa de mis padres y cuando vi que se estaba preparando un guiso de pollo, dije felizmente: “Me gustan las patas de pollo”. Mi sobrina me escuchó.

Durante la cena, mi sobrina tomó una pata de pollo y me la dio: “Tía, te gusta, tenla”. Cuando estaba a punto de alabar a la niña, su madre, mi cuñada, dijo con una cara sombría: “A mí también me gusta. Y a tu abuela también”.

Me sentí avergonzada (y molesta). Y le dije a mi sobrina: “Dásela a tu madre. Buena chica”.

Después de la cena, me calmé y traté de deshacerme de mi malestar. Traté de ponerme en los zapatos de mi cuñada. Podría estar sintiéndose molesta porque su hija me dio la pata de pollo a mí en lugar de a ella. Podría estar celosa, lo cual era comprensible.

Shifu nos enseñó:

“Por eso, de ahora en adelante, cuando encuentres conflictos, no los tomes como accidentales. Porque cuando se producen los conflictos, estos aparecen repentinamente, pero no existen por casualidad; eso es para que eleves tu xinxing. Siempre que te consideres alguien que refina gong, serás capaz de tratarlos apropiadamente” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Pensé, lo que acaba de suceder no fue accidental, sino para que me cultive. ¿No tenía yo también celos? A veces me gustaba escuchar chismes y cosas malas sobre alguien, para sentirme superior. ¿No son también celos? Lo que debería es disfrutar cuando escucho cosas buenas de los demás y sentirme realmente feliz por ellos.

Aprecié que mi cuñada me concediera oportunidades para mejorarme.

Cultivando la compasión

Una vez, cuando estaba haciendo la meditación sentada, pensé en mi cuñada. Había tenido una vida difícil. Perdió a su padre cuando era joven y su salud no era muy buena. Pensé en las veces que me ayudó a mejorar mi xinxing y sentí un agradecimiento verdadero, desde el fondo de mi corazón. Mirando hacia atrás, cada vez que tenía conflictos con ella, mi primer pensamiento siempre era muy impuro y egoísta. Me di cuenta de que realmente la había decepcionado, y no podía evitar sentir compasión por ella. Shifu vio mi corazón y me ayudó a mejorar mi relación con ella.

Varios días después, mi cuñada vino a visitarme con mi hermano. Aunque llevaba años viviendo en mi apartamento, esta fue su primera visita. Les hice albóndigas. Conversamos durante la cena. Con sincera compasión, le aconsejé que cultivara Dafa. Y se conmovió hasta las lágrimas.

Mi cuñada luego cambió. En el pasado, no quería cuidar a sus hijos, pero ahora les arregla hasta su habitación. Solía perder la paciencia con su esposo todo el tiempo, pero ahora trata de controlarse. También tenía mala relación con mi madre (su suegra), con la que siempre estaba enojada. Ahora tiene una relación mucho mejor. Cuando mi esposo necesitó dinero para una operación, tomó la iniciativa de prestarnos sus ahorros.

A raíz de los cambios positivos que vi en mi cuñada, me di cuenta de que debía mirar hacia adentro por descontado. Me di cuenta de que siempre debería ponerme en los zapatos de la otra persona y mirar sinceramente dentro de mí misma. Cuando veo las deficiencias de otra persona, debo buscar en mí misma el mismo problema, y no debo poner excusas. Debo preguntarme por qué la otra persona se siente insatisfecha. Ha llegado la hora de mirar, incondicionalmente, dentro de mí misma cada vez que ocurren problemas.

Esta es mi comprensión en mi nivel actual de cultivación.