(Minghui.org) Una mujer de 71 años de la ciudad de Xiangtan, provincia de Hunan, fue arrestada el 21 de mayo de 2024 después de que una cámara de vigilancia la grabara distribuyendo material informativo sobre Falun Gong. Siete agentes le tomaron las huellas dactilares a la fuerza, a pesar de que ella se resistió.
No es la primera vez que Li Mengjun es perseguida por su fe en Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999. Anteriormente, el 10 de agosto de 2006, fue acosada e interrogada sobre dónde había conseguido sus libros de Falun Gong. La Sra. Li fue arrestada de nuevo el 15 de mayo de 2007, saquearon su casa y la llevaron al Centro de Lavado de Cerebro de Wujiahuayuan. La mantuvieron aislada y vigilada por cinco miembros del personal, que la obligaron a ver propaganda contra Falun Gong todos los días.
Tras otro arresto fue llevada al Centro de Lavado de Cerebro de Wujiahuayuan el 29 de octubre de 2012. Durante los 15 días que permaneció allí arrestada, sufrió náuseas y dolor de estómago después de cada comida durante tres días. Sospechaba que los guardias habían mezclado su comida con drogas tóxicas. Una persona asignada para vigilarla se mostró comprensiva y le dio otra comida al cuarto día. Ese día desaparecieron los síntomas. Cuando terminó la sesión de lavado de cerebro, el 15 de noviembre de 2012, en lugar de liberarla, la policía la llevó al calabozo del condado de Xiangtan y la retuvo otros 15 días. Recogieron por la fuerza muestras de sangre y huellas palmares, y también le tomaron fotos. Su brazo derecho resultó gravemente herido.
Ella vive actualmente con su hijo y su nieta de primer grado en una casa de alquiler barato. Su hijo tiene un pequeño negocio y está endeudado. Mantiene a la familia con su escasa pensión, mientras cuida de su hijo y su nieta.
A continuación, el relato de la Sra. Li sobre su último arresto en mayo de 2024.
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Distribuí algunos materiales de Falun Gong el 11 de mayo de 2024 y alguien me denunció a la Estación de Policía de Yuntang.
A las 7 de la mañana del 21 de mayo, tres agentes de civil me abordaron cuando salí a comprar alimentos. Se apellidaban Liu, Wang y Xu. Uno de ellos me preguntó: "¿Eres Li Mengjun?". Respondí que sí. Entonces exigieron hablar conmigo en mi casa. Les dije que iba a hacer la compra y que podríamos hablar allí mismo, en el pasillo. Uno de ellos me dijo en tono muy exigente: "Sube, te lo ordeno". No quise enfrentarme a ellos y los llevé a mi casa.
Los agentes llamaron a la directora de la Oficina Comunitaria de Juhuatang y a otro policía encargado de la zona apellidado Xie. Me enseñaron una orden de registro y le mostraron a mi hijo un vídeo en el que se me veía distribuyendo material de Falun Gong y luego empezaron a registrar nuestra casa.
"¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué registran mi casa?", pregunté.
"Somos de la Oficina 610 y de la Estación de Policía de Yuhu. Te han denunciado por distribuir material de Falun Gong", fue la respuesta. El oficial Xie dijo que alguien también me había denunciado por distribuir materiales en mi propio barrio, pero que yo nunca lo había hecho.
Confiscaron mi tableta, dos reproductores MP3, un conjunto de libros de Falun Gong, tres ejemplares de Zhuan Falun (el texto principal de Falun Gong) y 17 folletos con información sobre Falun Gong. También registraron mi armario y se llevaron la ropa que llevaba mientras distribuía los materiales.
Me llevaron al lugar donde repartí los materiales, me obligaron a permanecer de pie junto a las motocicletas (donde coloqué los materiales) y me fotografiaron y grabaron en vídeo. Después me llevaron al Centro Administrativo de Aplicación de la Ley de Majiahe para preparar el papeleo sobre mi caso. Me negué a firmar el papeleo, por mucho que intentaran engañarme.
Hacia las tres de la tarde, Yang Zhenxing, de la Estación de Policía de Yuhu, aprobó mi detención de diez días. Como para entonces tenía mucha hambre, me comí la comida que me dieron. Pero después de un solo bocado, empecé a vomitar violentamente. Estuve mucho tiempo con el estómago revuelto.
Después, la policía intentó tomarme una muestra de sangre, huellas dactilares, pisadas, temperatura, y fotos. Me resistí enérgicamente. Siete agentes entraron y me agarraron de brazos y piernas para recoger mis datos biométricos. Cuando por fin terminaron, ya eran las 9 de la noche. Llamaron a mi hijo, a mi hija y a mi yerno. Les dijeron que tenían que sacarme sangre. Me negué, pero cedí cuando presionaron a mi hijo para que me convenciera. Me sacaron dos pequeños tubos de sangre.
Hacia las 23.40 me llevaron al calabozo local. Como me negué a firmar los papeles, mi hijo lo hizo en mi nombre. Estuve detenida diez días y me soltaron el 31 de mayo.
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Categoría: Hechos de la persecución