(Minghui.org) Después de que la Sra. Zheng Xingzhen empezara a practicar Falun Gong en 1997, la residente de la ciudad de Ningbo, provincia de Zhejiang, experimentó una mejora significativa de su salud. Continuó practicándolo después de que el régimen comunista chino ordenara la persecución a Falun Gong en 1999. Su simple búsqueda de la salud se topó con repetidos arrestos durante los 25 años siguientes.

Zheng escribió una carta a Wu Bolun, jefe del Departamento de Policía de la ciudad de Ningbo, poco después del inicio de la persecución, ya que Wu perseguía implacablemente a los practicantes locales. En represalia, Wu ordenó el arresto de Zheng y su posterior detención durante 25 días.

Zheng fue arrestada de nuevo en septiembre de 2004 y retenida en un centro de lavado de cerebro durante un mes. Había otros once practicantes de Falun Gong también detenidos allí. Cada uno de ellos estaba vigilado por dos personas las 24 horas del día. Les obligaban a ver vídeos difamando a Falun Gong por la mañana y a escribir "informes de pensamiento" por la tarde y por la noche. Un practicante apellidado Zhu se negó a escribir los informes de pensamiento y fue condenado a tres años de trabajos forzados.

Los miembros del personal del centro de lavado de cerebro disfrutaban de comidas extravagantes todos los días. Uno de ellos reveló a los practicantes que sus gastos de manutención mensuales agregados en el centro de lavado de cerebro superaban los 30.000 yuanes, pagados por el gobierno. Algunos amenazaron a los practicantes con hacerles pagar sus gastos y enviarlos a campos de trabajo si no renunciaban a Falun Gong.

Cuando la ciudad de Hangzhou, capital de Zhejiang, celebró la Cumbre del G20 en septiembre de 2016, la Sra. Zheng fue llevada a un centro de lavado de cerebro una vez más. Allí vio a sus compañeras las Sras. Ying Fanggang, Hong Jiejing y Zhang Chunsheng, así como a otros diez practicantes cuyos nombres desconocía. 

Debido a la angustia mental de la persecución, la Sra. Zheng sufría de una presión arterial peligrosamente alta. Perdió el apetito y sufrió insomnio. Se desmayó varias veces y la llevaron al hospital para recibir tratamiento de urgencia. 

Cada vez que la arrestaban, las autoridades allanaban su domicilio y confiscaban todo el material relacionado con Falun Gong, incluidos libros, calendarios y artículos escritos por otros practicantes. La policía también instaló cámaras de vigilancia en su domicilio.