(Minghui.org) Durante mucho tiempo, sentí que tenía resentimiento; a veces era fuerte y a veces débil. Cuando el resentimiento era fuerte, mi estado de ánimo variaba mucho, mi corazón se aceleraba y aumentaba el volumen de mi voz. Discutía con las personas y tenía que luchar para demostrar que yo tenía razón y la otra parte estaba equivocada. Cuando mi resentimiento era muy fuerte, también sentía que se formaban sustancias odiosas dentro de mi campo espacial. Entonces aumentaban gradualmente de densidad, extendiéndose a las zonas circundantes de mi campo, causando una gran presión e incluso dolor a las personas que me rodeaban. Cuando el resentimiento era débil, me quejaba, culpaba y lloriqueaba. Aunque no dijera nada, me sentía infeliz, murmuraba, me enfadaba e incluso despreciaba a la gente, pensando que alguien era estúpido, poco razonable o demasiado extremista.

Puedo tomar como ejemplo una situación con alguien cercana a mí. Mi hija, una compañera practicante, siempre dejaba las cosas para más tarde y fue lenta al hacer las cosas desde que era niña. Así que le guardé rencor en este sentido. Quizá se debía a mi personalidad impaciente y a mi forma enérgica de trabajar. Me sentía incómoda cuando la veía perdiendo el tiempo. Hace algún tiempo, tuvimos que mudarnos y nos costó un poco conseguir una cita para ver un piso adecuado. Sin embargo, por culpa de mi hija, perdimos la cita y el agente inmobiliario no quiso volver para que viéramos el apartamento. Me quejé con mi hija: "¡Mírate, eres muy lenta! Todo es culpa tuya".

Unos días después, teníamos que tomar un autobús, y como era fin de semana, los autobuses pasaban a intervalos más largos. Me preparé temprano y me quedé en la puerta esperando a mi hija, pero ella no salía. Cuando salió, corrimos hasta la parada del autobús, que se alejaba. Mi resentimiento estalló y grité: "¡Estoy harta de vivir contigo!". Pero cuando pronuncié esas palabras, supe que estaba equivocada porque vi la expresión de dolor de mi hija.

Recientemente, estudiando seriamente el Fa, me di cuenta que estaba usando mis propias normas para exigir a los demás y usando mis propias nociones para medir a los demás. Y cuando lo que decían y hacían no se ajustaba a mis estándares o nociones, me resentía. Pero, ¿por qué exigir a los demás y medirlos de esta manera?

Después de revisar el artículo de Shifu "La Naturaleza Fo" en Zhuan Falun (Volumen II) comprendí algunas cosas: Mi impaciencia es un reflejo de mi temperamento, el cual fue formado por nociones adquiridas. Este tipo de temperamento, unido al adoctrinamiento con formas modernas de pensar durante mi educación, me llevó a creer que todo debe tener objetivos, métodos y una eficiencia máxima. Por lo tanto, en mi propia vida y trabajo, me sometí a este estándar. Cuando me iba bien, me sentía satisfecha y radiante de alegría; cuando me iba mal, me sentía desanimada y me culpaba en silencio. Esto era medir el bien y el mal desde la perspectiva de una persona común.

Cuando usaba mis propios estándares y conceptos para exigir y medir a los demás, mi punto de partida era desde un egoísmo profundamente oculto. Si lo que los demás decían y hacían se ajustaba a mis estándares y nociones, me sentía feliz y pensaba que debía ser así porque mis intereses estaban salvaguardados y mis preferencias satisfechas; si los demás no se ajustaban a mis estándares y nociones, surgía resentimiento y diversas emociones negativas, porque mis intereses se veían afectados y mis nociones profundamente arraigadas se cuestionaban. Este resentimiento reveló algunas grandes brechas en mi cultivación.

“El criterio para evaluar si algo es bueno o malo sólo puede basarse en la característica del universo; se evalúa de acuerdo con el Fa. Eso es inmutable, son principios cósmicos y es el único criterio para medir y evaluar” (Salvando a la gente y enseñando el Fa sin hacer demostraciones, Zhuan Falun )Volumen II)).

Las enseñanzas de Shifu han sido muy claras. A partir de ahora, cuando interactúe con los demás, debo medir lo bueno y lo malo según el estándar de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, la característica suprema del universo. Por ejemplo, si mi hija tiene un temperamento lento, no necesariamente es algo malo. Desde otra perspectiva, esta característica suya puede ser un signo de compostura y puede desempeñar un papel importante en determinadas situaciones.

Además, ¿acaso no fue el comportamiento de mi hija lo que reveló mi resentimiento? ¿No demuestra que no he sabido ser amable y tolerante? ¿No me está ayudando a mejorar? De hecho, mi hija es muy diligente al hacer las tres cosas, y es una buena practicante.

Ahora me doy cuenta que todas las personas y cosas que encuentro en realidad me están ayudando a cultivarme, y depende de mí darme cuenta de ello. Gracias, Shifu.