Mujer de Jilin privada de visitas familiares mientras cumplía condena por su fe

(Minghui.org) A una mujer de la ciudad de Changchun, provincia de Jilin, condenada a cinco años por practicar Falun Gong, se le han negado las visitas familiares desde que ingresó en prisión en diciembre de 2022.

La señora Yu Guizhen, de 57 años, fue detenida en su domicilio el 16 de octubre de 2021. Estuvo recluida en el calabozo de Weizigou durante 15 días antes de ser trasladada al Centro de Detención Nro. 4 de Changchun. Durante todo el tiempo que estuvo procesada, nunca se permitió a su abogado visitarla ni se le informó sobre el estado de su caso. El centro de detención también destruyó la tarjeta de débito que su familia le dio para usar y no les ha permitido conseguirle una nueva. La Sra. Yu no podía comprar artículos de primera necesidad.

Cuando presentaron su caso a la procuraduría, la policía fabricó pruebas para inculpar a la Sra. Yu. Los más de 40 libros de Falun Gong confiscados en su casa se registraron como más de cien y los cientos de calendarios se convirtieron en más de mil.

El Tribunal del Distrito de Chaoyang condenó a la Sra. Yu a cinco años de prisión en junio de 2022. Ella apeló ante el Tribunal Intermedio de la ciudad de Changchun, que decidió mantener el veredicto original. Ingresó en la Prisión de Mujeres de la provincia de Jilin en diciembre de 2022 y desde entonces se le niegan las visitas familiares.

Dos condenas en un campo de trabajo, vesícula biliar lesionada por palizas

El marido de Yu falleció hace muchos años. Ella dirigía una fiambrería y criaba sola a su hijo. Años de duro trabajo pasaron factura a la salud de la Sra. Yu. Enfermó gravemente y estuvo al borde de la muerte. El 14 de mayo de 1995, por recomendación de un amigo, empezó a practicar Falun Gong y se recuperó en un mes.

Después de que el régimen comunista iniciara la persecución en 1999, Yu fue tres veces a Beijing para apelar por su derecho a practicar Falun Gong y fue detenida en todas las ocasiones. Fue sujeta a dos condenas a trabajo forzado en un campo, por un total de más de cuatro años. La golpearon constantemente y le aplicaron descargas eléctricas. Su vesícula biliar y su espalda sufrieron graves lesiones, de las que aún no se ha recuperado por completo después de dos décadas.

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