(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1997, y muchos de mis problemas de salud desaparecieron desde entonces. Durante los 25 años que llevo cultivándome, nunca he necesitado tomar ningún medicamento. Soy una mujer sana, de 60 años, llena de vitalidad. Puedo llevar un saco de arroz de 25 kilos hasta el quinto piso y recorrer 25 kilómetros en bicicleta fácilmente. Tanto mis colegas como mis familiares admiran mi buena salud.

Antes de practicar Falun Dafa tenía muchos problemas de salud. Me costaba hacer esfuerzos físicos o cargar algo que pesara más de 10 kilogramos (22 libras). Tampoco podía andar muy lejos en bicicleta, porque me dolía la espalda y tenía que parar para descansar. También me mareaba y vomitaba cuando iba en auto. Tuve que evitar muchos viajes de trabajo por carretera porque me daba miedo estar demasiado tiempo en un vehículo. Pero después de practicar Dafa solo un par de días, ya no me mareaba en el auto.

Dafa también abrió mi sabiduría. Antes tenía que pensar durante mucho tiempo para resolver los problemas, pero después de practicar Dafa muchos problemas se resolvían fácilmente sin tener que pensar mucho. Hasta que me jubilé, muchos colegas míos jóvenes e inteligentes venían a pedirme consejo y me elogiaban por ser aguda y despierta. A menudo les decía que Falun Dafa me había dado sabiduría.

Dafa trajo muchos milagros a mis amigos, a mis familiares y a mí. Mi esposo salió sano y salvo después de un accidente y un auto lo arrastró varios metros mientras iba en su motocicleta. Aunque nuestra familia afrontó muchas dificultades en medio de la persecución por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), bajo la protección del Maestro, todo pareció tomar una dirección mejor. Mi hijo y mi nuera consiguieron trabajos envidiables. Muchos familiares y amigos decían: " ¡Sin duda, una persona bondadosa que hace buenas acciones será recompensada!".

Me gustaría compartir con los demás practicantes mis experiencias de cultivación y las historias sobre mi suegra.

Resentimiento hacia mi suegra

Después de terminar la universidad, fui asignada a dar clases en una escuela. Una profesora mayor, de unos 50 años, se hizo cargo de mí, y yo se lo agradecí mucho. Un mes después, me di cuenta de sus verdaderos motivos. Quería presentarme a su hijo, con la esperanza de que me convirtiera en su nuera. Al principio me negué, porque su hijo no me parecía el esposo ideal. La profesora mayor me insistió varias veces y me dijo: "No tengo muchas hijas, pero te trataré como si fueras mía si te casas con mi hijo". Después de mucho persuadirme, finalmente cedí. Acepté casarme con su hijo y creí que mi futura suegra me trataría bien y que sería bendecida en este matrimonio. Mi esposo y yo nos casamos dos años después. Me fui a vivir con mi suegra.

Las esperanzas de un matrimonio feliz se desvanecieron después de casarme. Mi suegra era una persona obstinada. Hacía peticiones específicas para su vajilla y sus palillos, y siempre tomaba las bolas de masa rotas y las ponía en los cuencos de los demás. Solo comía carne magra, nunca grasa. Era el centro de la casa y todos se sometían a sus exigencias. A los pocos días de casarme, mi suegra me dijo: "¡Tienes que entregarme tu sueldo todos los meses!".

Me sorprendió su exigencia. ¿Cómo iba a entregarle mi sueldo cada mes si las hermanas de mi esposo y sus hijos venían todos los días a comer a casa? ¿Por qué era tan dura conmigo? ¿Qué pasó con las promesas que me hizo cuando me comprometí con su hijo? Me parecía tan injusto. No podía enfadarme porque se me entumecía el cuerpo si me alteraba demasiado. Además, tenía mucha dignidad y no quería que hablaran a mis espaldas. Tampoco quería que mis padres se preocuparan por mí. No tuve más remedio que entregar mi sueldo a mi suegra todos los meses.

Mi suegra era una buena conversadora que nunca ofendía a nadie, pero en casa era todo lo contrario y decía muchas palabras dañinas. Mi suegro adoraba a mi suegra. La dejaba que hiciera lo que quisiera en casa, y esta era la causa directa del dominio de mi suegra en casa.

Mi suegra se negó a ayudar a cuidar a mi hijo después de nacer. Pensaba que cuidar a mi hijo le quitaría tiempo para descansar. Mi esposo también tenía miedo de pedirle ayuda. Cuando regresamos del hospital, una vecina me dijo: "Tu suegra está muy malcriada. ¿Cómo no va a visitar a su nuera después de dar a luz? Para las mujeres, dar a luz es una situación de vida o muerte. ¿Cómo es posible que no le importe y se quede en casa? ¿Qué pasará cuando envejezca y necesite que su nuera la atienda?". Me quedé callada, pero me prometí a mí misma que le haría la misma pregunta cuando necesitara mi ayuda en su vejez.

Los rencores se fueron acumulando con el paso de los días. Yo mantenía nuestra paz en la superficie, porque sabía que si se rompía nuestro respeto mutuo, mi esposo sería el más perjudicado. Mi suegra también podría irse y no atender a mi hijo, y yo no podría ir a trabajar.

Con una presión constante en casa y una gran carga de trabajo, mi salud empezó a deteriorarse. Tenía constantes dolores de cabeza, neurastenia, dolores de espalda, trastornos ginecológicos, parálisis nerviosa, tensión baja, niveles bajos de azúcar, gastroenteritis y muchas otras enfermedades. Empecé a sufrir pérdidas de memoria antes de los 30 años.

Bendecida y afortunada por practicar Falun Dafa

Me transfirieron a trabajar a la ciudad y obtuve Falun Dafa en 1997. Empecé a leer Zhuan Falun, el texto principal de Falun Dafa. El libro respondió a muchas preguntas que tenía sobre la vida. El Maestro Li usaba palabras sencillas y la ciencia moderna para explicar la existencia de Budas, Daos, lo divino y seres vivos en otras dimensiones. El Maestro también se refirió al futuro. Mi perspectiva del mundo y de las nociones humanas experimentó un cambio drástico, ya que procedía de un entorno ateo. Empecé a leer otros libros de conferencias del Maestro. Me di cuenta que era afortunada por haber encontrado una práctica de cultivación milenaria, con altos requisitos morales. Obtuve la protección del Maestro desde entonces.

Ya no estaba perdida en la vida. Quería ser una persona mejor, siguiendo los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Quería volver a mi verdadero origen. De repente, los conflictos que encontraba en la vida, y la fama y los beneficios, no eran nada en comparación con mi cultivación. Me sumergí en la felicidad de la cultivación. Asistía a un estudio del Fa grupal en las noches y a un lugar de práctica grupal en un parque por las mañanas. El trabajo parecía menos agotador que antes. Mis enfermedades desaparecieron milagrosamente y experimenté un cuerpo libre de enfermedades. La vida nunca se sintió tan maravillosa después de dejar de lado la fama, las ganancias y el sentimentalismo, y ya no le guardaba rencor a mi suegra.

"Falun Dafa es bueno. Cultivaré Dafa hasta el final". Esto era lo que gritaba mi corazón. Sin embargo, mi camino de cultivación no fue fácil. Además de afrontar la persecución del PCCh, también experimenté muchas pruebas xinxing.

Tratando a mi suegra con compasión

Mi suegra se trasladó a vivir con nosotros a la ciudad después de la muerte de mi suegro. Cuando mi suegra quiso vivir en el dormitorio principal y dormir en nuestra cama de madera maciza recién comprada, la dejé quedarse en la habitación sin dudarlo. Ella solo compraba lo mínimo y fideos instantáneos para mi hijo. Mi esposo y yo nos hacíamos cargo de las compras. Sufrimos económicamente cuando mi esposo fue perseguido por el PCCh y perdió su trabajo por ser practicante de Falun Dafa.

El rencor hacia mi suegra empezó a aflorar de nuevo. Pensaba: "¿Cómo puede mi suegra gastar tanto en ropa y en sus hijas? ¿Qué pasará cuando se enferme y tenga que pagar las facturas del hospital?".

Por eso le dije: "Mamá, ¿quizá deberías ahorrar ahora que te subieron el sueldo?".

Mi suegra se enfadó y me dijo: "¿Cómo te atreves a decirme que ahorre? Ni siquiera tu suegro se atrevió a decirme algo así cuando vivía. Nadie ha sido capaz de decirme lo que tengo que hacer. Haré lo que quiera con mi dinero".

Le contesté: "No tengo ningún deseo de quedarme con tu dinero. Es solo que tu nieto está creciendo y podría necesitar tu ayuda para pagar su matrícula universitaria. También es importante que tengas ahorros para cuando busque trabajo y forme una familia en el futuro. Antes de que mi esposo perdiera su empleo, yo nunca había hablado de dinero. Pero nuestra situación financiera ahora es diferente. Espero de verdad que tu salud siga siendo buena, pero ¿qué pasa si enfermas en el futuro?".

Mi suegra me miró fijamente y me dijo: "Mi sueldo es suficiente para cubrir enfermedades leves. No utilices esto como excusa para que ahorre. Haré lo que quiera con mi dinero". Nos despedimos en malos términos. Después de reflexionar sobre la situación, me di cuenta que el motivo de la discusión era mi apego a la ganancia y al beneficio.

Más adelante tuve un nieto, y un día, mientras lo cuidaba, le dije algo sin querer a mi suegra. Ella empezó a discutir, y más tarde pasó a insultarme. Me sentí ofendida y supe que no podía pelear con ella. Me recordé: "¿Cómo es posible que no superes asuntos triviales como este, después de haber cultivado durante 20 años?". Recité en silencio una sección del Fa del Maestro y pude calmarme.

Shifu dijo:

“Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer” (Novena lección, Zhuan Falun).

Una empleada que presenció la discusión le dijo a mi suegra: "Tu nuera es una buena persona. No te discutió cuando la insultaste y aun así te arregló la manta. Deberías contener tu mal genio".

Mi suegra se enfermó cuando cumplió 87 años. En el hospital le diagnosticaron un cáncer de hígado terminal y tuvieron que hospitalizarla. Pagamos una habitación privada en el hospital. Sus dos hijas se negaron a cuidarla. Así que mi esposo y yo nos turnamos todos los días para cuidarla. Leíamos los libros de conferencias del Maestro, escuchábamos las conferencias en audio del Maestro y le recitábamos todos los días las nueve palabras especiales: "Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno". Creíamos que solo Dafa podía aliviar su dolor. Mi suegra quería dejarle sus ahorros a sus dos hijas. Aunque mi esposo no estaba de acuerdo con su decisión, sabía que no debía molestarla en sus últimos días.

Los médicos le recetaron diez inyecciones de meperidina, un analgésico opiáceo, cuando le dieron el alta a mi suegra y le dijeron que era para el dolor de estómago que sentiría en sus últimos días. Sin embargo, bajo la protección del Maestro, mi suegra no sufrió ningún dolor, ni se le hinchó el estómago. Le compré todo lo que mi suegra quiso comer y beber hasta que falleció en paz. También gastamos 30.000 yuanes (unos 4.300 dólares) en su funeral.

El Maestro me enseñó a no guardar rencor por el trato injusto que recibí de mi suegra. La traté con amabilidad durante más de 20 años, durante el tiempo que mi suegra permaneció con nosotros. Pude tomar la ganancia y el beneficio ligeramente, porque comprendí los principios de Dafa sobre la retribución del yeli (kármica). Tal vez le debía algo de una vida anterior, y al tratarla con amabilidad saldé mi deuda. No guardé ningún remordimiento.

Reflexionando, después de todos estos años y aunque no entendía las acciones de mi suegra ni cómo podía tratar mejor a sus hijas, seguía estando agradecida de que cuidara a mi hijo cuando estuve detenida ilegalmente durante nueve meses. Mi suegra también preparaba comidas, lo que me daba tiempo para aclarar la verdad. Mi suegra adquirió virtud al hacerlo. Mi suegra solía recitar: "Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno". Su salud era mejor que la de otras personas de su edad. Su vida está destinada a ir a un buen lugar.