(Minghui.org) Mis clases del otoño pasado fueron en su mayoría en línea. Aunque antes tenía la costumbre de ver vídeos en línea, me contuve bien al principio del semestre porque mis pensamientos rectos vencieron a la tentación.

Con el tiempo, empecé a chatear con mis compañeros de clase y aprendí mucho de ellos sobre juegos y canciones. Pronto me volví distraído y me portaba mal durante las clases, y empecé a ver cosas en internet que no debía. Mi madre, practicante de Falun Dafa, intentó detenerme, pero yo me colé en internet con astucia.

En cuanto quise jugar, un ser manipulador me dijo inmediatamente en mi mente cómo debía jugar, incluidos todos los trucos detallados. En aquel momento, no estudié el Fa ni hice ningún ejercicio, utilizando mis deberes como excusa. Mis pensamientos rectos estaban ausentes. Cuanto más me conectaba, peor me ponía.

Sentía que me divertía cuando veía vídeos o jugaba, pero pronto descubrí que se arremolinaban en mi mente sin parar. Problemas matemáticos que antes me resultaban fáciles me parecían imposibles de resolver. Las escenas de lo que veía en Internet, se me pasaban tanto por la cabeza que no podía concentrarme en ninguna tarea. Me sentía confuso. Algo sucio parecía haber sustituido a algo limpio y claro en mi mente. Cada vez que jugaba en internet, se me secaban los ojos y me sentía incómodo. A medida que pasaba el tiempo, no podía salir de este estado. El ser maligno controlaba mi mente y me inquietaba si no podía conectarme a internet.

Mis notas cayeron en picado, de sobresalientes a notables en matemáticas, chino e inglés. Pensé que no sería capaz de superarlo. A medida que se acercaban los exámenes finales, me sentía cada vez más confuso y disgustado. Quería hacerlo bien, pero sabía que no lo lograría. Le rogué a Shifu, que aplazara los finales. Para mi sorpresa, mi maestro anunció unos días después que nuestro semestre terminaría antes debido a la pandemia, y que nuestros exámenes finales se retrasarían hasta el siguiente semestre. Emocionado, di las gracias a Shifu por darme la oportunidad de cambiar.

Planeé estudiar el Fa durante las vacaciones de invierno, pero no pude controlarme después de un par de días. Mamá me quitó el móvil y no me dejó usar el ordenador porque no tenía que tomar clases por internet. Hice un gran berrinche y me negué a hacer cualquier tarea durante las vacaciones, me negué a hacer ejercicio, e incluso me negué a estudiar el Fa o hacer los ejercicios.

Shifu dijo:

“Estos videojuegos son tan dañinos para la gente, esos no solo están apuntando a los hijos de los Dafa dizi. Es muy atractivo, y también genera en la gente común un tipo de efecto muy pasivo, que hace que no puedas hacer bien el trabajo, no puedas dormir bien, no descanses bien, hace que no tengas qing humano, que no te ocupes de la familia, si eres estudiante no te importa el estudio, te atrae, te hace meterte adentro, esto es igual a malograr a los seres humanos. Esos comerciantes de videojuegos, para promocionarlos, continuamente hacen un gran esfuerzo para mostrar nuevos trucos, lo hacen así con gran esfuerzo, promocionándolo de esta manera. ¿Qué hace que el hombre cree un yeli de pecado tan grande? Están malogrando a los seres humanos” (Enseñanza del Fa en el Fahui de San Francisco).

Después de leer las enseñanzas de Shifu, me di cuenta de que no debía seguir consintiéndome. Mamá y yo estudiábamos el Fa y hacíamos los ejercicios juntos todos los días. Poco a poco, me fui calmando y comprendí que el ser que quería jugar no era mi verdadero yo. Admití mis fechorías a mi madre; ella me advirtió que, si no dejaba de hacerlo, tanto mi trabajo escolar como mis ojos empeorarían. Estaba decidido a corregir mi comportamiento.

Algunos de nuestros deberes para las vacaciones de invierno requerían que nos grabáramos y buscáramos información en internet. Cuando mi madre no estaba conmigo, perdía el control y aprovechaba el tiempo para jugar en línea, aunque fuera sólo unos minutos. Cada vez que lo hacía, me dolían los ojos como si me picaran. Después me arrepentía. Para recordármelo, escribí un par de notas que decían “No jugaré más con el móvil” y las puse encima de mi escritorio.

Sabía que no era cosa de broma y que tenía que tomármelo en serio. Mamá y yo acordamos que leeríamos todos los días los diversos artículos de Shifu, además de Zhuan Falun. Al principio me concentraba bien, pero pronto me volví distraído. Me dolían los ojos cuando mi mente se desviaba, lo que me recordaba que debía estudiar bien el Fa. Al final de mi descanso, mamá y yo habíamos estudiado Zhuan Falun dos veces y 15 libros de las enseñanzas de Shifu en varios lugares. También escuché en la radio Minghui los artículos que compartían las experiencias de jóvenes practicantes. Dejaron de dolerme los ojos.

Una noche, sentí que me habían limpiado el cerebro mientras dormía, y todo se aclaró de repente. Sin embargo, había una mancha negra persistente. Apareció un pequeño cuchillo y cortó la mancha. Parecía que tenía un cerebro nuevo. Al despertar, sentí que mi mente estaba limpia y clara, y que todo lo venenoso se había borrado de mi cerebro. Entendía fácilmente cosas de la escuela que antes me resultaban difíciles. Mi corazón también parecía haberse aligerado. Sentí la felicidad que había echado de menos durante mucho tiempo.

Al principio del semestre de primavera, mis profesores repasaron los materiales del semestre anterior. Seguí el ritmo y no tuve que hacer mucho trabajo extra. Mientras mis compañeros se sentían estresados a medida que se acercaban los finales de recuperación, yo mantenía la calma, confiando en que Falun Dafa había limpiado las manchas de mi cerebro y me había dado la sabiduría para aprender las cosas con facilidad.

Repetí en mi mente: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”, cuando estaba un poco preocupado al principio del examen. Me tranquilicé enseguida. Terminé los exámenes sin problemas. Mi puntuación total en matemáticas, inglés y chino fue la cuarta entre todos los alumnos de nuestro distrito. Era la clasificación más alta que había obtenido nunca. Sé que se debió al poder de Falun Dafa.

Estoy muy agradecido a Shifu. Sus enseñanzas me ayudaron a acabar con mi adicción a internet y me permitieron concentrarme en mis tareas escolares. Aún me quedan muchos apegos por eliminar, como los celos, la mentalidad competitiva, la resistencia a la crítica y el apego a la reputación. Mejoraré en mi cultivación.

Gracias, Shifu.