(Minghui.org) El Partido Comunista Chino (PCCh) ha causado estragos en la nación china en numerosas ocasiones desde que tomó el poder en 1949. Por ejemplo, en la Revolución Cultural (1966-1976) erradicó los valores tradicionales, en la Masacre de Tiananmen (1989) destruyó el sueño de democracia del pueblo, y en la persecución a Falun Dafa (1999-actualidad) alejó a la gente de los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
La pérdida de fe
El año 1989 fue una época especial para China. Por un lado, las reformas económicas y las inversiones extranjeras aportaron muchos cambios positivos. Por otro, los intelectuales chinos y el público en general sentían las restricciones del sistema político. "Oponerse a la especulación y la corrupción oficiales" se convirtió en una llamada a la acción para los estudiantes universitarios.
Muchos estudiantes fueron influenciados por una educación idealista siendo incapaces de reconocer la verdadera naturaleza del PCCh. Con un sentido de responsabilidad social y nacional, exigieron democracia y libertad, solo para volverse involuntariamente contra el PCCh. Al fin y al cabo, el diálogo y el debate solo existen en las sociedades democráticas. Para un régimen totalitario como el PCCh, abogar por la democracia equivale a desalojar al régimen de su posición de poder.
Los movimientos estudiantiles no son ajenos al PCCh. De hecho, el régimen comenzó con movimientos secretos—de estudiantes, trabajadores y campesinos—para tomar el poder hace décadas. Para continuar su dominio, en 1989 el régimen calificó a los estudiantes que protestaban pacíficamente en la plaza de Tiananmen como alborotadores y envió al ejército y los tanques para destruir su movimiento.
Muchos estudiantes y otros ciudadanos chinos se quedaron perplejos: ¿por qué un movimiento pacífico que podría haberse gestionado mediante el diálogo se convirtió en cambio en una masacre? No obstante, aprendieron a autocensurarse y a evitar los temas que pudieran traerles problemas. Al abandonar el idealismo y el sentido de la responsabilidad por la sociedad, se centraron en cosas que simplemente les beneficiaban a ellos mismos. Como resultado, muchos intelectuales se fueron al extranjero, se dedicaron a los negocios o encontraron otras formas de generar riqueza.
El PCCh, por otra parte, también se dio cuenta de que el anterior lavado de cerebro había hecho que los estudiantes fueran demasiado "patrióticos", que se preocuparan demasiado por el país. Para evitar esto en el futuro, el PCCh cambió el enfoque de la educación. En lugar de hacer hincapié en el sentido del idealismo, se llevó a los estudiantes a que pensaran más en su propio beneficio.
Varios años después de la masacre de Tiananmen de 1989, China dejó de asignar puestos de trabajo a los graduados universitarios, que ahora tenían que encontrar trabajo por su cuenta. Muchas entidades estatales también dejaron de asignar apartamentos a sus empleados. Así, los universitarios se vieron ocupados buscando trabajo y tratando de ganar dinero para poder permitirse una vivienda, lo que les dejó sin tiempo para preocuparse por el país. Al volverse más centrados en sí mismos y en el dinero, toda la sociedad se alejó del idealismo y de la fe, y en su lugar se vio atraída por las ganancias a corto plazo y a una vida cómoda.
La pérdida de conciencia
Con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la Unión Soviética en 1991, la Guerra Fría llegó a su fin y el comunismo dejó de existir en amplias zonas de Eurasia; excepto en China y en algunos aliados menores. Aunque las tácticas del PCCh comentadas anteriormente redujeron temporalmente el descontento del país con el comunismo, no obstante, impulsaron a China hacia una tendencia de búsqueda de dinero, placer sensorial y la caja de Pandora del sexo, el juego y las drogas.
Fue bajo estas circunstancias que Falun Dafa fue presentado al público en mayo de 1992. Enseñando los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, esta práctica de cultivación tradicional elevó el estándar moral de la gente y mejoró su salud. Cada vez más personas escucharon hablar de Falun Dafa a través del boca a boca. Según datos del Ministerio de Seguridad Pública de China, en julio de 1999 había entre 70 y 100 millones de practicantes de Falun Dafa en China.
Los funcionarios de alto rango también elogiaron la práctica en ese momento. Qiao Shi, expresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, con la aprobación de más de 100 funcionarios de alto rango, realizó una encuesta en la segunda mitad de 1998. Basándose en los resultados de la encuesta, presentaron un informe al Politburó en el que afirmaban que "Falun Dafa beneficia a nuestra nación y a nuestro pueblo de muchas maneras, sin causar ningún daño". Una encuesta realizada por la Administración General de Deportes del Estado también mostró que el 98% de los participantes en la encuesta experimentaron una mejora de la salud después de empezar a practicar Falun Dafa.
A pesar de estas opiniones positivas hacia Falun Dafa, el entonces máximo dirigente del PCCh, Jiang Zemin, decidió suprimir la práctica en julio de 1999. Ordenó a todos los medios de comunicación y a las fuerzas policiales que calumniaran a Falun Dafa, al tiempo que vigilaban, detenían y encarcelaban a los practicantes. "No creo que el PCCh no pueda derrotar a Falun Dafa", comentó en una de las Conferencias Centrales de Trabajo del PCCh.
Jiang ascendió a la máxima posición de liderazgo debido a la represión ejercida sobre el movimiento estudiantil por la democracia en 1989, y consideró la persecución a Falun Dafa como una oportunidad para fortalecer aún más su prestigio personal en la jerarquía de poder del PCCh. Sin embargo, debido a la enorme popularidad de Falun Dafa, la persecución no consiguió un amplio apoyo al principio. Para acelerar el impulso, Jiang y su ayudante Luo Gan organizaron el incidente escenificado de la farsa autoinmolación en la plaza de Tiananmen para difamar a Falun Dafa. A través de una continua propaganda de odio en los medios de comunicación, la educación, la literatura, el entretenimiento y demás métodos, generaron el odio del público contra Falun Dafa y alimentaron la persecución a un nuevo nivel.
Para promover la supresión, Jiang y sus seguidores sedujeron a los funcionarios con ascensos en la carrera política, dinero y corrupción. Los que participaron activamente en la persecución fueron recompensados con ascensos. Luo Gan, Zhou Yongkang y otros funcionarios fueron ascendidos por Jiang al Comité Permanente del Politburó del PCCh. Al abusar de los sistemas legal, político e ideológico para reprimir a Falun Dafa, el PCCh llevó a China a un caos sin ley. El poder del Estado se convirtió en una herramienta personal del régimen de Jiang para perseguir a Falun Dafa.
Con el paso del tiempo, el desempeño de los empleados públicos, el rendimiento de las empresas, los ingresos personales de los residentes e incluso las calificaciones de los estudiantes estaban directamente relacionadas con su actitud pública hacia Falun Dafa. Esto llevó a una degeneración moral sin precedentes en el país. Los funcionarios utilizaron su poder para retener a sus amantes, y los ciudadanos de a pie también maximizaron sus beneficios personales mediante la mentira y el engaño.
En el pasado, maestros, médicos y jueces eran considerados como los profesionales más honorables. Estaban estrechamente relacionados con la integridad, la salud y el futuro de la sociedad. Pero con este nuevo caos, los profesores recurrieron a los ingresos encubiertos para ganar más dinero en lugar de actuar como modelos para sus alumnos. Los médicos también manipularon el sistema para obtener más bonificaciones en lugar de satisfacer las necesidades de los pacientes. La sustracción forzada de órganos a practicantes vivos de Falun Dafa transformó la tecnología moderna en una especie de carnicería. Los jueces, guardianes del sistema legal y de los derechos humanos, se han convertido ahora en los principales responsables de una de las peores violaciones de los derechos humanos en la historia moderna: la persecución a Falun Dafa.
Una sociedad con pocas esperanzas
Cuando la bondad y la conciencia se pierden, todos en la sociedad se convierten en víctimas.
Después de que una anciana llamada Xu Shoulan se cayera en una estación de autobuses, Peng Yu la ayudó a levantarse y la llevó a un hospital para que recibiera tratamiento. Pero Xu demandó a Peng, alegando que este la había empujado. Cuando Peng defendió su inocencia, el juez lo despidió diciendo: "Si usted no la empujó, ¿por qué la ayudó y pagó su tratamiento?". Este incidente se hizo muy conocido en China y desencadenó un acalorado debate. Padres comenzaron a decirle a sus hijos que "cuando veas a personas mayores caer al suelo, no puedes ayudarles a levantarse. Si no, te extorsionarán por dinero", citando esta historia.
Yueyue, una niña de dos años, fue atropellada por un automóvil en Foshan, provincia de Guangdong, el 13 de octubre de 2011. El conductor llegó a atropellarla intencionadamente una segunda vez. Un total de 18 peatones pasaron por el lugar de los hechos, pero nadie intervino para ayudar. Al final, alguien sí ayudó, pero fue demasiado tarde y Yueyue falleció ocho días después.
Una encuesta demostró que esa apatía social se debe a una "insuficiente sensación de seguridad". Pero, ¿qué significa esto? En una sociedad en la que la justicia y el sistema legal se manipulan para atacar a los inocentes, cuando las personas optan por aceptar la injusta persecución contra Falun Dafa, cuando los practicantes de Falun Dafa son detenidos, encarcelados y torturados por su fe, por ser buenas personas, al final todos se convierten en víctimas.
El PCCh considera que lo más importante es "mantener la estabilidad". Con esto en mente, cualquier persona que sea considerada una "amenaza" para la "estabilidad" puede ser el objetivo. Estas "amenazas" incluyen abogados de derechos humanos, ciudadanos que apelan por sus derechos básicos, militares retirados, aquellos que sufren de medicamentos o vacunas adulteradas, e incluso ciudadanos que han pedido ayuda durante los actuales bloqueos de estilo militar.
Con una red de vigilancia masiva, una sofisticada tecnología de reconocimiento facial y avanzadas herramientas de censura de Internet, cualquiera puede convertirse en la próxima víctima de la brutalidad del PCCh. No hay excepciones.
En este momento crítico de la historia, recuperar la bondad y la conciencia es de suma importancia. Si volvemos a los valores tradicionales, podremos encontrar el camino hacia un futuro brillante.
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Categoría: Opinión y análisis