(Minghui.org) Jiang Zemin se convirtió en el máximo dirigente del Partido Comunista Chino (PCCh) en 1989 por su papel en la represión del movimiento democrático estudiantil. Con el lema de "amasar riqueza manteniendo un perfil bajo", convirtió el país en una tierra de corrupción en la que apenas había funcionarios que pudieran resistirse a aceptar sobornos. Al atacar a Falun Gong y sus principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, hundió aún más a la nación china en un abismo moral de falsedad, maldad y lucha de clases.

La sociedad china y sus ciudadanos aún sufren las secuelas del gobierno de Jiang. Muchos se preguntan si Jiang podrá librarse de sus maldades tan fácilmente como con su muerte. Falleció el 30 de noviembre de 2022.

Desde la antigüedad, el pueblo chino ha creído que "el bien y el mal serán recompensados en consecuencia". Nos gustaría hablar de las consecuencias a las que se enfrentó Jiang en vida y a las que se enfrenta ahora en el inframundo.

Un líder famoso

Las autoridades del PCCh anunciaron la muerte de Jiang el 30 de noviembre y muchos ciudadanos chinos se sintieron aliviados. Algunos incluso lo celebraron con fuegos artificiales. Se alegraban de que un dictador tan famoso se hubiera ido por fin. Curiosamente, tanto los internautas chinos como los medios de comunicación extranjeros se refirieron a Jiang como un sapo, un término despectivo que comenzó cuando Jiang era Secretario del Partido de Shanghái (1987 - 1989).

La verdadera historia de Jiang Zemin de China, un libro publicado cuando Jiang aún estaba en el poder, explicaba la conexión de Jiang con el sapo, su traición (tanto él como su padre fueron traidores), fraudulencia (falsa afiliación al PCCh, falsas declaraciones de adopción por parte de su tío, miembro del PCCh) e historias sucias con varias mujeres. Pocos líderes comunistas se expusieron al público de esta manera cuando aún estaban en el poder.

Tras ordenar la persecución a Falun Gong, un sistema de meditación pacífica que mejora la mente y el cuerpo, en julio de 1999, Jiang empezó a tener frecuentes pesadillas.

Temía ir al infierno, consciente de su imperdonable pecado contra inocentes practicantes de Falun Gong que solo querían ser mejores ciudadanos. Como consecuencia, copió a mano en su casa el Sutra del Bodhisattva Ksitigarbha y se gastó una fortuna pidiendo a los lamas que rezaran por él. Debido a estas siniestras acciones, a veces se lo conocía como Jiang gui (Jiang fantasma) según el folclore.

Nefastas consecuencias

Yazhou Zhoukan (un semanario de asuntos internacionales en chino) informó de que Jiang visitó una vez el templo de Zhantanlin, en la provincia de Anhui, en junio de 2004, para rezar por la protección del Bodhisattva Ksitigarbha. Jiang emprendió el viaje el 4 de junio y no veía la hora de llegar a la montaña Jiuhua, donde se encuentra el templo. Contó a sus ayudantes que el día anterior había tenido un sueño horrible en el que sufría en el Infierno Avici.

El Infierno Avici (o Infierno Incesante) es el nivel más bajo del infierno, y fue bien descrito en La verdadera historia de Jiang Zemin de China. "La palabra 'incesante' se refiere al castigo interminable en el infierno. Hay cinco 'incesantes': primero, el tiempo incesante, que significa sufrimiento incesante las veinticuatro horas del día; segundo, el espacio incesante, que significa que cada centímetro del cuerpo es sometido a tortura, sin dejar ningún lugar intacto; tercero, los aparatos de tortura incesante, que significa que se emplean sin fin diferentes instrumentos de castigo; en cuarto lugar, el estatus incesante, que significa que todos son torturados por igual, independientemente de su sexo o estatus social en sus vidas anteriores; y en quinto lugar, el estado incesante, que significa que los condenados están incesantemente en un estado de muerte por sufrimiento, y recuperan la conciencia solo para continuar sufriendo", señala el libro. "No hay fin al sufrimiento por el que pasan los condenados en el proceso de destrucción, capa por capa. No hay nada más horrible en todo el cosmos".

Del mismo modo, la información del templo de Zhantanlin también describía detalles basados en palabras del Bodhisattva Ksitigarbha. En el infierno, "los guardias utilizaban cientos de clavos de hierro al rojo vivo para clavar los huesos, de donde salían llamas que quemaban todo el cuerpo. También se torturaba en la montaña de nieve, donde el viento helado soplaba con fuerza hasta agrietar la piel y la carne. Además, uno podía ser arrojado desde lo alto sobre árboles de cuchillos y espadas, donde todo el cuerpo quedaba hecho pedazos. Además, estos castigos se repiten una y otra vez sin parar. Es aterrador".

Hay un dicho chino que dice "el bien se recompensa con el bien, y el mal se encuentra con el mal". Todo el mundo tiene la opción de hacer buenas o malas acciones y se enfrentará a las consecuencias correspondientes.