(Minghui.org) He soñado varias veces con una dermatóloga de nuestro hospital y me preguntaba por qué había aparecido ella. Nada es accidental para los cultivadores. Pensé que debía ser que el Maestro Li estaba tratando de iluminarme sobre algo en mi cultivación.

El hecho de que apareciera una dermatóloga me llamó la atención. La piel es la superficie del cuerpo humano. Este fue el indicio minucioso y misericordioso del Maestro de que la cultivación no debe quedarse solo en la superficie. Sin la eliminación de lo que está en lo más profundo, los malos apegos humanos, ¿cómo podría llamarse cultivación? Analicé mi estado de cultivación y me di cuenta de que tenía un problema fundamental: me cultivaba solo superficialmente y no cultivaba mi corazón. Los practicantes deben buscar en su interior sus propios defectos. Me gustaría compartir dos ejemplos de mi proceso de mirar hacia dentro para cultivar mi corazón.

Quitando el resentimiento profundamente escondido

El resentimiento suele ser difícil de detectar y no es fácil de dejar. Surge cuando pensamos que los demás han hecho algo mal, por lo que nuestra reprobación, crítica y resentimiento están justificados.

Desde un punto de vista humano, cuando una persona hace algo mal, hay que criticarla y culparla. Cuando las personas que te rodean hacen repetidamente cosas mal, pero no aceptan las críticas ni las corrigen, con el tiempo surge el odio y se desarrolla el resentimiento. Así era como yo trataba a mi marido y a mi familia. Estaba descontenta con sus acciones, y no cambiaban por muchas veces que me quejara. Estaba muy enfadada y siempre pensaba que lo que yo hacía estaba bien. Pero esta mentalidad solo servía para encubrir mi resentimiento. Mi corazón y mi familia estaban invisiblemente enfrentados.

Si no profundizamos, muchas veces no reconoceremos nuestro resentimiento y tenderemos a cultivarnos superficialmente, pensando: "No veo las cosas igual que él, tengo que ser complaciente, tengo que ser tolerante", que es el razonamiento de la gente común. A primera vista, parecía que los toleraba. Me volví más tolerante, pero así es como actúa la gente corriente, no lo que exige la cultivación: la eliminación de los apegos.

Cuando ocurre algo desagradable, el resentimiento vuelve a aflorar. Con el tiempo, estos rencores se fortalecerán y se ocultarán más profundamente, dando lugar a una mentalidad de lucha. Recuerdo lo que dijo el Maestro:

“El que tiene la razón es él

El que está equivocado soy yo

¿Por qué contienden?”

(Quién tiene razón, quién no, HongYin III)

Entonces dejé de quejarme. Sin embargo, mi marido y mi familia seguían en ese estado. Me sentía muy frustrada por no poder salir de él.

Solo después de escarbar profundamente podemos comprender que los cultivadores no pueden cultivarse y mejorar verdaderamente si utilizan principios humanos para ver lo correcto y lo incorrecto. Al reconocer esta tendencia, supe que tenía que mejorar basándome en el Fa y establecer nuevos estándares para mí misma –los estándares de un cultivador–. Debía cambiar mis nociones y mirar dentro de mí, en lugar de juzgar quién está bien o mal en la superficie. Cuando dejé de hacer juicios y miré en mi interior, sin importar si tenía razón o no, siempre encontré algo en lo que podía trabajar. Entonces dejé de quejarme y culpar. Como consecuencia, pude desprenderme de cualquier resentimiento.

Eliminar mi apego a no aceptar críticas

A la mayoría de la gente no le gusta que le señalen o expongan sus errores, y no le gusta oír palabras desagradables. Un cultivador no debe ser así, sin embargo, yo sentía que a veces me comportaba de esta manera. Estudiaba el Fa diligentemente, pero cuando encontraba problemas o conflictos, no miraba hacia adentro para encontrar lo que no hacía bien.

Normalmente, no estaba convencida de haber hecho algo mal. El tono de mi voz podía cambiar, e intentaba argumentar o explicar esto y aquello. Pero en esos momentos, olvidaba por completo que soy practicante. De hecho, estos problemas eran pruebas para ayudarme a mejorar. Sin embargo, mi comportamiento no estaba en consonancia con el Fa. Estudiaba el Fa y hacía los ejercicios todos los días, pero en realidad no me cultivaba. Por lo tanto, mi xinxing no había mejorado mucho. Estaba estancada en el nivel de la gente común y no podía elevarme más. Como resultado, no se produjeron muchos cambios en mí, ni física ni mentalmente.

Mi renuencia a aceptar las críticas se manifestaba, por ejemplo, cuando hacía las tareas domésticas. Mi marido siempre pensaba que era demasiado lenta y que no organizaba bien mi tiempo. Yo siempre le contestaba: "Pues hazlo tú, no hables por hablar, ¡haz lo que predicas!". De hecho, si hubiera podido mirar de verdad hacia dentro cada vez que él me criticaba, y si hubiera intentado superar mis defectos para corregirme, sí que habría podido mejorar. Además, habría tenido más tiempo para estudiar el Fa y hacer las tres cosas que se requieren de los practicantes.

Mientras sigamos el Fa para mirar hacia dentro en cada momento, podremos encontrar algo que mejorar. El Maestro dijo:

“Pero dicho esto, esto es algo que certifica en un nivel fundamental si alguien es en esencia un cultivador; así que esa cosa que te lleva a no aceptar las críticas tiene que ser eliminada. Aun si lo has hecho bien en otras áreas y sólo eres malo en este aspecto, aún no eres un cultivador” (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles).

Doy las gracias al Maestro por iluminarme con sus profundas y compasivas enseñanzas.

En el futuro, recorreré mi camino de cultivación examinándome según las enseñanzas, me libraré de la vanidad, miraré hacia dentro mientras afronto las críticas y mejoraré mi xinxing.