(Minghui.org) Mucha gente cree que la masacre de la Plaza de Tiananmen que perpetró el Partido Comunista Chino (PCCh) en 1989, destrozó los sueños de los intelectuales chinos en cuanto a construir un país democrático, y los convirtió en personas que sólo se preocupan por ganar dinero. Después de que el PCCh comenzara a perseguir a Falun Dafa en 1999, la degradación de los valores morales que conlleva esta persecución ha empeorado aún más la corrupción de los intelectuales.
Tomando como ejemplo la educación superior, las universidades son conocidas por ser lugares de intelectuales altamente educados, incluyendo profesores, investigadores, estudiantes y administradores. Sin embargo, las universidades chinas, a menudo consideradas como pilares del progreso social, se han convertido también en focos del control ideológico del PCCh.
Libertad de pensamiento y de expresión asfixiada en el campus
A lo largo de los años, el Partido ha establecido cursos obligatorios de comunismo, ha creado sucursales del Partido y ha vigilado las palabras y los comportamientos en los campus de casi todas las universidades. Tras el inicio de la persecución a Falun Dafa, muchas universidades también recibieron instrucciones de crear sucursales de la Oficina 610 para perseguir a los profesores, al personal y los estudiantes que practicaban Falun Dafa, una práctica de mente y cuerpo que se basa en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Estas medidas obligaron a los intelectuales a abandonar su juicio sobre el bien y el mal, y a restarle importancia a los valores morales. Con el paso del tiempo, su espíritu de pensar con independencia se fue debilitando, así como su habilidad para hacerlo. Muchos intelectuales desecharon esas características que antaño tanto se valoraban entre los intelectuales, como pueden ser el altruismo, el cuestionamiento de los sucesos incorrectos, la exploración de áreas desconocidas, la construcción de entornos de trabajo amigables y las contribuciones a la sociedad. En su lugar dirigieron su atención a perseguir intereses materiales, poder y otras metas. También comenzaron a centrarse en complacer a los funcionarios de más alto rango. A estos fenómenos se sumó su creciente indiferencia hacia todo tipo de cuestiones sociales.
Aunque los profesores y estudiantes universitarios publican colectivamente un gran número de artículos de investigación cada año, no son más que una forma de aparentar gloria. El hecho es que los intelectuales se están corrompiendo rápidamente, en su conjunto. Más concretamente, esa miopía por perseguir una cierta cantidad de publicaciones ha distorsionado la ecuación de la educación y la investigación, llegando a provocar que los intelectuales se peleen entre ellos por sus intereses materiales. En su conjunto, se han convertido en un grupo que está plagado de una competencia malsana y de luchas internas, mientras solicitan fondos para investigar y buscan llevar a cabo más publicaciones. Como han abandonado los valores morales e incluso su propia autoestima, el común de la gente les falta al respeto. Así que han perdido la capacidad de impulsar el progreso de la sociedad. Al final, se han convertido en un vasallo político del PCCh.
Como se explica a continuación, cuando se suprimieron los principios Verdad-Benevolencia-Tolerancia, las universidades de China perdieron gradualmente los valores morales en tres áreas: el fraude se convirtió en algo normal, las luchas internas se intensificaron y la miopía se volvió predominante.
Lo opuesto a la verdad: el fraude se convierte en algo normal
En febrero de 2003, Chen Jin, de la Universidad Jiaotong de Shanghai, afirmó que había desarrollado un microchip de procesamiento digital de señales (DSP) de última generación al que llamó Hanxin. Esto le valió famosos títulos y financiación del Ministerio de Ciencia y Tecnología. No fue hasta 2006 cuando se descubrió que varias versiones del chip de Chen eran falsas o productos comprados a otras empresas. Chen fue destituido como decano de la Universidad Jiaotong de Shanghai y se le retiró la financiación.
El incidente de Hanxin es sólo uno de los innumerables casos de fraude académico en China. Muchos funcionarios y profesores universitarios también han obtenido fondos a través de transacciones falsas, facturas fabricadas y sobornos. Algunos funcionarios incluso han abusado de su poder para confiscar indemnizaciones que pertenecían a investigadores ordinarios.
Esta tendencia se inició cuando las universidades empezaron a utilizar el número de proyectos y financiaciones patrocinadas por el Estado que un investigador o profesor conseguía como indicador clave de rendimiento para ascensos, beneficios y asignación de recursos. Existe la norma tácita de que cualquier financiación no gastada podría afectar negativamente a la financiación futura. Por ello, a menudo se insta a los profesores a que gasten todos sus fondos de investigación para recibir más fondos para los años siguientes. Mientras tanto, las universidades también les instan a solicitar más fondos de los que necesitan para sus proyectos de investigación específicos, para que las universidades también puedan obtener más dinero (las escuelas suelen quedarse con una parte de los fondos de investigación de los profesores).
Los profesores también son responsables de la compra de equipos, la contratación de ayudantes de investigación y la búsqueda de reembolso de sus gastos. Muchas universidades tienen políticas de reembolso excesivamente complicadas como forma de protegerse de las auditorías gubernamentales, ya que podrían argumentar que tienen políticas específicas para mitigar el mal uso de los fondos. Sin embargo, estas políticas añaden presión a unos profesores ya estresados, que se enfrentan a la dificultad de solicitar financiación, asignar fondos y obtener el reembolso de los gastos. Incluso los profesores honestos tienen que ingeniárselas para agotar sus fondos sin dejar de cumplir todas las complicadas políticas de reembolso. Muchos acabaron recurriendo a la falsificación de facturas.
A medida que esto continuaba, los profesores y funcionarios se volvían incapaces de mantener su nivel ético. Para obtener más financiación y promoción, muchos también han empezado a cometer fraudes en sus investigaciones científicas, además del fraude financiero mencionado anteriormente. Además del incidente de Hanxin, de la Universidad Jiaotong de Shanghai, en otras universidades e instituciones de investigación también se han producido incidentes similares.
Multimedia Tools and Applications, una revista de la editorial alemana Springer, retractó 39 artículos escritos por investigadores chinos solo entre 2018 y 2020 debido al plagio y otras faltas académicas. Incluyen "[la duplicación] de un manuscrito no publicado, la manipulación de la autoría, un intento de subvertir el proceso de revisión por pares, la superposición sustancial, sobre todo con el artículo citado, y la duplicación de figuras sin el permiso apropiado". Muchos de ellos eran proyectos de investigación patrocinados por el gobierno de la Universidad de Zhejiang, la Universidad de Beihang, la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan, la Universidad de Jiliang de China, el Instituto de Tecnología de Changzhou y otras. Curiosamente, los administradores de las universidades rara vez se involucraron en la investigación y denuncia de estas conductas indebidas porque estos funcionarios también se beneficiaron de los logros exagerados.
Los fraudes van más allá de las áreas financiera y de investigación científica. Para encubrir los fallos en la educación y la investigación, las universidades aumentaron el número de sus publicaciones, para mostrar sus logros académicos. También ofrecieron grandes beneficios para atraer a investigadores extranjeros con un elevado número de publicaciones, mientras que restaron importancia a los nuevos investigadores de China que aún no tenían tantas publicaciones. Otros casos de fraude incluían la manipulación de datos para aumentar artificialmente las tasas de empleo e impulsar la clasificación de las universidades, y el bloqueo de noticias negativas como el acoso escolar o el suicidio en el campus.
Lo contrario de la compasión: las luchas intestinas se intensifican
Además del fraude, también se han intensificado los conflictos entre las principales partes interesadas del campus. Hay luchas intestinas entre profesores y conflictos entre profesores y estudiantes. Incluso los estudiantes tienen problemas con otros estudiantes.
Por ejemplo, los profesores suelen pelearse entre sí o "confabularse" para favorecer sus propios intereses. La financiación, los premios y los títulos están controlados por funcionarios y/o académicos de alto rango. Ante estos intensos conflictos, los nuevos profesores suelen tener que unirse a distintas facciones para protegerse. Además de trabajar duro en la investigación, tienen que dedicar tiempo y energía a mantener las conexiones.
Sin recursos ni poder, los estudiantes de posgrado suelen estar en la parte inferior de la jerarquía de los logros de investigación, convirtiéndose en mano de obra barata. A pesar de sus contribuciones, su trabajo apenas se reconoce. Li Peng, un estudiante de posgrado de 25 años de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China Oriental, murió durante una explosión el 23 de mayo de 2016, mientras trabajaba en la fábrica de su asesor. Al ver el mal ambiente sin medidas básicas de seguridad, la familia de Li se preguntó por qué el asesor no estaba allí ni proporcionaba ninguna protección. Pero nadie abordó esta cuestión.
Algunos profesores explotaban la mano de obra barata de sus alumnos a cambio de la graduación. Además, pedían a los estudiantes que les reembolsaran el dinero, les hicieran sus compras y les ayudaran en las tareas domésticas. La enorme presión y el maltrato han provocado problemas mentales y suicidios entre los estudiantes, pero las universidades a menudo han encubierto estos problemas o han protegido a los profesores. Para competir por premios o evitar el acoso, los estudiantes han tenido que sobornar a profesores o funcionarios, o difamar a otros estudiantes.
Cuando los conflictos se intensificaron, los estudiantes aprendieron a vengarse atacando a los profesores, alegando razones políticas y académicas. De este modo, los campus universitarios se han convertido en un patio de recreo de la cultura del Partido Comunista de China. Las luchas internas son intensas y contraproducentes. Hay muchos casos en los que un profesor o un estudiante se va al extranjero y le resulta fácil conseguir logros. Pero al regresar a China, es mucho más difícil seguir teniendo éxito.
Lo contrario de la tolerancia: la miopía se vuelve predominante
Además del fraude y los conflictos, la miopía también se ha convertido en algo serio en las universidades. La gente está ávida de un éxito rápido y una gratificación instantánea. Preocupados por perder las ganancias a corto plazo, muchos no pueden comer ni dormir bien. En lugar de mejorarse, a menudo tratan de encontrar atajos y competir con los demás. Muy pocas personas tienen una mente tranquila.
Como funcionarios del gobierno, los presidentes de las universidades estatales se centran en los logros superficiales para sus carreras políticas en lugar de tomar medidas para resolver los problemas reales. Son reacios a cambiar internamente, y a menudo se centran en la colaboración con el extranjero para conseguir un efecto propagandístico. En relación con estos problemas, las universidades a veces prometen demasiados beneficios para atraer a los talentos extranjeros. Todo esto ha causado graves problemas. Cuando las universidades buscan talentos a toda costa, a veces hacen promesas que no pueden cumplir. En consecuencia, sus nuevos empleados suelen tener conflictos con los administradores cuando no se cumple lo prometido. Para evitar que los profesores se marchen, algunas facultades han amenazado al profesorado con retirarles la financiación, quitarles todos los premios y otras medidas.
La lucha por las viviendas asignadas, los proyectos y los títulos especiales se ha convertido en una norma para muchos profesores. Han probado todos los medios y conexiones para buscar títulos. Aunque las solicitudes de financiación suelen ser detalladas y estar bien preparadas, sus proyectos suelen concluir prematuramente con informes descuidados. Algunos profesores también han utilizado empresas falsas para solicitar subvenciones del gobierno.
Los miembros de la Academia China de las Ciencias, muchos de los cuales son también miembros del profesorado de diferentes escuelas, suelen tener un gran poder a la hora de conceder financiación a los solicitantes. Aunque actúan como revisores de las solicitudes, también solicitan ellos mismos la financiación. Se trata de un fenómeno extraño, ya que se les permite adjudicarse a sí mismos la financiación sin un proceso de revisión independiente.
Por desgracia, estas situaciones indeseables de ir en contra de Verdad-Benevolencia-Tolerancia no se limitan a las universidades, y también son frecuentes en otras partes de la sociedad. Como intelectuales, debemos recordar nuestros sueños, conocer nuestras responsabilidades y seguir nuestra conciencia.
De hecho, muchos de estos fenómenos fueron causados por la cultura del Partido del PCCh. Desde que tomó el poder en 1949, el PCCh ha matado a más de 80 millones de chinos inocentes, incluidos los intelectuales, a través de sus numerosas campañas políticas. Rechazando al PCCh y apreciando los valores tradicionales, como Verdad-Benevolencia-Tolerancia, podemos tener un camino para el futuro.
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Categoría: Opinión y análisis