(Minghui.org) La vida nos presenta muchos tipos de momentos felices: recuperarnos de una enfermedad, reconciliarnos después de una disputa y esperanzas renovadas. Todo esto lo experimentaron las personas que asistieron a un reciente seminario de nueve días de Falun Dafa.

Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es un sistema de meditación basado en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Se ha extendido a más de 100 países desde que el Maestro Li Hongzhi lo presentó por primera vez al público. Para iniciarse, se pueden leer los libros en FalunDafa.org, unirse a ejercicios de grupos locales o asistir a seminarios de nueve días en los que se reproducen las conferencias en vídeo del Sr. Li.

A continuación, presentamos testimonios de personas que asistieron a un seminario de este tipo en Seúl, Corea del Sur.

Asistentes al seminario de nueve días de Falun Dafa en Seúl aprendiendo los ejercicios.

Una oportunidad retrasada 21 años

Kim Kyong-il, un escritor de 60 años, fue productor de un canal de televisión durante 30 años. Conoció Falun Dafa hace 22.

En 1999, un cantante al que Kim respetaba le regaló un DVD con información sobre Falun Dafa. Como sabía que a Kim le gustaba el qigong, este cantante dijo que Falun Dafa ayudaba a las personas a volver a su verdadero ser y que le había costado mucho esfuerzo hacerse con el DVD. Pero como el DVD solo estaba en chino y no tenía subtítulos en coreano, Kim paró después de ver solo un poco, ya que no lo entendía. Cuando el partido comunista chino (PCCh) empezó a perseguir a Falun Dafa ese mismo año, se planteó si debía entrevistar a las partes implicadas y hacer un reportaje sobre el tema, pero luego desistió de hacerlo.

El tiempo pasó volando. Probablemente debido al estrés, Kim desarrolló diabetes, hipertensión, hiperlipidemia y un ritmo cardíaco irregular. No tuvo más remedio que dejar su trabajo. Debido a la insuficiente irrigación sanguínea del cerebro, se desmayó dos veces y tuvieron que instalarle un marcapasos. Tomaba 17 o 18 pastillas todas las mañanas para tratar la depresión y el trastorno de pánico. Su insomnio era tan grave que ni siquiera los medicamentos que le recetaron lo ayudaban. La constante frustración hizo que casi quisiera acabar con su vida.

Un día que pasaba por Gwanghwamun, un conocido destino turístico de Seúl, Kim se cruzó con algunos practicantes de Falun Dafa y se enteró del seminario de nueve días. "Recuerdo que el día que compré Zhuan Falun (las principales enseñanzas de Falun Dafa), terminé de leerlo esa misma noche", recordó. "Me di cuenta de que era el libro que necesitaba para guiar mi vida. Supe que necesitaba mejorar tanto mi mente como mi cuerpo".

Después de eso, Kim pasó cuatro o cinco horas al día aprendiendo los ejercicios de Falun Dafa y leyendo libros de Dafa. También dejó de tomar medicamentos sin pensarlo demasiado. "Cuando me di cuenta al principio, estaba un poco nervioso", dijo. "Pero todo iba bien. Y decidí contar con Falun Dafa, porque de todos modos la medicina no podía curar mis enfermedades".

Han pasado cuatro meses. La semana pasada le hicieron un examen físico y una enfermera le dijo que ya no necesitaba tomar nada para la hipertensión o la diabetes. Y que el marcapasos también podía retirarse, ya que estaba a punto de quedarse sin batería. Kim dijo que estaría bien sin el marcapasos ni los medicamentos. "Gracias a la lectura de los libros de Falun Dafa, ahora entiendo lo que es la enfermedad y estoy muy agradecido", añadió.

Tras haber experimentado innumerables altibajos, ahora Kim comprende mejor la vida. Una vez que no pudo doblar las piernas en la posición de loto completo para meditar, pensó: "Todos morimos de todos modos. Aunque muera haciendo este movimiento, merece la pena". Milagrosamente, fue capaz de sentarse en la posición de loto completo al instante. Al ver los vídeos de las conferencias del Maestro, a menudo se emocionaba hasta las lágrimas. "Solía pensar que alguien como yo había acumulado demasiado yeli y estaba tan enfermo que no había esperanza para mí", explicó. "Ahora estoy muy contento porque el Maestro me dio una segunda vida".

Durante este tiempo, Kim perdió 12 kilos (26 libras) y su peso era normal. "Al haber mejorado mi salud física, mi mentalidad y mi vida diaria de forma holística, estoy muy conmovido por el poder de Verdad-Benevolencia-Tolerancia", añadió.

Una disputa de toda la vida se soluciona

Pyon Moon-hee, de 80 años, vive en Mapo-gu, en Seúl. Siempre se ha esforzado por ser honesta, y dice que nunca ha mentido ni faltado a ninguna cita en su vida, salvo una vez que llegó 20 minutos tarde. Sin embargo, a causa del dinero, tuvo un conflicto con sus familiares y se distanciaron. El resultado fue una larga y dolorosa soledad.

Su destino cambió un día de marzo cuando envió un mensaje de texto a Park Jeong-hye, practicante de Falun Dafa, que decía: "Para la donación de órganos a mi muerte...". Era un mensaje destinado a un centro de donación de órganos, pero lo envió por error al destinatario equivocado.

Park trabaja en una empresa de alimentos saludables y conocía a Pyon como cliente desde hacía 13 años. Como sabía que Pyon no solía enviar mensajes de texto, Park se preocupó y se preguntó si le había pasado algo, así que fue a verla.

Mientras charlaban, Pyon hablaba de lo sola y desamparada que se sentía y de lo duro que era irse a dormir cada noche, sin saber si volvería a despertarse. Park le recomendó Falun Dafa, le mostró los cinco ejercicios y le prestó un ejemplar de Zhuan Falun.

Pyon tenía una educación muy limitada y leer un libro era casi imposible para ella. "Pero este libro era especial", recuerda. "Cuando lo abrí, me sentí muy cómoda, algo que nunca me había ocurrido". Y no solo eso, sino que se sintió conmovida por lo que decía sobre cómo convertirse en una buena persona siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Después de leer el libro, sus sentimientos negativos hacia su familia se disolvieron. Por primera vez en muchos años, quiso llamar a su hermano menor.

Como el libro era tan esclarecedor, Pyon pasaba mucho tiempo leyéndolo. Ahora puede leer el libro completo dos veces por semana y siempre obtiene nuevos entendimientos.

Varios días después de asistir al Seminario de Nueve Días, sus piernas dejaron de estar frías por la noche. Este problema la había molestado durante muchos años, independientemente de la temperatura o de la cantidad de mantas que utilizara. Al desaparecer la sensación de frío, disfrutaba aún más de la meditación sentada.

Debido a su dolorosa experiencia de soledad y resentimiento, Pyon desarrolló una vez afasia y apenas podía hablar. "Es asombroso que hoy pueda hablar con tanta fluidez y que pueda leer: ¡Falun Dafa es realmente maravilloso!", añadió.

"Más gente tiene que oír hablar de esto"

Kim Han-shi, de 80 años, se enteró del seminario por el presidente de la junta directiva de la escuela donde se jubiló. Tras ser operado de un trastorno del movimiento hace dos años, sufría efectos secundarios y tenía dificultades para moverse. La práctica de Falun Dafa le ayudó a recuperar la salud y la agilidad.

Lee Chang-moon, de 83 años, y su mujer han empezado a aprender los ejercicios de Falun Dafa con su hijo, que los practica desde hace 20 años. Todas las mañanas, van a un parque cercano a las 5:30 y hacen los ejercicios juntos. "Antes tenía dificultades para dormir y ahora puedo dormir bien todas las noches", dijo. "Esta práctica es tan buena que no quieres dejarla".

Jo Jung-sook, de 65 años, es trabajadora sanitaria en un hospital. Ella y su marido asistieron al Seminario de Nueve Días. Jo dijo que su trabajo es muy exigente. Después de ayudar a los pacientes a cambiarse de ropa y sábanas, a menudo sudaba mucho y estaba agotada. Jo aprendió la práctica de uno de sus compañeros de trabajo, que es practicante de Falun Dafa. "Cuando me siento incómoda o como si fuera a enfermar, me examino para ver en qué puedo mejorar", dijo. "Cuando puedo dejar de lado los malos pensamientos y comportarme como una buena persona, el malestar desaparece pronto". Como resultado, su temperamento mejoró, sus piernas dejaron de estar rígidas y cada día tiene más energía.

Jeong Hyung-chung, de 50 años, siempre se interesó por el qigong y leyó muchos libros acerca de ello. Se enteró de la existencia de Falun Dafa por un folleto que le entregó un practicante y aprendió los ejercicios gracias a las instrucciones publicadas en Internet. Después de asistir al Seminario de Nueve Días, descubrió que la práctica era más profunda de lo que había pensado. "Voy a leer más el libro", dijo. "Es tan bueno que más gente tiene que oír hablar de esto".

La librería Tianti de Seúl celebra estos seminarios de nueve días una vez al mes. Son gratuitos y los participantes pueden asistir a la sesión de la mañana o de la tarde. Para más información sobre las librerías Tianti en todo el mundo, pueden visitar https://www.tiantibooks.org/

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