(Minghui.org) Esta joven china es Yu Minghui. Su pelo largo y oscuro enmarca sus delicadas facciones con una expresión que es característica de ella: mira ligeramente hacia abajo con sus largos párpados, pacífica y serena. A pesar de su comportamiento tranquilo, Minghui tiene una historia conmovedora y una familia extraordinaria.

Yu Minghui está delante del cuadro An Orphan's Tears (Lágrimas de un huérfano) en la exposición internacional de arte Zhen-Shan-Ren (Verdad-Benevolencia-Tolerancia) en junio de 2013, sosteniendo una postal en la que pide la liberación de su padre.

La pesadilla de una adolescente

Su historia se remonta 22 años atrás y comenzó en una pequeña ciudad del noreste llamada Mudanjiang, en la provincia de Heilongjiang. Su nombre se debe al río Mudan (literalmente "río de las peonías") que la atraviesa.

Minghui y sus padres vivían en un típico apartamento del edificio n.º 38 del barrio de la granja ferroviaria de Hailin Oeste. La feliz vida familiar que ella conocía se vio interrumpida cuando la policía local aporreó su puerta un día de verano de julio de 1999. Su vida de 12 años dio un vuelco y su idea de hogar y familia se vio alterada para siempre.

¿Cómo era el hogar de Minghui? El apartamento no era espacioso, pero ella tenía su propio espacio separado por una cortina de tela. Su pequeño mundo tenía una decoración sencilla -un escritorio, una silla y una lámpara- y era donde pasaba su tiempo leyendo y dibujando.

Su padre, el Sr. Yu Zonghai, es un artista inteligente, ingenioso y con talento. Se burlaba de ella y la llamaba "niña". Siempre parecía tener un truco bajo la manga para hacer sonreír a su hija: contarle una historia, mostrarle una técnica de dibujo o fingir que era un director de orquesta agitando un palillo en el aire mientras comía. Todo lo que hacía papá la divertía.

Cuando Minghui empezó a leer, papá trajo a casa grandes cantidades de libros de la biblioteca de la ciudad donde trabajaba. Minghui los leía muy rápido. Cuando se sentaba a leer, lo hacía durante horas sin moverse. Cuando entró en la escuela secundaria, ya había leído casi todos los libros infantiles de la biblioteca.

En la memoria de Minghui, mamá, la Sra. Wang Meihong, tenía unos ojos muy bonitos que brillaban cuando la miraba. Los inviernos en el norte de China son muy duros. Cada mañana, mamá vestía a Minghui con tres capas de abrigo por debajo y tres por encima. Sus largos y finos dedos danzaban para ponerle un gorro, una bufanda y unas manoplas. Todos los días la abrigaba con gran esmero y nunca se olvidaba de nada.

Minghui se dormía cada noche escuchando la Serenata de Mozart y se despertaba cada mañana con la hermosa música de los ejercicios de Falun Dafa. Mamá y papá son practicantes de esta creencia espiritual basada en los principios universales de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Mamá y papá eran excelentes empleados en el trabajo, y a Minghui le iba bien en la escuela primaria. Obtenía buenas notas y siempre era la jefa de estudios de su clase, un cargo que le asignaba el profesor de la clase o que elegían los demás alumnos. El líder estudiantil coordina las actividades y la comunicación entre los profesores y los alumnos.

En su primer año de secundaria, Minghui volvió a ser elegida líder de la clase con el voto de casi todos los alumnos. También fue la ayudante asignada en las clases de chino e inglés. Sus profesores solo tenían cosas buenas que decir de ella, y a todos sus compañeros le caía bien. La joven Minghui, ligeramente gordita y siempre sonriente, no sabía lo que era estar triste.

Entonces, ese verano después del séptimo grado, el partido comunista chino, PCCh, comenzó su persecución a nivel nacional contra Falun Dafa (también llamado Falun Gong). Durante los siguientes veinte años, cientos de miles de practicantes en China fueron arrestados, detenidos, condenados a trabajos forzados o a prisión, abusados y torturados. Como resultado, muchos perdieron la vida y otros fueron asesinados para suministrar órganos para trasplantes en una operación autorizada por el estado. Cientos de miles de familias quedaron destrozadas, incluida la de Minghui.

El 20 de julio de 1999, la policía golpeó la puerta, irrumpió y se llevó al señor Yu. Además de papá, casi todos los coordinadores voluntarios de Falun Dafa locales fueron arrestados ese día. Poco después de ser liberado, papá fue a Beijing para solicitar al gobierno central su derecho a la libertad de religión. Fue detenido de nuevo, llevado de vuelta a Mudanjiang y condenado a un año de trabajo forzado.

Su tercera detención se produjo después de pintar con spray "Falun Dafa es bueno" en una pared en público, lo que le valió una condena de 15 años de prisión. Por decir a la gente que Dafa es bueno, mamá también fue condenada a 11 años. En un momento dado, Minghui también fue detenida en un centro de lavado de cerebro.

Cuando los demás niños de su edad seguían siendo cuidados por sus padres, Minghui dividía su tiempo libre entre dos prisiones en dos ciudades diferentes. Un viaje en tren, un viaje en autobús, caminar kilómetros y luego suplicar durante media hora para poder ver a mamá o a papá a través de un grueso muro de cristal y escuchar sus voces. Sin embargo, estas escasas oportunidades de visita a menudo eran denegadas porque mamá y papá se negaban a renunciar a su creencia en Falun Dafa. Llena de esperanza al llegar, Minghui se quedaba a menudo en el vestíbulo, esperando un día entero, hasta que el conserje empezaba a barrer el suelo y a echar a la gente.

Durante las pocas veces que Minghui pudo visitar a su papá en la cárcel, éste siempre se mostró optimista. "¿Sabes cómo se cortan las uñas, niña?". "Utilizas un cortaúñas". "No tengo un cortaúñas, esto es la cárcel". "¿Entonces cómo te cortas las uñas?". "Bueno, déjame decirte que usas tus dientes y te las muerdes". "Pero las uñas están duras". "Déjame decirte niña, si sigues mordiéndolas, se ablandan y entonces puedes morderlas. ¡Ah!, o puedes limarlas sobre una base de concreto. Ja, ja".

Sentado en la sala de visitas de la prisión, se reía y parecía realmente feliz, como si el dúo padre-hija estuviera bromeando en su casa de Hailin Oeste.

Llegando al Reino Unido

Después del instituto, Minghui fue a la universidad para estudiar arte y diseño. Se destacó en un proceso de selección muy competitivo entre los estudiantes de arte en 2010 y se le ofreció la oportunidad de avanzar en sus estudios en el Reino Unido.

De forma agridulce, dejó China para perseguir su sueño. Estudió diseño de moda en la Escuela de Arte de Cambridge.

Cuando Minghui visitó a sus padres en la cárcel, estos se limitaron a sonreír y a animarla a ser fuerte. Se guardaban para sí lo que estaban viviendo en la prisión y no le decían ni una palabra a su hija. Llevando las palabras de mamá y papá y las enseñanzas de Dafa cerca de su corazón, Minghui creció y se convirtió en una joven valiente e independiente.

Hasta que no llegó al Reino Unido y leyó los informes de Minghui.org, no se enteró de lo que les había ocurrido a sus padres durante sus diez años de prisión. Muchas noches, abrumada por la preocupación, Minghui se echó a llorar. Contaba los días que faltaban para la liberación de sus padres.

(Continuará)

***

Todos los artículos, gráficos u otros contenidos publicados en Minghui.org están protegidos por derechos de autor. Al reimprimir y redistribuir el contenido para uso no comercial, se pide indicar el título del artículo y su enlace original.