(Minghui.org) El cierre draconiano impuesto por primera vez por el partido comunista chino ha sido la medida más aceptada por los gobiernos de todo el mundo para controlar la mortal pandemia de coronavirus. Con el descubrimiento de la variante más contagiosa procedente del Reino Unido, otros países están imponiendo prohibiciones de viaje más estrictas a las personas procedentes de este país. Pero ¿puede esto realmente detener la propagación del virus?

Experto en enfermedades infecciosas: los casos de infección siguen aumentando tras el cierre

A finales de enero de 2021, Steven Riley, profesor de dinámica de enfermedades infecciosas del Imperial College de Londres, que dirigió el estudio REACT-1 (Evaluación en tiempo real de la transmisión comunitaria del coronavirus), dijo que la prevalencia de la enfermedad en el Reino Unido seguía siendo "muy alta" y que no había "ninguna evidencia de disminución" en los primeros 10 días de las nuevas restricciones.

Según los datos obtenidos entre el 6 y el 15 de enero, la tasa de prevalencia del COVID-19 se situó en el 1,58%, la más alta registrada por el estudio REACT-1 desde que se inició en mayo de 2020. También representó un aumento de más del 50% de los casos desde el último informe de mediados de diciembre.

A nivel mundial, según los datos recopilados por la Universidad Johns Hopkins, durante los 46 días transcurridos entre el 24 de diciembre de 2020 (cuando se encontró la variante del virus en el Reino Unido) y el 8 de febrero de 2021, el número total de nuevos casos confirmados en todo el mundo fue de casi 27 millones, con una media de 580.000 al día. El número de fallecidos en ese mismo periodo fue de 575.700, con una media de 12.500 al día.

El PCCh informó de más de 1.000 casos de infección y 2 muertes desde el pasado mes de diciembre, pero las cifras son ampliamente cuestionadas dado el historial de encubrimiento del PCCh. Muchos sospechan que la situación de la pandemia es probablemente más grave de lo que se reconoce oficialmente.

Diario del encierro por la plaga hace más de 300 años

El historiador estadounidense William Hardy McNeill escribió en su libro Plagues and Peoples: "Aunque la tecnología y el conocimiento han transformado profundamente los encuentros comunes con la enfermedad para la mayor parte de la humanidad, no han podido, y en la naturaleza de las cosas nunca podrán, liberar a la humanidad de su antigua posición, intermedia entre los micro parásitos que atacan invisiblemente y los macro parásitos de algunos hombres sobre sus semejantes" (...) "El ingenio, el conocimiento y la organización alteran, pero no pueden eliminar la vulnerabilidad de la humanidad a la invasión de formas de vida parasitarias".

Con todo el avance de la investigación científica y de la medicina occidental en los últimos cientos de años, la humanidad aún no ha encontrado la forma de superar las plagas.

Aunque en la actualidad muchos países están siguiendo el bloqueo al estilo del partido comunista chino para hacer frente a la pandemia de coronavirus, lo cierto es que ya hubo ejemplos de este tipo hace 300 años, según la novela A Journal of the Plague Year (Diario del año de la plaga), del escritor inglés Daniel Defoe.

En su libro, Defoe detalló la peste bubónica que se desató en Londres en 1665. Aunque se trata de una novela, muchos creen que fue una adaptación basada en el diario del tío de Defoe, Henry Foe, que era un talabartero que vivía en el barrio de Whitechapel, al este de Londres.

Defoe cuenta en el libro que el gobierno aplicó estrictas medidas de cuarentena para controlar la plaga. La policía, el personal médico y demás personal de todas las profesiones y condiciones sociales impusieron el cierre de la zona infectada. Se cancelaron todas las actividades sociales. Se sacrificaron animales. El personal de prevención de epidemias quemó materiales de combustión irritantes para la desinfección del aire. La medida de confinamiento más controvertida ordenada por la alcaldía fue mantener a los enfermos en sus casas durante un mes, aunque estos hubiesen fallecido.

Pero ni siquiera un control tan estricto impidió que la plaga siguiera extendiéndose. En la "aldea del carnicero", la situación fue más grave. Defoe escribió: "En realidad me impactó lo que vi; prácticamente me sobrecogió, y me fui con el corazón muy afectado, y lleno de pensamientos aflictivos, como no puedo describir, justo al salir de la iglesia, y al girar por la calle hacia mi casa, vi otra carreta con barandillas, y un campanero que iba delante, saliendo de Harrow Alley en la Butcher Row, al otro lado del camino, y al estar, según percibí, muy llena de cadáveres, iba directamente por la calle también hacia la iglesia".

Según los registros históricos, la gran plaga de Londres se cobró la vida de 100.000 personas en la región en 1665, antes de desaparecer repentinamente tras un gran incendio. Algunos afirmaron que el fuego quemó el virus e impidió que la plaga continuara. Pero muchos se preguntaban por qué no funcionó el confinamiento y qué fue lo que causó la plaga en primer lugar.

Algunos médicos también se preguntaban por qué la epidemia afectaba a ciertas personas, hogares o zonas de la misma ciudad, pero no a otras. Incluso en la misma casa, no todos contrajeron la peste, aunque comieran y vivieran juntos y respiraran el mismo aire. Un médico de la época especuló con que era la sabiduría de Dios la que hacía la distinción de quiénes eran los afectados por la peste y que debemos creer que Dios tiene el control de todo.

Diario del encierro actual

Hoy, más de 300 años después, una autora atrapada en Wuhan durante el encierro también registró la historia en su propio Diario del encierro.

Escribió: "Wuhan es ahora el centro de un desastre. ¿Qué es un desastre? No es pedirte que lleves una mascarilla, encerrarte en casa durante días o pedirte que muestres un pase para entrar o salir de tu comunidad. Desastre es que el número de certificados de defunción emitidos en unos pocos días sea ahora el mismo que el emitido en varios meses en el pasado; desastre es que una furgoneta funeraria que solía transportar un solo cuerpo en un ataúd esté ahora cargada de cuerpos metidos en bolsas para cadáveres; y desastre no es que se muera una persona de una familia, sino que se muera toda la familia en unos pocos días o semanas; desastre es que tengas que arrastrar tu cuerpo enfermo de un lado a otro en el frío viento y la lluvia, tratando de encontrar una cama que te acoja... desastre es que estés en casa esperando la notificación de una cama de hospital, y cuando la notificación llega, has muerto...".

Este diario fue como una bofetada a la autoproclamada victoria del PCCh en la lucha contra la pandemia. Sin embargo, cuando se produjeron nuevos casos en China en 2021, el PCCh aplicó la "experiencia de Wuhan" en muchas regiones. No solo provocó que los residentes se vieran privados de alimentos y medicinas, sino que también perdieran el control de sus emociones y casi se volvieran locos, creando un desastre humanitario y un pánico que no eran menores que el virus.

Según un artículo de The Epoch Times, un anciano de la ciudad de Nangong, en la provincia de Hebei, falleció mientras llamaba a la línea de atención del alcalde para pedir ayuda tras tener fiebre. Muchos otros residentes enfermaron en sus casas y no se les permitió salir para recibir tratamiento médico durante el confinamiento.

La Sra. Gong, del distrito de Hulan, en la ciudad de Harbin, provincia de Heilongjiang, dijo: "Durante la noche, el gobierno ordenó cerrar todas las escuelas, fábricas y negocios. No se le permitió a nadie ir a trabajar. No se permitió abrir las tiendas. No se permitía la circulación de peatones ni de vehículos a motor. Todo el mundo tenía que quedarse en casa. Toda la ciudad era como una ciudad fantasma". Sin suficientes alimentos y suministros básicos, un grupo de residentes de una comunidad perdió el control de sus emociones y apuñaló hasta la muerte a un voluntario que vigilaba la puerta de la comunidad el 3 de febrero de 2021.

Mientras el PCCh se prepara para celebrar sus conferencias políticas anuales, el recuento oficial de casos de coronavirus ha sido reducido intencionadamente, pero las medidas de confinamiento siguen vigentes.

Dónde está la solución

El premio Nobel Joshua Lederberg dijo una vez: "La mayor amenaza para que el hombre continúe dominando en el planeta es el virus".

Independientemente de cómo se haya aplicado el confinamiento, ya sea en los países democráticos occidentales o en el estado comunista autoritario de China, parece tener efectos limitados para frenar el virus. Hasta el 14 de febrero de 2021, se han registrado casi 110 millones de casos positivos y 2,4 millones de muertes en todo el mundo.

Pero por muy grave que parezca la situación, las plagas nunca han conseguido acabar con la raza humana y siempre ha habido milagros que se han documentado en la historia.

Mientras las plagas afectaban al Imperio Romano en Europa, en la dinastía Han en China también se producían catástrofes similares. Zhang Daoling, un conocido taoísta de la época, pedía a los que caían enfermos que recordaran las malas acciones que habían cometido en su vida y las escribieran una a una. Estas notas escritas se colocaban en agua mientras prometían dejar de hacer malas acciones a partir de entonces; de lo contrario, de acuerdo con sus promesas, sus vidas serían exterminadas por la plaga. Mucha gente siguió este consejo y cientos de miles de personas sobrevivieron a las plagas de esta manera.

Laurence Chadderton, un teólogo puritano inglés, también describió la forma en que fue eliminada la plaga: "Porque no es la limpieza y el barrido de nuestras casas y calles lo que puede ahuyentar a este temible mensajero de la ira de Dios... sino la purificación y el barrido de nuestra conciencia de toda la suciedad hedionda y de la escoria del pecado nos librara del temor y el peligro de todo mal".

De hecho, si analizamos detenidamente lo que ha hecho el PCCh desde que tomó el poder en 1949 y los desastres que ha traído a China, incluyendo la revolución cultural, la lucha de clases, los asesinatos y la persecución de los creyentes religiosos, tal vez se pueda explicar por qué la enfermedad del coronavirus apareció por primera vez allí.

Fuera de China, también son los países con estrechos vínculos con el PCCh los más afectados por el virus. Italia, por ejemplo, fue el primer y único país del G7 que ha colaborado con el PCCh en su iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) para avanzar en su dominio a nivel mundial. Del mismo modo, Irán es un socio estratégico del PCCh. Estados Unidos, por otra parte, es probablemente el que más ha contribuido en ayudar al PCCh a crecer rápidamente hasta convertirse en una gran potencia global que domina el mundo hasta el punto de que, tanto las Naciones Unidas como la OMS se han convertido esencialmente en la plataforma del PCCh para difundir su ideología comunista.

Si la plaga tiene ojos, tal vez vaya contra el partido comunista chino y sus seguidores. Si nos mantenemos alejados del PCCh y de la ideología comunista, tal vez podamos alejar la plaga y evitar la calamidad.