(Minghui.org) El Instituto Hudson, un centro de estudios de Washington, D. C., realizó el 18 de octubre un foro en Internet titulado "La guerra de China contra la religión". Dada la grave persecución que sufren uigures, musulmanes, cristianos, practicantes de Falun Dafa (también conocido como Falun Gong) y budistas tibetanos por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), el foro se propuso debatir cómo Estados Unidos y otros países democráticos pueden fomentar una mayor libertad religiosa, así como los derechos humanos en China.

Moderado por Nina Shea, miembro destacado y director del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson, el panel también incluyó a Xiaoxu Sean Lin (portavoz de la Asociación Falun Dafa en Washington D. C.), Robert A. Destro (profesor de Derecho en la Universidad Católica de América y exsecretario de estado adjunto para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo) y Nury Turkel (miembro destacado del Instituto Hudson).

Los oradores participan en el foro en internet del Instituto Hudson titulado "La guerra de China contra la religión" el 18 de octubre de 2021.

Shea invitó específicamente a Lin a hablar sobre la sustracción forzada de órganos que sufren los practicantes vivos de Falun Dafa en China. Tales atrocidades se extendieron más allá de los practicantes de Falun Dafa, a otros grupos minoritarios.

Mesa redonda durante el foro.

Matanza a la carta

Muchos prisioneros de conciencia fueron detenidos en China, entre ellos los practicantes de Falun Dafa y los uigures, a los que tratan como granjas de órganos, explicó Lin. Mediante la recopilación de información sobre el tipo de sangre, los órganos y los tejidos de los detenidos, el PCCh creó una gran base de datos para los centros de trasplante de órganos. Cuando se necesita un órgano en concreto, los funcionarios pueden buscar en la base de datos, localizar a un detenido específico y matar a la persona para obtener el órgano y ganancias.

Esta cadena de suministro es posible gracias a la policía, la procuraduría, los tribunales y el sistema judicial chinos, así como a la red sanitaria. Según una sentencia del Tribunal independiente de China en Londres, los practicantes de Falun Dafa son la principal fuente de sustracción de órganos. Las pruebas demuestran que los funcionarios del PCCh pueden acudir al domicilio de un practicante -con cualquier excusa o sin ella- para detener a esa persona y sustraerle sus órganos durante la detención.

Un crimen contra numerosos grupos

La supresión a Falun Dafa comenzó en julio de 1999. Desde entonces, los practicantes son objeto de detenciones, torturas, trabajos forzados, intensos lavados de cerebro y sustracción de órganos. Lamentablemente, el PCCh ha extendido la persecución a los practicantes de Falun Dafa a otros grupos religiosos, mientras que algunas organizaciones internacionales permanecen en silencio e incluso actúan como cómplices, añadió Lin.

Las Naciones Unidas, en particular, no tomaron medidas concretas para detener la tragedia. Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos (DAFOH), por ejemplo, presentó millones de firmas de petición al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas hace varios años, instando al organismo a abordar la sustracción forzada de órganos del PCCh, pero nunca se recibió respuesta alguna de la ONU. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluso colaboró con el PCCh para formar un grupo de trabajo especial sobre la sustracción de órganos, en el que participó Huang Jiefu, ex viceministro de Sanidad de China.

Destro dijo que el PCCh apoyó inicialmente a Falun Dafa por sus beneficios físicos y espirituales. También promovió la práctica a través de las embajadas chinas. Pero cuando Falun Dafa se hizo más popular y atrajo a muchos practicantes, el régimen comenzó a reprimirlo.

Más en concreto, una vez que el PCCh descubrió que el número de practicantes superaba al de miembros del PCCh, agotó las fuerzas policiales del país para reprimir Falun Dafa, cobrándose la vida de muchos practicantes. Incluso hoy, el régimen considera a Falun Dafa como una amenaza existencial. Para ayudar a informar a los chinos de lo que ocurre, los practicantes de Falun Dafa crearon herramientas para ayudar a la gente a sortear el bloqueo de internet por parte del PCCh y acceder a información sin censura.

Según Minghui.org, al menos 674 practicantes de Falun Dafa fueron condenados por su fe en los primeros seis meses de 2021. Solo en julio y agosto, 24 practicantes murieron como resultado de la persecución.

Sanción a los represores

Destro dijo que el PCCh actuó como una organización criminal que vende órganos de chinos. Dijo que las víctimas son en su mayoría practicantes de Falun Dafa, aunque también hay uigures. Incluso estudiantes comunes desaparecieron en circunstancias sospechosas. Mientras el PCCh sea dueño de la información sobre el ADN de las personas, podría realizar la comparación de tejidos con los centros de trasplante de órganos. En lugar de admitir que está cometiendo un delito, el PCCh anuncia con orgullo su capacidad de trasplante de órganos.

Para detener esta tragedia, Destro propuso sancionar a los médicos chinos que participan en la sustracción forzada de órganos. Por ejemplo, dijo, se les debería prohibir la entrada en Europa y Estados Unidos, así como la publicación de artículos en revistas médicas.

Como secretario adjunto de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo (DRL), Destro se reunió con cinco practicantes de Falun Dafa el 20 de julio de 2020. Dijo que el gobierno de Estados Unidos viene planeando acciones contra los funcionarios del PCCh que participan en la sustracción forzada de órganos. Entre ellas, medidas como demandas judiciales para responsabilizar a los represores.

"No puedo pensar en un abuso de los derechos humanos más horrible que robar el hígado de alguien. Quiero decir, esto es... esto es... hemos tenido informes consistentes de esto", dijo en una sesión informativa del Departamento de Estado de Estados Unidos el 16 de octubre de 2020. "De hecho, hemos investigado las denuncias al respecto".

Durante el foro del Instituto Hudson, elogió además los esfuerzos de los practicantes de Falun Dafa para exponer los crímenes del PCCh, añadiendo que los practicantes hicieron notables contribuciones en la investigación de los hospitales de trasplante de órganos en China, como sus "canales verdes" para acelerar el transporte de órganos. Destro pidió más ayuda para difundir la información y que más gente la conozca.

Shea estuvo de acuerdo. Afirmó que la sustracción forzada de órganos es un crimen contra la humanidad y que es necesaria una campaña para denunciar y poner fin a esta atrocidad.

Destro dijo que si la sustracción forzada de órganos por parte del PCCh se considerara un genocidio, un mayor número de personas tomaría conciencia. Él y otros panelistas también propusieron planes para poner fin a la persecución religiosa en China, incluyendo el uso de la Ley Magnitsky, la prohibición de entrada a los médicos chinos implicados en el delito y la prohibición de publicar artículos de investigación.

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