(Minghui.org) De mis tres hermanas, soy la hija favorita de mi padre, al que quiero mucho. Mi madre, mi hermana mayor y yo somos practicantes de Falun Dafa.

Mi madre fue la primera en empezar la práctica. Se curó de muchas enfermedades. Mi padre pensó que era algo genial que recobrara la salud sin tener siquiera que gastar dinero en tratamientos médicos. La apoyó mucho y la alentó para que difundiera Falun Dafa en su trabajo.

Se aseguraba de que la casa estuviera cálida durante los meses fríos, cuando otros practicantes iban a ver las conferencias del Maestro grabadas en video. Mi hermana y yo pronto seguimos los pasos de nuestra madre y nos convertimos en practicantes de Dafa.

La actitud de mi padre cambia

En julio de 1999, Jiang Zemin, el exlíder supremo del partido comunista chino (PCCh), lanzó una brutal campaña de persecución a Falun Dafa. Al principio, mi padre no renunció a apoyarnos e incluso nos ayudaba a hacer folletos de aclaración de la verdad.

Sin embargo, a medida que la persecución se intensificó, mi padre comenzó a preocuparse mucho por nuestra seguridad.

Mi madre, mi hermana mayor y yo fuimos arrestadas en noviembre de 2000, cuando fuimos a Beijing para apelar por Dafa.

Logramos regresar sanas y salvas, pero el incidente dejó una cicatriz mental en mi padre. Atribuyó nuestro arresto a Dafa, en lugar de a las acciones absurdas e injustas del PCCh y se volvió hostil hacia la práctica.

Mi hermana y yo fuimos arrestadas de nuevo un mes después. Mi madre fue llamada a la estación de policía y luego también fue detenida. Eso dejó a mi padre solo en aquella casa grande y vacía.

Mi tío lo invitó amablemente a su casa para la cena del Año Nuevo Chino. Era la primera vez en mucho tiempo que nuestra familia no  se reunía para celebrar el Año Nuevo. Extrañándonos terriblemente y abrumado por la tristeza y la soledad, mi padre se quebró y lloró en la casa de mi tío.

Cuando mi hermana fue falsamente acusada y sentenciada a prisión en 2002, mi padre culpó a mi madre por darle a conocer Falun Dafa. Odiaba a mi madre y al final se divorció sin darle ni un solo céntimo.

Reflexionando, nuestra falta de un verdadero entendimiento del Fa en ese momento fue uno de los factores del divorcio. No reconocimos que nuestro padre era tan víctima de la persecución como nosotras. Como practicantes, debimos haber sido bondadosas y compasivas con él y tratar de ver las cosas desde su punto de vista. Sin embargo, tomamos posiciones contra él ya que pensamos que, de este modo, estábamos reafirmando nuestro compromiso con Dafa, cuando en realidad estábamos haciendo lo contrario de lo que el Maestro nos pide.

Intentando ayudar a mi padre

A medida que nuestra comprensión del Fa y nuestra cultivación personal mejoraban, quisimos aclararle la verdad a nuestro padre y hacer que renunciara a cualquier vínculo que tuviera con el PCCh. Aprovechamos cada oportunidad para acercarnos a él en 2008.

El día del padre, mi hermana le compró flores y le fue con su hijo a visitarlo al trabajo. En el Festival de la Luna, mi hermana lo visitó con una cesta de frutas frescas. Mi esposo, mi hijo y yo lo visitamos, y nos llevamos una computadora portátil para mostrarle un DVD sobre Dafa. Durante ese tiempo, mi hermana también le escribía.

Sin embargo, nada de eso parecía ayudar. Nos sentíamos cansadas y desanimadas. Miramos hacia adentro y descubrimos que aún albergábamos resentimiento hacia él y no estábamos realmente preocupadas por salvarlo.

Mi hermana fue sentenciada de nuevo en 2013. Nuestro padre se volvió loco y le gritó palabras de enojo a nuestra madre por teléfono. También estuvo buscándome. Estaba tan asustada que no me atrevía a contestar sus llamadas.

Pasaba mucho tiempo aclarando la verdad a extraños cara a cara, pero no ayudaba a mi padre, hasta que me dije que debía ayudarlo a ver lo perverso que es el PCCh.

El Maestro nos dijo:

"Debes recordar que ellos también son seres conscientes en el mundo humano, en lugar de pensar sobre ellos primero como tu familia. Y debes descubrir qué está sin resolver en sus mentes. Una vez que resuelves esas cosas todo puede solucionarse" (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional de Nueva York, 2004).

Invité a mi tío y a mi padre a comer. Aunque mi tío le habló de renunciar al PCCh, la conversación no resultó. Me sentía molesta y desesperada. Cuando mi padre salió de la habitación y se fue a dormir la siesta, mi tío me consoló: "¡Déjalo tranquilo, es inútil!".

Escribiendo una carta

Me sentía terrible, pero sabía que no debía rendirme. Así que decidí escribirle una carta.

El maestro nos explicó:

"El hielo de tres pies de profundidad no es por el frío de un solo día, las cosas formadas son muy difíciles de eliminar en una sola vez, si no tienes una cantidad muy grande de calor, no se puede alcanzar el grado para derretirlo, tienes que derretirlo en varios intentos. Si hoy te has cultivado un poco mejor, se derretirá un poco, y si mañana mejoras otro poquito en la cultivación, derretirás otro poco, y si pasado mañana mejoras otro poco tu cultivación, derretirás otro poco. Mientras, poco a poco a medida que realmente tengas suficientes pensamientos rectos, ese calor aumentará, entonces lo derretirá totalmente" (Enseñando el Fa en el Fahui de Nueva York 2010).

Escribir una carta representa un enorme desafío para mí, ya que no estudié más que la educación primaria. Pensaba en lo que iba a poner en aquella carta a cada rato. Cada vez que una buena frase tomaba forma en mi mente, de inmediato, dejaba de hacer lo que  fuera que estaba haciendo y la escribía.

Tan pronto como empezaba a trabajar en mi borrador, los sucesos a mi alrededor amenazaban con estropearlo. Mi madre enfermaba de repente y mi cuñado pedía el divorcio, mientras mi hermana estaba encarcelada. Mi marido agravaba aún más la situación, diciendo: "Tu cuñado le sigue debiendo a tu padre más de 200.000 yuanes. Deberías contarle lo de su divorcio para que pueda recuperar su dinero".

Por supuesto, no quería que mi padre se enterara del divorcio, porque pensaba que solo odiaría más a Dafa si lo supiera. Mi esposo estaba enojado conmigo y aquel enfrentamiento duró un tiempo.

Aunque sentí que la actitud distante y fría de mi marido era difícil de soportar, no cambié la decisión que había tomado en lo más mínimo.

El Maestro nos dijo:

"Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer" (Novena Lección, Zhuan Falun).

Me encerré en la habitación para concentrarme en mi carta y no dejar que nadie interfiriera en lo que había decidido hacer.

Mientras escribía sobre la renuncia al PCCh, lloraba y llamaba a mi padre en mi corazón. Escribí: "No estoy segura de la mejor manera de expresarme para hacerte entender la razón por la que quiero con desesperación que renuncies al PCCh y te salves".

Llevé mi borrador terminado a la casa de un practicante para que me diera su opinión. Empecé a leerlo en voz alta:

"Querido padre, espero que estés bien. Te escribo esta carta porque me resulta difícil expresar claramente las muchas cosas que quiero decirte cuando conversamos. Espero que la leas con paciencia hasta el final ...".

Con las lágrimas rodando por mis mejillas, traté de contener mis emociones y terminé de leer mi borrador. Noté que un practicante también estaba llorando.

Todos aprobaron la carta.

Reescribí mi borrador cuidadosamente y planeé dárselo a mi padre al día siguiente, el día del Festival de la Luna.

Cuando nos encontramos, mi padre me preguntó qué había en mi bolsa de papel. Le dije que era un DVD de los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista. Se puso nervioso. Sin darle la oportunidad de hablar, le dije: "¡Ten por seguro que no haría nada que te dañara!".

Le pasé la carta y le dije: "Escribí esto para ti. Por favor, léela más tarde".

Me sentí muy aliviada de vuelta a casa. Uno de los poemas del Maestro de Hong Yin (II) me vino a la mente:

"Las plumas divinas estremecen a humanos y demonios

Las veloces espadas aniquilan a los fantasmas podridos

Las viejas fuerzas no muestran respeto por el Fa

Un gran número de pinceladas sofoca la salvaje ola" (Estremece y atemoriza, Hong  Yin (II)).

Llamé a mi padre unos días después para ver cómo estaba. Cuando tomó el teléfono, sentí como si estuviera esperando que yo le sacara el tema de renunciar al PCCh. Casi podía sentirlo diciendo: "Sí, por favor, renuncia por mí". Pero tal cosa nunca ocurrió.

Llamé a mi padre otra vez y le pedí que nos viéramos.

Me senté frente a él en un restaurante y le dije: "Padre, ¿es hora de que renuncies a ser miembro del PCCh?".

Miró de soslayo y dijo incómodo: "¿De qué serviría?".

"¿Por qué quieres mantener la membresía?", le pregunté. "No es bueno para ti, así que ¿por qué no renuncias?", añadí.

Las palabras se le escaparon de la boca con mucha facilidad: "renunciaré, ya que me lo dices".

Me senté a su lado. Sosteniendo sus manos, mientras las lágrimas empapaban mi cara, le conté mucho más sobre Dafa y la persecución.

Cosas buenas acontecen

Mi hermana fue liberada de la prisión en 2016.

Mi padre ahora recita a menudo: "Falun Dafa es bueno", mientras camina.

El 27 de agosto de 2018, mi padre dejó a la mujer con la que estuvo viviendo y volvió con nuestra familia.

En la noche del 12 de septiembre, me dijo: "Voy a unirme a todos ustedes mañana para hacer los ejercicios (de Falun Dafa), por la mañana".

Es un verdadero desafío salvar a la gente en estos días porque las mentiras y la propaganda del PCCh les han lavado el cerebro, lo que les dificulta diferenciar el bien del mal. Pero a pesar de los enormes desafíos, debemos tener firmemente en mente nuestra sagrada misión de salvar a la gente y ayudar al Maestro en la rectificación del Fa.