(Minghui.org) [Nota del Editor] Esta serie es una publicación de la traducción al español del libro de La Gran Época - The Epoch Times titulada "Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo", del equipo editorial de Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista.

Índice del libro

Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Prefacio
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Introducción
Capítulo 1: Las estrategias del diablo para destruir a la humanidad
Capítulo 2: Los comienzos europeos del comunismo
Capítulo 3: Asesinatos en masa en Oriente
Capítulo 4: Exportar la Revolución
Capítulo 5: Infiltración en Occidente
Capítulo 6: La revuelta contra Dios
Capítulo 7: La destrucción de la familia
Capítulo 8: Cómo el comunismo siembra el caos en la política
Capítulo 9: La trampa económica comunista
Capítulo 10: Utilizar la ley para hacer el mal
Capítulo 11: Profanación de las artes
Capítulo 12: Sabotaje a la educación
Capítulo 13: Apropiación de los medios de comunicación
Capítulo 14: Cultura popular, una indulgencia decadente
Capítulo 15: Las raíces comunistas del terrorismo
Capítulo 16: El comunismo detrás del ambientalismo
Capítulo 17: Globalización, comunismo en esencia
Capítulo 18: Las ambiciones globales del Partido Comunista Chino
Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo: Conclusión

¿Qué incluye esta publicación?

Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo  Capítulo 12: Sabotaje a la educación

Introducción

1. El espectro del comunismo en universidades occidentales
a. La severa tendencia izquierdista de los profesores universitarios
b. La reforma del ámbito académico tradicional con la ideología comunista
c. La utilización de nuevos campos académicos para la infiltración ideológica
d. La promoción del radicalismo de izquierda
e. La negación de las grandes tradiciones de Estados Unidos
f. La lucha contra los clásicos de la civilización occidental
g. La monopolización de libros de texto y las humanidades
h. ‘Reeducación’ universitaria: Lavado de cerebro y corrupción moral

[Parte 2]

2. Elementos comunistas en la educación primaria y secundaria
a. Bajar el nivel de los estudiantes
b. La naturaleza destructiva de la pedagogía progresista
c. Educación: un medio para arruinar a los estudiantes
d. Manipulación psicológica
e. Infiltración en la educación

3. El objetivo: Destruir la educación en Oriente y Occidente

Conclusión: Regreso a la educación tradicional

CAPITULO 12: SABOTAJE A LA EDUCACIÓN

Introducción

La educación juega un rol importante en fomentar el bienestar individual y la realización personal, mantener la estabilidad social y asegurar el futuro de una nación. Ninguna de las grandes civilizaciones en la historia de la humanidad ha restado importancia a la educación.

La meta de la educación es mantener los estándares morales de la humanidad y preservar la cultura que los dioses le concedieron. Es la forma mediante la cual se imparten el conocimiento y el trabajo, y una manera de fraternizar.

Tradicionalmente, quienes tienen una buena educación respetan al Cielo, creen en Dios y aspiran a seguir la virtud de la benevolencia. Ellos poseen un extenso conocimiento de la cultura tradicional y dominan uno o más oficios. Dedicados a sus vocaciones, creen en tratar a otros con bondad. Ellos son los pilares de la sociedad, las élites nacionales y los guardianes de la civilización. Su extraordinario carácter y comportamiento se ganan el favor divino y sus bendiciones.

Para destruir a la humanidad, el espectro del comunismo apunta a cortar la conexión entre el hombre y los dioses. Por lo tanto, arruinar la educación tradicional es un paso indispensable. El comunismo adoptó diferentes estrategias para atacar y socavar a la educación, tanto en Oriente como en Occidente.

En países orientales que son sede de tradiciones culturales profundamente establecidas, el engaño no es suficiente para embaucar a todo el pueblo. Esto requirió del asesinato sistemático de las élites tradicionales para evitar físicamente que los portadores de la cultura impartan su patrimonio a la generación siguiente, mientras que al mismo tiempo se bombardea al resto de la población con una incesante propaganda.

La historia y las raíces de la cultura occidental son comparativamente simples, lo que le da al comunismo una tierra fértil para contaminar a la sociedad de manera encubierta mediante la subversión y el sabotaje de la educación occidental. De hecho, la corrupción de la juventud occidental es mucho más grave, comparativamente, que la de China.

Durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, la constante denigración del candidato conservador por parte de los medios de comunicación, junto con encuestas engañosas realizadas antes de la votación, hicieron que muchos –especialmente los estudiantes universitarios– quedaran conmocionados al anunciarse los resultados de las elecciones.

Luego de la victoria de Donald Trump, surgió un fenómeno ridículo en las universidades de Estados Unidos. Algunos estudiantes sentían tanto miedo, cansancio o trauma emocional por las elecciones que exigieron que se suspendieran las clases y se reprogramaran los exámenes. Con el fin de aliviar a los estudiantes de su estrés y ansiedad, algunas universidades prominentes organizaron varias actividades terapéuticas. Estas incluían jugar con plastilina o bloquecitos, colorear y soplar burbujas. Algunas incluso ofrecieron gatos y perros para que los estudiantes acariciaran y así tuvieran consuelo. Muchas universidades brindaron asistencia psicológica a los estudiantes, organizaron grupos de ayuda y establecieron servicios como “recuperación postelectoral” o “recursos y apoyo postelectoral”. [1]

La ridiculez de que un proceso democrático normal fuera más terrorífico que un desastre natural o un ataque terrorista demuestra el fracaso total del sistema educativo estadounidense. Estudiantes universitarios, que deberían ser maduros y racionales, se volvieron intolerantes e infantiles al enfrentar un cambio y adversidad.

El colapso total de la educación estadounidense es una de las cosas más preocupantes que le han ocurrido al país en las últimas décadas. Es una señal de que el comunismo tuvo éxito en su misión de infiltrarse y corromper la sociedad occidental.

Este capítulo se enfoca principalmente en Estados Unidos como un ejemplo para mostrar cómo el comunismo ha saboteado la educación en las sociedades libres. Los lectores pueden aplicar la misma lógica para deducir cómo se está socavando la educación de manera similar en otros países.

La infiltración comunista en la educación estadounidense se manifiesta en al menos cinco aspectos.

Promover directamente la ideología comunista entre los jóvenes. La ideología comunista se adueñó gradualmente del ámbito académico occidental infiltrándose en importantes campos de estudio tradicionales e inventando nuevas ciencias relacionadas con su influencia ideológica. Literatura, historia, filosofía, ciencias sociales, antropología, derecho, multimedia y otras especializaciones se vieron inundadas de varios derivados de la teoría marxista. La “corrección política” se convirtió en la pauta para censurar la libertad de pensamiento en las universidades.

Reducir la exposición de la generación joven a la cultura tradicional. La cultura tradicional, el pensamiento ortodoxo, la verdadera historia y la literatura clásica son calumniadas y marginalizadas de diferentes maneras.

Bajar los estándares académicos, comenzando desde el preescolar y la escuela primaria. Debido a que el nivel de enseñanza ha descendido gradualmente, los estudiantes de la nueva generación son cada vez menos alfabetizados y tienen menos capacidades para las matemáticas. Tienen menos conocimientos y su capacidad para pensar críticamente está atrofiada. Es difícil para estos estudiantes lidiar con cuestiones claves de la vida y la sociedad de una manera lógica y directa, y les es aún más difícil poder darse cuenta del engaño del comunismo.

Adoctrinar a estudiantes jóvenes con nociones desviadas. A medida que estos niños crecen, los conceptos que les inoculan se vuelven tan fuertes que es casi imposible que los puedan identificar y corregir.

Estimular el egoísmo, la codicia y la indulgencia de los estudiantes. Esto incluye condicionarlos para que se opongan a la autoridad y la tradición, inflar sus egos y su soberbia, reducir su capacidad de entender y tolerar opiniones diferentes, y ser negligentes con su crecimiento psicológico.

El comunismo ha logrado sus objetivos en casi todos esos cinco aspectos. La ideología de izquierda es la tendencia dominante en las universidades de EE. UU. Los académicos con ideas diferentes han sido marginados en sus puestos de enseñanza o tienen prohibido expresar sus perspectivas tradicionales.

Cuatro años de adoctrinamiento intensivo dejan a los graduados universitarios con una predisposición al liberalismo moderno y al progresismo. Son propensos a aceptar el ateísmo, la teoría de la evolución y el materialismo sin pensarlo dos veces. Se convierten en “copos de nieve” de mentes estrechas que carecen de sentido común y quieren un estilo de vida hedonista sin asumir la responsabilidad por sus actos. Les falta conocimiento, tienen una cosmovisión estrecha, saben poco o nada de la historia de Estados Unidos y del mundo, y se han convertido en el objetivo principal para el engaño del comunismo.

A los ojos del mundo, Estados Unidos sigue siendo uno de los países más importantes en cuanto a educación. Durante más de un siglo, Estados Unidos ha sido una superpotencia política, económica y militar. Los fondos que destina a la educación superan por mucho a la mayoría de los países. Después de la Segunda Guerra Mundial, la democracia estadounidense y su riqueza atrajeron a personas talentosas de todo el mundo. Su programa de graduados STEM y escuelas profesionales son las mejores del mundo.

Sin embargo, hay una crisis desplegándose desde adentro. La proporción de estudiantes extranjeros en los programas de graduados STEM excede por mucho a la de estudiantes estadounidenses, y el margen aumenta año tras año [2]. Esto refleja la erosión de la educación primaria, secundaria y terciaria en todo Estados Unidos. Se está haciendo descender el nivel de los estudiantes a propósito. Las consecuencias se ven ante los ojos, y aún hay más.

El agente desertor de la KGB Yuri Bezmenov, del que hablamos en el Capítulo 5, describió a principios de los 80 cómo la infiltración ideológica comunista en Estados Unidos estaba a punto de completarse: “Aun si empezáramos ahora, en este mismo minuto, si empezáramos a educar a [una] nueva generación de estadounidenses, aún nos tomará entre quince y veinte años para volcar la marea de la percepción ideológica de la realidad de vuelta a la normalidad”. [3]

Ha pasado un tercio de siglo desde la entrevista de Bezmenov. Durante este periodo, aun después de que fuéramos testigos de la caída de la Unión Soviética y otros regímenes socialistas en Europa Oriental, la infiltración comunista y su subversión de Occidente no se detuvieron en lo más mínimo. Los elementos comunistas en Occidente pusieron su mira en la educación como objetivo principal. Tomaron el control de las instituciones en todos sus eslabones, diseminaron su influencia en la educación de la familia y promovieron sus retorcidas teorías sobre la educación y la pedagogía.

Es necesario enfatizar que prácticamente todas las personas del mundo, especialmente quienes fueron a la universidad después de los 60, han estado expuestas a la influencia comunista. Las ciencias sociales y humanidades son las más afectadas. La mayoría de la gente en estos ámbitos ha sido adoctrinada sin darse cuenta, ya que solo unas pocas personas promueven intencionalmente la ideología comunista. Aquí exponemos los objetivos comunistas para que la gente pueda identificarlos y alejarse de ellos.

1. El espectro del comunismo en universidades occidentales

a. La severa tendencia izquierdista de los profesores universitarios

Una de las causas más importantes para que los estudiantes adopten la ideología socialista o comunista, o para que sean influenciados por ideologías radicales como el feminismo y el ambientalismo (del cual trataremos más adelante en este libro), es el hecho de que una gran proporción del profesorado de las universidades tienen tendencia de izquierda.

En un estudio de 2007 titulado “Perspectivas sociales y políticas de profesores estadounidenses”, entre los 1417 profesores universitarios encuestados, el 44,1% se consideró progresista, el 46,1% moderado y solo el 9,2% conservador. Entre ellos, la proporción de conservadores en tecnicaturas fue un poco más alto (19%) y la de progresistas fue un poco menor (37,1%). En Institutos de Arte, el 61% del cuerpo docente era progresista, mientras que los conservadores eran solo el 3,9%. El estudio también notó que los profesores que estaban cerca de jubilarse eran izquierdistas más incondicionales que los nuevos profesores. En el grupo de 50-64 años, el 17,2% se proclamó como activistas de izquierda. El estudio también señaló que la mayoría de los profesores apoyaban la homosexualidad y el derecho al aborto. [4]

Estudios posteriores a 2007 también confirman la tendencia izquierdista entre los profesores de universidades de Estados Unidos. Un estudio publicado en Econ Journal Watch en 2016 analizó el estatus de votación registrado de los profesores en los departamentos de historia y ciencias sociales de cuarenta universidades importantes de EE. UU. Entre los 7243 profesores sondeados, había 3623 demócratas y 314 republicanos, una relación de 11,5 a 1. Entre los cinco departamentos analizados, el departamento de historia era el más desparejo, con un ratio de 35 a 1. Comparemos esto con un sondeo similar de 1968: entre los profesores de historia de aquel momento, la proporción entre demócratas y republicanos era de 2,7 a 1. [5]

Otra encuesta de 2016 sobre el cuerpo docente de universidades encontró que la inclinación política del profesorado no era pareja, especialmente en New England. En base a datos de 2014, la encuesta halló que la proporción entre profesores progresistas y conservadores en institutos y universidades de todo el país era de 6 a 1. En New England, la tasa era de 28 a 1 [6]. Un estudio de 2016 del Pew Research Center encontró que el 31% de las personas que habían realizado posgrados tenían posturas progresistas, el 23% tendía hacia el progresismo, solo el 10% tenía una postura conservadora y el 17% tendía hacia lo conservador. El estudio descubrió que desde 1994, la cantidad de gente que había recibido un nivel educativo de posgrado y tenía ideas progresistas había aumentado considerablemente. [7]

Los académicos que asistieron a un seminario del American Enterprise Institute en 2016 dijeron que alrededor del 18% de los científicos sociales de Estados Unidos se describían como marxistas, y solo el 5% se consideraban conservadores. [8]

En una oportunidad, el senador Ted Cruz hizo un comentario sobre la Facultad de Derecho de una prestigiosa universidad a la que asistió. “Había más comunistas declarados [en la facultad] que republicanos”, dijo. “Si [les] pedías que votaran sobre si esta nación debería convertirse en una nación socialista, el 80% de la facultad votaría que sí, y el 10% pensaría que eso era muy conservador”. [9]

El comunismo comenzó a penetrar en la educación estadounidense en el mismo momento en que se arraigó en el país. Desde comienzos del siglo XX, muchos intelectuales estadounidenses han aceptado las ideas comunistas o sus variantes del socialismo fabiano. [10]

El movimiento de contracultura de los 60 produjo un gran número de estudiantes jóvenes antitradicionales. En sus años de formación, estas personas fueron muy influenciadas por el marxismo cultural y la teoría de la Escuela de Frankfurt. En 1973, después de que el presidente Nixon retirara a las tropas norteamericanas de la Guerra de Vietnam, los grupos de estudiantes asociados con el movimiento antiguerra comenzaron a extinguirse, ya que la principal razón de protesta ya no existía. Pero el radicalismo que se formó en estos grandes movimientos estudiantiles no desapareció.

Los estudiantes radicales continuaron con sus estudios en los campos de las ciencias sociales y culturales –periodismo, literatura, sociología, filosofía, educación, estudios culturales, etc. Después de graduarse, comenzaron sus carreras en instituciones que ejercen una gran influencia sobre la sociedad y la cultura, como universidades, medios de comunicación, agencias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales. En esos tiempos, principalmente los guiaba la teoría de la “larga marcha por las instituciones” propuesta por el marxista italiano Antonio Gramsci. Esta “larga marcha” apuntaba a alterar las tradiciones más importantes de la civilización occidental.

Herbert Marcuse, filósofo de la Escuela de Frankfurt, era considerado un “padrino espiritual” por los estudiantes occidentales rebeldes. En 1974, afirmó que la Nueva Izquierda no había muerto, “y resucitará en las universidades” [11]. En efecto, la Nueva Izquierda no solo había logrado sobrevivir: su larga marcha por las instituciones fue enormemente exitosa. Tal como lo escribió un profesor radical:

“Luego de la Guerra de Vietnam, muchos de nosotros no queríamos simplemente arrastrarnos de vuelta a nuestros cubículos literarios; asumimos posiciones académicas. Cuando terminó la guerra, perdimos nuestra visibilidad, y por un tiempo pareció –para los poco observadores– que habíamos desaparecido. Ahora tenemos cargos permanentes, y el trabajo de reformar las universidades comenzó en serio”. [12]

El término “radicales con puestos permanentes” fue acuñado por Roger Kimball en su libro del mismo nombre (Tenured Radicals), publicado en 1989. El término hace referencia a los estudiantes radicales que habían sido activos en los movimientos antiguerra, de derechos civiles y feministas de los años 60 y que luego ingresaron a las universidades a enseñar y obtuvieron un puesto permanente en los años 80. Desde entonces, inculcaron a los estudiantes su sistema de valores políticos y crearon una nueva generación de radicales. Algunos de estos nuevos radicales se convirtieron en jefes de departamento y decanos. El propósito de su trabajo académico no es explorar la verdad, sino utilizar al ámbito académico como una herramienta para socavar la civilización occidental y sus tradiciones. Apuntan a subvertir la sociedad y al sistema político predominante produciendo más revolucionarios como ellos.

Una vez que obtienen la titularidad, los profesores pueden participar en varios comités y tienen un considerable peso para reclutar nuevos profesores, establecer estándares académicos, seleccionar temas para las tesis de grado y determinar la dirección de la investigación. Tienen una amplia oportunidad para usar su poder a fin de excluir candidatos que no concuerdan con su ideología. Por esta razón, los individuos con una mentalidad más tradicional, que enseñan e investigan según los conceptos tradicionales, son continuamente marginalizados. A medida que se jubilan los profesores de la generación más vieja, aquellos que los reemplazan son mayormente académicos de izquierda que han sido adoctrinados con ideas comunistas.

Gramsci, que acuñó “la larga marcha por las institutiones”, dividió a los intelectuales en dos campos: intelectuales tradicionales e intelectuales orgánicos. Los primeros son la columna vertebral para mantener la cultura tradicional y el orden social, mientras que los intelectuales orgánicos, que pertenecen a las clases o grupos emergentes, juegan un rol creativo en el proceso de luchar por la hegemonía en sus clases o grupos [13]. El “proletariado” utiliza intelectuales orgánicos en su camino para lograr la hegemonía cultural y, finalmente, política.

Muchos radicales con puestos permanentes se autodefinen como “intelectuales orgánicos” que se oponen al sistema actual. Al igual que Gramsci, siguen el axioma marxista: “Los filósofos solo interpretan el mundo de varias maneras. No obstante, el punto es cambiarlo”. [14]

De esta manera, para la Izquierda, la educación no es impartir la esencia del conocimiento y la civilización humana, sino preparar a los estudiantes para la política radical, el activismo social y la “justicia social”. Luego de graduarse y al unirse a la sociedad, dan rienda suelta a su insatisfacción con el sistema actual, rebelándose contra la cultura tradicional y abogando por la revolución destructiva.

b. La reforma del ámbito académico tradicional con la ideología comunista

El marxismo-leninismo es la ideología que sirve de guía para todos los asuntos en los países comunistas, mientras que en Occidente, la libertad académica es un foco principal. Aparte de los ubicuos estándares morales y normas académicas, no debería haber parcialidad a favor de ninguna tendencia intelectual en particular. Pero desde los años 1930, el socialismo, el comunismo, el marxismo y la Escuela de Frankfurt han ingresado a las universidades estadounidenses a la fuerza, alterando severamente las humanidades y las ciencias sociales.

El discurso revolucionario invade las humanidades en Estados Unidos

En su libro La revolución de las víctimas: El ascenso de los estudios de identidad y el cierre de la mente progresista, Bruce Bawer preguntó a Alan Charles Kors, un historiador de la Universidad de Pensilvania, cuáles eran las tres personas que según él tenían la mayor influencia en las humanidades en Estados Unidos. Inmediatamente, Kord nombró tres libros: Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci, La pedagogía del oprimido de Paulo Freire y Los condenados de la Tierra de Frantz Fanon. [15]

Gramsci, el marxista italiano, no necesita ser presentado dado que su obra ha sido descrita en capítulos anteriores. Freire, un teórico de la educación brasileño, adoraba a Lenin, a Mao, a Castro y al Che Guevara. Su Pedagogía del oprimido, publicada en 1968 y reimpresa en inglés dos años después, se convirtió en lectura obligatoria en los institutos académicos de Estados Unidos.

Bawer citó al educador Sol Stern, que dijo que La pedagogía del oprimido no se preocupa por ningún problema educativo específico, sino que es “un tratado político utópico que llama a derrocar la hegemonía capitalista y a crear sociedades sin clases” [16]. La obra de Freire no hace más que repetir un cierto punto de vista, que es que solo hay dos tipos de personas en el mundo: el opresor y el oprimido. El oprimido debería, entonces, rechazar su educación, despertarse a sus circunstancias miserables y ser incitado a la rebelión.

Fanon nació en la Isla Martinica del Mar Caribeño y se unió a la guerra de Algeria contra el régimen colonial francés. Su obra, Los condenados de la Tierra, fue publicada en 1961, con un prefacio escrito por el existencialista y comunista francés Jean-Paul Sartre. Sartre resumió su teoría así: los colonizadores occidentales son la encarnación del mal; mientras que los no occidentales son inherentemente nobles por haber sido colonizados y explotados.

Fanon llamó a la gente en las colonias a sublevarse contra la clase colonial gobernante, utilizando la violencia como su punto de movilización. Dijo que al nivel de los individuos, la violencia es una fuerza limpiadora. “Libera al nativo de su complejo de inferioridad y de su desesperación e inacción: lo vuelve intrépido y restaura su respeto por sí mismo”. [17]

Uniéndose a las ideas de Fanon, Sartre escribió en el prefacio: “Porque en los primeros días de la revuelta debes matar: disparar a un europeo es matar dos pájaros de un tiro, destruir un opresor y un oprimido al mismo tiempo: allí yace un hombre muerto y un hombre libre; el sobreviviente, por primera vez, siente el suelo nacional bajo sus pies”. [18]

Las ideas de Gramsci, Freire y Fanon son relatos engañosos que persuaden a la gente a considerar la historia y la sociedad a través de la lente de la lucha de clases. Una vez que la chispa del odio de clases ingresa a sus corazones, los estudiantes aprenden a resentir y oponerse a la estructura y al funcionamiento normales de la sociedad, cuya inevitable solución es la rebelión y la revolución.

Qué teórico o escuela de pensamiento en particular tuvo mayor influencia en las humanidades y en las ciencias sociales en las universidades estadounidenses es un tema de debate. No obstante, lo que es claro es que el marxismo, la Escuela de Frankfurt, la teoría freudiana y el posmodernismo (que trabajaron junto al comunismo para destruir la cultura y la moral) han llegado a dominar este campo.

La teoría comunista se infiltra en el ámbito académico

Desde los años 60, la disciplina de investigación literaria en Estados Unidos ha experimentado un cambio fundamental de paradigma en sus varias subdisciplinas, tales como el inglés, el francés y la literatura comparada. Tradicionalmente, los críticos literarios apreciaban los valores estéticos y morales de las obras clásicas, y consideraban a la literatura como un importante recurso para ampliar los horizontes de los lectores, desarrollar su carácter moral y cultivar su gusto intelectual. En principio, la teoría literaria académica es secundaria a la literatura misma, y sirve para ayudar a su comprensión e interpretación.

En la comunidad académica emergieron varios tipos de nuevas teorías literarias durante el auge del movimiento contracultura de los años 60, las cuales estaban impregnadas de las tendencias populares en filosofía, psicología y cultura. La relación entre teoría y literatura quedó invertida, dado que las obras literarias se vieron reducidas a material para validar los métodos interpretativos modernos. [19]

¿Cuál es la esencia de estas teorías? Juntas, hacen un embrollo de las disciplinas académicas tradicionales, como la filosofía, la psicología, la sociología y el psicoanálisis, en su sesgada representación de la sociedad y la cultura. El teórico literario Jonathan Culler lo describió así: “La teoría suele ser una crítica pendenciera de las nociones del sentido común, y aún más, un intento de mostrar que lo que damos por sentado como ‘sentido común’ es de hecho una construcción histórica, una teoría particular que nos llegó a parecer tan natural que ni siquiera la consideramos una teoría”. [20]

En otras palabras, las teorías académicas modernas menosprecian, invierten y destruyen el entendimiento de lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal, la belleza y la fealdad –que provienen de la familia tradicional, la fe religiosa y la ética– y lo reemplazan con un sistema siniestro desprovisto de valores positivos.

Si uno desprende su envoltorio académico laberíntico, estas supuestas teorías no son más que una mezcolanza de marxismo clásico, neomarxismo, la Escuela de Frankfurt, psicoanálisis, deconstruccionismo, posestructuralismo y posmodernismo. Juntos forman una alianza que apunta a destruir los cimientos de la civilización humana y sirve de camuflaje para que el comunismo se escabulla en el ámbito académico occidental. Desde los años 60, el comunismo hizo rápidos avances en áreas como la literatura, la historia y la filosofía, estableciendo su dominación en las humanidades y las ciencias sociales.

La “teoría”, como ya se ha discutido, es más o menos lo mismo que la “teoría crítica”. Sus transformaciones incluyen los recientemente surgidos estudios críticos del derecho, la raza, el género, la sociedad, la ciencia, la medicina, y demás. Su omnipresencia es una manifestación de la expansión exitosa del comunismo en los ámbitos académicos y educativos, donde utiliza pensamientos desviados para corromper a los jóvenes y guía el camino hacia la destrucción final de la humanidad.

La politización de la investigación literaria

Desde la perspectiva de un crítico literario marxista, la importancia de un texto literario no yace en su valor intrínseco, sino en cómo refleja que la ideología de la clase gobernante –por ejemplo, en términos de género o raza– se ha convertido en la clase dominante. Desde esta perspectiva, se dice que los clásicos de la literatura no tienen ningún valor intrínseco. Un prominente teórico literario marxista declaró descaradamente que la “perspectiva política” constituye “el horizonte absoluto de toda lectura y toda interpretación” [21]. Es decir que todas las obras literarias deberían ser consideradas alegorías políticas, y solo cuando se descubren los significados profundos de clase, raza, género u opresión sexual se puede considerar que uno tiene un entendimiento profundo o calificado.

La gente de países comunistas están familiarizados con este tipo de crítica literaria dogmática. El líder comunista chino Mao Zedong evaluó Sueño en el pabellón rojo, uno de los cuatro grandes clásicos de la literatura china, de esta manera: “Cuatro familias, una feroz lucha de clases y algunas docenas de vidas humanas”.

En países comunistas, el discurso literario no siempre está confinado a los debates civilizados y sofisticados de un mundo ideal. A veces puede mutar en un impulso para la lucha sangrienta.

En respuesta a la convocatoria de Mao Zedong a aprender de Hai Rui, el honesto y recto funcionario de la Dinastía Ming, el historiador Wu Han escribió la obra de teatro Hai Rui despedido de la oficina. El 10 de noviembre de 1965, Noticias de Wenhui de Shanghai publicó una crítica de la obra. El autor de la crítica fue Yao Wenyuan, y esta fue planeada por la cuarta esposa de Mao, Jiang Qing, y el teórico radical Zhang Chunqiao. El artículo decía que Hai Rui despedido de la oficina era una referencia a Peng Dehuai, un general del Ejército Popular de Liberación que fue purgado por oponerse a las “Tres banderas rojas” –las tres políticas del Partido Comunista de la Línea General para la Construcción Socialista, el Gran Salto Adelante y las Comunas Populares (estas tres políticas provocaron la Gran Hambruna China). La crítica a Hai Rui despedido de la oficina se convirtió en el detonador que activó la brutalidad de la Revolución Cultural.

El crudo método de los comunistas chinos para interpretar a todas las obras literarias en términos de lucha de clases se puede contrastar con la crítica literaria mucho más sutil que apareció en las universidades occidentales en las últimas décadas.

La crítica literaria neomarxista de Occidente es como un virus que se fortalece y se vuelve más mortífero al mutar continuamente. Se adapta a otras teorías para convertirse en su arma y así arrastra a las grandes obras de la cultura humana –desde los clásicos de Grecia y Roma a Dante, Shakespeare y las novelas victorianas– a un quirófano literario donde son descuartizadas y reconfiguradas. Aunque este tipo de comentario utiliza una jerga arcana para darle un lustre de sofistificación, los argumentos principales generalmente se reducen a acusaciones de prejuicios contra clases marginadas, mujeres y minorías étnicas.

Los críticos modernos catalogan a estas obras como parte de la superestructura de la clase gobernante, y afirman que tienen el efecto de atontar a las masas para que sean oprimidas, e impedirles que logren la conciencia de clase revolucionaria. Como dijo el académico inglés Roger Scruton: “Los métodos de la nueva teoría literaria son realmente armas de subversión: un intento por destruir la educación humana desde adentro, por romper la cadena de empatía que nos une a nuestra cultura”. [22]

La teoría marxista de la ideología

La “ideología” es un concepto central de las humanidades influenciadas por el marxismo. Marx veía a la moral, la religión y la metafísica colectivamente como ideología. Él creía que la ideología dominante en una sociedad de clases era la ideología de la clase gobernante y que sus valores no reflejaban la realidad como existía, sino a la inversa. [23]

El neomarxismo del siglo XX ha hecho de la destrucción de la cultura un paso necesario de la revolución y hace una extensa referencia a la ideología en su literatura. El marxista húngaro Georg Lukács definía la ideología como la “falsa conciencia”, en oposición a la “conciencia de clase” real. El marxista francés Louis Althusser propuso el concepto de “aparatos ideológicos del Estado”, que incluyen la religión, la educación, la familia, las leyes, la política, los sindicatos, la comunicación, la cultura, etc, que podrían trabajar en conjunto con un aparato estatal brutal.

Hay una astuta falacia dentro del concepto de ideología. Cada sociedad o sistema tiene sus defectos, los cuales deben ser tratados y corregidos. Sin embargo, Althusser y otros marxistas no se molestan en tratar problemas específicos. En cambio, rechazan el sistema completo sobre la base de que el sistema es una estructura establecida y mantenida por la clase gobernante para salvaguardar sus intereses.

Envenenar el pozo es un aspecto importante de la obsesión marxista sobre la ideología, y se puede observar en la complicada crítica ideológica de Althusser. En lugar de examinar los méritos fácticos de un argumento, el método ideológico se basa en acusar a los oponentes de tener motivos ulteriores o de tener un trasfondo erróneo. Tal como cuando nadie puede beber agua de un pozo envenenado, someter a una persona a rumores o a otras formas que afectan su reputación hacen que su opinión sea inaceptable para el público, sin importar lo razonable o lógica que pueda ser.

El concepto general de “aparatos ideológicos del Estado” de Althusser refleja el desprecio extremo del comunismo hacia la sociedad humana –nada es aceptable, excepto el rechazo y la destrucción completa. Es una manifestación del objetivo del espectro del comunismo de erradicar la cultura humana.

El concepto marxista de ideología se basa en proposiciones abstractas, generalizadas y superfluas que apuntan a purgar los valores morales tradicionales. Al expresar una aparente indignación moral, los marxistas enmascaran sus verdaderas intenciones y así han logrado engañar e influenciar a una gran cantidad de personas.

Marxismo posmoderno

Siguiendo los pasos de la década de 1960, un grupo de filósofos franceses crearon lo que pronto se convirtió en el arma ideológica más poderosa del marxismo y el comunismo en la comunidad académica estadounidense. Algunos de sus representantes son Jacques Derrida y Michel Foucault, y algunos datos recientes ilustran su influencia actual. En 2007, Foucault fue el autor más citado en humanidades, con 2521 citas. Derrida fue el tercero, con 1874 citas [24]. Han habido observaciones reveladoras sobre la relación entre el posmodernismo y el marxismo [25]. Por eso consideramos adecuado referirnos a ello como marxismo posmoderno.

El hecho de que el lenguaje posee capas de significados ambiguos y multifacéticos, y el hecho de que un texto puede tener diferentes interpretaciones es algo de conocimiento común desde los tiempos de los antiguos griegos y de la China preimperial, por lo menos.

La teoría de la deconstrucción de Derrida es un engaño complejo que combina el ateísmo y el relativismo, y lo que hace es exagerar la ambigüedad del lenguaje para descomponer textos, incluso cuando el significado es claro y bien definido.

A diferencia del ateísmo convencional, Derrida expresó su perspectiva en el lenguaje de los filósofos. Como resultado, sus puntos de vista no solo son destructivos para la idea de Dios, sino también para los conceptos de racionalidad, autoridad y significado asociados a las creencias tradicionales, ya que los teóricos alineados a Derrida deconstruyen estos términos. Habiendo engañado a mucha gente con su fachada de profundidad intelectual, la teoría de la deconstrucción corrió desenfrenada por las humanidades y se ubicó como una de las herramientas más potentes del comunismo para destruir la fe, la tradición y la cultura.

Michel Foucault llegó a unirse al Partido Comunista Francés. La esencia de su teoría gira en torno a la noción de que no hay una verdad, solo hay poder. Ya que el poder monopoliza el derecho a interpretar la verdad, todo lo que pretende ser verdad es hipócrita y algo en lo que no se puede confiar. En su libro Vigilar y castigar, Foucault plantea esta pregunta: “¿Es de sorprender que las prisiones parezcan fábricas, escuelas, barracas y hospitales, todos los cuales parecen prisiones?” [26]. Al equiparar instituciones indispensables para la sociedad con prisiones y convocar a la gente a derrocar dichas “prisiones”, Foucault pone de manifiesto la naturaleza antisocial de su teoría.

Equipados con las armas de la deconstrucción, la teoría de Foucault y otras teorías críticas, hay académicos que relativizan todo y así estigmatizan la moral y la tradición. Se regodean en axiomas como “toda interpretación es malinterpretación”, “no hay verdad, solo interpretaciones” o “no hay hechos, solo interpretaciones”. Han relativizado la comprensión de conceptos básicos como verdad, bondad, belleza, justicia, entre otros, y luego los han descartado como si fueran basura.

Los jóvenes que ingresan a las universidades para estudiar humanidades no se atreven a cuestionar la autoridad de sus instructores. Mantener la lucidez bajo el constante bombardeo ideológico que le sigue después es aún más difícil. Una vez orientados al estudio de la teoría marxista posmoderna, es difícil que cambien su forma de pensar. Esta es una de las razones por las que la ideología comunista ha logrado correr desenfrenada en las humanidades y las ciencias sociales.

c. La utilización de nuevos campos académicos para la infiltración ideológica

En una sociedad próspera, los estudios sobre la mujer o las investigaciones sobre diferentes razas reflejan una comunidad académica sana, pero luego del movimiento contracultura de los 60, algunos radicales aprovecharon estas nuevas disciplinas académicas para difundir sus ideas izquierdistas en las universidades e institutos de investigación. Por ejemplo, algunos académicos creen que el establecimiento de departamentos dedicados a los estudios afroamericanos no se debe a una demanda inherente de una división académica tal, sino al resultado de chantaje político. [27]

En 1968, una huelga de estudiantes obligó a cerrar el San Francisco State College. Bajo la presión de la Unión de Estudiantes Negros, el instituto estableció el Departamento de Estudios Africanos, el primero de su tipo en Estados Unidos. La idea de establecer el departamento fue principalmente para alentar a los estudiantes negros, y con él emergió una nueva ciencia afroamericana. Los logros de los científicos negros tenían un lugar destacado y los materiales de estudio estaban adaptados para que incluyeran más menciones de afroamericanos. Matemática, literatura, historia, filosofía y otras materias pasaron por modificaciones similares.

En octubre de 1968, veinte miembros de la Unión de Estudiantes Negros nuevamente causaron que se cerrara el campus de la Universidad de California–Santa Bárbara al ocupar el centro de computación. Un año después, la escuela estableció el Departamento de Estudios Afroamericanos y el Centro de Investigación Afroamericano.

En abril de 1969, más de cien estudiantes negros de la Universidad de Cornell ocuparon el edificio administrativo de la institución mientras blandían escopetas y paquetes de municiones para exigir el establecimiento de un departamento de investigación afroamericano únicamente con personal de raza negra. Cuando un maestro se les acercó para detenerlos, un líder estudiantil amenazó con que a la Universidad de Cornell “le quedaban tres horas de vida”. La Universidad de Cornell finalmente cedió ante los estudiantes negros y estableció el tercer departamento de estudios afroamericanos en Estados Unidos. [28]

Shelby Steele, quien luego se convirtió en investigador senior en el Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, fue en su momento uno de los partidarios de establecer departamentos de investigación afroamericanos en las universidades. Decía que los líderes de las universidades sentían tanta “culpa blanca” que accederían a cualquier pedido de los representantes de las uniones de estudiantes negros [29]. Al mismo tiempo, en las universidades estadounidense se introdujeron estudios sobre mujeres, estudios sobre Latinoamérica, estudios sobre homosexualidad, etc, y ahora son algo común.

La premisa básica de los estudios sobre mujeres es que las diferencias entre los géneros no son el resultado de diferencias biológicas sino que son construcciones sociales. Debido a la supuesta supresión prolongada de las mujeres por parte de los hombres y el patriarcado, la misión de los estudios sobre la mujer es provocar la conciencia social femenina, producir un cambio social general e incitar la revolución, según esta perspectiva.

Una profesora feminista de la Universidad de California–Santa Cruz se crió en una famosa familia comunista. Ella mostraba orgullosa sus credenciales de comunista y activista lesbiana. Desde los 80, había estado enseñando feminismo y consideraba a su orientación sexual como un estilo de vida que servía para despertar la conciencia política. Su inspiración para convertirse en profesora fue que un comunista le había dicho que esa era su misión. En una declaración pública, dijo que “enseñar se ha convertido en una forma de activismo político para mí”. Fundó el Departamento de Estudios Feministas en la Universidad de California–Santa Cruz [30]. En uno de sus planes de estudio, escribió que la homosexualidad femenina es “la forma más alta de feminismo”. [31]

La Universidad de Missouri ha diseñado sus asignaturas para que sus estudiantes consideren los temas del feminismo, la literatura, el género y la paz desde la posición izquierdista. Por ejemplo, una asignatura llamada Género Proscrito considera a los géneros como “categorías artificiales producidas por una cultura en particular”, en vez de ser algo producido por la naturaleza. Solo se inculca un solo punto de vista en los estudiantes: el relato de la opresión basada en el género y la discriminación contra identidades de géneros múltiples. [32]

Tal como se trató en el Capítulo 5, el movimiento antiguerra en el mundo occidental luego de la Segunda Guerra Mundial estuvo fuertemente influenciado por infiltrados comunistas. En las últimas décadas ha aparecido una nueva asignatura en las universidades estadounidenses: Estudios de la Paz. Los académicos David Horowitz y Jacob Laksin estudiaron más de 250 organizaciones con alguna conexión al nuevo campo académico. Ellos llegaron a la conclusión de que la naturaleza de estas organizaciones es política, no académica, y que su objetivo es reclutar a estudiantes para la Izquierda antiguerra. [33]

Citando el popular libro de texto Estudio de Paz y Conflictos, Horowitz y Laksin expusieron las motivaciones ideológicas de dicho campo académico. El libro utiliza argumentos marxistas para explicar los problemas de pobreza y hambre. El autor condena a los hacendados y a los productores agrícolas porque dice que cientos de millones de personas han muerto de hambre debido a su codicia. Aunque aparentemente el punto es contra la violencia, hay una forma de violencia a la que el autor no se opone, y de hecho, elogia: la violencia cometida durante la revolución del proletariado.

Un pasaje de Estudio de Paz y Conflictos dice: “Aunque Cuba esté lejos de ser un paraíso en la Tierra, y aún no se practican ampliamente ciertos derechos individuales y libertades civiles, el caso de Cuba indica que las revoluciones violentas a veces pueden tener como resultado una mejora general en las condiciones de vida de mucha gente”. El libro no menciona en ningún momento la dictadura de Fidel Castro ni los catastróficos resultados de la Revolución Cubana.

Dado que fue escrito después de los atentados del 11 de septiembre, Estudio de Paz y Conflictos también trata los problemas del terrorismo. Sorprendentemente, sus autores parecen tener tanta simpatía hacia los terroristas que el término “terrorista” está puesto entre comillas. Ellos defienden su postura de esta manera: “Poner ‘terrorista’ entre comillas puede ser chocante para algunos lectores a los que tal designación puede parecer obvia. Sin embargo, lo hacemos no para minimizar el horror de tales actos sino para enfatizar el valor de calificar la indignación justificada mediante el reconocimiento de que generalmente el que es ‘terrorista’ para una persona es un ‘luchador por la libertad’ para otra”. [34]

El ámbito académico debería ser objetivo y evitar tener motivaciones políticas. Estos nuevos campos académicos han adoptado una postura ideológica: los profesores de los estudios sobre mujeres deben adoptar el feminismo, mientras que los profesores involucrados en el estudio de la raza negra deben creer que las dificultades políticas, económicas y culturales de los afroamericanos son el resultado de la discriminación por parte de los blancos. Su existencia no es explorar la verdad, sino promover un relato ideológico.

Estas nuevas asignaturas son un subproducto de la revolución cultural americana. Luego de establecerse en las universidades, han exigido un mayor presupuesto y han reclutado a más estudiantes, que luego fortalecen aún más a estas asignaturas. Estos nuevos campos académicos ya están profundamente arraigados en las universidades.

Estos nuevos campos académicos fueron creados por personas con malas intenciones actuando bajo la influencia de la ideología comunista. Su objetivo es fomentar y expandir los conflictos entre diferentes grupos e incitar el odio, en la preparación para la revolución violenta. Tienen poca relación con la gente (ya sean afroamericanos, mujeres u otros) que dicen representar.

d. La promoción del radicalismo de izquierda

En su libro Salón de clases de Partido único: Cómo profesores radicales en las mejores universidades de Estados Unidos adoctrinan a los estudiantes y socavan nuestra democracia, David Horowitz y Jacob Laksin enumeran unas 150 asignaturas izquierdistas ofrecidas por 12 universidades. Estas asignaturas enmascaran su intenciones políticas con lenguaje culto, pero algunas ignoran incluso principios académicos básicos, lo que las hace parecerse mucho a los cursos políticos obligatorios de los países comunistas.

La Universidad de California–Santa Cruz ofrece un seminario llamado Teoría y Práctica de Resistencia y Movimientos Sociales. La descripción del curso es la siguiente: “El objetivo de este seminario es aprender a organizar una revolución. Aprenderemos qué han hecho y qué están haciendo comunidades del pasado y el presente para resistir, desafiar y vencer a sistemas de poder, que incluyen (pero no se limitan a) el capitalismo mundial, la opresión del Estado y el racismo”. [35]

Bill Ayers, con el título de Profesor Distinguido de la Universidad de Illinois de Chicago, es un radical de los 60 y líder de Weather Underground, originalmente llamada Weatherman (“hombre del clima”), la cual era una facción de Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS). En 1969, Weatherman se volvió clandestina y se convirtió en la primera organización terrorista nacional de Estados Unidos. Se dedicaba a organizar a estudiantes radicales, los cuales participaban en actividades terroristas diseñadas para enardecer los conflictos raciales.

El grupo Weatherman perpetró la colocación de bombas en el Capitolio, el Cuartel General de la Policía de Nueva York, el Pentágono y oficinas de la Guardia Nacional. Tal como indica la famosa cita de Ayers: “Mata a los ricos. Destruye sus automóviles y apartamentos. Lleva la revolución a tu casa, mata a tus padres” [36]. Las publicaciones académicas de Ayers son consistentes con su currículum. En sus escritos sostiene que debemos superar nuestros “prejuicios” con respecto a los delincuentes juveniles violentos. [37]

Una red de progresistas de izquierda logró evitar que el FBI arrestara a Ayers. Resurgió en 1980 y evadió la ley para evitar la justicia penal. Se convirtió en profesor para la Universidad de Illinois-Chicago luego de estudiar educación de la primera infancia. Sus opiniones políticas se mantienen igual y no ha mostrado arrepentimiento por sus ataques terroristas. Ayers se fue convirtiendo en profesor asociado, luego en profesor, hasta finalmente llegar a su actual cargo como Profesor Distinguido. También recibió el título de Académico Senior de la Universidad, el honor más alto de la institución.

Cada título recibido por Ayers fue el resultado de una decisión conjunta de sus colegas en el departamento. Esto en sí mismo refleja el reconocimiento tácito y el apoyo a su pasado terrorista por parte de la universidad.

e. La negación de las grandes tradiciones de Estados Unidos

Un grupo de estudiantes involucrados en política en la Universidad Tecnológica de Texas realizó una encuesta en el campus en 2014 en la que hacían tres preguntas: “¿Quién ganó la Guerra Civil?”, “¿Quién es nuestro vicepresidente?” y “¿De quiénes nos independizamos?”. Muchos estudiantes no tenían la menor idea sobre las respuestas, aunque deberían ser parte de la cultura general. Aunque ignoraban estos hechos básicos sobre la política e historia de su propio país, los estudiantes mostraron ser muy conocedores de los detalles de las celebridades y sus romances. [38]

En 2008, el Instituto de Estudios Interuniversitarios (ISI) hizo una encuesta al azar entre 2508 estadounidenses y encontró que solo la mitad de ellos podía nombrar a los tres poderes del gobierno [39]. Al responder treinta y tres preguntas sobre conocimiento cívico, el 71% de los encuestados recibió una calificación promedio del 49%, o sea, desaprobaron. [40]

Aprender la historia de Estados Unidos no se trata solamente del proceso de entender cómo se estableció la nación, sino también un proceso de entender sobre qué tipo de valores se construyó la nación y qué implica preservar dichas tradiciones. Solo entonces el pueblo atesora lo que tiene, protege el legado nacional y lo transmite a la generación siguiente.

Olvidar la historia es lo mismo que destruir la tradición. La gente que no conoce sus deberes cívicos hace posible que se forme un gobierno totalitario. Uno no puede evitar preguntarse qué pasó con la educación cívica y de historia en Estados Unidos. Las respuestas yacen en los libros de texto que usan los estudiantes y sus maestros.

El marxista Howard Zinn es el autor de un popular libro de historia titulado La otra historia de los Estados Unidos. El libro se basa en la premisa de que todas las acciones heroicas y episodios inspiradores de la historia estadounidense son mentiras descaradas, y que la verdadera historia de EE. UU. es un oscuro viaje de supresión, privación y genocidio. [41]

Un profesor de economía de una universidad de Boston cree que los terroristas enemigos de Estados Unidos son los verdaderos luchadores por la libertad, y que Estados Unidos es el verdadero mal. En un artículo publicado en 2004, igualó a los terroristas que realizaron los ataques del 11 de septiembre con los rebeldes estadounidenses que, en 1775, hicieron los primeros disparos en Lexington y comenzaron la Guerra de la Independencia. [42]

f. La lucha contra los clásicos de la civilización occidental

En 1988, estudiantes y profesores radicales de la Universidad de Stanford protestaron por una asignatura de la universidad llamada Civilización Occidental. Cantaban: “¡Fuera la civilización occidental!”. Stanford cedió ante las exigencias de los manifestantes y reemplazó Civilización Occidental con una asignatura llamada Culturas, Ideas, Valores (CIV), con obvias características multiculturales. Aunque la nueva clase no quitó algunos de los clásicos culturales como Homero, Platón, San Agustín, Dante Alighieri o Shakespeare, sí requería que cada semestre se incluyeran obras de varias mujeres, grupos minoritarios y otros grupos considerados oprimidos.

El entonces Secretario de Educación de EE. UU., William Bennett, condenó el cambio como un cambio de currícula por intimidación. A pesar de esto, muchas universidades importantes hicieron lo mismo, y universidades de menor categoría siguieron los pasos para no quedarse atrás. En pocos años, la educación de las humanidades en las universidades estadounidenses experimentó una gran transformación.

En su libro Educación intolerante, el pensador conservador Dinesh D’Souza utilizó el libro Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia para explicar la dirección ideológica de la nueva asignatura CIV de la Universidad de Stanford. Este libro indaga en las experiencias vividas por una joven indígena, Rigoberta Menchú, de Guatemala. Luego del asesinato sin sentido de sus padres en una masacre, ella decidió seguir el camino de la revuelta, en el cual se fue radicalizando cada vez más.

Rigoberta se identificó con el Movimiento Indígena Estadounidense en Sudamérica para luchar por su derecho a la autodeterminación, oponiéndose a la cultura latina europeizada. Primero se volvió feminista, luego socialista, y al final se volvió marxista. Cerca del final de su libro, comenzó a participar en la asamblea del Frente Popular en París para discutir temas como adolescentes burgueses y bombas molotov. Un capítulo del libro se titula “Rigoberta renuncia al matrimonio y a la maternidad”. [43]

La motivación ‘políticamente correcta’ para expulsar a los clásicos de la universidades estadounidenses llevó a varios resultados perjudiciales, algunos de los cuales describiremos más abajo:

Primero, la escritura de baja calidad con contenido superficial que contiene discursos revolucionarios o que pueden considerarse literatura de víctima, destierra las obras clásicas y su profundidad eterna.

Segundo, hacer comparaciones entre estos tipos de literatura y los clásicos, aparentemente les da un lugar entre los clásicos e incrementa su influencia en las mentes de los estudiantes. Ubicar a los clásicos al mismo nivel que estas obras promedio trivializa y relativiza los clásicos.

Tercero, el hilo conductor detrás de los clásicos ahora son interpretados a través de la teoría crítica, los estudios culturales, la política de identidad y la corrección política. Los académicos investigan con entusiasmo el racismo y el machismo ocultos en las obras de Shakespeare, las tendencias homosexuales entre los personajes, y demás, distorsionando e insultando a las obras clásicas.

Cuarto, los estudiantes a los que se les inculcó este tipo de actitud mental consideran que los personajes nobles, los grandes logros y las lecciones morales representadas en los clásicos son difíciles de creer y, en cambio, desarrollan el instinto de verlos de manera negativa y cínica.

En la educación literaria tradicional, los temas principales expresados en los clásicos tratan mayormente sobre el amor universal, la justicia, la lealtad, la valentía, el espíritu de sacrificio y otros valores morales. La enseñanza de la historia gira en torno a grandes eventos concernientes al establecimiento y desarrollo de la nación y sus valores fundamentales.

Dado que casi todos los clásicos de la literatura occidental fueron escritos por hombres europeos blancos, los izquierdistas alzan las banderas del multiculturalismo y el feminismo para insistir con que la gente lea literatura escrita por mujeres, personas de color, y así. En cuanto a la enseñanza de la historia, la educación moderna propicia la descripción del camino histórico de un país como un proceso completamente oscuro, lleno de esclavitud y explotación de mujeres y otros grupos minoritarios. El objetivo ya no es recordar el legado tradicional, sino instigar un sentimiento de culpa hacia las mujeres y las minorías.

La gente solo tiene una cantidad limitada de tiempo que puede usar para leer. Cuando la educación está diseñada a propósito para enfatizar obras políticamente correctas, se reduce el tiempo que la gente puede invertir en leer los clásicos. El resultado es que generaciones de estudiantes están desconectadas de los orígenes de su cultura, especialmente del sistema de valores que se origina en la fe religiosa y es legado a través de la cultura. La cultura de cada raza se origina en lo divino. Puede ser diversa, pero no debe ser mezclada. Mezclar una cultura significa la destrucción de los nexos entre la raza a la que pertenece la cultura y las divinidades que la crearon.

g. La monopolización de libros de texto y las humanidades

El economista Paul Samuelson describió el poder de los libros de texto: “No me importa quién escriba las leyes de una nación –o redacte sus avanzados tratados– si es que puedo escribir sus libros de texto de economía” [44]. Los libros de texto, que tienen una gran circulación y gran autoridad, pueden ejercer una enorme influencia en los estudiantes. Quien escriba los libros de texto tiene las claves para moldear las impresionables mentes de los jóvenes.

Después de que académicos y profesores radicales obtuvieron puestos permanentes y reputación, lograron el control de las oficinas y comités de publicación de las universidades. Usaron sus poderes para cargar los materiales de enseñanza con su ideología e inculcársela a sus estudiantes a la fuerza. En algunas áreas académicas, los libros de texto y los de lectura obligatoria elegidos por los profesores contienen más obras de marxismo que de cualquier otra escuela de pensamiento. El libro ya mencionado La otra historia de Estados Unidos por Howard Zinn es lectura obligatoria para muchas carreras de historia, economía, literatura y estudios de la mujer.

Una vez que los izquierdistas consiguen ser muchos, pueden usar el mecanismo de revisión por pares en la comunidad académica de EE. UU. a los fines de suprimir a las personas con opiniones diferentes. Un ensayo que desafía la ideología de izquierda está condenado a ser rechazado por los izquierdistas y sus colegas.

Muchas publicaciones del ámbito de las humanidades son guiadas por la teoría crítica y están llenas de jerga técnica poco clara, pero el objetivo principal es rechazar a lo divino, rechazar la cultura tradicional e incitar revoluciones para subvertir el actual orden social, político y económico. Hay una categoría de beca que apunta a probar que toda moral y estándar tradicional, inclusive el proceso científico, es una construcción social cuyo propósito es salvaguardar el poder de la clase dominante mediante la imposición de sus normas a la sociedad entera.

En 1996, el profesor de física de la Universidad de Nueva York Alan Sokal publicó un ensayo en Social Text, el periódico de estudios culturales de la Universidad de Duke. Su ensayo se titulaba Transgrediendo los límites: hacia la hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica. Con 109 notas al pie y referencias a 219 fuentes, el ensayo sostiene que la “gravedad cuántica” fue inventada por la sociedad y el lenguaje. [45]

El mismo día en que se publicó ese ensayo, Sokal publicó una declaración en otra revista, Lingua Franca, afirmando que aquel ensayo era una broma. Dijo que había enviado el ensayo a Social Text como un experimento de un físico en materia de estudios culturales. [46]

Durante una entrevista con el programa de radio All Things Considered, Sokal dijo que se había inspirado en el libro de 1994 Higher Superstition (Superstición más alta). El autor del libro dijo que algunas publicaciones de humanidades publican cualquier cosa, siempre que contenga “el pensamiento izquierdista apropiado” y citas de pensadores de izquierda conocidos. Sokal probó esto al llenar su ensayo con ideologías de izquierda, citas sin sentido y completas tonterías. [47]

Sokal luego escribió: “Los resultados de mi pequeño experimento demostraron, como mínimo, que algunos sectores de moda de la izquierda académica estadounidense se han vuelto intelectualmente perezosos. A los editores de Social Text les gustó mi artículo porque les gustó su conclusión: que ‘el contenido y la metodología de la ciencia posmoderna proveen un poderoso apoyo intelectual al proyecto político progresista”. Aparentemente no sintieron la necesidad de analizar la calidad de la evidencia, la contundencia de los argumentos, o incluso la relevancia de los argumentos para la supuesta conclusión” [48]. El enfoque satírico de Sokal resaltó la carencia de principios o credibilidad académica en las áreas de teoría crítica y estudios culturales.

Al observar los títulos de las publicaciones en las reuniones anuales de las asociaciones académicas de gran escala de EE. UU., las últimas décadas de penetración comunista en las ciencias sociales resultan fáciles de ver. La Asociación de Lenguaje Moderno es la más grande de tales sociedades, con veinticinco mil miembros, entre los cuales la mayoría son profesores y académicos en las áreas de investigación y educación de lenguaje moderno. Más de diez mil personas asisten a la conferencia anual de la asociación.

Una gran cantidad de ensayos publicados en el sitio web de la asociación utilizan el marco ideológico del marxismo, la Escuela de Frankfurt, el deconstruccionismo, el posestructuralismo y otras teorías desviadas. Otros utilizan el feminismo, la investigación gay, la política de identidad y otras tendencias radicales. Organizaciones similares, entre ellas la Asociación Sociológica Americana, reflejan básicamente lo mismo, aunque a diversos grados.

Las universidades estadounidenses tienen una tradición de educación en humanidades, y algunas de las asignaturas de humanidades son obligatorias sin importar las carreras elegidas por los estudiantes. Hoy en día, las asignaturas obligatorias son mayormente enseñadas por profesores en las áreas de literatura, historia, filosofía y ciencias sociales. El académico estadounidense Thomas Sowell señaló que, como lo implica el término, las asignaturas obligatorias dejan a los estudiantes sin alternativa en cuanto a los profesores, los cuales generalmente utilizan sus aulas como oportunidades para difundir sus ideologías de izquierda, incluso usando las calificaciones como un incentivo para hacer que los estudiantes acepten sus puntos de vista. Los estudiantes que se atreven a desafiar los pareceres de un profesor son castigados con calificaciones más bajas [49]. Las perspectivas marxistas de estos profesores de humanidades y ciencias sociales no solo corrompen a los estudiantes en sus campos académicos, sino que afectan a casi todo el cuerpo estudiantil.

Los estudiantes universitarios desean ser respetados como adultos, pero tanto su conocimiento como su experiencia práctica son limitados. En el ambiente relativamente cerrado de la universidad, pocos de ellos sospechan que sus respetados profesores se aprovechan de su inocencia y confianza para inocularles una serie de ideologías y valores completamente errados y dañinos. Los padres pagan costosas matrículas para que sus hijos dominen el conocimiento y las habilidades que utilizarán como base para encontrar su lugar en la sociedad. ¿Cómo podrían imaginar que a sus hijos en realidad les están robando sus valiosos años, y en cambio están siendo transformados en seguidores de ideologías radicales que les afectarán por el resto de sus vidas?

Generación tras generación de jóvenes ingresaron en este sistema de educación fuertemente infiltrado por el espectro del comunismo. Estudian libros de texto escritos por izquierdistas e internalizan sus teorías desviadas, apresurando el declive de la cultura, la moral y la humanidad.

h. ‘Reeducación’ universitaria: Lavado de cerebro y corrupción moral

Con el crecimiento de la ideología marxista en las universidades, la política del campus a partir de los 80 se ha enfocado cada vez más en evitar los comentarios “ofensivos”, especialmente en lo que respecta a ofender a mujeres y minorías étnicas. Según el académico estadounidense Donald Alexander Downs, entre 1987 y 1992, unas trescientas universidades de EE. UU. implementaron políticas para la regulación de la libertad de expresión, creando un sistema paralegal de prohibición para impedir lenguaje considerado ofensivo respecto a grupos o temas sensibles. [50]

Quienes apoyan tales prohibiciones pueden tener buenas intenciones, pero sus acciones tienen un resultado ridículo, a medida que cada vez más cantidad de personas exigen por cualquier razón el derecho a no sentirse ofendidas. De hecho, según la ley, ese derecho no existe, pero la prominencia del marxismo cultural permite que cualquiera alegue una asociación con grupos oprimidos, citando razones como cultura, ancestros, color de piel, género, orientación sexual, etc. Las autoridades de las universidades han otorgado constantemente un tratamiento privilegiado a quienes dicen ser víctimas.

Según la lógica marxista, los oprimidos están moralmente en lo correcto en toda circunstancia, y muchas personas no se atreven a cuestionar la autenticidad de lo que estos dicen. Esta lógica absurda se basa en un criterio retorcido para juzgar qué es moral. A medida que se intensifican las identidades y sentimientos de grupo (en el leninismo y estalinismo esto se llama tener un alto nivel de conciencia de clase), la gente abandona inconscientemente los estándares tradicionales del bien y el mal, y los reemplaza con el ‘pensamiento de grupo’. Esto se manifiesta más claramente en los Estados comunistas totalitarios, donde el proletariado “oprimido” obtuvo la justificación de asesinar a los terratenientes y capitalistas “opresores”.

La tendencia de denunciar arbitrariamente lenguaje ofensivo o discriminatorio comenzó con académicos del marxismo cultural que inventaron una serie de conceptos nuevos para expandir la definición de discriminación. Entre ellos están las ideas de “microagresiones”, “advertencias de disparadores”, “espacios seguros”, etc. Los directivos de las universidades crearon las correspondientes políticas y asignaturas obligatorias, como por ejemplo, capacitación en sensibilidad y capacitación en diversidad.

La microagresión se refiere a una ofensa implícita no verbal con la que uno se topa en la vida diaria, y los supuestos agresores quizás no se dan cuenta en lo absoluto de sus consecuencias. Este tipo de ofensa involuntaria o ignorancia es catalogada de “insensible” (el leninismo y el estalinismo lo considerarían una baja conciencia de clase). La capacitación en sensibilidad se ha convertido en un aspecto importante en la aclimatación de los nuevos estudiantes universitarios. Se les dice a los estudiantes qué cosas no se pueden decir y qué tipo de vestimenta no se puede usar, de lo contrario estarían cometiendo una microagresión y violando las regulaciones de la universidad.

En algunas universidades, no se puede decir la frase “Bienvenidos a Estados Unidos” porque podría constituir una discriminación y es considerada una microagresión: podría ofender a grupos étnicos que históricamente han sufrido un trato injusto en Estados Unidos, como los nativos americanos, africanos, japoneses y chinos. Esa frase podría hacerles recordar la humillante historia que sufrieron sus ancestros.

En la larga lista de declaraciones consideradas microagresiones por la Universidad de California están las siguientes:”Estados Unidos es un crisol” (discriminación racial), “Estados Unidos es una tierra llena de oportunidades” y “Hombres y mujeres tienen la misma probabilidad de tener éxito” (negar la desigualdad de género o de etnias) [51]. Las microagresiones son causales para aplicar sanciones administrativas, dado que impiden el establecimiento de “espacios seguros”.

Una típica microagresión ocurrió en en el campus Indianápolis de la Universidad de Indiana-Purdue (IUPUI). Un estudiante blanco violó la Ordenanza de Acoso Racial porque leyó un libro titulado Notre Dame vs. El Klan: Cómo los irlandeses en lucha derrotaron al Ku Kux Klan. Sin embargo, las fotografías del KKK en la portada del libro ofendieron a uno de sus compañeros, que era un encargado de la residencia estudiantil. La oficina de corrección de la universidad consideró que el estudiante había violado las reglas de discriminación racial. Más tarde, luego de la resistencia del estudiante y de la ayuda de otros grupos, la IUPUI determinó que era inocente. [52]

La naturaleza de la capacitación en sensibilidad y de la capacitación en diversidad es comparable con los programas de reeducación que tuvieron lugar en la ex Unión Soviética y que ocurren en China. El propósito de la reeducación es reforzar los conceptos de clase: los “burgueses” y la “clase terrateniente” (semejante a hombres blancos) deben reconocer su pecado original como miembros de clases opresoras, y los grupos supuestamente oprimidos deben entender la cultura “burguesa” de manera “correcta”. Se los presiona para que se quiten su “opresión internalizada” de manera que puedan reconocer sus condiciones opresivas. Esto es similar a cómo la educación feminista enseña a las mujeres a considerar la feminidad tradicional como una construcción del patriarcado.

Siguiendo el análisis marxista de clases, lo personal es político: se considera incorrecto entender un problema desde el punto de vista del opresor designado. Por lo tanto, para reformar la cosmovisión y seguir completamente el programa marxista, las palabras y acciones que niegan la opresión de clase o la lucha de clases son severamente castigadas. La capacitación en sensibilidad se lleva a cabo para revelar completamente la “injusticia social” y así reorientar el punto de vista de los grupos “oprimidos” (mujeres, minorías étnicas, homosexuales, y así).

Por ejemplo, en 2013, la Northwestern University requirió que todos los estudiantes realizaran un curso sobre diversidad antes de graduarse. Según las instrucciones de la institución, después de completar el curso, los estudiantes podrían “expandir su capacidad de pensar críticamente” (aprender a clasificar la clase), “reconocer su posición en un sistema injusto” (reconocer su componente de clase) y repensar sus “propios poderes y privilegios” (colocarse en el lugar de la clase ‘oprimida’). [53]

Otro ejemplo típico es el programa de reeducación ideológica que comenzó en 2007 en la Universidad de Delaware. Considerado un “tratamiento” para las actitudes y creencias incorrectas, este programa fue obligatorio para siete mil estudiantes. Su objetivo declarado era hacer que los estudiantes aceptaran ciertas perspectivas definidas con respecto a temas de política, raza, género y medio ambiente.

Los estudiantes que se desempeñaban como residentes a cargo en la universidad tuvieron que realizar cuestionarios individuales a los estudiantes, y hacerles preguntas sobre con qué razas y géneros tendrían citas, con el objetivo de que los estudiantes fueran más abiertos a tener citas fuera de sus grupos. Cuando un residente a cargo le preguntó a una estudiante cuándo había descubierto su identidad de género (en oposición a su sexo biológico), la estudiante dijo que no era un asunto del residente. El residente la denunció ante los directivos de la universidad. [54]

Este adoctrinamiento político en masa no solo mezcla los estándares para discernir los valores morales, sino que también reforzó el egoísmo y el individualismo. Los estudiantes jóvenes aprenden que pueden utilizar los sentimientos altamente politizados de un grupo (política de la identidad) para satisfacer sus propios deseos individuales. Con solo declararse perteneciente a cierto grupo que supuestamente es oprimido, uno puede acusar y amenazar a otros, o usar dicha identidad para su beneficio personal. Cuando las opiniones de otras personas no concuerdan con las de ellos, pueden considerarlas una ofensa y denunciarlos ante la universidad, la cual restringirá el derecho a la libertad de expresión de esas personas. Si a alguien no le gustan las ideas que se imprimen en un periódico estudiantil conservador, algunos considerarán que es apropiado quemar las publicaciones.

Si uno se ofende o no, es un sentimiento subjetivo, pero hoy en día, incluso los sentimientos pasan como evidencia objetiva. Ha llegado al punto en que los profesores universitarios deben andarse con rodeos. Recientemente, estudiantes de muchas universidades comenzaron a exigir que antes de enseñar cierto contenido, los profesores primero tengan que emitir “un aviso de advertencia” de que algunos temas de discusión o materiales de lectura podrían causar reacciones emocionales negativas. En los últimos años, incluso obras como El mercader de Venecia de Shakespeare y Las metamorfosis del poeta romano Ovidio acabaron en la lista de literatura que requieren avisos de advertencia. Algunas universidades incluso recomiendan evitar lo más posible las obras que se considera podrían desencadenar ciertas emociones en los estudiantes. [55]

Muchos estudiantes que crecen en este tipo de ambiente tienen egos susceptibles y tratan de evitar sentirse ofendidos al máximo. La identidad de grupo (es decir, otra versión de la “conciencia de clase” que predica el comunismo) promovida en las universidades deja a los estudiantes ignorantes ante el pensamiento independiente y la responsabilidad personal. Al igual que los estudiantes radicales de los 60 que ahora son sus profesores, estos estudiantes están en contra de la tradición. Se entregan a una promiscuidad sexual confundida, el abuso del alcohol y la drogadicción. Su habla está llena de groserías. Sin embargo, debajo de su desprecio por las convenciones del mundo yacen corazones y almas frágiles, incapaces de soportar el más mínimo golpe o contratiempo, sin mencionar asumir una responsabilidad real.

La educación tradicional fomenta el autocontrol, el pensamiento independiente, el sentido de la responsabilidad y el respeto hacia los demás. El espectro del comunismo solo quiere que la próxima generación abandone completamente su comportamiento moral y se convierta en sus esbirros para dominar el mundo.

[Parte 2]

2. Elementos comunistas en la educación primaria y secundaria

Pese a que el comunismo tiene más influencia en el nivel universitario, también afectó la educación primaria y secundaria. Su influencia socavó el desarrollo intelectual y la madurez de los niños, haciéndolos más susceptibles a la influencia de la izquierda en la universidad. Causó que generaciones de estudiantes tengan cada vez menos conocimiento y capacidad de razonar e involucrarse en pensamiento crítico. Esto ha estado ocurriendo por más de cien años. El movimiento de pedagogía progresista liderado por John Dewey inició la tendencia. Las reformas educativas posteriores generalmente siguieron la misma tendencia.

Además de inocular el ateísmo, la teoría de la evolución y la ideología comunista en los estudiantes, la educación primaria y secundaria en Estados Unidos se dedica a manipularlos psicológicamente para destruir sus creencias y moral tradicional. Infunde el relativismo moral y conceptos modernos que expresan una actitud corrupta hacia la vida. Esto ocurre en todos los sectores de la educación. Las medidas sofisticadas que se utilizan hacen casi imposible que los estudiantes y el público estén en guardia frente a esta tendencia.

a. Bajar el nivel de los estudiantes

Estados Unidos es un país democrático. Desde los presidentes hasta los legisladores, alcaldes y miembros de los comités escolares de los distritos, son elegidos por los votantes. Que la política democrática sea verdaderamente beneficiosa para todos depende no solo del nivel moral del pueblo, sino del nivel de su conocimiento y entendimiento. Si los votantes no están bien versados en historia, sistemas políticos y económicos, y asuntos sociales, tendrán dificultades para elegir con sabiduría a los funcionarios que basen sus plataformas electorales en intereses de largo plazo y fundamentales para el país y la sociedad. Esto pone al país en una situación peligrosa.

En 1983, un grupo de expertos, comisionados por el Departamento de Educación de EE. UU., escribieron el informe Una nación en riesgo, luego de dieciocho meses de investigación. Los autores del reporte dijeron:

“Para que nuestro país funcione, los ciudadanos deben ser capaces de lograr algunos consensos sobre asuntos complejos, generalmente con poca anticipación y sobre la base de evidencia contradictoria o incompleta. La educación ayuda a formar estos consensos, esto es algo que Thomas Jefferson señaló hace mucho tiempo en su famoso refrán: ‘No conozco ningún depositario seguro de los poderes máximos de la sociedad, excepto el pueblo mismo; y si pensamos que no están lo suficientemente iluminados para ejercer su control con un criterio sano, el remedio no es tomarlo de ellos, sino informar su criterio’”.

Individuos con poco conocimiento y baja capacidad para pensar críticamente son incapaces de reconocer mentiras y engaños. La educación juega un enorme rol, y los elementos comunistas penetran en todos los niveles del sistema educativo, haciendo que los estudiantes sean tontos e ignorantes, y por tanto vulnerables a la manipulación.

Una nación en riesgo también señala los siguientes puntos: “Los cimientos educativos de nuestra sociedad actualmente están siendo menoscabados por una creciente marea de mediocridad que amenaza nuestro futuro como Nación y como pueblo”. “Si una potencia extranjera hostil intentara imponer a Estados Unidos el desempeño educativo mediocre que existe hoy, lo habríamos considerado un acto de guerra”. “Incluso hemos desperdiciado lo que ganamos en logros estudiantiles tras el desafío Sputnik. Lo que es más, hemos desmantelado los sistemas esenciales de apoyo que ayudaron a que esas ganancias sean posibles. Hemos, en efecto, estado cometiendo un acto de desarme educativo irreflexivo y unilateral”. [1]

El informe cita al analista Paul Copperman: “Por primera vez en la historia de nuestro país, las habilidades educativas de una generación no superarán, no igualarán, ni siquiera se acercarán a las de sus padres”.

El informe cita algunos descubrimientos impactantes: además de que las calificaciones de los estudiantes de EE. UU. suelen estar entre las más bajas en los exámenes internacionales, 23 millones de adultos estadounidenses son analfabetos funcionales –es decir que solo poseen las habilidades de alfabetización más básicas y son incapaces de satisfacer las necesidades complejas de la vida y el trabajo modernos. La tasa de analfabetismo funcional es del 13 por ciento entre jóvenes de 17 años y puede alcanzar el 40 por ciento al tratarse de minorías. Entre 1963 y 1980, las calificaciones de la Prueba de Aptitud Educativa (SAT, según sus siglas en inglés) se deslizó hacia abajo, el puntaje promedio de lengua bajó más de 50 puntos, y el puntaje promedio de matemáticas cerca de 40 puntos. “Muchos jóvenes de 17 años no poseen las habilidades intelectuales ‘superiores’ que deberíamos esperar de ellos. Cerca del 40 por ciento no puede sacar conclusiones de un material escrito; solo una quinta parte puede escribir un ensayo persuasivo; y solo un tercio puede resolver un problema matemático de varios pasos”. [2]

Luego de los años 1980, personas con conocimiento del ámbito educativo estadounidense lanzaron una campaña llamada Volver a lo Básico, pero ¿ayudó esto a detener el declive de la educación estadounidense? En 2008, Mark Bauerlein, profesor de inglés de la Universidad Emory, publicó La generación más tonta. El primer capítulo del libro combina los resultado de exámenes y encuestas del Departamento de Educación y organizaciones no gubernamentales, y resume los vacíos de conocimiento de los estudiantes estadounidenses en historia, educación cívica, matemática, ciencia, tecnología, bellas artes y otros campos. En el examen de historia de la Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NEAP) de 2001, el 57 por ciento de los estudiantes obtuvieron un puntaje “inferior al básico” y solo un 1 por ciento logró el nivel “avanzado”. Sorprendentemente, en respuesta a la pregunta sobre qué país fue aliado de EE. UU. en la Segunda Guerra Mundial, el 52 por ciento eligió Alemania, Japón e Italia, en vez de la Unión Soviética. Los resultados en otras áreas fueron igualmente decepcionantes. [3]

El declive de la calidad educativa de EE. UU. es evidente para todos. Desde los años 1990, la expresión “bajar el nivel” ha aparecido en muchos libros de educación estadounidense y se ha convertido en un concepto que los pedagogos del país no pueden evitar. John Taylor Gatto, experimentado profesor e investigador educativo de la ciudad de Nueva York, escribió: “Toma un libro de matemática o de retórica de quinto grado de los años 1850 y verás que los textos de ese entonces hoy serían considerados de nivel universitario”. [4]

A los fines de evitar que el sistema educativo estadounidense sea mal visto, el Servicio de Pruebas Educativas (ETS) tuvo que redefinir los puntajes del examen de ingreso a la universidad, los SAT, en 1994. Cuando los SAT comenzaron a adoptar una forma moderna en 1941, el puntaje promedio del examen de lengua era de 500 puntos (el puntaje máximo es 800). Para la década de 1990, el puntaje promedio había bajado a 424 puntos, no obstante, el ETS redefinió a 424 puntos como si fueran 500. [5]

El deterioro de la calidad de la educación no solo se refleja en el deterioro de la alfabetización de los estudiantes. Debido a la falta de conocimientos básicos, las facultades de pensamiento crítico de los estudiantes estadounidenses cayeron de forma pronunciada. El académico Thomas Sowell señaló en los años 1990 que: “No es meramente que Johnny no pueda leer, o incluso que Johnny no pueda pensar. Johnny no sabe qué es pensar, porque en muchas escuelas públicas, pensar suele ser confundido con sentir”. [6]

A diferencia de los líderes estudiantiles rebeldes de los años 1960, que podían hablar elocuentemente, los jóvenes de hoy que participaron en protestas y fueron entrevistados por reporteros raramente podían expresar sus exigencias con claridad. Carecen de niveles básicos de sentido común y razón.

La razón del deterioro de las calificaciones no es que los estudiantes de hoy no sean tan inteligentes como los de antes, sino que el comunismo está llevando a cabo silenciosamente una guerra contra la próxima generación, utilizando el sistema educativo como su arma. Charlotte Thomson Iserbyt, autora de El deliberado plan para atontar EE. UU.: un rastro documental cronológico, y exasesora de políticas del Departamento de Educación de EE. UU. en los años 1980, dijo: “La razón por la que los estadounidenses no entienden esta guerra es porque ha sido peleada en secreto –en las escuelas de nuestra nación, apuntando a nuestros hijos, que están cautivos en los salones de clase”. [7]

b. La naturaleza destructiva de la pedagogía progresista

El ataque contra la tradición en las escuelas primarias y secundarias de Estados Unidos comenzó con el movimiento de pedagogía progresista a comienzos del siglo XX. Las siguientes generaciones de educadores progresistas elaboraron una serie de falsos discursos y teorías que sirvieron para alterar la currícula, rebajar los materiales de enseñanza y disminuir los estándares académicos. Esto ha causado un enorme daño a la educación tradicional.

De Rousseau a Dewey

John Dewey es el padre de la pedagogía progresista en Estados Unidos y ha sido muy influenciado por las ideas del filósofo francés del siglo XVIII, Jean-Jacques Rousseau.

Rousseau creía que la gente era buena por naturaleza y que los responsables de la decadencia moral eran los males sociales. Decía que el hombre nacía en libertad e igualdad, y que en un ambiente natural, todos disfrutarían de sus derechos innatos. Desigualdad, privilegio, explotación y la pérdida de la bondad innata del hombre eran productos de la civilización, decía. Para los niños, Rousseau proponía un modelo de “educación natural” que los libraba a su suerte. Esta educación debía carecer de enseñanzas religiosas, morales o culturales.

De hecho, la humanidad está dotada tanto de benevolencia como de maldad. Sin nutrir la benevolencia, los aspectos malvados de la naturaleza humana llegan a predominar, hasta el punto en el que la gente considera que ningún método es muy bajo y ningún pecado es tan malo. Con su elegante retórica, Rousseau atrajo a muchos seguidores desencaminados. La nociva influencia que su teoría pedagógica ha tenido en la educación occidental es difícil de sobreestimar.

Alrededor de un siglo después, Dewey retomó lo que había hecho Rousseau y avanzó con su obra destructiva. Según Dewey, que estaba influenciado por la teoría de la evolución de Darwin, los niños deberían ser separados de la tutela tradicional de padres, religión y cultura, y en cambio se les debería permitir la libertad de adaptarse a sus ambientes. Dewey era un pragmático y relativista moral. Creía que no había una moral permanente y que la gente era libre de actuar y comportarse como le pareciera. El concepto de relativismo moral ha sido un primer paso crucial para alejar a la humanidad de las reglas morales establecidas por Dios.

Dewey fue una de las treinta y tres personas que firmaron con su nombre el Manifiesto Humanista, escrito en 1933. A diferencia de los humanistas del Renacimiento, el humanismo del siglo XX es en esencia una religión secular con raíces en el ateísmo. Basado en conceptos modernos como el materialismo y la teoría de la evolución, considera al ser humano como una máquina o una suma de procesos bioquímicos.

En ese marco, el objetivo de la educación es moldear y guiar a los sujetos de acuerdo con los deseos del educador –algo que no es fundamentalmente diferente del “nuevo hombre socialista” de Marx. Dewey mismo era un socialista democrático.

El filósofo estadounidense Sidney Hook dijo: “Dewey ha provisto al marxismo de la epistemología y la filosofía social que Marx medio había visto por sí mismo y medio había delineado en sus obras tempranas pero nunca había podido expresar adecuadamente”. [8]

En 1921, cuando la guerra civil arrasaba con Rusia, los soviéticos encontraron el tiempo para producir un panfleto de sesenta y dos páginas con extractos de Democracia y Educación, de Dewey. En 1929, el rector de la Segunda Universidad Estatal de Moscú, Albert P. Pinkevich, escribió: “Dewey se acerca infinitamente a Marx y a los comunistas rusos” [9]. El biógrafo Alan Ryan escribió que Dewey “brindó las armas intelectuales para un marxismo decentemente socialdemócrata y no totalitario”. [10]

Los pedagogos progresistas no disimulan su objetivo de transformar las actitudes de sus estudiantes hacia la vida. Para alcanzar ese objetivo, dieron vuelta todos los aspectos del aprendizaje, incluyendo la estructura de las clases, los materiales y métodos de enseñanza y la relación entre maestros y estudiantes. El foco de la educación pasó del maestro al estudiante (o niño). La experiencia personal se consideró superior al conocimiento aprendido de los libros. Las lecciones dieron un paso atrás ante los proyectos y actividades.

La revista conservadora estadounidense Human Events colocó a Democracia y Educación de Dewey en el puesto número cinco de una lista de los diez libros más dañinos de los siglos XIX y XX. Señaló sin rodeos que Dewey “denigra la escolaridad que se enfoca en el desarrollo del carácter tradicional y en dotar a los niños de conocimiento duro, y en cambio promueve la enseñanza de ‘habilidades’ de pensamiento”. [11]

Críticos sagaces han condenado la tendencia progresista de la educación desde su mismo comienzo. El libro de 1949 Enseñanza demente: Una mirada lega sobre la educación de la escuela pública ofreció una refutación concisa y completa de los principales dogmas de la pedagogía progresista [12]. Los pedagogos progresistas desestimaron a sus críticos como “reaccionarios” y utilizaron diversos métodos para suprimirlos o ignorarlos.

Dewey fue profesor titular en la Universidad de Columbia durante más de cincuenta años. Durante el periodo en el que dirigió el Colegio de Maestros, al menos un quinto de todos los maestros de primaria y secundaria recibieron su instrucción o títulos de grado avanzados en Columbia [13]. Desde entonces, la pedagogía progresista se ha esparcido más allá de las fronteras de Estados Unidos.

En contraste con figuras como Marx, Engels, Lenin, Stalin o Mao Zedong, Dewey no tenía aspiraciones de convertirse en un gurú revolucionario o dominar el mundo. Fue profesor y académico durante toda su vida, pero el sistema de educación que creó se ha convertido en una de las herramientas más poderosas del comunismo.

Consentir a los estudiantes

Según la teoría de la educación de Rousseau, los humanos nacen buenos y libres, pero la sociedad los vuelve malos. Por eso, el mejor método educativo es dar a los niños rienda suelta y ceder ante su desarrollo caprichoso.

Bajo la influencia del pensamiento rousseauniano, los pedagogos progresistas a partir de Dewey suelen hacer eco de este tipo de ideas: no hay que forzar los valores de los padres o maestros en los estudiantes; al crecer, hay que permitir que los niños juzguen las cosas por sí mismos y tomen sus propias decisiones. El poeta inglés Samuel Taylor Colerigde replicó elegantemente de esta manera:

“Thelwall pensaba que era muy injusto influenciar la mente de un niño inculcando cualquier opinión antes de que llegue a una edad en que tenga criterio y sea capaz de elegir por sí mismo. Le mostré mi jardín, y le dije que era mi jardín botánico. ‘¿Cómo es eso?’, me dijo, ‘está cubierto de maleza’. ——‘Oh’, le respondí, ‘eso es solo porque no ha llegado a sus años de criterio y decisión. La maleza, verá usted, se tomó la libertad de crecer, y pensé que era injusto influenciar al suelo para que crezcan rosas y fresas’”. [14]

El ingenioso poeta usó esta analogía para transmitir un principio a su amigo: la ética y la sabiduría se cultivan concienzudamente, tal como con la jardinería. No supervisar un jardín causará que crezca la maleza. Abandonar a los niños es parecido a entregarlos a fuerzas malvadas siempre presentes. Equivale a ser extremadamente negligente e irresponsable. El bien y el mal están simultáneamente presentes en la naturaleza humana. Pese a que los niños son más simples y puros en comparación, también son propensos a desarrollar pereza, envidia, egoísmo, ser peleadores y otros rasgos negativos. La sociedad es una gran tina de tintura. Si los niños, con su natural predisposición a lo malo (así como a lo bueno) no son criados apropiadamente, entonces para cuando lleguen a su “edad de criterio y decisión”, ya habrán sido contaminados por malos pensamientos y malos hábitos hace tiempo. Llegado ese punto, será demasiado tarde para educarlos.

La indulgencia de los estudiantes llegó a su pico en la obra literaria pedagógica publicada en 1960, Summerhill: un punto de vista radical sobre la educación. El autor del libro, A. S. Neill, estableció un internado inglés en 1921, la Escuela Summerhill, que recibía niños de entre 6 y 16 años. La escuela daba a los niños completa autonomía. Los niños podían decidir si querían o no ir a clase, o si querían ir a una clase y no a la otra. El pensamiento de Neill sobre la educación estaba fuertemente influenciado por el filósofo de la escuela de Frankfurt Wilhelm Reich, un vigoroso partidario de la libertad sexual, y los dos solían escribirse.

Además de en lo académico, la escuela también era extremadamente laxa en ética, disciplina y relaciones entre varones y mujeres. Estaba en contra de todos los valores tradicionales. Varones y mujeres podían tener citas o vivir juntos casualmente, algo a lo que la escuela no prestaba atención o incluso facilitaba. Neill permitía que los empleados y los estudiantes nadaran desnudos juntos en una piscina al aire libre. Su hijastro de 35 años de edad enseñaba arte cerámico y solía llevar a las niñas de los últimos años con él a casa. [15]

En su libro, Neill dice: “Cada alumno de los últimos años de Summerhill sabe por mis conversaciones y mis libros que estoy de acuerdo con que, el que lo desee, tenga una vida sexual completa, sin importar su edad” [16]. Incluso insinuó que, si no estuviese prohibido por la ley, habría permitido que los niños y las niñas durmieran juntos [17]. Cuando se publicó Summerhill, rápidamente se convirtió en un bestseller. Solo en la década de 1960, vendió más de tres millones de copias, convirtiéndose en un “clásico” que los docentes de los profesorados exigirían leer a todos sus estudiantes.

Una antigua máxima china dice así: “Un maestro estricto produce estudiantes destacados”. Las personas con conocimiento y experiencia en Occidente también descubrieron que los maestros estrictos tienen mejores resultados en las aulas. Además, tienen una influencia más positiva en la conducta de sus estudiantes. [18]

Lamentablemente, en Estados Unidos y en otros países occidentales, bajo la influencia del progresismo y de la autonomía educativa, se han promulgado leyes que limitan el alcance de los padres o de los maestros a la hora de lidiar con los estudiantes. Esto ha causado que los maestros tengan miedo de disciplinar a sus estudiantes. Los malos hábitos de los alumnos no son corregidos a tiempo, lo que lleva a un declive precipitado de su sentido de la moral, así como de su desempeño académico.

Educación centrada en los estudiantes

La función más importante de la educación es mantener y transmitir la cultura tradicional de la historia humana. Los maestros son el núcleo que conecta el pasado por el bien del futuro. “Un maestro debe transmitir el Dao, enseñar el conocimiento y aclarar la confusión”, de acuerdo con un dicho chino. El pensamiento de la pedagogía progresista de Dewey eliminó la autoridad de los maestros y degradó su importancia. Su postura es antiintelectual y contraria al sentido común. En esencia, contraria a la educación misma.

Los promotores de la pedagogía progresista dicen que la educación debe colocar a los estudiantes en el centro y dejarlos explorar por su cuenta y llegar a sus propias respuestas. Sin embargo, el contenido de los libros de las asignaturas tradicionales era una acumulación de miles de años de civilización humana. ¿Cómo sería posible que estudiantes jóvenes e ignorantes los exploraran tan rápidamente? La verdadera intención de la pedagogía progresista es cortar el vínculo de los estudiantes con la cultura tradicional. Negar la autoridad de los maestros en el proceso educativo es negar su rol en la transmisión del conocimiento de la civilización. Este es el motivo ulterior del comunismo.

Siete mitos acerca de la educación, de Daisy Christodoulou, analiza y refuta siete ideas equivocadas comunes, incluyendo cuando se dice que los hechos impiden entender; que la instrucción guiada por el maestro es pasiva; que los proyectos y las actividades son la mejor manera de aprender; que enseñar conocimientos es adoctrinar, entre otros [19]. La mayoría de estos mitos provienen de la pedagogía progresista, pero después de ser transmitidos durante varias generaciones, se han convertido en una plaga en la cultura educativa. Christodoulou es inglesa, y la mayoría de sus obras utilizan ejemplos del Reino Unido, con lo cual se puede observar que los conceptos de la pedagogía progresista han afectado a todo el mundo.

Tomemos por ejemplo la primera idea errónea. La educación moderna de Estados Unidos ha degradado a los métodos tradicionales de prestar atención a la memorización, leer en voz alta y practicar, como “memorización mecánica”, “aprender de memoria” y “repetir hasta morir”. Muchos están familiarizados con estas críticas. Rousseau atacó la memorización y las lecciones orales en su novela Emil, y los pedagogos progresistas de Dewey impulsaron tales teorías.

En 1955, el psicólogo educacional estadounidense Benjamin Bloom propuso la famosa Taxonomía de Bloom, la cual divide al aprendizaje humano en seis niveles, del más bajo al más alto: recordar, entender, aplicar, analizar, evaluar, crear. Los últimos tres son considerados pensamiento de nivel superior porque dichas habilidades implican un análisis cabal. No estamos analizando las fortalezas o debilidades de la clasificación de Bloom en sí, meramente señalamos que desde que se propuso el sistema de clasificación, los pedagogos progresistas han utilizado el pretexto de cultivar el “pensamiento de nivel superior” para debilitar la enseñanza de conocimientos en la escuela.

Cualquier persona con sentido común sabe que tener ciertos conocimientos básicos es la base de cualquier tarea intelectual. Sin una reserva considerable de conocimientos, los tales pensamiento de nivel superior, pensamiento crítico y pensamiento creativo engañan a la persona misma y a los demás. El sistema de clasificación de Bloom ofrece una excusa aparentemente científica para el método incomprensible de los pedagogos progresistas.

Una de las plataformas de la teoría de la instrucción centrada en el alumno es que los estudiantes eligen lo que quieren aprender y lo que no, en base a sus propios intereses. La teoría también afirma que los maestros deben educar a los estudiantes solo en aquello en lo que están interesados. Esta idea parece convincente, pero quizás no es tan así. Que los alumnos disfruten de aprender es a lo que todo maestro debe aspirar, pero los niños tienen un conocimiento superficial y una visión limitada, y no pueden juzgar qué es importante aprender y qué no. Los maestros deben asumir la responsabilidad de guiar a los estudiantes para que puedan trascender sus intereses superficiales y amplíen su visión y su entendimiento. Complacer simplemente los intereses superficiales de los estudiantes solo hará que se mantengan infantiles. Al apoyar la instrucción centrada en el alumno, los pedagogos están engañando tanto a estudiantes como a padres, lo cual es irresponsable ante la sociedad.

Estudios han encontrado que en la sociedad estadounidense hay una tendencia en la que los adultos permanecen en una especie de adolescencia por más tiempo que otras poblaciones. La Academia Nacional de Ciencias definió en 2002 a la adolescencia como el periodo entre los 12 y los 30 años de edad. La Fundación MacArthur fue más lejos e intentó argumentar que una persona se considera adulta al llegar a los 34 años [20]. El sistema educativo y los medios de comunicación tienen la responsabilidad por esta adolescencia extendida en la que se encuentran muchos adultos.

Una de las excusas de la pedagogía progresista para bajar los requisitos de enseñanza es que a medida que la educación se generaliza, hay más personas inscritas en escuelas secundarias y terciarias, y por lo tanto el nivel promedio no puede ser tan alto como en el pasado. Esta es una idea equivocada. Se supone que adaptar la educación a una sociedad democrática permite que aquellos que antes no tenían la oportunidad de recibir una educación ahora puedan recibirla, y no es para bajar el nivel o hacer que todos reciban una educación inferior al bajar la calidad.

El progresismo dice reemplazar asignaturas clásicas inútiles, como griego y latín, con asignaturas más contemporáneas, pero lo cierto es que la mayoría de las escuelas no introduce asignaturas de gran calidad útiles para la vida moderna, como cursos detallados sobre matemática, economía e historia moderna. En cambio, los pedagogos progresistas promueven clases de manejo, cocina, belleza y prevención de accidentes, lo cual no tiene nada que ver con lo académico. Las reformas de currícula y de métodos de enseñanza que promueven los pedagogos progresistas engañan a los estudiantes que aún no tienen una gran comprensión, además de a los padres que confían en las escuelas, los maestros y los supuestos expertos.

Si tomamos en consideración algunos métodos propuestos por la pedagogía progresista, estos no son inútiles cuando se los aplica a algunas asignaturas y áreas del aprendizaje. Sin embargo, al observar el movimiento de pedagogía progresista y su trasfondo específico y resultados, queda claro que la pedagogía progresista se coloca en oposición a la educación tradicional, mutando así la educación, y en definitiva, arruinándola. A diferencia de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Zedong, Dewey no tenía la ambición de convertirse en un revolucionario ni la arrogancia de intentar una revolución mundial. Si ponemos su vida en perspectiva, él fue claramente un académico y un profesor, pero el movimiento educativo que inició se convirtió en una de las herramientas más útiles para que el comunismo arruine la sociedad humana.

c. Educación: un medio para arruinar a los estudiantes

El 20 de abril de 1999, dos estudiantes de la Escuela Secundaria Columbine en Colorado asesinaron a diez compañeros y un maestro, e hirieron a más de veinte personas en una masacre cuidadosamente planeada. La tragedia impactó a Estados Unidos. La gente se preguntaba por qué dos estudiantes llevarían a cabo semejante ataque a sangre fría, asesinando a sus compañeros y a un maestro que conocían desde hace años.

Al comparar fenómenos sociales en diferentes períodos históricos, los educadores advirtieron que hasta los años 1960, los problemas con el comportamiento estudiantil en EE. UU. eran menores –llegar tarde, conversar en clase sin permiso o mascar chicle. Después de los años 1980, hubo problemas peores, como consumo de alcohol excesivo, abuso de drogas, sexo premarital, embarazos, suicidios, pandillas o incluso tiroteos indiscriminados. La tendencia hacia abajo preocupó a aquellos que vieron cómo se estaban desarrollando las cosas, pero pocos conocían las verdaderas raíces del cambio, y nadie podía prescribir el tratamiento apropiado para estos trastornos.

La distorsión y la espiral descendente de los estándares morales de la juventud estadounidense no son accidentales.

Ateísmo y evolución

El Dr. Frederick Charles Schwarz, autor del libro Usted puede confiar en los comunistas… para que se comporten como tales y pionero de las campañas anticomunistas en EE. UU., señaló: “Los tres principios básicos del comunismo son el ateísmo, la evolución y el determinismo económico. Los tres principios básicos del sistema de Escuelas Públicas Estadounidense son el ateísmo, la evolución y el determinismo económico” [21]. Él quería decir que los elementos claves de la ideología comunista fueron adoptados por las escuelas públicas de EE. UU.

Dios creó la humanidad y estableció los estándares morales que deberían regular la vida humana. La creencia en los dioses sienta la base moral para la sociedad y sostiene la existencia del mundo humano. El comunismo difunde el ateísmo y la teoría de la evolución por la fuerza en las escuelas como un medio para destruir a la humanidad. Esto es de esperarse en Estados comunistas como China y la ex Unión Soviética, pero en Estados Unidos se realizó de manera coercitiva.

Bajo el pretexto de la separación de la iglesia y el Estado, los izquierdistas se opusieron a la enseñanza del creacionismo en las escuelas públicas estadounidenses, y promovieron la teoría de la evolución. Las escuelas públicas no se atreven a transgredir esos límites. Este tipo de educación inevitablemente lleva a que el número de creyentes religiosos disminuya, dado que los niños son adoctrinados con la idea de que la teoría de la evolución es una verdad científica que no ha de ser cuestionada.

Desde los años 1960, los tribunales en todo Estados Unidos suprimieron el estudio de la Biblia en la escuelas públicas, también bajo el pretexto de la separación de la iglesia y el Estado. Un tribunal decidió que los estudiantes tienen libertad de expresión y de prensa, a menos que el tema en cuestión sea religioso, en cuyo caso la expresión se torna inconstitucional. [22]

En 1987, a los estudiantes de las escuelas públicas de Alaska les dijeron que no utilicen la palabra “Christmas” (Navidad), dado que contiene la palabra “Christ” (Cristo). Ese mismo año, un tribunal federal de Virginia determinó que los periódicos homosexuales podían ser distribuidos en el campus de una escuela secundaria, pero los periódicos religiosos estaban prohibidos. En 1993, a un maestro de música de una escuela primaria en Colorado Springs se le impidió enseñar villancicos navideños debido a supuestas violaciones de la separación de la iglesia y el Estado. [23]

Los materiales de enseñanza y de examen de Estados Unidos han sido sometidos a un control ridículamente estricto debido a la orientación antiteísta del sistema educativo, combinado con décadas de corrección política. En 1997, Diane Ravitch, una historiadora de la educación, participó del control de contenido de un examen en un departamento del Ministerio de Educación de EE. UU. Para su sorpresa, la máxima “Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos” fue cambiada a “La gente debería tratar de resolver las cosas por sí misma siempre que sea posible”, debido a que la frase original contenía la palabra ‘Dios’. [24]

Por un lado, el sistema de educación pública estadounidense expulsó la creencia en Dios de las escuelas bajo el pretexto de la separación de la iglesia y el Estado. Por otro lado, la evolución, con sus lagunas no resueltas, fue considerada una verdad evidente a ser inoculada en niños que no tenían preparación mental ni defensa. Los niños tienden a creer en la autoridad de sus maestros.

Los padres con creencias religiosas les enseñan a sus hijos a respetar a otros, pero es probable que los niños que son adoctrinados con la teoría de la evolución desafíen la educación religiosa brindada por sus padres. Como mínimo, ya no tomarán seriamente la instrucción religiosa de sus padres. El resultado es que la educación aleja a los niños de los padres con creencias religiosas. Este es el problema más desafiante que las familias creyentes enfrentan cuando se trata de la educación de sus hijos, y es el aspecto más perverso del sistema educativo antiteísta.

Ideología comunista

El capítulo 5 de este libro ilustra la naturaleza de la corrección política: funciona como la policía del pensamiento del comunismo, utilizando un conjunto de estándares políticos distorsionados para reemplazar la moral genuina. Desde la década de 1930, el comunismo ha ingresado gradualmente a las escuelas estadounidenses. A partir de entonces, la corrección política ha tenido un rol predominante en el sistema educativo americano. Al ponerla en práctica, toma diversas formas, algunas de las cuales son extremadamente engañosas.

E. Merrill Root, autor de Lavado de cerebro en escuelas secundarias, publicado en los años 50, investigó once conjuntos de materiales de enseñanza de historia utilizados en Illinois entre 1950 y 1952, y descubrió que estos caracterizaban a la historia de Estados Unidos como la historia de una lucha de poder entre ricos y pobres, entre unos pocos privilegiados y los no privilegiados. Esto es, en esencia, el determinismo económico marxista. Dichos materiales promueven el desarrollo de un gobierno mundial que enfatiza las preocupaciones globales por sobre las de los individuos, y al final conduce al socialismo mundial. [25]

En 2013, un distrito escolar de Minnesota adoptó un proyecto llamado Todos para Todos, el cual se enfoca en enseñar la igualdad racial –“igualdad” aquí se refiere a la política de identidad. Esta ideología dice que el mal desempeño de los estudiantes de ciertas minorías étnicas es culpa de la discriminación racial del sistema, lo que lleva a que haya que desmantelar el “privilegio blanco”. El proyecto exigía que todas las actividades de enseñanza estén basadas en la igualdad racial, y que solo se contrataran maestros y directivos que estuvieran profundamente conscientes de los temas relacionados a la igualdad racial.

El proyecto comenzó con los jardines de infantes. Las clases de inglés del décimo grado se enfocaron en los temas de colonización y migración, y en las construcciones sociales de raza, clase y género. El marco educativo para el undécimo grado decía: “Para fin de año, habrás […] aprendido a aplicar una lente marxista, feminista, postcolonial [y] psicoanalítica […] a la literatura”. [26]

En julio de 2016, California adoptó un nuevo marco para las ciencias sociales en las escuelas primarias y secundarias. El marco educativo original tenía una tendencia izquierdista, y esto lo hizo parecer aún más propaganda ideológica de izquierda. El contenido en el que debería ponerse énfasis en las asignaturas de historia y ciencias sociales –como el espíritu de la fundación de Estados Unidos, y su historia militar, política y diplomática– se vio diluido o ignorado. En contraste, la contracultura de los años 60 se vio resaltada intensamente al punto de que pareciera que esta es el principio fundador de la nación.

La currícula también manifiesta un marco claramente antitradicional con respecto al sexo y la familia. Tomemos por ejemplo las asignaturas del undécimo grado. El marco dice que se enfoca en los movimientos de derechos de razas, tribus y religiones minoritarias, además de mujeres y lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT). De hecho, apenas se menciona a las religiones, pero hay mucho escrito sobre minorías sexuales. En particular, los grupos LGBT fueron los primeros incluidos, ocupando una parte importante de las clases de historia del undécimo grado. Las partes sobre LGBT están escritas en un tono que claramente apoya la “liberación sexual”. Por ejemplo, en la parte sobre el SIDA, se sugiere que el miedo de la gente al SIDA causó que decayera la liberación sexual. [27]

El contenido sobre sexo ocupa varios capítulos y reemplaza otro tipo de contenido al que los jóvenes deberían prestar mucha más atención. Por ejemplo, en la clase sobre la Primera Guerra Mundial, los estudiantes apenas aprenden sobre el rol que tuvo el Ejército de EE. UU., y en cambio aprenden que los soldados estadounidenses consideraban gratificantes las costumbres sexuales de los europeos [28]. Este marco izquierdista está lleno de distorsiones y sesgos, y guían a los estudiantes a odiar a su propio país. Aunque el marco fue adoptado por California, el impacto de este enfoque ha sido nacional. [29]

d. Manipulación psicológica

Otra de las formas principales con las que se ha corrompido la moral de los estudiantes es la introducción de una cantidad significativa de condicionamiento psicológico en la educación, inyectando a los estudiantes con el relativismo moral.

En marzo de 1984, cientos de padres y maestros asistieron a audiencias para la enmienda de las protecciones de los derechos de los alumnos realizadas en siete ciudades, incluyendo Washington DC, Seattle y Pittsburgh. Los testimonios en las audiencias ocuparon más de 1300 páginas. La activista conservadora Phyllis Schlafly incorporó algunos de los testimonios en su libro Abuso infantil en el salón de clases, publicado en agosto de 1984.

Schlafly resumió los temas descritos en los testimonios, incluyendo el uso de “la educación como terapia”. A diferencia de la educación tradicional, que apunta a impartir conocimientos, la educación como terapia se enfoca en cambiar las emociones y actitudes de los estudiantes. Este tipo de educación utiliza la enseñanza para someter a los niños a juegos psicológicos. Los hace llenar encuestas sobre temas personales y obliga a los niños a tomar decisiones de adultos, y deben opinar sobre temas como suicidio y asesinato, matrimonio y divorcio, aborto y adopción. [30]

De hecho, tales asignaturas no fueron establecidas por el bien de la salud psicológica de los estudiantes. La intención era cambiar los valores de los estudiantes mediante el condicionamiento psicológico.

Psicología y educación

La educación moderna está fuertemente basada en la filosofía y la psicología. Además de la pedagogía progresista de John Dewey, que tuvo un enorme impacto en el sistema educativo de EE. UU., también está el psicoanálisis de Sigmund Freud y la psicología humanística de Carl Rogers. La teoría crítica de la Escuela de Frankfurt combina las teoría de Marx y Freud. Herbert Marcuse, un teórico de la Escuela de Frankfurt, pidió la eliminación de todas las inhibiciones, de manera que los jóvenes den rienda suelta a sus instintos naturales y satisfagan sus caprichos personales [31]. Este pensamiento ayudó a acelerar el nacimiento de la contracultura de los años 60.

Profundamente influenciado por las escuelas de pensamiento de psicología arriba mencionadas, el primer director general de la Organización Mundial de la Salud y psicólogo canadiense, Brock Chisholm, dijo en uno de sus discursos en 1946:

¿Qué distorsión psicológica básica puede ser encontrada en cada civilización[…]? Debe ser una fuerza que desalienta la habilidad de ver y reconocer hechos evidentes […] lo cual produce inferioridad, culpa y miedo […] La única fuerza psicológica capaz de producir estas perversiones es la moral, el concepto del bien y el mal. […] Esta inferioridad, culpa y miedo impuestos artificialmente y comúnmente conocidos como “pecado”, […] producen mucho del desajuste social e infelicidad del mundo. […] Liberarse de la moral significa ser libre para observar, pensar y comportarse sensatamente. […] Si la raza ha de ser liberada de su carga incapacitante del bien y el mal, [entonces] deben ser los psiquiatras quienes tomen la responsabilidad original. [32]

Basado en ideas falsas, Chisholm propuso una teoría estremecedora: a fin de liberar a un individuo del dolor psicológico, la moral y el concepto del bien y el mal deben ser neutralizados. Por lo tanto, este psicólogo declaró la guerra contra la moral. Aparentemente influenciado por Chisholm, el psicólogo humanista Carl Rogers inventó las clases de “clarificación de valores”, que servían al propósito de erradicar los valores tradicionales y los conceptos del bien y el mal.

Con el tiempo, el relativismo moral de Dewey, el rechazo a las inhibiciones de la Escuela de Frankfurt y las teorías psicológicas de Chisholm trabajaron en conjunto para atacar y socavar los valores tradicionales. Destruyeron las fortificaciones morales de las escuelas públicas de Estados Unidos.

Relativismo moral

Los estadounidenses que asistieron a la escuela a los fines de la década de 1970 deben recordar una situación hipotética que muchos maestros planteaban en clase. La historia es así: Luego de que un barco se hunde, el capitán, varios niños, una mujer embarazada y un hombre homosexual subieron a un bote salvavidas. El bote estaba sobrecargado y había que quitar a una persona. Los maestros luego pedían a los estudiantes que debatieran y decidieran quién debía bajarse del bote, renunciando a su vida. Luego el maestro no comentaba ni juzgaba las opiniones de los estudiantes.

Esta historia se solía utilizar en las clases de clarificación de valores que emergieron en los años 1970. Además de ser usadas para clarificación de valores, las clases se utilizaban para enseñar sobre toma de decisiones, educación afectiva, el programa de prevención de drogas Búsqueda y educación sexual.

William Kilpatrick, autor de Por qué Juanito no puede distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, señaló que esas clases habían “convertido los debates en el aula en ‘charlas informales’ en las que iban y venían opiniones pero nunca se llegaba a conclusiones”. “El resultado es que en los salones de clases los maestros actuaban como conductores de un programa de entrevistas, y los temas recomendados para debate eran el intercambio de esposas, el canibalismo y enseñarle a los niños a masturbarse. Para los estudiantes, significó una total confusión sobre los valores morales: aprender a cuestionar valores que apenas habían adquirido, desaprender los valores enseñados en casa y concluir que las cuestiones de lo correcto y lo incorrecto son siempre meramente subjetivas. Ha creado una generación de analfabetos morales: estudiantes que conocen sus propios sentimientos pero que no conocen su cultura”. [33]

El académico Thomas Sowell explicó que estas sesiones utilizaban las mismas medidas empleadas por los países totalitarios para lavar el cerebro de la gente. Entre ellas, las siguientes: “Estrés emocional, conmoción o insensibilización para romper con la resistencia tanto intelectual como emocional; aislamiento, ya sea físico o emocional, de las fuentes familiares de apoyo emocional; cuestionar valores preexistentes, a menudo manipulando la presión de los pares; despojar al individuo de las defensas normales, tales como la reserva, la dignidad, el sentido de la privacidad o la capacidad de negarse a participar; premiar la aceptación de las nuevas actitudes, valores y creencias”. [34]

Sowell señala que las sesiones tienen en común que alientan a los estudiantes a rebelarse contra los valores morales tradicionales enseñados por sus padres y la sociedad. Las clases se conducían de una manera neutral o “sin juicios de valor”. En otras palabras, el maestro no distingue entre lo correcto y lo incorrecto, sino que busca lo que se siente bien para un individuo. Se enfocan en “los sentimientos del individuo, en vez de en los requisitos para una sociedad funcional o los requisitos para un análisis intelectual”. [35]

‘Educación sobre la muerte’ y educación de prevención de drogas

En septiembre de 1990, ABC transmitió un programa que dejó muy preocupados a los espectadores. Una escuela llevó a sus alumnos a una morgue como parte de su nuevo programa sobre “educación sobre la muerte”. Los estudiantes vieron y tocaron cadáveres. [36]

Actividades comunes en las clases de educación sobre la muerte incluyen pedirle a los estudiantes que escriban sus epitafios, elijan sus ataúdes, organicen su propio funeral y escriban su obituario. Un cuestionario de educación sobre la muerte incluyó lo siguiente: [37]

“¿Cómo morirás?”

“¿Cuándo morirás?”

“¿Has conocido a alguien que tuvo una muerte violenta?”

“¿Cuándo fue la última vez que lamentaste la muerte de alguien? ¿Lo expresaste con lágrimas o con un dolor silencioso? ¿Lamentaste la muerte solo o con alguien más?”

“¿Crees en la vida después de la muerte?”

Por supuesto, estas preguntas no tienen nada que ver con el estudio. Están diseñadas para indagar sobre la actitud de los estudiantes hacia la vida, sus creencias religiosas y sus personalidades. Algunas de las preguntas apuntan a desencadenar ciertas reacciones y pueden tener un impacto negativo en los adolescentes.

Se dice que la educación sobre la muerte puede ayudar a los estudiantes a tener la actitud apropiada frente a la misma. Sin embargo, en todo el país se registraron suicidios de adolescentes que tomaron estas clases. Aunque la relación causal no ha sido establecida científicamente, es ciertamente razonable que los padres sospechen y teman que al exponer a estudiantes psicológicamente inmaduros a información sobre la muerte y el suicidio, los estudiantes tiendan a desarrollar depresión y desesperanza, lo cual podría contribuir a las razones para cometer suicidio.

La educación para la prevención de drogas también se ha vuelto popular en las escuelas. Sin embargo, en 1976, el Dr. Richard Blum de la Universidad de Stanford realizó un estudio de cuatro años sobre una asignatura de educación para la prevención de drogas llamada Decidir. El grupo que cursó la asignatura fue más débil para resistirse a las drogas que el grupo de control que no cursó la asignatura.

Entre 1978 y 1985, el profesor Stephen Jurs realizó un proyecto de investigación en el que comparó la tasa de adolescentes que fumaban y abusaban de sustancias entre los estudiantes que habían cursado la asignatura llamada Búsqueda y aquellos que no. El resultado mostró que quienes no cursaron la asignatura mantuvieron una tasa estable o más baja de alumnos que fumaban y abusaban de sustancias. [38]

Ni la educación sobre la muerte ni la educación para la prevención de drogas generaron el resultado esperado, entonces, ¿cuál es el verdadero propósito? El propósito era contaminar a los niños. Los niños son muy curiosos, pero tienen una base moral inmadura. El contenido nuevo y extraño estimula su curiosidad y los puede llevar por un mal camino. Al mismo tiempo, dicha educación tiende a desensibilizar a los estudiantes, y hace que consideren a la violencia, la pornografía, el terror y la decadencia moral simplemente como algo normal de la vida. A su vez, su tolerancia hacia la maldad aumenta. Todo el ejercicio es parte de un plan maligno para usar el arte, la violencia y la pornografía para degenerar la moral.

Educación sexual pornográfica

Tanto en Oriente como en Occidente, tradicionalmente el sexo ha sido un tema tabú en público. De acuerdo con ambas tradiciones, los dioses establecieron que la conducta sexual debe ocurrir solo dentro del matrimonio. Todas las otras formas de conducta sexual son consideradas promiscuas y pecadoras, y violan los estándares divinos de moral. Esto hace del sexo y el matrimonio algo inseparable, y el sexo no puede ser un tema de debate público en una sociedad que funciona apropiadamente. En la sociedad tradicional, los jóvenes solo recibían educación en anatomía, y no había necesidad de la educación sexual de hoy.

El concepto moderno de educación sexual fue presentado por primera vez por Georg Lukács, fundador de la Escuela de Frankfurt de teoría social y filosofía. Su propósito fue trastocar completamente los valores occidentales tradicionales. En 1919, Lukács fue el comisario del pueblo para la educación y la cultura en el breve régimen bolchevique húngaro. Desarrolló un programa de educación sexual radical que enseñaba a los estudiantes sobre el “amor libre, relaciones sexuales y cuán obsoleto es el matrimonio”. [39]

La revolución sexual de los 60 aniquiló estos valores occidentales tradicionales. Las enfermedades de transmisión sexual y el embarazo adolescente comenzaron a aumentar rápidamente. En estas circunstancias, aquellos que querían resolver dichos problemas promovieron la educación sexual. Pero en un sistema educativo que ya se había desviado de las enseñanzas morales tradicionales, la educación sexual enfatizó la seguridad (evitar las enfermedades y el embarazo) y se desvinculó del matrimonio, siguiendo así el modelo de Lukács para la educación sexual que ignora todos los aspectos morales del sexo.

Esta forma de educación se convirtió en una herramienta para destruir a la juventud. También se expuso a los estudiantes a la conducta homosexual, extramarital y promiscua, normalizando así tal comportamiento. El resultado de todo esto ha sido que la generación joven se entregan a lo que ellos creen que es libertad, pero que en realidad es un camino que los desvía de los estándares establecidos por los dioses. Este tipo de educación sexual a partir de la escuela primaria ya ha destruido los valores tradicionales de la familia, la responsabilidad individual, el amor, la castidad, el pudor, el autocontrol, la fidelidad, y más.

La forma de pedagogía progresista de “aprender haciendo” de John Dewey es una herramienta conveniente para los marxistas. El programa de educación sexual Foco en los Niños, ampliamente promovido por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, recomienda que los maestros organicen a los estudiantes para competir en la “carrera del condón”. Cada estudiante debe colocar un preservativo en un juguete sexual para adultos y luego removerlo. Gana el que termina más rápido. [40]

¡Estate orgulloso! ¡Sé responsable! es otro programa de educación sexual que cuenta con el apoyo del CCPE y es promovido por Planned Parenthood y demás organizaciones educativas. El programa requiere que los estudiantes hagan un juego de rol, por ejemplo, dos alumnas conversando sobre sexo seguro. La instrucción centrada en el alumno es otra idea del progresismo. En este programa, se instruye al maestro para que pida a los estudiantes que propongan preguntas sobre intimidad con compañeros sexuales [41]. Para la mayoría de la gente que todavía tiene valores tradicionales en su corazón, es difícil distinguir entre esta supuesta educación y la pornografía infantil.

El principal impulsor de este programa, Planned Parenthood, es el mayor proveedor de educación sexual y libros sobre el tema en Estados Unidos. Tiene filiales en doce países. También promueve el derecho al aborto. El grupo era antes conocido como la Liga Americana del Control de Natalidad. Su fundadora, Margaret Sanger, era una socialista progresista que veneraba a la Rusia de Stalin y viajó hasta allí a presentar sus respetos. También fue una fuerte impulsora del movimiento de liberación sexual. Está registrado que dijo que las relaciones extramaritales “realmente me liberan” [42]. Tiene la idea de que las mujeres tienen el derecho a ser madres solteras, e incluso escribió a su nieta de dieciséis años sobre las relaciones sexuales, diciendo que “tres veces por día está bastante bien” [43]. Estableció la Liga del Control de Natalidad porque así lo requirió su estilo de vida promiscuo. En los cursos modernos de educación sexual creados por esta organización, no es difícil ver que la liberación sexual tiene sus orígenes en el comunismo.

Perfectamente normal es un libro de texto de educación sexual que ha sido traducido a treinta idiomas diferentes y ha vendido más de un millón de copias en todo el mundo. El libro utilizó casi cien dibujos de desnudos para describir diversos movimientos, sentimientos y sensaciones físicas, tanto normales como anormales, de la masturbación entre sexos opuestos y entre homosexuales, además de métodos anticonceptivos y aborto. Los autores declaran que los niños tienen el derecho a saber toda esa información [44]. El tema principal del libro es que esta variedad de comportamientos sexuales son todos “normales” y que nadie debería ser juzgado por ello.

En un libro de texto sobre educación sexual que es ampliamente utilizado en escuelas secundarias, el autor le dice a los niños que algunas religiones creen que el sexo fuera del matrimonio es un pecado y dice: “Tendrás que decidir por ti mismo cuán importantes son estos mensajes para ti” [45]. Para resumirlo en una frase, esta cosmovisión básicamente dice que todos los valores son relativos y que los niños pueden decidir por sí mismos qué es correcto e incorrecto.

Hoy en día las escuelas públicas de Estados Unidos tienen básicamente dos tipos de clases de educación sexual. Uno de ellos, fuertemente promovido por organizaciones pedagógicas, ya ha sido descrito anteriormente: la currícula completa de educación sexual, la cual incluye educación sobre comportamiento sexual, anticonceptivos, prevención de enfermedades de transmisión sexual, y demás. El otro tipo enseña a los jóvenes a controlar su deseo sexual, no habla de anticoncepción y promueve postergar el comportamiento sexual hasta el matrimonio.

Es innegable que la moral de la sociedad, especialmente la actitud generalizada hacia el sexo, en general se ha desviado de la moral tradicional basada en la fe. Los medios de comunicación e Internet están llenos de contenido pornográfico, todo lo cual arrastra a los niños hasta el borde del abismo.

En el campo educativo actual, controlado por el ateísmo, la mayoría de las escuelas públicas que siguen la “neutralidad de valores” no quieren o no se atreven a enseñar a los niños que el sexo fuera del matrimonio es deshonroso e inmoral, y tampoco enseñan a los niños a diferenciar lo correcto de lo incorrecto en base a los principios morales tradicionales.

La educación sexual sigue siendo un tema candente en la sociedad. Hay numerosos argumentos de distintos sectores de la sociedad en torno al tema de la protección en la actividad sexual, lo cual se enfoca en el embarazo adolescente y en la tasa de enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, el hecho de que las escuelas enseñen a los adolescentes sobre comportamiento sexual obviamente aumentará el sexo fuera del matrimonio, lo cual viola la moral sexual tradicional. Incluso si no hubieran embarazos adolescentes ni enfermedades de transmisión sexual, ¿acaso eso significa que está bien que los adolescentes sean promiscuos?

En Europa, donde la cultura sexual es incluso más laxa que en Estados Unidos, la tasa de embarazo adolescente es la mitad que la de Estados unidos, debido a una “efectiva” educación sexual. Algunas personas se alegran mucho por esto, pero otras están muy preocupadas. Más allá de las cifras, con una actitud cada vez más decadente hacia la conducta sexual, el demonio del comunismo habrá alcanzado su objetivo de destruir a la humanidad.

Autoestima y egocentrismo

Desde los años 1960, un nuevo dogma ha sido enormemente promovido en el área educativa de EE. UU., y es responsable por una gran caída en la calidad educativa: es el culto a la “autoestima”.

En la superficie, la autoestima debería referirse a un sentimiento de confianza y respeto hacia uno mismo que surge de las propias habilidades y logros. No obstante, la autoestima promovida en las escuelas de EE. UU. es algo completamente diferente. En su libro La currícula del sentirse bien: Atontando a los niños de EE. UU. en nombre de la autoestima, la Dra. Maureen Stout escribe sobre un fenómeno muy común en las escuelas estadounidenses actuales: los estudiantes se preocupan por sus calificaciones, pero no les importa lo que aprendieron o cuánto se esforzaron. Para satisfacer las pretensiones de los estudiantes de tener mejores calificaciones, los maestros son obligados a reducir la dificultad de los exámenes y las exigencias impuestas a los estudiantes. Pero esto solo resulta en estudiantes con un desempeño más bajo y que se esfuerzan aún menos. Los colegas de la autora parecen acostumbrados al fenómeno e incluso creen que la escuela debería ser como un útero: aislado del mundo externo de manera que los estudiantes logren comodidad emocional y no desarrollo intelectual o resiliencia. El foco parece estar en los sentimientos de los estudiantes, no en su crecimiento en general. [46]

Tal como señalan muchos observadores, el dogma de la autoestima confunde causa y efecto. La autoestima es el resultado del esfuerzo, no una precondición para el éxito. En otras palabras, sentirse bien no lleva al éxito, sino que uno se siente bien después de tener éxito.

Esta idea equivocada de autoestima es el subproducto del estilo psicoterapéutico de la educación que está en auge desde los años 60. La educación psicoterapéutica terminó adoctrinando a un gran número de jóvenes con un sentido de privilegio y victimismo. La Dra. Stout delinea la mentalidad común en lenguaje cotidiano: “Quiero hacer lo que quiero, como quiero y cuando quiero, y nada ni nadie me lo impedirá”. [47]

La educación estadounidense exagera la ideas de libertad y egocentrismo en nombre de la autoestima sentimental. Este tipo de educación produce una generación de jóvenes que no valoran la moral y no asumen responsabilidades. Solo les importan sus propios sentimientos y no los sentimientos de otros. Persiguen el placer pero intentan evitar el esfuerzo, el sacrificio y el sufrimiento. Esto ha sembrado el caos en la moral de la sociedad estadounidense.

e. Infiltración en la educación

El control sobre la educación primaria y secundaria estadounidense

Por largo tiempo luego de la fundación de Estados Unidos, el gobierno federal no estuvo involucrado en la educación. La educación dependía de la iglesia y del gobierno de cada estado. El gobierno federal estableció el Departamento de Educación (DE) en 1979. La jurisdicción del Departamento de Educación se amplió desde entonces. Actualmente, el poder que el DE tiene sobre las estrategias educativas y la distribución de presupuestos de educación sobrepasa por mucho el poder que solía tener. Los padres, los distritos escolares y los gobiernos estatales, que tenían un mayor papel en la educación, cada vez están más obligados a acatar las órdenes de los funcionarios gubernamentales federales. Los padres y los distritos escolares perdieron gradualmente su poder de decidir qué y cómo enseñar en las escuelas.

El poder es neutral –aquellos que lo ejercen pueden hacer el bien o el mal. La centralización del poder en sí mismo no es necesariamente algo malo. Es cuestión de cómo la persona o la institución utiliza su poder y cuáles son sus objetivos. La centralización del poder en la educación estadounidense es un asunto importante dado que el marxismo se infiltró en todos los niveles de las agencias gubernamentales, especialmente en la burocracia central. Bajo tales circunstancias, una vez que se toma una decisión incorrecta, el impacto es extensivo, y unos pocos individuos con una mente clara no pueden simplemente revertirlo por sí mismos.

Como lo explica B. K. Eakman, uno de los resultados de la centralización del poder en la educación estadounidense es que los funcionarios a cargo de la educación no pueden, en un corto período de tiempo, ver cómo se desarrollan históricamente sus estrategias educativas y cuán grande es el impacto que pueden tener a largo plazo. Muchas personas tratan con un campo limitado de asuntos. Aunque algunos resultados pueden plantear dudas, la mayoría de la gente no tiene el tiempo, la energía, los recursos o la valentía para investigarlos por sí misma. Incluso si en algunos casos surgen sospechas, sin otras piezas del rompecabezas, poco pueden hacer más que obedecer lo que les dicen sus supervisores. Entonces todos se convierten en parte de una maquinaria gigantesca. Es difícil para ellos ver las consecuencias de sus decisiones en los estudiantes y en la sociedad, y como resultado, su responsabilidad moral se ve atenuada [48]. El comunismo puede tomar ventaja de las debilidades de este sistema y romper las defensas de la sociedad una por una.

Lo que es más, los institutos de maestros, las editoriales, las organizaciones de acreditación educativa y las instituciones de acreditación de maestros tienen impactos decisivos en la educación, y por lo tanto todos se convierten en blancos para la infiltración.

El rol de los sindicatos de maestros

El Capítulo 9 de este libro discute cómo el comunismo manipula y utiliza los sindicatos. Los sindicatos de maestros son una de las razones claves del fracaso de la educación estadounidense. A estos sindicatos no les importa elevar la calidad de la educación. Se ha convertido en organizaciones profesionales que premian el fracaso, protegen la incompetencia y sacrifican a los maestros con escrúpulos que aspiran a hacer una contribución en su carrera y que verdaderamente se dedican a enseñar a los estudiantes.

Tracey Bailey es maestro de ciencias en un bachillerato y ganador del Premio Nacional al Maestro del Año en 1993 [49]. En ese tiempo, el jefe de la Federación Estadounidense de Maestros (AFT, según sus siglas en inglés) dijo que estaba feliz de que un miembro del sindicato hubiera ganado este prestigioso honor. No obstante, la verdad es que Bailey ya no era miembro de la AFT. Bailey creía que los grandes sindicatos de maestros son precisamente la razón del fracaso de la educación pública estadounidense y que eran parte del problema y no de la solución. Él sostiene que los sindicatos son simplemente un grupo de interés especial que protege el status quo y el pilar de un sistema que premia la mediocridad y la incompetencia. [50]

Los grandes sindicatos estadounidenses de maestros tienen una cantidad suficiente de fondos y una gran influencia, y están clasificados como uno de los grupos de lobby político más importantes del país. Los sindicatos de maestros se han convertido en el principal obstáculo que entorpece una reforma benigna dentro del sistema educativo. Tomando como ejemplo a la Asociación de Maestros de California (CTA, según sus siglas en inglés) subordinada a la AFT, la CTA obtiene grandes fondos de sus miembros, que puede usar para efectuar donaciones políticas y legislativas. En 1991, California buscaba insertar la Propuesta 174 en su constitución estatal, que permitiría a las familias utilizar vouchers de escuelas provistas por el gobierno estatal para elegir las escuelas para sus hijos. No obstante, la CTA bloqueó la Propuesta 174 e incluso obligó a una escuela a revocar su contrato comercial con una franquicia de hamburguesas que había donado USD 25.000 a la propuesta. [51]

La exclusión de la influencia de la familia en la educación de los niños

Otro de los objetivos principales del comunismo es separar al niño de sus padres en cuanto nace, y hacer que la comunidad o la nación lo críen. Eso no es algo fácil de lograr, pero las cosas se han estado moviendo en esa dirección.

En países comunistas, se incentiva a los estudiantes para que corten la relación con sus padres de la clase burguesa. Además, el tiempo que los niños pasan en la escuela se extiende mediante una educación centrada en exámenes, a fin de reducir el impacto de los padres en sus hijos. En países occidentales se usan diferentes métodos para excluir la influencia de la familia en la educación de los hijos. Esto incluye maximizar el tiempo de los estudiantes en la escuela, reducir la edad mínima para que los niños comiencen su escolaridad, evitar que los niños lleven libros de texto y materiales de estudio a su casa, y desalentar que los estudiantes comenten a sus padres sobre los temas controvertidos que aprendieron en clase.

Asignaturas como Clarificación de Valor intentan separar a los alumnos de sus padres. Un padre de un estudiante de la clase de Búsqueda comentó: “Pareciera que siempre se ve a los padres con malos ojos. Digamos que la historia trata sobre un padre y su hijo; y el padre siempre es autoritario, siempre muy estricto, siempre injusto”. Generalmente el significado entre líneas de estas asignaturas es que tus padres no te entienden, pero nosotros sí. [52]

A veces, por cuestiones legales, los alumnos primero deben tener el consentimiento de los padres para poder participar en ciertas actividades. En tales ocasiones, los maestros o el personal administrativo de la escuela suelen usar palabras engañosas o ambiguas para que les sea difícil a los padres saber en detalle qué es lo que están autorizando. Si los padres se quejan, las autoridades de la escuela o el distrito escolar tienen métodos para lidiar con las quejas: postergar, reducir la responsabilidad o hacer lo mínimo necesario. Por ejemplo, pueden decir que los padres no tienen el conocimiento pedagogo profesional, que otros distritos escolares están haciendo lo mismo, que solo tu familia se está quejando, etc.

La mayoría de los padres no tienen el tiempo o los recursos para involucrarse en una disputa prolongada con la escuela o el distrito escolar. Además, en unos pocos años, el alumno crecerá y ya no asistirá a la escuela. Los padres generalmente eligen no decir nada. Pero mientras tanto, el niño es prácticamente rehén de la escuela, y los padres no se atreven a ofender a las autoridades. No tienen más opción que evitar protestar. Cuando los padres sí protestan contra las prácticas de la escuela, las autoridades escolares los pueden catalogar de extremistas, problemáticos, fanáticos religiosos, fascistas, y cosas por el estilo. Así, las autoridades escolares disuaden a otros padres de plantear cualquier objeción. [53]

Jerga educativa engañosa y oscura

Anteriormente citamos el libro de Charlotte Thomson Iserbyt, El deliberado plan para atontar EE. UU. Iserbyt señala el problema al comienzo del libro:

La razón por la que los estadounidenses no entienden esta guerra es porque esta ha sido luchada en secreto: en las escuelas de nuestra nación, apuntando a nuestros niños, cautivos en los salones de clase. Quienes apuestan a esta guerra están usando herramientas muy sofisticadas y efectivas:

  • Dialéctica hegeliana (puntos en común, consenso y acuerdo mutuo)
  • Gradualismo (dos pasos adelante, un paso atrás)
  • Engaño semántico (redefinir términos para que estén de acuerdo sin entender)

Phillis Schlafly también escribió sobre este fenómeno. En el prólogo de su libro Abuso infantil en el salón de clases, dijo que las clases de psicoterapia usan un conjunto de términos especiales para evitar que los padres entiendan el verdadero propósito y método de tales asignaturas. Estos términos incluyen modificación del comportamiento, pensamiento crítico del orden superior, razonamiento moral, etc. [54]

Durante décadas, los pedagogos estadounidenses han creado un cegador despliegue de términos como constructivismo, aprendizaje cooperativo, aprendizaje experimental, entendimiento profundo, resolución de problemas, educación basada en resultados, aprendizaje personalizado, entendimiento conceptual, habilidades procedimentales, aprendizaje para toda la vida, instrucción interactiva alumno-maestro, y así sucesivamente. Son demasiados para nombrar. Por un lado, algunos conceptos parecen razonables, pero al investigar el contexto de los términos y en qué derivan revela que su propósito es desacreditar la educación tradicional y bajar el nivel de la educación. Son ejemplos de lenguaje esópico u orwelliano, donde la interpretación principal es invertir los significados. [55]

Cambios a las asignaturas y los textos escolares a gran escala

Nadie se atreve a llamarlo traición, publicado en la década de 1960, analiza el programa de reforma de libros de texto de los años 30. Esta reforma combinó el contenido de diferentes disciplinas, como historia, geografía, sociología, economía y ciencias políticas, en un conjunto de libros de texto. Este conjunto de libros abandonó el contenido, el sistema de valores y la manera de codificar los libros de texto tradicionales. “Tan pronunciado era el sesgo antirreligioso; tan abierta era la propaganda para el control socialista de la vida del hombre” [56] que los libros degradaron a los héroes estadounidenses y la Constitución de EE. UU.

Este conjunto de libros de texto era muy grande y no entraba en el ámbito de ninguna disciplina tradicional; por lo tanto, expertos de diversas disciplinas no les prestaron mucha atención. Muchos años después, cuando el público se dio cuenta del problema y comenzó a oponerse, cinco millones de estudiantes ya habían sido educados con tales materiales. Hoy en día, en las escuelas primarias y secundarias de Estados Unidos, historia, geografía, educación cívica, y demás, caen en la categoría de “estudios sociales” y la idea detrás de ellos es la misma.

Si los cambios a los libros de texto se hubieran hecho de manera transparente, habrían sido cuestionados y habrían enfrentado la resistencia de expertos y padres. Los nuevos libros de texto, que mezclan varias asignaturas juntas, no pertenecen claramente a la taxonomía de ninguna asignatura, por lo que los expertos tienen dificultad para juzgar el contenido que excede el campo de su propia profesión, lo cual hace que sea relativamente fácil para los libros ser aprobados y aceptados por los distritos escolares y la sociedad.

Después de diez o veinte años, algunas personas pueden ver la conspiración detrás de estos libros. Sin embargo, cuando están listos para hablar, los estudiantes ya han crecido y los maestros se han acostumbrado a los nuevos libros y métodos de enseñanza. Luego es imposible cambiar los libros de vuelta a su forma tradicional. Incluso si un pequeño número de personas se da cuenta de los serios problemas en los libros, sus voces no logran ser escuchadas por el público en general y no tienen muchas posibilidades de afectar los procesos de toma de decisiones. Si las voces opositoras se hacen más fuertes, es una oportunidad para lanzar la nueva ronda de reformas, diluyendo aún más el contenido tradicional e insertando ideas izquierdistas. Después de varias rondas de reforma, la nueva generación de estudiantes queda separada de la tradición, haciendo casi imposible que puedan volver a unirse.

Las modificaciones de los libros escolares de Estados Unidos se hicieron muy rápidamente. Algunos dicen que es porque el conocimiento ha crecido a un paso acelerado. Sin embargo, de hecho, el conocimiento básico que debe aprenderse en la escuela primaria y secundaria no ha cambiado mucho. Entonces, ¿por qué han habido tantos libros que se imprimen y reeditan constantemente? La razón superficial es que los editores compiten entre sí. En la superficie, ellos no quieren que los estudiantes usen una y otra vez los mismos libros durante años para así poder ganar más dinero, pero en un nivel más profundo, al igual que con la reorganización del contenido del libro, el proceso ha sido utilizado para distorsionar los materiales de enseñanza para las próximas generaciones.

Reforma educativa: Una lucha dialéctica

Desde los años 50 y 60, la educación estadounidense ha pasado por varias reformas. Pero estas reformas no trajeron las mejoras que se esperaban en la calidad de la educación. En 1981, las calificaciones SAT de los estudiantes estadounidenses llegaron a su nivel más bajo, lo que provocó la publicación del informe Una nación en riesgo y el movimiento de “vuelta a lo básico” en la educación. A fin de cambiar las vergonzosas circunstancias de la educación de Estados Unidos, desde los años 90 se han lanzado varias reformas educativas a gran escala, pero han tenido poco efecto. No solo no ayudaron, sino que causaron problemas más difíciles de resolver. [57]

Creemos que la mayoría de la gente involucrada en la reforma educativa quiere sinceramente hacer cosas buenas por los estudiantes y la sociedad, pero debido a la influencia de diversos pensamientos incorrectos, sus intenciones suelen ser contraproducentes. El resultado de muchas de estas reformas terminan promoviendo ideas comunistas. Al igual que las reformas en otros ámbitos, la infiltración mediante la reforma educativa no necesita ganar cada batalla. El éxito de la reforma no es en sí su objetivo. De hecho cada reforma está condenada al fracaso desde el comienzo de su planeamiento a fin de brindar una excusa para la próxima. Cada reforma es una desviación más profunda, cada una hace que la gente se distancie más de la tradición. Esta es la dialéctica de la lucha –un paso atrás y dos adelante. De esta manera, la gente no lamentará el colapso de la tradición, y en cambio se preguntará: ¿qué significa tradición?

3. El objetivo: Destruir la educación en Oriente y Occidente

A fin de corromper la educación en Occidente, el demonio del comunismo puede esperar cientos de años de ser necesario, para así lograr su objetivo de cambiar generaciones enteras mediante la educación progresista. China tiene cinco mil años de profundas tradiciones culturales. Sin embargo, debido a las condiciones históricas específicas al momento en que los comunistas tomaron el poder, estos pudieron usar la mentalidad de los chinos de querer un éxito rápido y un beneficio instantáneo. Esto causó que los chinos adoptaran métodos radicales que los separaron de la tradición en cuestión de décadas. De esta manera, el comunismo logró su objetivo de corromper la educación y la humanidad en China.

A comienzos del siglo XX, cuando la pedagogía progresista de Dewey comenzó a corroer a Estados Unidos, sus seguidores chinos regresaron a China y se convirtieron en los pioneros de la educación china moderna. Los cañones británicos habían destruido la autoestima del pueblo chino, y los intelectuales estaban ansiosos por encontrar una manera de fortalecer la nación. Los comunistas se aprovecharon de estas condiciones para establecer el Movimiento de la Nueva Cultura, el cual repudió las tradiciones de China.

El movimiento atacó la cultura y fue un ensayo para la Revolución Cultural de los años 60. El Movimiento de la Nueva Cultura tiene tres representantes principales: Hu Shi, discípulo de Dewey; Chen Duxiu, uno de los fundadores del Partido Comunista Chino; y Lu Xun, quien luego fue halagado por Mao como una de los “comandantes en jefe de la revolución cultural de China”. Li Dazhao, otro de los fundadores del Partido Comunista Chino, también jugó un papel importante en el movimiento cultural.

Criticando a China por los fallos de su camino tradicional de desarrollo, el Movimiento de la Nueva Cultura atribuyó la debilidad acumulada por China durante los últimos cientos de años a la cultura tradicional confuciana, y promovió la abolición del Confucianismo. La cultura tradicional era considerada una “cultura vieja”, mientras que toda la cultura occidental era tratada como nueva. Las creencias tradicionales fueron criticadas por no adherirse a las ideas de la ciencia y la democracia. Este movimiento fue el precursor del intenso movimiento del 4 de mayo, y dio inicio a la primera ola de subversión de la ética y los valores tradicionales. Al mismo tiempo, sentó las bases para que el marxismo invadiera a China desde Occidente, permitiendo que echara raíces, brotara y creciera.

En la educación, uno de los mayores daños provocados por el Movimiento de la Nueva Cultura fue la campaña para promover la vernacularización del chino escrito. Promovido por Hu Shi, la educación del idioma chino en las escuelas primarias cambió a la enseñanza del chino escrito coloquial. Como resultado, una generación después, la mayoría de los chinos apenas podían leer y entender el chino clásico. Esto significó que El libro de los cambios, Anales de Primavera y Otoño, Dao De Jing, El clásico interno del Emperador Amarillo (Huangdi Neijing) y otros libros tradicionales ya no eran accesibles para el estudiante promedio. En cambio, se los consideraba contenido esotérico para la investigación especializada de académicos. Los 5000 años de gloriosa civilización china quedaron convertidos en una mera decoración.

En el desarrollo de la cultura china, los dioses determinaron que la escritura del idioma chino clásico estuviera separada del lenguaje oral. En China, a lo largo de la historia, han habido muchas asimilaciones a gran escala de diferentes grupos étnicos y el centro de gravedad cultural de China se mudó de un lugar a otro varias veces, y por lo tanto, la lengua oral ha ido cambiando constantemente. Pero debido a la separación entre el lenguaje oral y el chino clásico utilizado en la escritura, el chino clásico se mantuvo principalmente sin cambios. Los estudiantes de la Dinastía Qing aún podían leer y entender los clásicos de la Dinastía Song, la Dinastía Tang e incluso los libros anteriores a la Dinastía Qin, la primera de la historia. Esto permitió que la cultura y literatura tradicional de China se transmitieran sin alteraciones durante miles de años.

Sin embargo, el comunismo causó que el pueblo chino perdiera la conexión con sus raíces culturales mediante el lenguaje. Al mismo tiempo, al combinar el lenguaje escrito con el oral, fue más fácil incorporar palabras y frases desviadas, alejando aún más al pueblo chino de la tradición.

Las campañas de alfabetización y popularización de la cultura en la educación primaria que inició el Partido Comunista Chino (PCCh) antes y después de su establecimiento sometieron a su audiencia cautiva a un lavado de cerebro directo y explícito. Por ejemplo, las primeras frases que aprendían los alumnos en el primer año de la escuela primaria eran propaganda, como “larga vida al presidente Mao”, “la malvada sociedad vieja” y el “malvado imperialismo estadounidense”, frases que son un claro ejemplo de la moral basada en el odio y la lucha de clases que exigía el Partido.

Comparado con las ideas desviadas que la pedagogía progresista mezcla en los libros para niños (como Heather tiene dos mamás), a pesar de que ambos movimientos claramente difieren en sus métodos, en esencia ambos son una forma de adoctrinamiento ideológico impuesto sobre los más pequeños. Los niños chinos educados de esta manera pasan a defender al régimen tirano del PCCh cuando son mayores, denigrando y vapuleando a quienes hablan de valores universales. Los niños educados en un entorno occidental se convierten en parte de las muchedumbres de estudiantes enojados que interfieren con conferencias sobre valores tradicionales y acusan a los oradores de discriminación.

Poco después de que el PCCh estableciera su régimen, comenzó con su campaña de reforma de pensamiento contra los intelectuales, con el foco en las universidades y escuelas secundarias. Su objetivo principal fue reformar las perspectivas de los intelectuales sobre la vida, obligarlos a renunciar a los principios morales tradicionales y a abandonar la filosofía de primero mejorar uno mismo, luego extenderlo a la familia, luego al Estado, y luego al mundo. La campaña utilizó la cosmovisión marxista basada en la lucha de clases, desde la perspectiva de la clase proletaria.

En particular, los profesores de la generación vieja tuvieron que autocriticarse, confesar y aceptar que sus colegas y estudiantes reportaran sobre ellos, los monitorearan y los criticaran repetidamente. Incluso tuvieron que reconocer y eliminar los “pensamientos contrarrevolucionarios” en su subconsciente, ya que fueron considerados agresiones contra la clase proletaria. Por supuesto, eso fue mucho más intenso que la capacitación en sensibilidad de hoy en día. Algunos no pudieron soportar la humillación y el trauma y se suicidaron. [58]

Posteriormente, el PCCh comenzó a hacer cambios en las facultades y departamentos de las universidades. Disminuyó, fusionó o eliminó departamentos como filosofía, sociología y los relacionados a las humanidades, dejando muchas universidades que antes cubrían gran variedad de disciplinas, solo con facultades de ciencia e ingeniería de estilo soviético. Esto es porque el PCCh es incapaz de tolerar la amenaza a su régimen tirano que podrían plantear las perspectivas ideológicas independientes sobre temas políticos o sociales. Estas estaban asociadas con las facultades de humanidades, que en los días de la República de China gozaban de libertad académica. Al mismo tiempo, la política y filosofía marxistas se volvieron obligatorias para todos los estudiantes. Todo el proceso se completó en dos o tres años. En Occidente, al comunismo le tomó toda una generación poder establecer disciplinas nuevas con el objetivo del adoctrinamiento ideológico y de inyectar el pensamiento marxista en las universidades. Aunque la velocidad fue muy diferente entre ambos casos, los resultados obtenidos son similares.

En 1958, el PCCh comenzó con su revolución educativa, la cual tenía estas características: primero, se ponía énfasis en la educación como herramienta al servicio del proletariado. Bajo el liderazgo del Comité del Partido, se organizó a estudiantes para que preparasen la currícula y los materiales de enseñanza. En el departamento de idioma chino de la Universidad de Beijing, sesenta estudiantes estuvieron treinta días escribiendo un tratado de 700.000 caracteres titulado Historia de la literatura china. [59]

Este es un claro ejemplo de la pedagogía progresista: los métodos de enseñanza deben “centrarse en los estudiantes”, enfocarse en el “aprendizaje exploratorio” y en el “aprendizaje cooperativo” –los estudiantes son los que deciden qué aprender y cómo aprenderlo. El objetivo era claro: eliminar las “creencias supersticiosas” de las figuras de autoridad (esto era para inculcar una actitud de oponerse a la tradición), aumentar el egocentrismo de los estudiantes y sentar las bases para la rebelión durante la Revolución Cultural que se avecinaba.

Segundo, debía enfatizarse la unión de educación y trabajo productivo. Cada escuela tenía su propia fábrica, y durante el pico del Gran Salto Adelante, los maestros y estudiantes fundieron acero y labraron la tierra. Incluso una universidad que antes se enfocaba en disciplinas sociales, como la Universidad Renmin de China, operó ciento ocho fábricas. En la teoría, esto era para permitir que los estudiantes “aprendieran haciendo”, pero de hecho, los estudiantes no aprendieron nada.

En la Revolución Cultural que vino después, los estudiantes fueron movilizados para que destruyeran toda forma de patrimonio cultural asociado con la cultura tradicional, ya sea tangible o intangible (ver el Capítulo 6 para más detalles). Esto nuevamente es similar al movimiento contracultura de Occidente. Después de lanzar la Revolución Cultural, Mao Zedong sintió que los “intelectuales burgueses” no podían seguir dirigiendo las escuelas. El 13 de junio de 1966, el PCCh emitió una notificación para reformar el ingreso a las universidades y comenzó una “campaña de acción correctiva”: se abolieron los exámenes de ingreso y se matriculó a una gran cantidad de estudiantes “obrero-campesino-soldado”.

El film Ruptura [con las viejas ideas], producido durante la Revolución Cultural, refleja la razón de esta reforma: “Un joven que se crió en una granja pobre no tiene la alfabetización suficiente, pero los callos de sus manos por trabajar duro en la granja lo califican para matricularse”. El director de una escuela dijo: “¿Puedes culparlos por su bajo nivel de alfabetización? ¡No! ¡Hay que saldar esta deuda de los nacionalistas, los terratenientes y la clase capitalista [, los opresores]!”

En Occidente, un profesor publicó un artículo de investigación que decía que los exámenes de matemática provocaban discriminación racial (porque los estudiantes de ciertas minorías étnicas tienen calificaciones menores en matemática en comparación con los estudiantes blancos) [60]. Otro profesor publicó un artículo que decía que los estándares matemáticos basados en las calificaciones altas alcanzadas por estudiantes varones provocaba discriminación de género contra las mujeres cuando estas son sometidas a los mismos estándares [61]. Calificar a los estudiantes para el nivel universitario en base a los callos en sus manos y atribuir calificaciones más bajas a la discriminación racial o de género son métodos que el comunismo utiliza para bajar el nivel de los estudiantes y afectar su crecimiento intelectual.

Después de la Revolución Cultural, China retomó sus exámenes de ingreso a la universidad. A partir de entonces, dicho examen se ha convertido en una parte principal del sistema educativo y el objetivo a alcanzar por la educación primaria y secundaria. Bajo este sistema educativo utilitarista, muchos estudiantes se convierten en máquinas que solo aprenden para aprobar exámenes, sin la capacidad del pensamiento independiente ni de distinguir lo correcto de lo incorrecto. Al mismo tiempo, la filosofía, política y economía del Marxismo siguen siendo temas de examen obligatorios.

Los estudiantes que fueron separados de la tradición, evalúan lo correcto y lo incorrecto y el bien y el mal según los estándares comunistas. Así fue que después del ataque terrorista del 11 de septiembre, muchos estudiantes celebraron. Estudiantes de primaria declararon que cuando sean grandes quieren ser funcionarios corruptos. Estudiantes universitarias se prostituyen y alquilan sus vientres por dinero. El demonio del comunismo se ha apoderado de la generación más joven.

Conclusión: Regreso a la educación tradicional

El sistema educativo carga sobre sus hombros el futuro del país, de la nación y de la civilización humana. Se trata de un esfuerzo a largo plazo, cuyo impacto alcanza siglos o incluso milenios. Al observar los últimos cien años, el sistema educativo estadounidense ha sido quebrado por la infiltración y la influencia de la ideología comunista. Padres y maestros tienen las manos atadas y no pueden ofrecer a los alumnos una buena educación. Las escuelas, que deberían cultivar los talentos y virtudes de los alumnos, en cambio los consienten y los llevan por mal camino. Toda la sociedad está profundamente preocupada por la falta de moral de los estudiantes y su bajo desempeño, sus mentes frágiles y malos hábitos, así como las tendencias caóticas, antitradicionales y antisociales en las que están atrapados. Estamos siendo testigos de cómo las fuerzas del mal devoran a los descendientes y al futuro de la humanidad.

Entre los cuarenta y cinco objetivos enumerados en el clásico de 1958 El comunismo al desnudo, los objetivos de la educación son los siguientes: “Controlar las escuelas. Usarlas como cintas de transmisión de socialismo y de la actual propaganda comunista. Ablandar la currícula. Controlar las asociaciones de maestros. Incluir la línea del partido en los libros de texto”. [62]

Al observar la educación en Estados Unidos, no solo se han alcanzado estos objetivos, sino que la situación ha empeorado. Debido a la fuerza política y económica de Estados Unidos, la cultura americana es objeto de admiración e imitación en países de todo el mundo. La mayoría de los países usa a Estados Unidos como modelo para sus reformas educativas. Los conceptos pedagógicos, materiales de enseñanza, métodos de enseñanza y práctica de administración escolar de Estados Unidos han afectado a muchos países. Hasta cierto grado, cambiar la educación de Estados Unidos equivale a cambiar la educación de todo el mundo.

Tanto al comienzo de la Creación como cuando la civilización humana se ha corrompido, es cuando nacen santos o seres iluminados. Estos seres iluminados o santos son precisamente conocidos como “maestros”. Por ejemplo Sócrates, fundador de la civilización griega antigua, era un educador. En los Evangelios, Jesús también se hacía llamar maestro. El Buda Sakya Muni tiene diez nombres, uno de los cuales es “el maestro del Cielo y el hombre”. Confucio era un educador y Lao Zi fue maestro de Confucio. Ellos enseñan al hombre cómo ser un humano, cómo respetar a Dios, cómo comportarse con el prójimo y cómo mejorar la moral.

Estos seres iluminados y santos son los grandes educadores de la humanidad. Sus palabras dieron forma a grandes civilizaciones y se convirtieron en clásicos fundamentales para todas las civilizaciones. Los valores que enseñan y la manera en que estos mejoran la moral permiten a cada individuo tener una buena salud y alcanzar la trascendencia espiritual. Las personas con mentes sanas son esenciales para que la sociedad sea sana. No es de extrañar que estos grandes maestros hayan llegado a una conclusión similar: el propósito de la educación es la cultivación de un buen carácter.

La educación clásica de Oriente y Occidente, la cual se ha practicado durante miles de años, hereda la cultura que los dioses otorgaron a la gente y retiene esas valiosas experiencias y recursos. De acuerdo con el espíritu de la educación clásica, tanto el talento como la integridad son criterios importantes para juzgar el éxito de la educación. En el proceso de revivir la tradición de la educación humana, es necesario preservar, explorar y aprender del tesoro de la educación clásica.

La gente con valores morales altos es capaz de autocontrolarse. Esta es la norma social a la que aspiraban los Padres Fundadores de Estados Unidos. Quienes son moralmente nobles recibirán la bendición de los dioses, y mediante la diligencia y la sabiduría, obtendrán abundancia material y satisfacción espiritual. Aún más importante, la gente de gran moral permite que la sociedad prolifere y perdure por generaciones. Esta es la revelación de los seres iluminados y los santos, los grandes maestros de la humanidad, para que hoy la gente pueda retornar a la tradición.

Referencias

[1] Robby Soave, “Elite Campuses Offer Students Coloring Books, Puppies to Get Over Trump,” Daily Beast,

https://www.thedailybeast.com/elite-campuses-offer-students-coloring-books-puppies-to-get-over-trump.

[2] Elizabeth Redden, “Foreign Students and Graduate STEM Enrollment,” Inside Higher Ed, October 11, 2017, https://www.insidehighered.com/quicktakes/2017/10/11/foreign-students-and-graduate-stem-enrollment.

[3] G. Edward Griffin, Deception Was My Job: A Conversation with Yuri Bezmenov, Former Propagandist for the KGB, (American Media, 1984).

[4] Scott Jaschik, “Professors and Politics: What the Research Says,” Inside Higher Ed, February 27, 2017, https://www.insidehighered.com/news/2017/02/27/research-confirms-professors-lean-left-questions-assumptions-about-what-means.

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] Ibid.

[8] “The Close-Minded Campus? The Stifling of Ideas in American Universities,” American Enterprise Institute website, June 8, 2016, https://www.aei.org/events/the-close-minded-campus-the-stifling-of-ideas-in-american-universities/.

[9] Fred Schwartz and David Noebel, You Can Still Trust the Communists… to Be Communists (Socialists and Progressives too) (Manitou Springs, Colo.: Christian Anti-Communism Crusade, 2010), 2–3.

[10] Zygmund Dobbs, “American Fabianism,” Keynes at Harvard: Economic Deception as a Political Credo. (Veritas Foundation, 1960), Chapter III.

[11] Robin S. Eubanks, Credentialed to Destroy: How and Why Education Became a Weapon (2013), 26.

[12] Walter Williams, More Liberty Means Less Government: Our Founders Knew This Well (Stanford: Hoover Institution Press, 1999), 126.

[13] David Macey, “Organic Intellectual,” The Penguin Dictionary of Critical Theory (London: Penguin Books, 2000), 282.

[14] Karl Marx, “Theses On Feuerbach” (Marx/Engels Selected Works, Volume One), 13–15.

[15] Bruce Bawer, The Victims’ Revolution: The Rise of Identity Studies and the Closing of the Liberal Mind (New York: Broadside Books, 2012), Chapter 1.

[16] Ibid.

[17] Franz Fanon, The Wretched of the Earth, trans. Constance Farrington (New York: Grove Press, 1963), 92.

[18] Jean Paul Sartre, “Preface,” The Wretched of the Earth, by Franz Fanon, 22.

[19] Roger Kimball, Tenured Radicals: How Politics Has Corrupted Our Higher Education, revised edition (Chicago: Ivan R. Dee, 1998), 25–29.

[20] Jonathan Culler, Literary Theory: A Very Short Introduction (Oxford: Oxford University Press, 1997), 4.

[21] Fredrick Jameson, The Political Unconscious: Narrative as a Socially Symbolic Act (Ithaca, NY: Cornell University Press, 1981), Chapter 1.

[22] Roger Kimball, “An Update, 1998,” Tenured Radicals: How Politics Has Corrupted Our Higher Education, 3rd Edition (Chicago: Ivan R. Dee, 2008), xviii.

[23] Karl Marx, “The German Ideology” (Progress Publishers, 1968).

[24] “Most Cited Authors of Books in the Humanities, 2007,” Times Higher Education, https://www.uky.edu/~eushe2/Bandura/BanduraTopHumanities.pdf.

[25] Joshua Phillip, “Jordan Peterson Exposes the Postmodernist Agenda,” The Epoch Times, June 21, 2017, https://www.theepochtimes.com/jordan-peterson-explains-how-communism-came-under-the-guise-of-identity-politics_2259668.html.

[26] Roger Kimball, “The Perversion of Foucault,” The New Criterion, March 1993, https://www.newcriterion.com/issues/1993/3/the-perversions-of-m-foucault.

[27] David Horowitz and Jacob Laksin, One Party Classroom (New York: Crown Forum, 2009), 51.

[28] Ibid., 51–52.

[29] Bawer, The Victims’ Revolution: The Rise of Identity Studies and the Closing of the Liberal Mind, Chapter 3.

[30] Horowitz and Laksin, One Party Classroom, 3.

[31] David Horowitz, The Professors: The 101 Most Dangerous Academics in America (Washington D.C.: Regnery Publishing, Inc., 2013), 84–5.

[32] Horowitz and Laksin, One Party Classroom, 212.

[33] David Horowitz, Indoctrinate U.: The Left’s War against Academic Freedom (New York: Encounter Books, 2009), Chapter 4.

[34] Ibid.

[35] Horowitz and Laksin, One Party Classroom, 1–2

[36] Quoted from http://www.azquotes.com/author/691-Bill_Ayers.

[37] Horowitz, The Professors: The 101 Most Dangerous Academics in America, 102.

[38] “Who Won the Civil War? Tough Question,” National Public Radio, November 18, 2014, https://www.npr.org/sections/theprotojournalist/2014/11/18/364675234/who-won-the-civil-war-tough-question.

[39] “Summary of Our Fading Heritage: Americans Fail a Basic Test on Their History and Institutions,” Intercollegiate Studies Institute Website, https://www.americancivicliteracy.org/2008/summary_summary.html.

[40] “Study: Americans Don’t Know Much About History,” July 17, 2009, https://www.nbclosangeles.com/news/local/Study-Americans-Dont-Know-About-Much-About-History.html.

[41] Howard Zinn, A People’s History of the United States (New York: Harper Collins, 2003).

[42] Horowitz, The Professors: The 101 Most Dangerous Academics in America, 74.

[43] Dinesh D’ Souza, Illiberal Education: The Politics of Race and Sex on Campus (New York: The Free Press, 1991), 71.

[44] Paul Samuelson, “Foreword,” in The Principles of Economics Course, eds. Phillips Saunders and William B. Walstad (New York: McGraw-Hill College, 1990).

[45] Alan D. Sokal, “Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity,” Social Text No. 46/47 (Spring–Summer, 1996), 217–252.

[46] Alan D. Sokal, “A Physicist Experiments with Cultural Studies,” Lingua Franca (June 5, 1996). Available at http://www.physics.nyu.edu/faculty/sokal/lingua_franca_v4/lingua_franca_v4.html.

[47] Alan D. Sokal, “Parody,” “All Things Considered,” National Public Radio, May 15, 1996, https://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=1043441.

[48] Alan D. Sokal, “Revelation: A Physicist Experiments with Cultural Studies,” in Sokal Hoax: The Sham That Shook the Academy, ed. The Editors of Lingua Franca (Lincoln, NE: University of Nebraska Press, 2000), 52.

[49] Thomas Sowell, Inside American Education: The Decline, The Deception, The Dogma (New York: The Free Press, 1993), 212–213.

[50] Donald Alexander Downs, Restoring Free Speech and Liberty on Campus (Oakland, CA: Independent Institute, 2004), 51.

[51] Eugene Volokh, “UC Teaching Faculty Members Not to Criticize Race-Based Affirmative Action, Call America ‘Melting Pot,’ and More,” The Washington Post, June 16, 2015, https://www.washingtonpost.com/news/volokh-conspiracy/wp/2015/06/16/uc-teaching-faculty-members-not-to-criticize-race-based-affirmative-action-call-america-melting-pot-and-more/?utm_term=.c9a452fdb00f.

[52] “Victory at IUPUI: Student-Employee Found Guilty of Racial Harassment for Reading a Book Now Cleared of All Charges,” Foundation for Individual Rights in Education, https://www.thefire.org/victory-at-iupui-student-employee-found-guilty-of-racial-harassment-for-reading-a-book-now-cleared-of-all-charges/.

[53] “Colleges Become Re-Education Camps in Age of Diversity,” Investor’s Business Daily, https://www.investors.com/politics/editorials/students-indoctrinated-in-leftist-politics/.

[54] Greg Lukianoff, “University of Delaware: Students Required to Undergo Ideological Reeducation,” Foundation for Individual Rights in Education, https://www.thefire.org/cases/university-of-delaware-students-required-to-undergo-ideological-reeducation/.

[55] Alison Flood, “US Students Request ‘Trigger Warnings’ on Literature,” The Guardian, May 19, 2014, https://www.theguardian.com/books/2014/may/19/us-students-request-trigger-warnings-in-literature.

[Parte 2]

[1] A Nation at Risk, https://www2.ed.gov/pubs/NatAtRisk/risk.html.

[2] Ibid.

[3] Mark Bauerlein, The Dumbest Generation: How the Digital Age Stupefies Young Americans and Jeopardizes Our Future (New York: Jeremy P. Tarcher/Penguin, 2008), Chapter One.

[4] John Taylor Gatto, Dumbing Us Down: The Hidden Curriculum of Compulsory Schooling (Gabriola Island, BC, Candda: New Society Publishers, 2005), 12.

[5] Charles J. Sykes, Dumbing Down Our Kids: Why American Children Feel Good about Themselves but Can’t Read, Write, or Add (New York: St. Martin’s Griffin, 1995), 148–9.

[6] Thomas Sowell, Inside American Education (New York: The Free Press, 1993), 4.

[7] Charlotte Thomson Iserbyt, The Deliberate Dumbing Down of America: A Chronological Paper Trail (Ravenna, Ohio: Conscience Press, 1999), xvii.

[8] Robin S. Eubanks, Credentialed to Destroy: How and Why Education Became a Weapon (invisibleserfscollar.com, 2013), 48.

[9] Ibid., 49.

[10] Ibid., 45–46.

[11] “Ten Most Harmful Books of the 19th and 20th Centuries,” Human Events, May 31, 2005, http://humanevents.com/2005/05/31/ten-most-harmful-books-of-the-19th-and-20th-centuries/.

[12] Mortimer Smith, And Madly Teach: A Layman Looks at Public School Education (Chicago: Henry Regnery Company, 1949). See also: Arthur Bestor, Educational Wastelands: The Retreat from Learning in Our Public Schools, 2nd ed. (Champaign, Illinois: University of Illinois Press, 1985).

[13] John A. Stormer, None Dare Call It Treason (Florissant, Missouri: Liberty Bell Press, 1964), 99.

[14] I. L. Kandel, “Prejudice the Garden toward Roses?” The American Scholar, Vol. 8, No. 1 (Winter 1938–1939), 77.

[15] Christopher Turner, “A Conversation about Happiness, Review – A Childhood at Summerhill,” The Guardian, March 28, 2014, https://www.theguardian.com/books/2014/mar/28/conversation-happiness-summerhill-school-review-mikey-cuddihy.

[16] Alexander Neil, Summerhill School: A Radical Approach to Child Rearing (New York: Hart Publishing Company, 1960), Chapter 3.

[17] Ibid., Chapter 7.

[18] Joanne Lipman, “Why Tough Teachers Get Good Results,” The Wall Street Journal, September 27, 2013, https://www.wsj.com/articles/why-tough-teachers-get-good-results-1380323772.

[19] Daisy Christodoulou, Seven Myths about Education (London: Routledge, 2014).

[20] Diane West, The Death of the Grown-Up: How America’s Arrested Development Is Bringing down Western Civilization (New York: St. Martin’s Press, 2008), 1–2.

[21] Fred Schwartz and David Noebel, You Can Still Trust the Communists… to Be Communists (Socialists and Progressives too)(Manitou Springs, CO: Christian Anti-Communism Crusade, 2010), back cover.

[22] Stein v. Oshinsky, 1965; Collins v. Chandler Unified School District, 1981.

[23] John Taylor Gatto, The Underground History of American Education: A Schoolteacher’s Intimate Investigation into the Problem of Modern Schooling (The Odysseus Group, 2000), Chapter 14.

[24] Diane Ravitch, “Education after the Culture Wars,” Dædalus 131, no. 3 (Summer 2002), 5–21.

[25] Steven Jacobson, Mind Control in the United States (1985), 16, https://archive.org/details/pdfy-6IKtdfWsaYpENGlz.

[26] “Inside a Public School Social Justice Factory,” The Weekly Standard, February 1, 2018, https://www.weeklystandard.com/katherine-kersten/inside-a-public-school-social-justice-factory.

[27] History Social-Science Framework (Adopted by the California State Board of Education, July 2016, published by the California Department of Education, Sacramento, 2017), 431, https://www.cde.ca.gov/ci/hs/cf/documents/hssfwchapter16.pdf.

[28] Ibid., p. 391.

[29] Stanley Kurtz, “Will California’s Leftist K-12 Curriculum Go National?” National Review, June 1, 2016, https://www.nationalreview.com/corner/will-californias-leftist-k-12-curriculum-go-national/.

[30] Phyllis Schlafly, ed., Child Abuse in the Classroom (Alton, Illinois: Pere Marquette Press, 1984), 13.

[31] Herbert Marcuse, Eros and Civilization: A Philosophical Inquiry into Freud (Boston: Beacon Press, 1966), 35.

[32] B. K. Eakman, Cloning of the American Mind: Eradicating Morality through Education (Lafayette, Louisiana: Huntington House Publishers, 1998), 109.

[33] William Kilpatrick, Why Johnny Can’t Tell Right from Wrong and What We Can Do about It (New York: Simon & Schuster, 1992), 16–17.

[34] Thomas Sowell, Inside American Education: The Decline, the Deception, the Dogmas (New York: The Free Press, 1993), 36.

[35] Ibid., Chapter 3.

[36] “Death in the Classroom,” 20/20, ABC Network, September 21, 1990, https://www.youtube.com/watch?v=vbiY6Fz6Few.

[37] Sowell, Inside American Education: The Decline, the Deception, the Dogmas, 38.

[38] Kilpatrick, Why Johnny Can’t Tell Right from Wrong and What We Can Do about It, 32.

[39] “We Teach Children Sex … Then Wonder Why They Have It,” Daily Mail, August 1, 2004, http://www.dailymail.co.uk/debate/article-312383/We-teach-children-sex–wonder-it.html.

[40] “Focus on Youth with ImPACT: Participant’s Manual,” Centers for Disease Control and Prevention, https://effectiveinterventions.cdc.gov/docs/default-source/foy-implementation-materials/FOY_Participant_Manual.pdf?sfvrsn=0.

[41] Robert Rector, “When Sex Ed Becomes Porn 101,” The Heritage Foundation, August 27, 2003, https://www.heritage.org/education/commentary/when-sex-ed-becomes-porn-101.

[42] Norman K. Risjord, Populists and Progressives (Rowman & Littlefield, 2005), 267.

[43] Madeline Gray, Margaret Sanger (New York: Richard Marek Publishers, 1979), 227–228.

[44] Rebecca Hersher, “It May Be ‘Perfectly Normal,’ But It’s Also Frequently Banned,” National Public Radio, September 21, 2014, https://www.npr.org/2014/09/21/350366435/it-may-be-perfectly-normal-but-its-also-frequently-banned.

[45] Kilpatrick, Why Johnny Can’t Tell Right from Wrong and What We Can Do about It, 53.

[46] Maureen Stout, The Feel-Good Curriculum: The Dumbing Down of America’s Kids in the Name of Self-Esteem (Cambridge, Massachusetts: Perseus Publishing, 2000), 1–3.

[47] Ibid., 17.

[48] B. K. Eakman, Educating for the ‘New World Order’ (Portland, Oregon: Halcyon House, 1991), 129.

[49] “Teacher of the Year Ceremony,” C-Span, https://www.c-span.org/video/?39846-1/teacher-year-ceremony

[50] Sol Stern, “How Teachers’ Unions Handcuff Schools,” The City Journal, Spring 1997, https://www.city-journal.org/html/how-teachers%E2%80%99-unions-handcuff-schools-12102.html.

[51] Troy Senik, “The Worst Union in America: How the California Teachers Association Betrayed the Schools and Crippled the State,” The City Journal, Spring 2012, https://www.city-journal.org/html/worst-union-america-13470.html.

[52] Kilpatrick, Why Johnny Can’t Tell Right from Wrong and What We Can Do about It, 39.

[53] Samuel Blumenfeld and Alex Newman, Crimes of the Educators: How Utopians Are Using Government Schools to Destroy America’s Children (Washington D. C.: WND Books, 2015), Chapter 14.

[54] Schlafly, Child Abuse in the Classroom, 14.

[55] Valerie Strauss, “A serious Rant about Education Jargon and How It Hurts Efforts to Improve Schools,” Washington Post, November 11, 2015, https://www.washingtonpost.com/news/answer-sheet/wp/2015/11/11/a-serious-rant-about-education-jargon-and-how-it-hurts-efforts-to-improve-schools/?utm_term=.8ab3d85e9e45.

[56] Stormer, None Dare Call It Treason, 104–106.

[57] Regarding the criticism of “common core,” see Duke Pesta, “Duke Pesta on Common Core – Six Years Later,” https://www.youtube.com/watch?v=wyRr6nBEnz4, and Diane Ravitch, “The Common Core Costs Billions and Hurts Students,” New York Times, July 23, 2016, https://www.nytimes.com/2016/07/24/opinion/sunday/the-common-core-costs-billions-and-hurts-students.html.

[58] There are many such cases. For examples, readers to refer to Zhou Jingwen, Ten Years of Storm: The True Face of China’s Red Regime [風暴十年:中國紅色政權的真面貌], (Hong Kong: shi dai pi ping she [時代批評社], 1962). Web version available in Chinese at https://www.marxists.org/chinese/reference-books/zjw1959/06.htm#2

[59] Luo Pinghan, “The Educational Revolution of 1958,” Literature History of the Communist Party, Vol. 34

[60] Robert Gearty, “White Privilege Bolstered by Teaching Math, University Professor Says,” Fox News, October 24, 2017, http://www.foxnews.com/us/2017/10/24/white-privilege-bolstered-by-teaching-math-university-professor-says.html.

[61] Toni Airaksinen, “Prof Complains about ‘Masculinization of Mathematics,’” Campus Reform, August 24, 2017, https://www.campusreform.org/?ID=9544.

[62] W. Cleon Skousen, The Naked Communist (Salt Lake City: Izzard Ink Publishing, 1958, 2014), Chapter 12.