(Minghui.org) La actual pandemia de coronavirus ofrece la oportunidad de replantear nuestra relación con el partido comunista chino (PCCh), cuyo encubrimiento de la información sobre el virus ha dado lugar a una de las peores crisis sanitarias de la historia.

Hay pruebas de que los países y las regiones que tienen vínculos estrechos con el PCCh se vieron muy afectados por el virus. El PCCh, que sobrevive y se nutre de la ideología de la lucha de clases, la violencia, el engaño y las mentiras, tiene un historial de brutalidad contra sus propios ciudadanos ya que ha matado a unos 80 millones de personas desde que llegó al poder hace unas décadas. A medida que el PCCh ha ido aumentando su influencia a nivel internacional, gracias a la política de apaciguamiento a largo plazo adoptada por la sociedad occidental, también ha exportado su ideología y su daño al resto del mundo.

Occidente no apretó el botón de pausa para detener la colaboración económica con China cuando el PCCh cometió abusos contra los derechos humanos una y otra vez. China, dirigida por el PCCh, pudo ingresar en la OMC en 2001, lo que a su vez le permitió crecer hasta convertirse en el mayor exportador de bienes en 2009, con exportaciones de 2.5 billones de dólares en 2018.

La creciente economía de China dio al PCCh una influencia sin parangón para la represión interna de las personas de fe (como los practicantes de Falun Gong) y los disidentes (como los estudiantes del movimiento democrático de 1989 y los denunciantes durante la pandemia de coronavirus), así como para la expansión internacional de la influencia (como el silenciamiento de las críticas a los derechos humanos por parte de otros países y las Naciones Unidas, y la influencia en organizaciones como la OMS durante la pandemia de coronavirus).

En este artículo, nos gustaría utilizar a Pensilvania en los Estados Unidos como ejemplo para destacar la infiltración del PCCh en los mercados financieros mundiales y la erosión de la libertad.

Desde el 17 de mayo de 2020, Pensilvania tiene más de 65.000 casos confirmados de coronavirus (6.º lugar en EE. UU.) con un número de muertes cercano a 4.500 (4.º lugar en EE. UU.).

Acciones y fondos mutuos

"Ant Financial de China y Vanguard anuncian empresa de asesoramiento de China", decía el título de un artículo publicado por Reuters el 14 de diciembre de 2019. Ant Financial, con sede en China, también conocido como Alipay, es un servicio de pago en línea afiliado a Alibaba, la mayor compañía de comercio electrónico en China. Vanguard Group, con sede en Valley Forge, Pensilvania, es el mayor proveedor de fondos mutuos en el mundo, con cerca de 6 billones de dólares en activos bajo su administración. La empresa conjunta será operada por Ant Financial (con el 51% de la propiedad), mientras que Vanguard (con el 49% de la propiedad) proporcionará estrategias sobre inversión y asignación de fondos, según información de qz.com y Bloomberg.

Esas colaboraciones han suscitado preocupación entre los analistas porque han proporcionado recursos casi ilimitados para alimentar el régimen del PCCh. Por ejemplo, tras un prolongado rechazo debido a diversas preocupaciones, Morgan Stanley Capital International (MSCI), FTSE Russell y S&P han añadido acciones chinas a sus puntos de referencia emblemáticos. Como uno de los mayores compiladores de índices, el MSCI por sí solo tiene alrededor de 12,3 billones de dólares en activos referenciados a sus productos, según publicó en un artículo el 6 de mayo el Washington Post con el título de "Cómo los inversionistas comunes de EE. UU. poseen un pedazo de China".

Esta serie de acciones había asegurado que los inversionistas mundiales vertieran más dinero en el mercado de valores chino. Más de 1.000 empresas chinas se han añadido a varios índices de acciones y alrededor de 265.000 millones de dólares de acciones de China continental son propiedad de inversores internacionales a partir de marzo de 2020, según el artículo del Washington Post.

Además de las inversiones en acciones, China también tiene influencia en los fondos de inversión, en los que invierten muchos fondos de jubilación. Por ejemplo, el 39% de los 51.000 millones de dólares de los fondos cotizados en el mercado de valores de Vanguard FTSE Emerging Markets provienen de valores chinos.

Fraude financiero

La inversión en China no solo reforzó el poder político del PCCh, sino que también introdujo el riesgo en la estabilidad financiera del mundo libre.

Dan David, un administrador de fondos en Pensilvania, fue uno de los denunciantes que notó cómo algunas empresas chinas defraudaron a los inversores y jubilados estadounidenses. Apareció en un documental de 2017 titulado The China Hustle. Esta película documenta un fraude de seguridad sistemático que ocurrió después de la crisis financiera de 2007-2008, cuando las empresas de inversión buscaban mayores rendimientos para sus clientes y más dinero en concepto de comisiones para sí mismas.

Estas empresas de inversión promocionaron pequeñas y poco significativas compañías privadas chinas a través de apariciones pagas de celebridades, y consiguieron que estas se fusionaran con empresas públicas americanas extintas. Estas fusiones se llamaron fusiones inversas porque permitieron que una empresa privada absorbiera y operara bajo la cobertura legal de una empresa pública.

Las fusiones inversas permitieron a las empresas chinas cotizar en la Bolsa de Nueva York y ver cómo sus precios se disparaban. A medida que los precios de estas empresas chinas se desplomaron hasta su valor real, los inversores se quedaron con acciones sin valor en sus carteras (muchas de ellas son cuentas de jubilación).

Uno de los casos tratados en el documental fue el de la empresa Advanced Battery Technologies (ABAT), con sede en China, que recaudó casi 90 millones de dólares mediante fusiones inversas en tres ofertas separadas, con un capital bursátil de 250 millones de dólares. Incluso después de haber sido excluida de la lista del NASDAQ y más tarde de la SEC, la empresa no notificó a los accionistas y continuó haciendo declaraciones falsas.

Las fusiones inversas eran comunes y el documental decía que uno de cada cuarenta CEOs en China fue encarcelado por cometer tal fraude. Casos como estos fueron reportados al FBI, pero poco se hizo para resolverlos.

Alex Gibney, uno de los productores de este documental, así como del documental de 2005 Enron:The Smartest Guys in the Room, explicó, durante una entrevista con Market Watch en 2018, el peligro de invertir en empresas chinas: "Sí, está fluyendo mucho dinero, pero ¿puedes contar con el tipo de estabilidad que esperas si eres un pensionista, o un enfermero, o un médico que solo espera mantener intactos sus ahorros para la jubilación?

"Los inversores deben comprender los riesgos de aquello en lo que están invirtiendo: todas las empresas chinas que cotizan en bolsa en los Estados Unidos tienen una estructura compleja y enrevesada, aparentemente un vacío legal para permitir la inversión occidental en un mercado que prohíbe a los inversores externos. Pero también protege a la principal empresa china a través de una serie de sociedades fantasma y subsidiarias en el extranjero", según informa un artículo en Market Watch del 16 de mayo sobre el escándalo de Luckin Coffee (una empresa china conocida como "Starbucks de China" que fue sorprendida registrando ventas falsas que nunca se realizaron).

El artículo continuaba: "Encima de estas cuestiones estructurales está el mayor problema de todos: que los contadores que firman los estados financieros de las empresas en China no tienen acceso a los libros y registros reales de esas empresas, sino solo a lo que se les permite ver".

Infiltración en las instituciones educativas de Estados Unidos

Los datos muestran que cientos de organizaciones no estadounidenses, siendo China el mayor donante, habían hecho donaciones financieras a la Universidad de Pensilvania desde 2013, informó un artículo en The Philadelphia Inquirer el 24 de febrero de 2020, titulado "Penn obtuvo 258 millones de dólares en dinero extranjero, y puede que haya más que no haya revelado".

Desde julio de 2019, "10 instituciones académicas han informado sobre 3.600 millones de dólares en dinero extranjero ‘no declarado previamente’, incluyendo dos universidades de Pensilvania: Penn y la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh", agregaba el artículo. Estas instituciones educativas están obligadas por ley a informar de tales transacciones, dijo la Secretaria de Educación de EE. UU. Betsy DeVos. "Lamentablemente, cuanto más indagamos, más nos damos cuenta de que hay demasiadas que no informan adecuadamente o no informan en absoluto", señaló.

El artículo en The Philadelphia Inquirer también citaba un informe de Bloomberg que reveló que la Universidad de Pensilvania recibió la tercera mayor financiación de China, por un total de 67,6 millones de dólares, detrás de Harvard y la Universidad del Sur de California. Pero las cifras reales podrían ser mucho más altas, ya que la Ley de Educación Superior solo exige la divulgación de regalos o contratos de 250.000 dólares o más.

La infiltración del PCCh en las instituciones de educación superior de los EE.UU. a través de donaciones le da la posibilidad de influir en las universidades americanas. Tomemos como ejemplo la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania. Después de lanzar el Centro para el Estudio de China Contemporánea (CSCC) en 2012, se abrió el Centro Wharton de China en Beijing en marzo de 2015.

Zhang Qiyue, cónsul general de China en Nueva York, visitó la Universidad de Pensilvania en julio de 2016 y destacó los compromisos de China de colaborar con los Estados Unidos. A su visita le siguió el establecimiento de la Cumbre China Penn Wharton que se celebra anualmente.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por su sigla en inglés) fue propuesta por el PCCh en 2013 y fue considerada por muchos países occidentales como la expansión de la influencia de China en Europa, Asia y África. Sin embargo, un informe publicado por Wharton en abril de 2019 titulado "Iniciativa de la Franja y la Ruta de China: por qué el precio es demasiado alto", solo analizaba el riesgo y el retorno de la iniciativa para China, sin analizar su efecto en la sostenibilidad y la estabilidad a largo plazo en otros países.

Aunque lleva un mensaje similar a la evaluación oficial de la iniciativa por parte del PCCh, este informe de Wharton se distribuyó ampliamente entre los líderes mundiales y los encargados de formular políticas en todo el mundo para ayudarles en su evaluación de la iniciativa BRI.

Desafío sin precedentes para el mundo libre

Ambas situadas a 40° de latitud norte, Beijing y Filadelfia son como el día y la noche en cuanto a lo que representan las ciudades. Como capital de las dinastías Ming y Qing, Beijing había heredado la cultura tradicional china de miles de años de antigüedad, que lamentablemente ha sido casi eliminada debido a la violencia y el ateísmo del PCCh, durante las últimas décadas. Como antigua y primera capital de los Estados Unidos, y también lugar de nacimiento de la Constitución de los Estados Unidos y de la Declaración de Independencia, Filadelfia encarna el espíritu de libertad establecido por los padres fundadores de los Estados Unidos.

Sin embargo, tal diferencia se ha vuelto insignificante como resultado de la profunda infiltración del PCCh. Al igual que en otras grandes ciudades, incluyendo Nueva York, Sídney y Londres, el 10 de julio de 2018 se realizó una exposición de cuatro días en el Ayuntamiento de Filadelfia para la propaganda del PCCh, titulada "40 años de reforma y apertura".

En otra ocasión, durante una celebración del Día de China en el Centro Kimmel de Filadelfia, a la que asistieron el alcalde de la ciudad y el cónsul general de China en Nueva York, la Sinfónica de Filadelfia interpretó piezas musicales entre las que se encontraba Río Liuyang, una de las melodías más conocidas de China que promovió el legado de Mao Zedong.

En ambos casos, no se mencionó nada sobre la brutalidad del PCCh y las violaciones de los derechos humanos contra sus propios ciudadanos.

Cuando una periodista de NTD Television con sede en Nueva York asistió a un Festival de Año Nuevo Chino en la Universidad de Pensilvania en 2004, fue expulsada porque el patrocinador chino no quería que planteara la cuestión de la persecución a Falun Gong por parte del PCCh. La universidad guardó silencio sobre su expulsión del festival.

Pensilvania no está sola. El PCCh ha logrado infiltrarse en muchas regiones y países de Eurasia, África, Oceanía y las Américas. Pocos países se atreven a criticar abiertamente las violaciones de los derechos humanos en China, ya que la influencia mundial del PCCh ha alcanzado un nivel sin precedentes. Después de que el mundo fuera testigo de cómo la OMS no alertó al mundo sobre el coronavirus debido a la presión del PCCh, China fue nombrada miembro de un panel del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el 1 de abril de 2020 y desempeñará un papel clave en la selección de los investigadores de derechos humanos del organismo mundial, según Unwatch.org.

Aunque China proporciona mucho menos financiamiento a la ONU que los Estados Unidos, encabeza 4 de las 15 agencias especializadas del organismo. "Ninguna otra nación lidera más de una", informa un artículo de The Atlantic del 6 de mayo titulado, "La negociación de China sobre la influencia global está dando sus frutos" en el que se indica que "Beijing está trabajando para reescribir las reglas del sistema liberal". El artículo, además, denuncia "...la agenda de derechos humanos [en la ONU] no es sobre derechos humanos... Es sobre la política china".

Cuando el PCCh juega un papel dominante, el mundo entero pierde. La actual pandemia de coronavirus da fe de esta observación.