(Minghui.org) La gente muchas veces tiene que tomar decisiones en la vida, y la elección entre lo bueno y lo malo yace en un solo pensamiento, como dice el dicho: “Cuando la naturaleza fo emerge, sacude el mundo de las diez direcciones”. Un pensamiento bondadoso lo puede llevar a uno al Cielo, mientras que un pensamiento malo lo puede condenar a uno al infierno”.

Cuando los desastres y muerte golpean inesperadamente, un solo pensamiento que uno tiene puede ser un factor decisivo sobre la vida o muerte. Aquí hay dos historias cortas para compartir.

El hilo de araña

Esta es una historia clásica budista: Había una mala persona llamada Kandata. Un día, mientras caminaba por el bosque vio una araña, y la estaba por aplastar.

Justo en ese momento, un pensamiento bondadoso apareció en su mente: “A pesar de que es una pequeña araña, ¿por qué debería aplastarla?” Hizo un paso más largo y perdonó la vida de la araña.

Como Kandata era una persona muy mala e hizo todo tipo de cosas malas, fue condenado al infierno cuando murió.

Mientras estaba sufriendo en el infierno, de repente un hilo de araña plateado, fina como una aguja, cayó del cielo. Se sintió como un bote salvador en un mar interminable. Así que agarró rápidamente el hilo de araña y subió con toda su fuerza, esperando escapar del interminable sufrimiento del infierno.

Cuando estaba a mitad de camino, paró y miró hacia abajo. Vio que muchos otros pecadores comenzaron a subir por el hilo debajo de él. Entonces pensó: “¿Como podría aguantar tanto peso un hilo de araña tan delgado? Si se rompe, caeré de nuevo y nunca más seré capaz de librarme del sufrimiento”.

Así que pateó a los que venía subiendo, diciéndoles que el hilo era suyo solamente. Justo en ese momento, el hilo de araña se rompió, y Kandata y todos los demás cayeron de nuevo en la oscuridad del infierno, y comenzaron a sufrir la interminable misera de nuevo.

El pensamiento bondadoso inicial de Kandata le dio una chance de escapar del mar de sufrimientos del infierno y de tener una nueva vida, pero el pensamiento malo que tuvo luego, causó que regresara al dolor del infierno.

Pareciera que la vida y la muerte muchas veces se decide con el pensamiento que uno tiene.

Leones de piedra con ojos rojos

Había una aldea un tiempo atrás donde la moralidad de la gente se había vuelto muy mala y los dioses decidieron destruirla.

Sin embargo, una Pusa compasiva quería darle una oportunidad más a la gente, así que descendió al mundo humano y se transformó en un mendigo. Fue a la aldea y pidió comida, casa por casa, pero nadie le ofreció nada para comer.

Cuando llegó al final de la aldea, vio a una señora quemando inciensos frente a una estatua de fo, así que fue y le pidió comida.

La anciana dudó y le dijo: “Solo tengo un tazón de arroz. Puedo darte la mitad porque necesito la otra mitad para hacerle una ofrenda al fo”.

Cuando el mendigo se estaba yendo, le señaló un par de leones de piedra que había en la entrada de la aldea y le dijo a la anciana: “Cuando los ojos de los leones se pongan rojos, habrá una gran inundación. Corre hasta la cima de la colina tan rápido como puedas. Recuerda lo que dije”.

La anciana de buen corazón pasó la palabra del mendigo a todos en la aldea, pero nadie le creyó, e incluso se burlaron de ella, diciendo que cómo se iban a poner rojos los ojos de los leones.

Un día, unos hombres malos en la aldea decidieron burlarse de la anciana, así que pintaron los ojos de los leones de rojo.

Viendo que los ojos de los leones estaban rojos, la anciana gritó ansiosamente a todos los aldeanos: “¡Corran! ¡Rápido corran! ¡Una gran inundación se viene!”

Pensando que habían engañado a la anciana, los aldeanos se rieron tanto que apenas podían mantenerse derechos.

La anciana siguió gritando e instando a la gente que corra, pero nadie se la tomó seriamente y nadie la escuchó.

Al final, la anciana subió corriendo al tope de la colina sola.

Realmente vino una gran inundación. Mientras corría y miraba hacia atrás veía que el nivel del agua subía rápidamente. En poco tiempo, la aldea entera estaba sumergida en agua. Ya no podía escuchar ninguna risa y se sintió muy triste.

Un pensamiento bondadoso le dio a la anciana una chance de escuchar la premonición de una pusa, pero los aldeanos tuvieron malos pensamientos y no le creyeron lo que dijo. Incluso se rieron de ella pintando los ojos de rojo de los leones de piedra.

Al final, la que tuvo el pensamiento bondadoso se salvó mientras que aquellos que desarrollaron malos pensamientos, perdieron sus vidas.