(Minghui.org) ¡Saludos, estimado Maestro! ¡Saludos compañeros practicantes!
Comencé a cultivarme en Falun Dafa en febrero de 1999, cuando era estudiante universitaria. Han pasado veintiún años, y ahora estoy en mi mediana edad.
Pasé los mejores años de mi vida en prisión como resultado de la persecución ilegal y despiadada a los practicantes de Falun Dafa por el partido comunista chino (PCCh). A pesar de la tortura inhumana, no renuncié a mi fe. Me he mantenido firme en mi creencia en el Maestro Li (el fundador) y mi creencia en Dafa, y he llegado hasta el día de hoy. El tema que estoy compartiendo con mis compañeros practicantes es: Tratar a los seres concientes con un corazón bondadoso, y aclarar la verdad con compasión.
Persuadiendo a los represores a ser buenos
Recientemente, el PCCh lanzó la "campaña reducción a cero", una campaña concertada para obligar a cada practicante que figura en la lista negra del gobierno en todo el país a renunciar a su creencia. La mayoría de los compañeros practicantes han sido acosados o amenazados por la policía y otros funcionarios. Yo no fui la excepción.
El Maestro dijo:
"Pero esa compasión es una manifestación del gran poder de FOFA. Sin importar cuán mala es una persona o cuán vicioso es algo, cosas tan fuertes como el hierro y el acero se derretirán ante el poderoso poder y la compasión de FOFA. Por eso es que los demonios se asustan cuando lo ven; se asustan realmente. Ellos se derretirán y desvanecerán. Esto es absolutamente diferente de lo que el hombre se imagina" (Exponiendo el Fa en el Fahui del Oeste de los Estados Unidos).
El Fa de Shifu ha sido tallado en mi corazón. Cuando me sentía insegura en medio de la persecución, seguía las enseñanzas de Shifu y trataba a los policías que abusaban de mí con compasión.
Una noche de invierno fui arrestada en un lugar de producción de materiales de Falun Dafa. El joven oficial de policía que me arrestó fue muy feroz. Estaba tratando de huir. Me alcanzó y me tiró al suelo. Trató de ahorcarme. Le dije que me dejara ir. Llamó a otros oficiales para que le ayudaran mientras me amenazaba con dispararme.
Me llevaron a la comisaría de policía. Sintiendo que el miedo se elevaba en mi corazón, recité el Fa de Shifu:
"Los dioses son compasivos y benevolentes; poseen la más grande generosidad y capacidad para perdonar y realmente se responsabilizan por las vidas. No se enfocan en el comportamiento de una persona en un momento determinado, porque un dios hace que una vida se ilumine desde lo fundamental y abre la naturaleza fo de una vida desde su naturaleza original" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Chicago, 2004).
Mientras recitaba el Fa, me envolvía un sentido de honor. El miedo se disipó de repente. Solo tenía un pensamiento en mi mente: Aprovechar esta oportunidad para despertar la conciencia de la gente.
Este joven oficial me iba a interrogar a la mañana siguiente. Antes de que empezara a amenazarme, le dije con amabilidad: "Anoche estuviste ocupado arrestándome. ¿Y quizás no has podido descansar bien?". Me miró con sorpresa, no esperaba que me preocupara por él. Su hostilidad desapareció. Respondió: "No, en absoluto". Le respondí: "No es fácil ser policía. Tienes que hacer el interrogatorio ahora. Toma asiento y descansa un poco".
Un campo de energía positiva nos envolvió a los dos. Parecía olvidar que su papel era el de interrogador. Naturalmente, yo también me senté y empecé a contarle los hechos como si estuviéramos teniendo una charla casual. Dijo: "Los libros de Falun Dafa fueron transcritos de lo que había en el budismo". "No sabes sobre el budismo, ni has leído los libros de Falun Dafa", le respondí. "Te has creído las mentiras que el PCCh te ha inculcado. El budismo enseña Precepto-Tranquilidad-Sabiduría (jie – ding - hui), mientras que Falun Dafa cultiva Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Y puedes ver que el budismo y Falun Dafa son fundamentalmente diferentes".
Luego argumentó, "Tu maestro recauda dinero". Yo sonreí: "Todos aprenden Falun Dafa gratis. Los libros de Falun Dafa se pueden descargar gratis de Internet. Muchos practicantes de Falun Dafa murieron o quedaron discapacitados debido a la persecución. Ponemos nuestras vidas en juego para cultivar y despertar la conciencia de la gente. Si mi Maestro quisiera recolectar dinero, hay 100 millones de practicantes de Falun Dafa. Con cada practicante que dejara 1 yuan, el Maestro se habría convertido en billonario. Estamos más que dispuestos a darle cientos o miles de yuanes al Maestro. Sin embargo, el Maestro no quiere ni un centavo de nosotros. Todo lo que el Maestro pide es bondad en nuestro corazón".
Cuando vio por la ventana que su superior se acercaba, se agitó y dijo: "Levántate rápido. Mi superior está llegando. No me hagas pasar un mal rato". Dudé sobre si debía negarme a cooperar con el mal y permanecer sentada, o debía ser considerada con el joven oficial y ponerme de pie. Me imaginé que era una vida con un corazón bondadoso, y me levanté por ser considerada.
El superior vino a echar un vistazo. Se enteró de que no había dado ninguna información durante el interrogatorio. Seguí enviando pensamientos rectos para que el superior se fuera. Y pronto lo hizo. Naturalmente, me senté de nuevo y continué hablando con el joven oficial. Estaba atento, y no nos dimos cuenta hasta que el superior volvió a entrar en la habitación. El superior vio que yo estaba sentada. No dijo nada. Después de un rato, se fue otra vez. Le tomó toda la mañana al joven oficial para disipar todas sus dudas sobre Falun Dafa, y para ver a través de todas las mentiras difundidas por el PCCh. Estaba conmocionado. Al final, dijo con lágrimas en los ojos: "¡Los practicantes son en verdad personas de buen corazón!".
Me negué a dar mi nombre o dirección. Al final, me liberaron.
En otra ocasión, me llevaron al departamento de policía del distrito. Estaba en la lista de buscados del ministerio de seguridad del estado. Después de ser arrestada, los oficiales de policía involucrados en mi arresto sintieron que era un logro significativo. Me tomaron como una persona importante en el área.
Yo era de contextura pequeña, y parecía no llegar a los 20 años. Expuse la verdad a un policía violento a cargo del interrogatorio. Era sabido que había abusado despiadadamente de varios practicantes locales. No escuchó lo que yo decía. Por la noche, me esposaba y me colgaba. Durante el día me ponía la cabeza en las rodillas, me sujetaba debajo de una silla y se sentaba en ella para evitar que pudiera moverme o estirarme. Me torturó durante cinco días y cuatro noches. Aún así no me sacaron ni la mínima información.
Como me negué a responder a todas las preguntas, el departamento de policía de la ciudad envió a alguien para vigilarlo y supervisarlo, que se encargó de interrogarme. Me había estado golpeando brutalmente. Delante de un alto funcionario de la ciudad, me golpeó aún más fuerte. Me tiró del pelo y me golpeó contra la pared, y luego se acercó para patearme y golpearme. Estaba exhausto. Pensaba que al golpear tan fuerte a los practicantes, habría acumulado demasiado yeli.
Así que le hablé con compasión: "No nos guardamos rencor el uno al otro. ¿Por qué me golpeó de esta manera? No es por ti que me negué a responder a ninguna pregunta. Si fuera otra persona, haría exactamente lo mismo. Es imposible que venda a nadie. Los buenos actos son recompensados. Los malos actos son compensados. Este es solo tu trabajo. Realmente no vale la pena. No te dediques más a la persecución. Por tu familia, cuida tu salud. Toma asiento y bebe un poco de agua".
En ese momento sentí que un campo de inmensa benevolencia nos envolvía. Mis palabras atravesaron su corazón, y se registraron en su mente al instante. Tuvo que darse la vuelta y no se atrevió a volver a mirarme a los ojos.
Al ver lo que pasó, el superior que fue enviado a vigilarlo se conmovió. Tartamudeó: "¡Esto es Falun Dafa! ¡Así es Falun Dafa! ¡Nadie puede suprimirlos! ¡Nadie puede suprimirlos!". No esperaban que yo pudiera persuadir a un oficial para que apreciara la bondad con tanta compasión a pesar de lo despiadado que me había golpeado. Y lo hice sin ningún rastro de odio. Después de eso, el oficial a cargo del interrogatorio nunca pudo volver a levantar su mano para golpearme.
Después de estar en huelga de hambre durante varios días, me encontraba en estado crítico y me mandaron rápidamente al hospital. Oficiales de varias comisarías se turnaron para vigilarme por la noche. Me esposaron y encadenaron. El oficial a cargo del interrogatorio venía al hospital durante el día y abría los grilletes.
Unas cuantas veces, se olvidó de quitarme los grilletes. Me insertaron tubos en el estómago, y tenía un dolor insoportable, pero no podía hablar. Yo señalaba mis pies, y él entendía lo que quería decir e inmediatamente quitaba los grilletes. Algunos oficiales cerraban los grilletes tan fuerte, que mis tobillos estaban amoratados. Decían: "¿Quién estaba de guardia? ¿Cómo es que estaba tan apretado?".
Vi el cambio en el oficial, estaba haciendo lo que podía para aliviar mi dolor. Un día, otro oficial le preguntó: "¿Dijo algo cuando la interrogó?". Él respondió con respeto: "No, esta chica es muy fuerte. No dice nada. Aunque la golpearan hasta la muerte, no diría nada".
Salvar a la gente aclarando la verdad con un corazón bondadoso
Ya sea aclarando los hechos de Falun Dafa cara a cara o por teléfono, e independientemente de la actitud de la otra parte, siempre los trataría con compasión.
El Maestro dijo:
" Les he dicho anteriormente que Shan no es algo que pueda ser simulado, ni es un estado que pueda mantenerse en la superficie. El Shan viene verdaderamente desde adentro y sólo puede obtenerse y encarnarse al cultivarse. Cuando estás delante de seres conscientes, tan pronto como abres la boca y tan pronto como tus pensamientos emergen, puedes desintegrar los malos elementos y las cosas malas que han envenenado a la gente del mundo y que existen en la gente del mundo. De tal manera, la gente llegará a entender, y podrás salvarlos. Si no tienes la poderosa fuerza de Shan actuando, no serás capaz de hacer que se desintegren y al esclarecer la verdad no sucederá ningún efecto" (Exponiendo el Fa en el Fahui del Oeste de los Estados Unidos, 2004).
Un día fui a un pequeño supermercado con un compañero practicante. Estaba tranquila. Solo la mujer que era la dueña estaba en el mostrador, y otro hombre joven, que estaba vestido como un trabajador del campo. Cuando les dije que practicábamos Falun Dafa, el joven respondió inmediatamente: "Falun Dafa no es bueno". Mirándolo, la bondad surgió de mi interior. Le dije: "Realmente te entiendo. Te has dejado engañar por la propaganda de la televisión". Apenas terminé de completar la frase, había lágrimas en sus ojos. El dicho de mi comprensión de él llegó a lo más profundo de su alma.
Le hablé de las mentiras difundidas por el PCCh en la televisión. Se notaba que estaba ansioso por saber más. Cuando fui al supermercado al día siguiente, la dueña me dijo: "Después de que te fuiste ayer, el joven siguió alabándote. Dijo que lo que le dijiste era muy bueno".
Tengo mucha experiencia en llegar a la gente por teléfono. Independientemente de su actitud, no debemos ser perturbados. Nos centramos en una sola cosa, que es persuadir a los demás a apreciar la bondad con compasión. Cuando me acerqué a un joven para decirle que renunciara al PCCh y sus organizaciones juveniles, gritó: "¿Cómo se atreve a llamarme. Mi padre trabaja en el departamento de policía. ¡Voy a entregarte!". Le respondí: "No nos conocemos. Estoy comprando tarjetas de llamadas para llamarte poniendo mi vida en juego, aunque no quieras escuchar, deberías haber sentido mi amabilidad. No tengo mala voluntad, y lo hago por tu beneficio. No me vas a entregar". Su arrogancia y su ira se disiparon al instante. Respondió en voz baja: "Sí, lo sé todo", antes de colgar.
Un día, varios practicantes estaban haciendo llamadas cuando iban en un coche. Alguien en el otro extremo colgó después de que el practicante dijera algunas frases. Teníamos un fuerte campo de pensamientos rectos. Le pedí al practicante que lo llamara de nuevo. Ella se mostró reacia y pensó que él no quería escucharla. Me ofrecí a hacerme cargo e hice la llamada.
Le dije: "Buenas tardes, señor. Me alegro de localizarlo. El pueblo chino está abandonando el PCCh y sus organizaciones. Me gustaría ayudarlo a usted también a mantenerse a salvo. ¿Por qué queremos que renuncies al PCCh, la liga juvenil y los jóvenes pioneros? Desde su llegada al poder, el PCCh gobernó con violencia, a través de movimientos como, la campaña de los Tres Anti y la campaña de los Cinco Anti, para eliminar a los contrarrevolucionarios, la Revolución Cultural, el asesinato de estudiantes universitarios patriotas el 4 de junio en 1989, y la supresión de Falun Dafa en 1999. Sin embargo, Falun Dafa se ha extendido a más de 100 países alrededor del mundo. Solo en Taiwán hay entre 600 y 700 mil practicantes. Taiwán comparte la misma cultura con nosotros, el mismo origen. El contraste del otro lado del Estrecho de Taiwán es muy revelador. La llamada "Autoinmolación de Tiananmen" fue una puesta en escena del PCCh para catalogar a Falun Dafa".
Entonces escuché el sonido de la apertura de la puerta de un armario. Pregunté: "Señor, ¿está escuchando?". Él respondió rápidamente: "Sí, lo estoy". Por favor, continúe". Dije: "Escuché que se abría una puerta. Debe estar ocupado". Continué contándole más hechos. Estaba feliz de renunciar al PCCh. Al final, me felicitó: "Hablaste muy bien. Me gustaría que vinieras a trabajar a mi empresa".
Algunas personas se sintieron agradecidas cuando recibieron mis llamadas de aclaración de la verdad. Algunos se aferraban a la conversación, sin querer colgar. Algunos me pidieron cuentas de WeChat o QQ en los medios sociales para aprender más sobre Falun Dafa. Para aquellos que terminaban sabiendo la verdad, les pedía que se acercaran a más gente, que difundieran los hechos, que les traería bendiciones ilimitadas.
Despertando la conciencia de los estudiantes
Después de salir de la cárcel, organicé clases de entrenamiento extracurricular con la ayuda de una practicante. Empezamos a dar clases particulares a los estudiantes. Nos ayudamos mutuamente e intentamos aclarar la verdad a cada estudiante, y les pedimos que renunciaran al PCCh. Después de que mi compañera regresó a su ciudad natal para impartir clases de entrenamiento, alquilé una habitación por mi cuenta y continué ofreciendo clases extracurriculares.
Darle clases particulares a los estudiantes era propicio para aclarar la verdad. Sentí que era más difícil cuando daba una clase a un grupo de estudiantes. Aún albergando apegos al miedo, además de que mis pensamientos rectos no eran lo suficientemente fuertes, dudaba en aclarar la verdad directamente. Opté por abordar los temas indirectamente. Estaba en buenos términos con los estudiantes. Algunos habían asistido a mis clases de entrenamiento durante tres años seguidos e iban a tomar los exámenes de matrícula universitaria este verano.
Debido a la pandemia del virus PCCh (también conocido como neumonía de Wuhan) desde el comienzo de este año, solo habíamos tenido clases online. No había tenido la oportunidad de ayudarles a dejar el PCCh. Sentí que si no les aclaraba la verdad a estos chicos, sería mi mayor pesar no poder compensarlo. Varios días antes de los exámenes de matriculación en la universidad, la pandemia disminuyó. Invité a los estudiantes a clases presenciales para un entrenamiento uno a uno. Cuando la clase terminaba, abría la página web de Minghui, y dejaba que el estudiante viera los abusos que yo sufría. Algunos de ellos se sorprendieron mucho y empezaron a temblar. Algunos tenían lágrimas en los ojos y no podían evitar decir: "¡Estos policías no son seres humanos!".
Excepto un estudiante muy testarudo, todos han renunciado a la liga juvenil y los jóvenes pioneros. Incluso este obstinado estudiante pidió un software que eludiera la censura de Internet y dijo que buscaría información en su casa.
Para obtener mejores resultados, invitaría a los estudiantes para que tomaran clases individuales. Los llamaría: "Ha pasado casi medio año que no nos hemos encontrado cara a cara". "Te echo mucho de menos. Te daré una clase presencial. Estás a punto de graduarte, y será gratis". Se alegraron. Algunos vinieron a pesar de las fuertes lluvias. Sabían que cada clase particular les costaría a sus padres 400 yuanes por sesión. Sintieron mi amabilidad al renunciar a tantos ingresos.
Varios estudiantes dejaron una profunda impresión en mí. Una estudiante tomó una docena de clases online cuando la pandemia estaba en su apogeo. Ella dijo: "Maestra, creo en las cosas sobrenaturales". Ella accedió a renunciar al PCCh en el momento en que lo mencioné. Estaba emocionada, y pensé que haber venido a mi clase era exactamente para escuchar la verdad.
Le conté a un estudiante varón sobre algunos incidentes sobrenaturales que me pasaron. Él todavía no quería renunciar al PCCh. Shifu enseñó en una conferencia del Fa:
"Al esclarecer la verdad, cuando los asuntos fundamentales de la persona se tocan, y al mismo tiempo él siente que los Dafa dizi verdaderamente lo están salvando, entonces pienso que el lado de su ser que tiene claridad acerca de las cosas, emergerá" (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).
Me adelanté y le conté mis experiencias: "En la cárcel, no renuncié a mi creencia. Fui golpeada con saña y perdí la conciencia. Me mantuve en huelga de hambre, me alimentaron con agua salada densa mezclada con cebollas aplastadas. El subdirector del departamento de trabajos forzados vino a la prisión para hablar conmigo, pidiéndome que cooperara con ellos para difamar a Falun Dafa en la televisión o en el periódico. A cambio, me liberaría inmediatamente, y me asignaría un buen trabajo que se ajustara a mis habilidades profesionales". Le respondí al subdirector: "Si optara por un compromiso, a pesar de la comodidad y facilidad que estaba al alcance de la mano, pasaría el resto de mi vida en remordimiento. Como alguien en tu posición, tú sabes muy bien que no hay nada malo en Falun Dafa".
Le dije al estudiante: "Te estoy comentando los hechos que he vivido, tuvimos la relación predestinada de conocernos. Si no te dijera esto, lo lamentaría inmensamente. Cuando un día veas que todo lo que te dije realmente sucede, sabrás que no hay nada más cierto que lo que te dije".
El estudiante finalmente se conmovió con mis palabras. Dijo "Maestra, estoy de acuerdo en renunciar" Tan pronto como terminó de decir eso, se levantó, y presionó su corazón con la palma de su mano derecha, y gritó: "Uh-oh, Uh-oh". Era un chico con un cuerpo muy sensible. Cuando la huella de la bestia fue removida de su corazón, lo sintió.
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