(Minghui.org) Una mujer del condado de Qingyuan, provincia de Liaoning, fue recientemente liberada de la prisión de mujeres de Liaoning después de haber sufrido cuatro años de tortura por negarse a renunciar a su creencia en Falun Dafa, una práctica espiritual de mejoramiento físico y mental, también conocida como Falun Gong, que está perseguida en China desde 1999.

El 24 de abril de 2015 la señora Zhang Shouhui fue arrestada al intentar colgar un cartel de Falun Dafa. Sentenciada en 2016, fue liberada el 23 de abril de 2019.

Este fue el quinto arresto de la señora Zheng desde que comenzó la persecución. Antes de su más reciente encarcelamiento, fue detenida dos veces en campos de trabajo forzado por un total de casi tres años. Fue liberada antes de que finalizara cada condena por estar cerca de morir debido a las torturas que sufrió.

En el campo de trabajo forzado, la señora Zheng fue testigo de cómo la señora Wang Xiuxia fue torturada hasta la muerte, lo que casi la destruyó mentalmente. La señora Zheng también fue esposada a una silla de hierro donde fue golpeada, la empaparon con agua helada, fue expuesta a luz brillante durante muchas horas, la atormentaron en un hospital psiquiátrico y le pusieron pesados grilletes. En varias ocasiones estuvo al borde de la muerte.

El siguiente relato de la señora Zhang describe lo que le sucedió después de su arresto en abril de 2015:

En la noche del 24 de abril las señoras Jin Fengzhi, Xu Ping y yo estábamos a punto de colgar un cartel de Falun Dafa cuando, de la nada, ocho policías se acercaron. El oficial Peng Yue, de la oficina de seguridad nacional de Fushun, me dijo que si le daba algo de dinero y no presentaba cargos contra él, me dejaría ir. Cuando lo rechacé, tomaron mis llaves y confiscaron mis pertenencias.

Esa misma noche nos llevaron a la estación de policía de Fumin y luego al centro de detención de Fushun. Sin una orden judicial, el oficial Peng saqueó mi casa y confiscó mi computadora, los libros de Falun Dafa y mis pertenencias a la 1 de la mañana del día siguiente, dejando a mi esposo en shock.

Torturada en el centro de detención

Me obligaron a hacer trabajo esclavo en el centro de detención de Fushun. Si no lograba terminar la cuota asignada, me obligaban a estar de pie durante una hora cuatro veces en la noche. Mi presión arterial se disparó debido a la constante presión física. La guardia les advirtió a todos que si no me ponía de pie durante una hora, todas tendrían que estar de pie durante dos horas y media. La presión de las compañeras fue intensa.

La cantidad de trabajo siguió aumentando y tenía que trabajar de las 6 de la mañana a las 6 de la tarde. La mayoría de las personas enfermaron por el agotamiento. Para protestar por el abuso, un día todas nos negamos a almorzar. Cuando me negué a disculparme por lo que hicimos, me colgaron en una pared con las manos esposadas atrás durante cuatro días.

Ilustración de tortura: colgado con las manos esposadas.

Con frecuencia las guardias instigaban a otras detenidas a abusar de las practicantes de Falun Dafa para ganar recompensas o la reducción de sus sentencias. Una noche, seis presas me golpearon y me patearon cuando hacía los ejercicios de Falun Dafa para mantenerme saludable. Una de ellas me jaló del cabello y golpeó mi cabeza contra el suelo. Más tarde, una guardia me acusó de atacarlas.

Tormento físico y humillación

En julio de 2016 fui sentenciada a pasar cuatro años en prisión y en febrero de 2017 me transfirieron a la prisión de mujeres de Liaoning. Cuando me negué a seguir las órdenes de una reclusa, una guardia instigó a otras reclusas para que me desvistieran y me grabaran, amenazándome con publicar el video en Internet.

Para intentar forzarme a renunciar a Falun Dafa, en el invierno las presas dejaban las ventanas abiertas y no me dejaban usar cobertor ni agua caliente. Cuando me negué a firmar declaraciones para renunciar a mi práctica o para difamar a Falun Dafa, las reclusas me sujetaron y presionaron mis huellas dactilares en declaraciones a mi nombre.

Les dije a las autoridades que esas declaraciones habían sido falsificadas. El guardia tomó represalias y me detuvo durante muchas horas. Cuando me desmayé, las presas echaron agua en el piso y me arrastraron de un lado a otro hasta que el piso quedó seco.

También me castigaron y humillaron de otras maneras. Me negaron el uso del baño y, con frecuencia, fui atacada y agredida físicamente. Las prisioneras ponían pegatinas con palabras difamando a Falun Dafa y al Maestro Li en mi cama y en mi ropa. Durante cuatro meses no me permitieron cambiarme de ropa ni me dieron papel higiénico.

Me transfirieron a un pabellón diferente, donde todas tenían que hacer trabajo esclavo de 7 de la mañana a las 7 de la noche. La primera noche trabajé hasta las 9 p. m. Era imposible terminar la cuota diaria y las horas extras eran normales. Con frecuencia no alcanzaba a comer.

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