(Minghui.org) La hora de la cena ya había pasado en la prisión, pero las reclusas seguían haciendo que la Sra. Zhao Yalun permaneciera fuera de las instalaciones, expuesta al frío invernal, sin comida y sin ropa de abrigo. Para torturarla aún más, una reclusa empezó a golpear sus manos -hinchadas debido a la congelación- con una escoba de bambú, lo cual la hacía gritar de dolor.

A pesar del sufrimiento, la Sra. Zhao mantenía una fe inquebrantable en Falun Dafa, una disciplina espiritual de ejercicios y meditación (también conocida como Falun Gong) perseguida por el régimen comunista chino desde julio de 1999. Viendo su firmeza, las reclusas la empujaron contra la nieve y comenzaron a cubrirla por completo.

Finalmente, esquivaría la muerte gracias a que otra practicante de Falun Dafa escapó corriendo de su celda y distrajo a las reclusas.

Esto sucedió el 2 de diciembre del 2003. La Sra. Zhao, de 75 años, cumplía cinco años por negarse renunciar a su fe en Falun Dafa. Fue puesta en libertad el 29 de agosto del 2007. Ha pasado más de una década desde entonces, pero lo que sufrió en la cárcel y en otros lugares de detención la siguen atormentando hoy en día.

Arrestada por apelar

La Sra. Zhao vive en la ciudad de Harbin, provincia de Helongjiang comenzó a practicar Falun Dafa en 1996 con el objetivo de curar sus enfermedades. Después de leer el libro principal, Zhuan Falun, quedó intrigada por los principios del libro, que comenzó a cambiar su visión de la vida. Entonces, decidió seguir los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia para convertirse en una buena persona.

Cuando el régimen comunista inició la persecución a Falun Dafa, fue a Beijing para apelar y posteriormente fue arrestada en el centro de detención número 2 de Harbin, en diciembre del 2000.

Las condiciones de vida en el centro de detención eran muy malas y a los detenidos no se les permitía usar el baño. En lugar de eso, los obligaban a sentarse en un pequeño taburete durante todo el día. Esto le provocó sarna, debido a la pobre ventilación.

Para forzar a los practicantes de Falun Dafa a renunciar a su fe, un grupo de reclusas adoptaron todos los medios posibles, incluyendo varias tácticas duras y blandas, para "transformar" (obligar a renunciar a su fe) a los practicantes. Bajo tales condiciones la Sra. Zhao aceptó escribir una declaración de renuncia, después de alcanzar su punto de ruptura mental.

Representación de la tortura: Sentado en un pequeño taburete.

La Sra. Zhao fue puesta en libertad después de casi cuatro meses. Los meses de arresto le causaron estragos tanto física como mentalmente. Durante mucho tiempo, se sintió culpable de haber aceptado ser "transformada".

“El lamento me acompañaba todas las noches. Lloraba hasta quedarme dormida y me despertaba por la mañana con pesar”, dijo. “Perdí la alegría de vivir y sentía ganas de llorar cada vez que pensaba cómo había traicionado al Maestro Li (el Fundador) y a Dafa”.

Decidió escribir una nueva declaración para invalidar su declaración de renuncia afirmando que comenzaría a practicar Falun Dafa de nuevo.

En 2001, fue arrestada nuevamente con otros practicantes cuando fue a pegar carteles de Falun Dafa en las calles. Fue puesta en libertad horas más tarde.

Trato inhumano

Solo un año después del segundo arresto, el 30 de agosto del 2002, la Sra. Zhao estaba en su casa cuando policías de paisano llamaron a su puerta. Abrieron la puerta con una palanca cuando ella se negó a abrirles. Después de forzar la puerta, entraron corriendo, la empujaron al suelo y la esposaron.

Buscaron en su casa y encontraron una pila de trípticos de Falun Dafa. Posteriormente confiscaron su reproductor de música, libros de Falun Dafa y otros efectos personales antes de llevarla a la comisaria del departamento de policía de Harbin Nangang para ser interrogada.

También recordó cómo la persona encargada del caso le dijo que quería ser recompensado por “realizar un servicio meritorio” al llevar su caso. Más tarde la policía la envió al centro de detención n.º 2 de Harbin.

En el centro de detención, fue humillada cuando le dijeron que se quitara la ropa y se pusiera de cuclillas unas cuantas veces, bajo la amenaza de ser golpeada si no lo hacía. También sufrió otros tratos inhumanos directos.

“Cuando llegaba la noche, todo el mundo se convertía en una ‘sardina’ y se le obligaba a dormir de lado con el pecho apoyado en la espalda de otra persona”, recordó la Sra. Zhao. “No había espacio para dormir cuando uno regresaba del baño. Así que la reclusa de guardia ayudaba empujando a la persona, lo que era un proceso doloroso (para todos)”.

La Sra. Zhao añadió que muchos de las personas detenidas en el centro sufrían de estreñimiento ya que siempre salían rápidamente del baño cada vez que iban. También dijo que debido a la mala ventilación y a que se vio obligada a sentarse en un pequeño taburete todo el día, mucha gente desarrolló sarna, incluida ella misma.

Condenada sin los procesos adecuados del juzgado

Un día, dos policías vinieron y llevaron a la Sra. Zhao a una habitación con varios policías. Uno de ellos preguntó si le había dado un folleto. Ella no respondió. Luego, este agente le preguntó sobre su situación personal y la Sra. Zhao les preguntó a los agentes cuando se celebraría su juicio.

“Esta es tu prueba”, dijo el agente y le preguntó si continuaría practicando Falun Dafa.

La Sra. Zhao contestó resueltamente: “¡Si!”.

Fue condenada a cinco años de prisión y enviada a la prisión de mujeres de Heilongjiang el 21 de marzo del 2003.

La sentencia sorprendió a la Sra. Zhao, ya que la policía le dijo que la liberaría y le pidió que firmara un documento. La policía la engañó.

“Desde entonces, he visto sus verdaderos motivos y ya no firmaré ningún documento de los que me pida la policía”, dijo.

Tortura en la cárcel

Con el objetivo de obligar a los practicantes de Falun Dafa a renunciar a sus creencias, las guardias de la cárcel solían torturar a las prisioneras y a las reclusas criminales para que obedecieran sus órdenes.

Enterrada en la nieve y el cambio del corazón de una reclusa

Para protestar por su encarcelamiento ilegal, la Sra. Zhao y otras practicantes de Falun Dafa se negaron a usar etiquetas con sus nombres. En respuesta, los guardias de la cárcel las obligaron a permanecer en un clima frío y helado con poca comida, y sin poder ir al baño ni beber agua. Después de siete días, la Sra. Zhao fue la única que se negó a llevar la etiqueta.

“Después de calmarme, recordé que soy practicante de Falun Dafa y que no debería ser así, por lo que decidí no volver a emitir ningún sonido”, dijo.

No obstante, la tortura no terminó. Las reclusas la sacaron fuera de nuevo y la arrojaron a un montón de nieve. Le echaron nieve encima con una pala hasta que cubrieron todo el cuerpo. Afortunadamente, se salvó en el último instante cuando otro practicante salió corriendo de su celda, distrayendo a las reclusas.

Ilustración de la tortura: Enterrar a alguien en la nieve.

La noche siguiente, la reclusa Li Mei le preguntó: “¿Que piensas sobre mí?”.

“No siento odio ni resentimiento hacia ti”, dijo calmadamente mirando a los ojos a Li. Li se quedó sin palabras. Al día siguiente, se acercó a ella y le mostró el pulgar hacia arriba. “Te admiro tía Zhao”. Parecía que Li había decidido pasar página.

Después de esto, el resto de las reclusas desarrollaron un nuevo nivel de respeto hacia las practicantes de Falun Dafa.

En la misma sala, había una chica que era muda. la Sra. Zhao cuidaba de ella y le decía: “Falun Dafa es bueno”. Ella incluso hizo un sonido después de tratar de aprender lo que le decía. Más tarde, alguien le dijo que la niña lloró hasta que le dolió la garganta después de ver cómo otras reclusas torturaban a las practicantes.

“Había otra reclusa que me había golpeado anteriormente”. No obstante, cambió su actitud hacia mi, e incluso comenzó a explicarme pensamientos íntimos y sentimientos”, comentó acerca del cambio de actitud de las reclusas.

“Falun Dafa es bueno”

Los agentes de la prisión pasaban lista a las 8:00 de la noche. Era a principios del 2004, cuando después de haber sido golpeada por explicar en qué consistía Falun Dafa, la Sra. Zhao respondió a su nombre con la frase: “Falun Dafa es bueno”.

El primer día no le pasó nada. Sin embargo, fue trasladada a otra celda al día siguiente, donde fue golpeada y esposada. Pasó una noche en confinamiento solitario. Allí le esposaron las manos a la espalda, y las ataron a una anilla colocada en el suelo. La obligaron a permanecer en esta posición durante 15 días seguidos, con descansos restringidos para ir al baño.

Cuando fue liberada del confinamiento solitario, mientras pasaban lista respondió con “Falun Dafa es bueno”. Finalmente las guardias la mantenían dentro de su celda cada vez que pasaba lista.

Pateada, esposada y colgada

Una vez la Sra. Zhao y otras practicantes de Falun Dafa fueron obligadas a correr bajo el sol abrasador. Cuando disminuyó su velocidad, la reclusa Li la pateó por detrás, y la tiró al suelo. En otra ocasión, un oficial la abofeteó tan fuerte que le rompió el tímpano, y comenzó a sangrar.

En marzo del 2004, fue trasladada a otra división de la prisión donde fue esposada y colgada del marco de una ventana con los dedos de los pies que apenas tocaban el suelo. Esto se lo hicieron durante la segunda noche después de su llegada.

Ilustración de la tortura: Esposada y colgada.

Otra vez, se estaban reproduciendo videos que calumniaban a Falun Dafa. Viendo esto, la Sra. Zhao señaló que el video era falso. Fue castigada.

“En un rato, entraron en la habitación dos reclusas y me sujetaron con un cinturón antes de dejarme en el vestíbulo de la prisión. Al mediodía, no me permitieron usar el baño y empezaron a insultarme, diciendo que las estaba molestando para que no descansaran”, recordó la Sra. Zhao.

Durante el tiempo que estuvo en prisión fue herida por una reclusa llamado Wang Xinhua que dormía a su lado.

Una vez Wang la pateó tirándola de la cama al suelo, diciéndole que lo hacía porque la Sra. Zhao practicaba los ejercicios de Falun Dafa. La patada de Wang lastimó el lado derecho de sus costillas, causándole dificultades respiratorias y dolor cada vez que comía. Sin embargo, la policía apoyó a Wang después de enterarse del incidente.

Acosada y Humillada

A parte de torturar a la Sra. Zhao las reclusas también abusaban de ella y la humillaban.

Había una reclusa llamada Li Huirong que fuera de la prisión era rica y poderosa, así que ejercía alguna influencia en la prisión. Después de que la Sra. Zhao fuera asignada a dormir junto a Li, varias reclusas la cubrieron con una manta cuando se despertaba a la a mañana siguiente y comenzaron a golpearla. Li también ordenó a dos reclusas que la vigilaran en todo momento, incluso cuando fuera al baño.

Para protestar contra los abusos de Li, La Sra. Zhao se declaró en huelga de hambre durante cinco días y solicitó reunirse con una guardia de la prisión. La primera vez Li tuvo éxito en prohibir que se encontrara con la guardia de la prisión. Sin embargo, Li quedó boquiabierta cuando vio cómo se deshacía de las reclusas cuando intentaron evitar que viera a la guardia, otra vez.

Li dijo a todos: “¿Cómo es que aún mantiene su fuerza si no comió ni bebió durante tanto tiempo?”, recordó la Sra. Zhao. “Desde entonces, Li disminuyó un poco el ritmo de los abusos”, añadió.

La prisión también motivaba a las reclusas a seguir persiguiendo a las practicantes de Falun Dafa ofreciéndoles reducciones en sus condenas si abusaban de ellas. Además de la privación del sueño, la Sra. Zhao también fue castigada a mantenerse de pie o en cuclillas durante largos periodos de tiempo, las reclusas le robaron sus pertinencias.

Un seminario de “Asesoría Legal”

Wang denunció una vez a la Sra. Zhao a los jefes de la prisión diciendo que estaba haciendo los ejercicios. Cuando la Sra. Zhao dijo a los jefes que Wang la golpeó, decidieron castigarla enviándola a otra celda de la prisión para que permaneciera durante medio mes. Dijeron que no querían “transformarla”, solo pretendían que no hiciera nada ilícito.

Cuando estaba en la otra celda observó que la prisión tenía muchas habitaciones usadas específicamente para "transformar" practicantes; en cada habitación había una practicante y varias reclusas que se ocupaban de ese cometido.

“Iba andando por el corredor hacia el lavabo cuando vi que las ventanas de la habitación estaban cubiertas con papel. No podías ver nada desde afuera. Al girar la cabeza, alguien gritó que yo había visto a los practicantes”, señaló.

En agosto del 2005, escuchó que varios oficiales de Beijin llegaron a la prisión para un seminario, y la prisión engañó a muchas practicantes diciendo que el seminario era para asesorar legalmente. En lrealidad, el seminario era para difamar a Falun Dafa.

Al enterarse de la verdad, las practicantes empezaron a gritar: “Falun Dafa es bueno” en el seminario, e incluso salieron de la sala para gritar. Los gritos, en seguida, fueron escuchados por la Sra. Zhao que estaba en su celda.

Decidió ayudar a sus compañeras practicantes gritando, mientras las reclusas en su celda que sabían que Falun Dafa era bueno, vigilaban a las guardias, velando por su seguridad. No obstante, las practicantes del seminario no fueron tan afortunadas.

“Más tarde me enteré que el jefe de la prisión ordenó a la policía golpear a las practicantes y que las encerraran en las celdas de aislamiento”, expresó.

Desprecio flagrante por la vida humana

La Sra. Zhao atestiguó de primera mano cómo las guardias desprecian la vida de las practicantes.

Recordó a una practicante que estaba esposada a la cama, esto causó que su presión arterial subiera a unos 240-260 mmHg. Un día, se dio cuenta que algo iba mal y encontró a la practicante tirada en el suelo del baño.

“En ese momento, algunas reclusas vinieron y trataron a la moribunda con dureza. Me ahuyentaron”, comentó. “Ella murió después, lloré en cuanto me enteré. Cuando el alcaide me vio llorar me dio una patada”.

Liberada de la prisión

Finalmente la Sra. Zhao fue puesta en libertad el 29 de agosto del 2007, después de cumplir una condena de cinco años.

Antes de su liberación, las guardias le hicieron un registro corporal y le ordenaron que vistiera el uniforme de la prisión para salir. Ella se negó.

Finalmente salió de la prisión por la tarde con agentes de la oficina 610, de la comisaría de policía y del comité comunitario a los que se les encargó que la recogieran, a pesar de que sus hermanos ya habían llegado por la mañana para llevarla a su casa.

Explicó que se sentía relajada cuando salió de la prisión y añadió que incluso les contó a los agentes la tortura que experimentó en prisión, y también les habló de la persecución a Falun Dafa.

“Al final, un funcionario del comité comunitario dijo: '¿No es esto un asunto de creencia y fe?'”, recordó.

Más tarde cada cual tomó caminos separados. Nadie volvería a buscarla.

Después se enteró que su familia le había estado enviando 300 yuanes al mes durante un año, pero solo los recibió en tres ocasiones. Luego el dinero dejó de llegarle.

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