(Minghui.org) El 13 de enero de 2001, el Sr. Leng Tao, practicante de Falun Gong de la provincia de Sichuan, fue, debido a su fe, arrestado y sentenciado a diez años de prisión. Estuvo al borde de la muerte a raíz de las inhumanas torturas a las que fue sometido en los centros de detención y en la prisión Deyang.

A continuación se encuentra el relato del Sr. Leng sobre su terrible experiencia y sobre las sospechosas muertes que presenció en el hospital policial, las cuales podrían estar relacionadas con la sustracción forzada de órganos.

Arrestado por poner carteles de Falun Gong

Mi nombre es Leng Tao. Fui jefe de la oficina de turismo de la prefectura de Aba en la provincia de Sichuan. Comencé a practicar Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, en 1995.

El 21 de diciembre de 2000, cinco practicantes y yo pusimos cientos de volantes en los postes de electricidad y colgamos carteles en los vallados a lo largo de una importante autopista que conducía a un sitio turístico. Mucha gente elogió a los practicantes por perseverar en su fe.

El secretario del partido comunista chino (PCCh) Zhou Yongkang ponderó a este como el caso más serio de Falun Gong en la provincia de Sichuan y como un incidente grave a nivel nacional. Los sistemas de seguridad pública de Sichuan dispusieron un gran cantidad de personal para investigar, buscar, y arrestar a los practicantes involucrados.

Torturado en tres centros de detención

Fui detenido y torturado en tres diferentes centros de detención durante los 23 meses que siguieron a mi arresto en el 2001. Me golpearon, me forzaron a hacer sentadillas, a pararme inmóvil contra una pared mirando una bombilla de luz, y me dieron descargas eléctricas.

En una ocasión, el guardia instigó a varios reclusos a empujarme a una pila de papel ardiente, como para prenderme fuego, tal como en la farsa de la autoinmolación de la plaza de Tiananmen. Como consecuencia, se me quemaron el cabello y las cejas y se me ampolló la piel.

Luego de que logré escapar el 4 de abril, todo el condado fue puesto bajo ley marcial. Expidieron órdenes de arresto y desplegaron miles de oficiales de policía para capturarme.

El 12 de abril, fui recapturado y regresado al centro de detención Wenchuan. El jefe adjunto del departamento de policía del condado de Mao me confinó a una celda de metal y me dieron descargas eléctricas por un largo tiempo. Me desmayé muchas veces y casi muero.

Me pusieron grilletes de más de 18 kilos que solo se usaban para los condenados por asesinato.

También me administraron drogas desconocidas. Como resultado, se me adormecieron las piernas y solo podía caminar con muletas.

Tortura inhumana en la prisión Deyang

Posteriormente fui sentenciado a diez años y enviado a la prisión Deyang el 6 de noviembre de 2001.

Los guardias de la prisión Deyang empleaban toda clase de despreciables y crueles métodos para torturar a los practicantes de Falun Gong. Decían cosas tales como: “Que mueras apaleado cuenta como suicidio”; “Que te rompamos los brazos y las piernas cuenta como autolesión”; y “Puedo hacer cualquier cosa siempre que eso pueda ‘transformar’ a los practicantes de Falun Gong”.

Tortura en el pabellón nro. 2

Me transfirieron al pabellón nro. 2 de la prisión Deyan el 6 de noviembre de 2001. Los prisioneros nuevos eran asignados a este pabellón primero.

Tenía las piernas paralizadas debido a las torturas en el centro de detención; la parálisis se agravó luego de que en el hospital dentro de la prisión me inyectaran drogas desconocidas. En el hospital me dijeron que padecía de miastenia gravis y que solo viviría seis meses.

Por esta razón, el hospital me envió al “centro de salud”, donde vi docenas de reclusos comunes que recibían tratamientos de acupuntura y morían. Según se informó, varios practicantes también murieron en el centro de salud y en el hospital.

Yo también recibí los brutales tratamientos de acupuntura por más de un mes. Me inyectaban drogas desconocidas, y me desmayaba luego de cada doloroso pinchazo. Sobreviví por la firme fe en Dafa.

Acontecimientos sospechosos en el hospital general policial de Sichuan

En junio de 2005, fui trasladado al hospital general policial de la provincia de Sichuan en la ciudad de Chengdu. El cuarto piso estaba destinado a prisioneros, así que había barrotes en las ventanas de este piso.

Me sometieron a un chequeo físico completo a los tres días de llegar al hospital. También examinaron mi médula ósea. Me ordenaron firmar una declaración en la que afirmaba que me responsabilizaba por cualquier accidente que pudiera ocurrir durante una operación.

Tenía dudas acerca del propósito del examen y solicité que obtuvieran el acuerdo y las firmas de mis parientes para cualquier operación. Mi pedido fue denegado, así que continué negándome a firmar y no se atrevieron a operarme. En ese momento, el mundo exterior desconocía el delito de la sustracción de órganos del PCCh.

Estuve en el hospital general por más de un mes. Los siguientes incidentes de los que yo personalmente fui testigo son prueba de que el PCCh usó este hospital para sustracción de órganos en Sichuan o como punto de transferencia.

Una mañana en el hospital, a mi compañero de cuarto Qing Liecheng, ex gerente general de la tabacalera Shenfang, lo operaron para extirparle un cáncer. Todavía estaba inconsciente cuando lo trajeron de vuelta a la habitación. Noté un agujero en su abdomen inferior. Estuvo despierto unos minutos al día siguiente, pero no me reconoció. Le dijo unas pocas cosas a la enfermera, que no pude escuchar, y luego perdió nuevamente la consciencia. Tres días más tarde, murió a mitad de la noche. El doctor vino, le miró rápidamente las pupilas y se fue.

Dos empleados de una funeraria vinieron a recoger el cuerpo de Qing al día siguiente. Les pregunté por dos mujeres practicantes de Falun Gong que estaban en una huelga de hambre en la prisión de mujeres de Sichuan. Dijeron que ambas estaban muertas.

Luego llegó un oficial de policía y me amenazó: «No debe contarle a nadie lo que vio y escuchó en este hospital. Si lo hace, su pena será extendida y se le sumará una condena por el delito de “filtrar información de inteligencia”».

Una tarde, un hombre joven veinteañero comenzó a gritar de forma horrible poco después de que ingresara a mi piso. Tres enfermeras lo sostenían mientras un médico le aplicaba una inyección. Inmediatamente dejó de gritar. Dijeron que había muerto y rápidamente retiraron su cuerpo.

Cuando supe acerca de la sustracción forzada de órganos luego de ser liberado, me pregunté si este joven fue una de las víctimas.

En 2006, 26 jóvenes saludables practicantes de Falun Gong fueron retirados de la prisión usando mascarillas, en seis autos policiales. Uno de ellos murió, debido a una enfermedad, poco después de que fuera enviado a su casa. De los restantes 25 jamás se supo nada.

Tortura en los pabellones nro. 1 y nro. 5

Me enviaron al pabellón nro. 1 luego de regresar del hospital general. Los guardias en este pabellón siempre instigaban a los reclusos a atacar a los practicantes que se negaban a “transformarse”. Nos pateaban en la cara, nos quemaban la cara con sopa caliente, nos golpeaban la cabeza contra la pared, nos hacían parar, lamer colillas de cigarrillos, y nos maltrataban verbalmente.

Un día, me sorprendieron ocultando las lecciones de Falun Gong. Revisaron todo lo que tenía, y me hicieron poner la cabeza bajo el grifo y me empaparon con agua fría.

En noviembre de 2007, me trasladaron al pabellón nro. 5 y me forzaron a trabajar tiempo extra. Como a otros practicantes, los reclusos me golpearon y me patearon las nalgas desnudas. Las heridas fueron tan serias que no pude sentarme por un mes.

En una ocasión, me ataron con cintas plásticas y me dejaron solo en la habitación. No podía moverme ni liberarme. Era tan doloroso que casi perdí mi voluntad de vivir.

Finalmente, fui liberado en julio de 2009. Aunque la mayoría de mis pertenencias personales fueron confiscadas cuando la policía registró mi casa, sorprendentemente encontré una copia de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Gong, entre lo que quedaba.

Luego de retomar la práctica de los ejercicios de Falun Gong, pude volver a caminar una semana después.