(Minghui.org) A lo largo de la historia, el Himalaya ha sido la tierra de muchos cultivadores. La gente que vive allí lleva una vida simple, modesta y todos cantan y bailan. Ellos también veneran a Fo Fa. Casi un milenio atrás, en esta región había un cultivador llamado Milarepa. Mientras que muchos Fo y Pusas necesitaron reencarnarse durante muchas vidas y pasaron por muchas calamidades antes de obtener la Perfección, Milarepa logró la poderosa virtud en una sola vida y, más tarde, llegó a ser conocido como el fundador de la Vía Blanca del Budismo Tibetano.

(Continuación de la Séptima Parte)

Rechungpa preguntó: "Maestro, ¿cómo cultivó la práctica ascética? ¿Dónde la practicó?”.

Milarepa respondió: "A la mañana siguiente, el hijo del profesor me preparó una bolsa de harina de cebada asada y un paquete de buena comida como ofrenda. Me dijo: "Esto es para tu práctica. Por favor, prométeme que no te olvidarás de nosotros”. Tomé esta comida y fui a meditar a la cueva de la montaña que había detrás de mi casa. Mezclé muy poco de la harina con agua para comer. Después de un tiempo, aunque mi cuerpo se debilitó mi práctica mejoró significativamente. Me cultivé así durante varios meses hasta que finalmente consumí toda la comida. Mi cuerpo quedó demasiado debilitado para continuar. Pensé: "Necesito pedir un poco de mantequilla de yak [un tipo de buey que vive en las regiones montañosas de Asia] y harina de cebada asada en alguna granja. Necesito evitar que este cuerpo muera de hambre para poder continuar con la cultivación".

"Descendí de la montaña y me dirigí a un pastizal cercano donde vi una tienda de campaña de piel de yak. Me paré frente a la puerta y le pregunté: ‘Limosnero, ¿podrías darle un poco de mantequilla a un yogui?’. Resultó ser la tienda de mi tía, y reconoció mi voz. Furiosa, envió a un perro violento para que me atacara. Apresuradamente le arrojé algunas piedras al perro en defensa propia. Mi tía arrancó un poste que sostenía la tienda de campaña de pelo de yak y salió corriendo hacia mi. Comenzó a regañarme: ‘¡Derrochador! ¡Enemigo de los parientes! ¡Demonio del pueblo! ¡Qué vergüenza! ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Nunca pensé que una familia tendría un hijo como tú!’. Me regañaba mientras intentaba golpearme con el mástil de la tienda. Comencé a huir, pero mi cuerpo se sentía débil por la desnutrición. Tropecé con una piedra y caí en un pequeño arroyo. La tía, que seguía gritándome, empezó a golpearme con el palo. Seguí luchando hasta ser capaz de levantarme. Con una mano sobre el bastón y llorando, empecé a cantarle”.

"La chica que salió con mi tía escuchó mi canción y no pudo contener las lágrimas de compasión. La tía también se sintió avergonzada y regresó a su tienda. Le pidió a la chica que me diera una bolsa de cuero con mantequilla y queso. Dejé la tienda de mi tía cojeando y seguí mendigando, tienda tras tienda. No sabía quiénes eran aquellas personas, pero todos me conocían. Viéndome venir, todos me miraron cuidadosamente y me dieron mucha comida buena. Pensando en cómo la tía me trataba así, tenía miedo de que mi tío me hiciera pasar un mal rato también, así que pensé que sería mejor que fuera a otro lugar a pedir comida. Proseguí con la idea de pedir más comida en la aldea contigua”.

"¿Quién podía sospechar que como la vieja casa del tío se había derrumbado, se había mudado a esta aldea muchos años antes? Me acerqué a su puerta sin saberlo. El tío me vio y saltó: '¡Bastardo! ¡Despilfarrador! Soy tan viejo y solo me quedan unos pocos huesos sanos. ¡Pero tú eres al que he estado esperando toda mi vida!’. Luego tomó piedras y me las arrojó. Salí corriendo a toda prisa. El tío regresó corriendo a casa y agarró un arco y una flecha. Salió gritando: ‘¡Maldito derrochador! ¡¿No has dañado lo suficiente a esta aldea?! ¡Oigan vecinos y parientes, salgan rápido! ¡Nuestro enemigo está aquí!’. Al oír los gritos del tío, muchos jóvenes salieron a ayudarlo y me arrojaron piedras. Todos habían sufrido pérdidas en el pasado por mi culpa. Observando tan mala situación, temía que me mataran a golpes. Así que fingí hacer un gesto de ira y grité: ‘¡Maestros y deidades! Este cultivador se ha encontrado con enemigos que quieren quitarle la vida! Guardianes celestiales, por favor, devuelvan estas piedras con flechas oscuras! ¡Aunque yo muera, los guardianes celestiales no morirán!’.

"Al escuchar estas palabras, todos se asustaron y refrenaron a mi tío. Algunas personas que me tenían lástima se acercaron para ayudar a mediar en el desacuerdo. Los que me tiraron piedras también se acercaron para pedirme perdón. Todos me dieron mucha comida, excepto el tío, que se negó a ceder o a darme limosna. Tomé la comida y lentamente regresé a la cueva. Pensando en que mi presencia cerca de esta aldea causaba enojo e incomodidad, me pregunté si debía abandonar este lugar con presteza”.

"Esa noche tuve un sueño en el que un presagio parecía decirme que me quedara unos días más antes de irme. Así que decidí hacerlo”.

"Algunos días después, Dzese vino a visitarme trayendo comida muy buena. Al verme, me abrazó y empezó a llorar con fuerza. Mientras sollozaba, describió en detalle cómo murió mi madre y cómo mi hermana deambulaba lejos de casa. Al escuchar sus trágicas historias, no pude evitar llorar de dolor también”.

"Después de un rato, refrené mis lágrimas y le pregunté a Dzese: ‘¿Todavía no te has casado?’.

"La gente tiene miedo de tus divinos custodios, y nadie se atreve a casarse conmigo. De hecho, aunque alguien quisiera casarse conmigo, ¡yo no querría casarme! Estás practicando el Fa recto, y eso es tan maravilloso".

"Dzese dejó de hablar durante un momento, y luego me preguntó: ‘¿Tienes algún plan para tu casa y tu tierra?’”.

"Sabía lo que estaba pensando. Pensé: 'Dejar esta vida mundana y renunciar a mi familia para seguir el Fa recto fue completamente el resultado de la benevolencia del maestro Marpa. Dzese necesita tener una comprensión positiva del Fa de la religión budista. Sería lo mejor para ella. Necesita decidir por sí misma cómo manejar estos asuntos mundanos. Debería explicárselo claramente’".

"Le comenté: ‘Si te encuentras con mi hermana Peta, por favor, dale la casa y toda la tierra. Antes de eso, puedes disfrutar de estas propiedades familiares. Si se confirma que Peta está muerta, entonces te cedo la casa y la tierra".

"¿No las quieres?”, preguntó.

"Le contesté: 'Cultivo una práctica ascética y vivo como una rata o un pájaro, así que la tierra no me es útil. Incluso si fuera dueño de todas las propiedades de este mundo, no podría llevarme ninguna conmigo al morir. Si abandono todo en este momento, seré feliz en el futuro y también feliz ahora. Lo que hago es lo contrario de lo que hace la gente del mundo. Así que, de ahora en adelante, por favor, no me veas como a una persona normal".

“Expresó: '¿Así que desapruebas a todas las demás personas que practican el Fa?’”.

"Si una persona aprende el Fa con el propósito de hacerse famosa, enseñará las Escrituras y explicará el Fa. Se sentirá feliz cuando su vía gana y alegre cuando otros pierden. Es decir, solo persigue la fama y la ganancia personal. Simplemente llevan una túnica amarilla y solo dicen estar estudiando el Fa. Estoy en contra de gente así. Por otra parte, si el motivo de una persona es puro y sincero, entonces no importa en qué vía esté, se dirige a alcanzar la Perfección, y yo no estoy en absoluto en su contra. Por lo tanto, desapruebo a aquellos cuyas intenciones son fundamentalmente impuras".

"Dzese manifestó: 'Nunca he conocido u oído hablar de alguien tan pobre y harapiento como tú que aprendiera el Fa. ¿Qué rama del Mahayana estás siguiendo?”.

"Este es el más sagrado de todos los métodos. Es abandonar las ocho preocupaciones mundanas y alcanzar la Perfección en una sola vida".

"Tus palabras y tu conducta son diferentes a las de todos los demás maestros. Parece que uno de los dos debe estar equivocado. Asumiendo que ambos son el Fa, me gusta más el de ellos”.

"Le contesté: 'No me gustan esos maestros a los que ustedes, los mundanos, les tienen cariño. El contenido de su Fa es el mismo que el mío. Pero si uno usa una túnica amarilla y todavía se siente impulsado por las ocho preocupaciones mundanas, esto no tiene sentido. Incluso si esta persona no se mueve por los Ocho Vientos Mundanos, el tiempo relativo que le tomaría a esa persona para alcanzar la Perfección sería un abismo. Puede que no entiendas este punto. En resumen, si pudieras ser determinada, sería mejor que te esforzaras en practicar el Fa. Si no puedes, deberías ir a cuidar la tierra y el hogar".

"Dzese advirtió: 'No quiero tu casa ni tu tierra. Puedes dárselas a tu hermana. Practicaré el Fa, pero no puedo practicar tu método de cultivación’. Se marchó después de decir esto”.

"Varios días después, la tía se enteró de que yo ya no quería la casa ni la tierra. Se quedó asombrada y pensó: ‘Aunque diga que sigue las palabras de su maestro y que no quiere la propiedad, tengo que ir a ver si es verdad’. Así que vino a verme con comida y vino. Cuando me vio, dijo: ‘Sobrino, me equivoqué hace unos días. Eres un practicante del Fa, así que por favor tenga paciencia y perdóneme. Quiero cultivar sus campos para usted y pagarle el alquiler cada mes. Sería lamentable que su tierra yaciera estéril. ¿Qué le parece?’”.

“Afirmé: ‘¡Muy bueno! Solo necesito un khal (entre 11,3 y 13,6 kilogramos) de harina de grano cada mes. Puede quedarse con el resto. La tía se marchó feliz y satisfecha’.

"Dos meses después, la tía regresó y me dijo: 'La gente dice que si alguien cultiva sus campos, sus guardianes celestiales se enojarán y lanzarán un hechizo. ‘¡Por favor, no lance ningún hechizo!’”.

"Le contesté: '¿Por qué iba a lanzar un hechizo?. Usted tiene virtud, así que no se preocupe. Solo cultive el campo y tráigame comida’".

“Replicó: 'Si es así, me quedo tranquila. ¿Puede hacer una promesa?’”.

“Pensé: ‘¿Por qué querrá que haga eso? Incluso si tiene malas intenciones, una negativa por mi parte podría provocar una situación desagradable’. Así que hice la promesa, tras lo cual se marchó alegremente”.

"Seguí practicando en la cueva. Aunque hice todo lo posible, no pude obtener la virtud del calor interior. Mientras pensaba en qué iba a hacer, esa noche tuve un sueño. En ese sueño, vi que estaba cultivando un terreno que era extremadamente duro. Me resultaba difícil de excavar sin importar cuánto lo intentara. Justo cuando estaba a punto de darme por vencido, el maestro Marpa apareció en el cielo y dijo: '¡Hijo! Trabaja duro arando! Mientras sigas adelante con valentía, no importa lo difícil que sea, tendrás éxito’. Con esas palabras, el maestro Marpa araba delante y yo lo seguía. Seguro que el campo acabó cubriéndose con abundantes plantas de cereal”.

"Me desperté muy feliz. Pero pensando en ello, me di cuenta de que un sueño es solo una manifestación de mis hábitos. Incluso una persona mundana puede no tomarlos en serio. Alegrarme por un sueño, ¿no es algo demasiado tonto? Sin embargo, sabía que esto era un tipo de presagio y que definitivamente ganaría virtud si continuaba con mis esfuerzos y seguía adelante”.

"En ese momento, ya tenía la intención de practicar en la cueva de Drakar Taso (la cueva de la roca blanca del diente de caballo). En ese momento, la tía vino a visitarme con tres dous de harina de cebada asada (cada dos de ellos de unos diez kilos), un abrigo desgastado, un trozo de tela y una bola de mantequilla y grasa. Me dijo con resentimiento: ‘Estas cosas son las que te dan por vender los terrenos’. Por favor, llévate esto y vete a un lugar lejano donde no pueda oírte ni verte, porque todos los aldeanos están diciendo: ‘Topaga ha hecho tanto daño a nuestra aldea, y ahora lo has llamado para que regrese'. Probablemente matará a todos los de la aldea. ¡Si no lo ahuyentas, te mataremos a ti y a él!’. Así que he venido aquí especialmente para decírtelo. Por favor, es mejor que te vayas a un lugar lejano. Supongo que si tiene que quedarse aquí, puede que no me maten, pero seguro que a usted lo matarán".

"Sabía que los aldeanos no dirían nada parecido. Si no hubiera sido un verdadero practicante del Fa, no le habría permitido que se apoderara de la tierra ni hubiera hecho aquella promesa tampoco. Aunque prometí no hacerle un hechizo, eso no significaba necesariamente que pudiera apoderarse de mi tierra con engaños. Pensé esto y se lo dije a la tía: 'Soy un cultivador, y es crítico para un cultivador soportar la humillación. Si uno no puede tolerar la adversidad, ¿cómo podría llamarse humillación duradera? Si yo muriera esta noche, no solo esta tierra sino todo lo que hay en este mundo sería inútil para mí. La humillación duradera es más crítica para un practicante del Fa, y tía, tú eres mi adversario que me hará cultivar mi resistencia a ser humillado. La razón por la que pude encontrar el Fa fue también justamente gracias a usted y a los favores de mi tío. Para devolverles vuestros favores, juro que espero que ambos alcancen el estado de Fo en el futuro. No solo no quiero la tierra, sino que también puedo regalarte la casa’”.

“Luego canté una canción:

Confiar en la gracia del Maestro,
Vivo en la montaña libre y sin trabas;
Las bendiciones y calamidades del discípulo,
Las conoce el Maestro completamente.

La gente terrenal es arrastrada por el ye,
incapaz de escapar de la vida y la muerte;
Sediento de preocupaciones mundanas,
no habría esperanza porque mi alma estaría perdida.

La gente de la Tierra está ocupada produciendo ye,
que lleva al sufrimiento en los reinos inferiores;
Codicia e hipocresía,
Lo conducen a uno hasta una hoguera ardiente.

Persiguiendo propiedades y riqueza,
a menudo surgirán conflictos que creen enemigos;
El buen vino es como el veneno,
al que bebe le cuesta liberarse.

A mi tía le gusta mucho el dinero,
Ávida de coleccionar propiedades incansablemente;
Tacaña con las pertenencias terrenales,
puede terminar como un fantasma hambriento al final.

Lo que contó la tía,
es difundir chismes más que nada;
Si dice más palabras como estas,
se hace daño a sí misma....

Toda mi casa y mi tierra,
se las regalo a la tía;
Aprendiendo el Fa con una mente pura,
Se alcanzará la Perfección.

Ofreciendo la salvación a los que sufren,
ya que la dificultad viene a través de la intromisión kármica;
Yo me forjo hacia arriba como practicante,
con la naturaleza intrínseca permaneciendo impasible.

Bendecido con compasión,
Rezo por el apoyo de los maestros;
Libre y sin trabas,
aquí vivo en la montaña".

"La tía oyó mi canción y dijo: 'Sobrino, la gente como tú son verdaderos cultivadores'. Satisfecha y feliz, bajó de la montaña”.

"Después de estar sometido a este tipo de irritaciones, mi odio junto con el deseo de abandonar este mundo terrenal se hicieron más fuerte que nunca. Por eso, regalar la casa y la tierra no supuso casi nada para mí. Pensé en ir a Drakar Taso inmediatamente para meditar. Esta cueva fue el lugar donde empecé a practicar hasta llegar al estado original, por eso más tarde todo el mundo la llamó ‘Cueva del Acantilado del Inicio’”.

"Al día siguiente, tomé los bienes que obtuve de la venta de la tierra, junto con algunos objetos personales que normalmente llevaba conmigo, y caminé hasta Drakar Taso al amanecer, antes de que todos se despertaran. Drakar Taso era una cueva de acantilados adecuada para residir. Después de llegar, puse una dura pieza de fieltro y puse una pequeña estera sobre ella como mi asiento de meditación. Después de arreglar todo lo necesario, canté un voto”:

"Antes de alcanzar la Perfección,
Prometo quedarme aquí;
Sin importar el frío o el hambre,
No me iré en busca de ropa o comida.

Si la enfermedad llega,
No voy a bajar para recibir tratamiento;
Soportando el sufrimiento, preferiría arriesgar mi vida,
que bajar de la montaña en busca de medicina.

Incluso por un breve momento,
no hay beneficios mundanos para este cuerpo físico;
Solo a través del cuerpo, el habla y la mente,
puede uno esforzarse por una gran iluminación.

Rezo sinceramente al Maestro,
y a todos los Fo en las diez direcciones;
Por favor, concédanme un gran apoyo,
para que no viole esta promesa.

Rezo sinceramente a todas las dakinis,
Y a los guardianes celestiales;
Ayúdenme con esta relación predestinada; hagan de este voto mi destino final".

"Entonces juré: ‘Antes de mi culminación y gran realización, no bajaré de la montaña para comer aunque muera de hambre; no bajaré de la montaña para vestirme aunque muera de frío; no bajaré de la montaña para buscar medicinas aunque pierda la vida a causa de una enfermedad'. Renuncio resueltamente a todo lo que tiene que ver con esta vida y con el mundo terrenal. Mi cuerpo, habla y mente permanecerán firmes, persiguiendo únicamente la Perfección. Espero que los maestros, dakinis y guardianes celestiales me ayuden a conseguirlo. Si yo violara este voto, preferiría morir antes que mantener un cuerpo humano que no cultiva el Fa recto. Por lo tanto, si desobedezco mi voto, espero que los Fo y los guardianes celestiales pongan fin a mi vida inmediatamente; después de mi muerte, también deseo que el Maestro me ayude a renacer como un ser humano que pueda practicar el Fa recto".

"Después de hacer el voto, solo comía una pequeña cantidad de harina de cebada asada todos los días. Día tras día, continué con la práctica ascética”.

"Incluso con el apoyo de la meditación Mahamudra, mi fuerza física era inadecuada debido a la falta de comida, y mi energía y aliento no estaban armonizados. Como resultado, no pude generar calor interno y sentí mucho frío. Así que le recé al maestro para que me ayudara. Una noche, con sensaciones intensas, me pareció ver al maestro Marpa en un ritual de adoración rodeado de muchas doncellas. Una persona preguntó: '¿Qué debe hacer Milarepa si no puede generar calor interior? El Maestro Marpa contestó: 'Debería practicar de tal o cual manera'. Luego demostró una posición especial de meditación. Al despertar, seguí sus instrucciones para realizar el sellado de seis calentadores (un tipo de estilo especial de sentarse). Después de ajustar la energía, controlar mi respiración y suprimir pensamientos aleatorios, mi mente se relajó y se produjo calor interno”.

"Después de un año, pensé en salir a dar un paseo y visitar el pueblo. Cuando estaba a punto de irme, recordé el voto que había hecho antes”.

"Así que me alenté a mí mismo y así continué valientemente avanzando diligentemente, sin descanso, día y noche. Poco a poco fui progresando más y más, y así pasaron tres años más”.

"Aunque solo consumía un khal de harina de cebada tostada al año, gradualmente fue disminuyendo con el paso de los años. Al final, no me quedaba nada para comer, y vi que si seguía así me moriría de hambre. Pensé que la gente del mundo persigue incansablemente el dinero con este precioso cuerpo humano. Están alegres por un poco de ganancia y frustrados por una pequeña pérdida. Son tan lamentables. Incluso todo el oro que hay en los tres mil mundos, no es nada comparado con alcanzar la Perfección. Si no puedo alcanzar el éxito, perder este cuerpo humano en vano, sería una verdadera lástima. Entonces, ¿debería salir a comer algo para continuar con mi vida? Entonces recordé el voto que había hecho antes. ¿Debería bajar de la montaña o no? Después de pensarlo de un lado a otro, me di cuenta de que salir ahora no era por placer, sino para obtener alimento para mi cultivación. Por lo tanto, no contaría como romper el voto, sino que era algo que debía hacer. Con el fin de conseguir algo de comida para practicar el Fa recto, salí de Drakar Taso”.

"Ese lugar era un campo abierto donde podía observar las cosas a una gran distancia. La luz del sol era cálida, había un arroyo claro, y por todas partes estaba cubierto de hierba deliciosa y ortigas de color verde. Al ver esto, me sentí muy feliz, pensando: ‘Ahora puedo sobrevivir comiendo ortigas y ya no necesito bajar a la montaña para comer’. A partir de entonces, comiendo ortiga, viví una existencia pobre y continué con mi cultivación”.

"Después de mucho tiempo, mi ropa estaba muy desgastada y destartalada. Como solo comía ortigas, estaba demacrado. Mi pelo y los poros de mi piel se habían vuelto verdes”.

"Pensando en la carta del Maestro, la puse en la parte superior de mi cabeza y me sentí muy feliz. Aunque no había nada para comer, me sentí feliz y presuntuoso, como si acabara de comer algo delicioso. Me sentí muy cómodo y satisfecho. Pensé en abrir la carta para leerla, pero un presagio indicó que aún no era el momento, así que no la abrí. De esta manera, pasó otro año”.

"Un día un grupo de cazadores llegó con sus perros de caza. No habían encontrado ninguna presa y de alguna manera accedieron a la entrada de mi cueva. Al verme, se asustaron y gritaron: '¿Eres un humano o un fantasma?’”.

"Le respondí: 'Soy un ser humano. Soy un humano que practica la cultivación’”.

"'¿Cómo llegaste a verte así? ¿Por qué tu cuerpo está verde por todas partes?", preguntó uno.

"He estado comiendo ortigas durante mucho tiempo, así que me convertí en esto”.

"'¿Dónde está la comida que usas para tu cultivación? Préstanos tu comida para comer, y te la pagaremos después. ¡Si no nos das tu comida, te mataremos! Entonces, buscaron por toda la cueva mientras me amenazaban cruelmente".

"No tengo nada más que ortigas. Si lo tuviera, no lo ocultaría, porque creo que la gente da comida a los cultivadores como ofrenda, y ciertamente no les roban su comida".

"Un cazador preguntó: '¿De qué sirve dar ofrendas a los cultivadores?’”.

"Dar ofrendas a los cultivadores les traerá bendiciones", respondí.

"Se rió y dijo: ‘Está bien. ¡Muy bien! ¡Voy a hacerte una ofrenda!’. Me levantó del asiento y me arrojó al suelo. Luego me levantó de nuevo y me volvió a dejar caer, luego me tiró una vez más. Que me levantaran y lanzaran de esta manera, mi cuerpo delgado y débil, por supuesto, no podía soportarlo, y me resultaba increíblemente doloroso. Aunque me humillaban de esta manera, en mi corazón surgió la compasión hacia ellos. Sentí que eran personas increíblemente lamentables, y no pude contener mis lágrimas”.

"Otro cazador que había estado sentado a un lado y que no me había insultado o tirado expresó: ‘¡Oye! Deja de hacer eso. De hecho, es un practicante ascético. Aunque no lo fuera, intimidar a una persona tan demacrada no te convertirá en un héroe. Y nuestros estómagos no tienen hambre por su culpa. ¡Deja de hacer cosas tan irrazonables!’. Entonces me dijo: ‘Yogui, de verdad te admiro y no te he molestado’. Por favor, protégeme y bendíceme. El cazador que me intimidó dijo: ‘Ya te di una ofrenda, arriba y abajo. ¡Deberías bendecirme a mí también!’. Acto seguido, se rió y se fue”.

"Yo no los hechicé. Tal vez fue un castigo de las Tres Joyas (el Fo, el Fa y la orden monástica de la religión budista) o una retribución por sus propios actos malvados; escuché que un juez sentenció a ese cazador a muerte no mucho después. Con excepción del cazador que les pidió a los demás que no me intimidaran, todos los demás recibieron un duro castigo".

(Continuará…)

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