(Minghui.org) Un señor de Shenyang fue arrestado, el 26 de junio de 2016, por practicar Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida en China desde 1999.
El Sr. Hongwei Li recibió una paliza en una comisaría, tras la cual fue esposado y amarrado a una silla en una posición dolorosa. Lo trasladaron al centro de detención del distrito de Hunnan al día siguiente donde lo alimentaron a la fuerza con saña.
Después de permanecer dos meses detenido, fue condenado a cuatro años y medio de cárcel. Ahora se encuentra en la cárcel de Benxi.
El Sr. Hongwei Li, practicante de Falun Gong.
Lo alimentan a la fuerza con sal durante 29 días
Tres días después de ser conducido al centro de detención de Hunnan, fue torturado y herido de tal gravedad que el personal tuvo que llevarlo al hospital general militar de Shenyang, donde le fueron administradas inyecciones intravenosas. De regreso al centro de detención, reclusos que no habían recibido ningún adiestramiento médico le siguieron administrando las inyecciones intravenosas mientras permanecía atado a una silla.
El Sr. Li se declaró en huelga de hambre para protestar. El personal lo trasladó al hospital central de Hunnan y fue alimentado a la fuerza. Luego lo esposaron a una cama y varios miembros del personal lo sujetaron y abofetearon.
Echaron sal en la leche y después lo obligaron a tomarla. Cuando era conducido de vuelta al centro de detención, vomitó la leche y se desmayó. De regreso en el centro de detención, fue arrojado al suelo, el capitán le dio tirones del cabello y lo pisoteó. El Sr. Li perdió algunos mechones de cabello.
En una ocasión sus familiares pudieron presenciar una de las sesiones de alimentación forzada cuando fueron a visitarlo al hospital. A partir de entonces, la alimentación forzada se realizó en el centro de detención, de una forma aún más salvaje. Los reclusos lo sujetaban y le introducían un tubo a través de la nariz que llegaba hasta su estómago. El interior de la nariz y el esófago quedaban gravemente afectados. Cuando lo arrastraban de vuelta a la celda dejaba un rastro de manchas de sangre. A veces vomitaba sangre por toda la celda.
Después de un tiempo, la nariz y la garganta se le inflamaron tanto que les resultó imposible seguir alimentándolo a la fuerza. El personal se vio obligado a trasladarlo al hospital de nuevo, donde fue esposado y encadenado. El capitán siguió propinándole pisotones tanto en el rostro como en el pecho sin prestar atención al estado en el que se encontraba.
Al ser alimentado a la fuerza durante 29 días con leche muy salada, sufrió estreñimiento agudo. Su abdomen estaba duro al tacto y le dolía.
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Categoría: Hechos de la persecución