(Minghui.org) Seis policías de la subcomisaría de Chongwenmen en el distrito Dongcheng, Beijing irrumpieron en la casa de la Sra. Zhang Shufen, practicante de Falun Gong, el 31 de agosto de 2015. Saquearon su domicilio y la arrestaron.

El marido de Zhang acababa de morir 18 días antes, luego de que la policía hostigara a la pareja. La Sra. Zhang fue encerrada por nueve horas en la comisaría antes de ser transferida al centro de detención del distrito de Dongcheng, donde pasó un mes encarcelada.

Ahora nos relata con sus palabras las terribles experiencias que vivieron ella y su esposo.

Marido atemorizado muere

Mi esposo, el Sr. Feng Mengzhi, tuvo un accidente de tránsito 22 años atrás, cuando tenía 38 años. Estuvo a punto de perder la vida, pero por suerte continuó siendo capaz de cuidar de sí.

En 2008, fui enviada al campo de trabajos forzados de mujeres en Beijing por dos años, debido a que soy una practicante de Falun Gong. Mi marido quedó solo, sin atención, y sufrió un derrame cerebral.

Cuando regresé a casa en marzo de 2010, tuvo otro derrame y a partir de ahí ya no fue capaz de cuidarse, yo me ocupé mucho de él. Tenía todo su apoyo en la práctica de Falun Gong, y también se benefició de ello, incluso mejoró su condición.

Cuando los practicantes comenzaron a enviar demandas penales contra Jiang Zemin, mi esposo quiso participar, debido a que había sufrido personalmente los resultados de la persecución cuando fui arrestada y encarcelada. Sin embargo, murió repentinamente antes de que pudiera hacerlo.

Alrededor de cinco policías de la subcomisaría de Chongwenmen llamaron a nuestra puerta a eso de las 11 a.m. el 12 de agosto de 2015. Dijeron que estaban investigando mi demanda criminal en contra de Jiang. Me negué a abrirles la puerta.

Uno de ellos dijo: “Mi nombre es Wang Peng. Necesitamos algo de información suya y luego nos iremos”. Tenía miedo de que mi marido se asustara si los dejaba entrar. Les dije que no había nada malo con practicar Falun Gong y demandar a Jiang Zemin, y que más tarde pasaría por la comisaría para hablar sobre ello. Seguí negándome a abrir la puerta y finalmente se fueron.

Mi esposo escuchó todo lo ocurrido y se disgustó terriblemente. Al día siguiente, de un momento para otro, tuvo dificultades para respirar y murió en la tarde. Tenía 60 años.

Cortan la electricidad para engañarme

El 31 de agosto de 2015, la electricidad se fue de repente a las 4 p.m. Fue algo muy extraño, porque el medidor continuaba parpadeando. Cuando decidí abrir la puerta para salir a mirarlo, me encontré con dos policías parados justo en el lugar. Habían hecho todo para que saliera, así podían arrestarme.

Uno de ellos era Wang Peng. Comenzaron a saquear mi hogar y tomaron mis libros de Dafa, tarjetas de teléfono, reproductores de video, etc. Pidieron que vinieran cuatro policías más, me arrestaron y me llevaron a la subestación de Chongwenmen a eso de las 5 p.m.

La persecución que resistí

A las 1:30 a.m. fui llevada al centro de detención del distrito de Dongcheng.

Me forzaron a pasar por un examen físico, y el 1 de septiembre de 2015 fui encarcelada en el centro de detención a eso de las 3:30 a.m.

Ese mismo día, dos policías me interrogaron sobre la demanda y yo les aclaré la verdad.

El 3 de septiembre, cerca de tres guardias dijeron a unas reclusas que me pusieran el uniforme del centro de detención, debido a que me había negado a vestirlo desde el principio; así que me ataron y me lo pusieron. Al mediodía me lo quité e inicié una huelga de hambre.

El 5 de septiembre, fui trasladada a la sala cinco. Allí los guardias me ordenaron ponerme el uniforme nuevamente, pero yo los ignoré y continué haciendo los ejercicios.

El 8 de septiembre, los guardias decidieron humillarme utilizando un método de tortura llamado “encadenar a un perro”. Esposaron mis manos detrás de una de mis piernas, de tal forma que no podía pararme, o incluso acomodarme para dormir. Tuve que caminar como un perro para ir al baño. Empecé otra huelga de hambre para protestar.

Representación de tortura: “Encadenar a un perro”.

A partir del 10 de septiembre, los policías me alimentaron de forma forzada. Entre dos, me esposaron y sostuvieron mis piernas, luego uno me sostuvo la cabeza con mucha fuerza para que no pudiera moverla e introdujo un tubo de plástico por mis fosas nasales. Fue muy doloroso.

Representación de tortura: Alimentación forzada.

En la mañana del 11 de septiembre, intentaron hacerlo otra vez, pero no lo lograron, así que me sacaron las esposas y dejaron que comiera. El encargado del centro de detención me preguntó: “¿Volverás a practicar cuando regreses a casa?”. Mi respuesta fue “sí”.

En la tarde del 12 de septiembre, un guardia dijo a cuatro o cinco reclusas que me pusieran el uniforme y trataron de encadenarme "como a un perro" una vez más. Así que inicié otra huelga de hambre. De nuevo intentaron alimentarme de forma forzada, pero no tuvieron éxito. Mientras tanto, les continuaba hablando sobre Dafa.

El 18 y 19 de septiembre, Li Jun, el instructor político, me encadenó como a un perro otra vez.

El 20 de septiembre, Li Jun y otros me alimentaron de forma forzada y me obligaron a sentarme en una silla de hierro. Ocho o nueve participaron en el proceso. Yo grité “Falun Dafa es bueno” y canté una canción de Dafa. Li Jun metió una toalla en la boca.

El 22 de septiembre, una vez más me negué a vestirme con el uniforme y les aclaré la verdad. Volvieron a llevarme a la celda y ahí aclaré la verdad a los otros reclusos y los animé a que renunciaran al partido comunista chino y a sus organizaciones afiliadas. La mayoría accedió a hacerlo.

El 30 de septiembre, regresé a mi hogar.