(Minghui.org) Crecí en una familia adinerada y desde pequeña mis padres me mimaron y consintieron. Como resultado, estaba acostumbrada a malgastar el dinero y no aprendí a soportar las dificultades.

Sin embargo, me enamoré de un joven de origen humilde y nos casamos, a pesar de la fuerte oposición de mis padres. Mi esposo y yo vivíamos una vida difícil en una región rural apartada. Las dificultades debido a la pobreza agotaron mi amor por él y me arrepentí de haberme casado. Las penurias de la vida parecían no tener fin. Me volví ahorrativa porque quería guardar dinero para criar a mis hijos.

Con frecuencia discutíamos por cuestiones relacionadas con las necesidades cotidianas, debido a que no tenía en cuenta sus necesidades básicas. Él se quejaba de que yo era tacaña y yo pensaba que él era incapaz porque trabajaba duro, pero ganaba poco. Recordando las palabras de mi madre, le escribí una carta quejándome de mi esposo y le comuniqué mi decisión de divorciarme. Sin embargo, la actitud de mi madre cambió por completo.  

«El matrimonio está predestinado. No te divorcies tan fácilmente. Vuelvan los dos y busquen trabajo aquí...», me respondió mi madre.

En 1999, regresamos a mi ciudad natal. Mis padres aceptaron calurosamente a mi esposo porque ambos practican Falun  Dafa, también llamado Falun Gong. Inspirada por su determinación, comencé también a practicar Falun Dafa. Todos los días, los practicantes visitaban la casa de mis padres para hacer los ejercicios, estudiar el Fa y compartir sus experiencias. Intercambiábamos muchas historias maravillosas sobre las transformaciones físicas y mentales que experimentamos al practicar Dafa. El ambiente era de felicidad y armonía.

Estudié diligentemente Zhuan Falun y reflexioné sobre los conflictos entre mi esposo y yo. Me di cuenta de que no había tenido plenamente en cuenta sus sentimientos. Él abandonó la escuela primaria para trabajar con su padre, lo que hizo que sea bastante bueno en las tareas domésticas. Incluso sabe reparar tejados. Nunca se queja del trabajo sucio, el trabajo duro o las horas extras; tampoco fuma, bebe ni juega, y me es fiel. Reconozco que Shifu me ha bendecido con un buen esposo. Por lo tanto, comencé a centrarme en sus sentimientos y a asegurarme de que fuera feliz.

Después de observar los cambios en mí, mi esposo comentó: «Falun Dafa es en verdad maravilloso, no solo mejora la salud, sino que también transforma el carácter. Te volviste tan buena. Te apoyo totalmente en salvar a las personas y aclarar la verdad. Si alguien se atreve a oponerse, yo me encargaré...». Cuando regresé tarde a casa después de aclarar la verdad, él se preparó fideos sin quejarse. Estoy agradecida a Shifu por darme un compañero cálido y comprensivo.

Shifu dijo:

«Si pueden llegar a estar con misericordia ante cualquiera, y tienen el corazón de amor ante cualquiera, de verdad, realmente no es algo que la gente corriente pueda hacer» (Despierta con un sobresalto).

Así que intenté lograrlo. El hermano mayor de mi esposo plantó sus árboles en nuestro campo. Mi esposo estaba molesto y quería arrancar los árboles. Le dije: «Son hermanos. No debemos perder la armonía por asuntos menores. Él no nos intimida. ¿Por qué no le damos ese pedazo de tierra? ¿No es mejor así?». Se calmó y dijo: «¡Eres una verdadera discípula de Dafa! Haré lo que dices».

Es Dafa lo que me transforma, enseñándome a pensar primero en los demás. Quiero compartir Dafa con más personas en el mundo.