(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1998. Al recordar mi camino de cultivación, encontré tribulaciones como alegrías. Fui testigo de muchísimos milagros. Permítanme compartir solo algunos de ellos.

Los ojos bizcos de mi nieto se volvieron normales

Mi nieto nació bizco. Lo llevamos a grandes hospitales de Beijing y Qingdao. Todos los médicos que vimos dijeron que necesitaba cirugía, pero solo tenía dos semanas, así que decidimos no arriesgarnos. Posteriormente se sometió a varias correcciones de la vista, pero ninguna le ayudó.

Cuidé de mi nieto y mi nieta desde el divorcio de mi hijo. En cuanto mi nieto aprendió a hablar, le enseñé a decir: “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Era un buen chico y lo decía a menudo.

Un día, me dijo: “Abuela, tengo Verdad-Benevolencia-Tolerancia en mis ojos. ¡Gracias, Shifu de Dafa!”. Me conmovió profundamente y le agradecí su predestinación con Falun Dafa.

A veces le oía repetir para sí mismo mientras jugaba: “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Incluso tomó la iniciativa de repartir DVDs de Shen Yun cuando salíamos juntos.

Para cuando estaba en secundaria, sus ojos habían mejorado mucho. Se normalizaron casi por completo después de graduarse de la universidad. Ahora es un joven apuesto de más de 1.80 metros de altura.

Mi nieta aprendió a comunicarse

Cuando mi nieta tenía unos seis meses, notamos que algo no iba bien. No tenía expresión facial ni podía sentarse. La llevamos al hospital municipal. El médico sugirió que la lleváramos al hospital provincial para un diagnóstico más preciso.

Le diagnosticaron síndrome de Down en el hospital provincial. Quedamos atónitos y desconsolados.

Mi nuera escuchó de otras personas que los niños con síndrome de Down quizá nunca pudieran caminar ni controlar sus intestinos o su vejiga. Antes de que mi nieta cumpliera un año, mi nuera se divorció de mi hijo y no se llevó a ninguno de sus hijos.

Desde entonces crié a mis dos nietos. Los primeros años fueron muy difíciles, pero no entraré en detalles. Cuando estudiaba el Fa o hacía los ejercicios, mis nietos también estaban conmigo. A veces les ponía grabaciones de las conferencias de Shifu. Crecieron bajo la luz de la Compasión de Shifu.

Mi nieta pudo ponerse de pie a los dos años. Con paciencia le enseñé a caminar, paso a paso. Poco después, empezó a caminar sola. Empezó el kínder a los cuatro años, aunque por aquel entonces aún no podía saludar a la maestra, pero le enseñé pacientemente a hablar. También le enseñé a decir: “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.

Se portaba bien. Siempre que enviaba pensamientos rectos o estudiaba el Fa, se quedaba callada.

Aprendió a recitar poemas de Hong Yin y habla igual que los demás niños. Su estado físico y desarrollo cognitivo han alcanzado el nivel de los demás niños.

Tratando a mi marido como un ser consciente

A lo largo de todos estos años de cultivación, lo más difícil para mí, fue dejar ir el resentimiento hacia mi esposo.

Mi esposo siempre me menospreció. No importaba lo que hiciera, grande o pequeño, siempre me criticaba. Solo recibía reproches, gritos e incluso insultos. He discutido con él y me siento mal por ello. A veces me callaba y me miraba para adentro, pero aun así me sentía injustamente tratada. Mi resentimiento hacia él empeoraba.

Shifu nos enseñó:

“Si pueden llegar a estar con misericordia ante cualquiera, y tienen el corazón de amor ante cualquiera, de verdad, realmente no es algo que la gente corriente pueda hacer” (Despierta con un sobresalto).

"Los practicantes veteranos deben hacer esto de esta manera ahora. ¡Esto está decidido por tu misión histórica, y es lo que los sagrados Dafa dizi deben lograr en su cultivación!" (Despierta con un sobresalto). 

Mantuve las palabras de Shifu en mi mente. Sin importar lo que mi esposo dijera o cómo me tratara, me decía a mí misma que no debía discutir y que lo trataría como un ser consciente al que hay que salvar.

Cuando me mantuve calmada y bondadosa, noté que su tono también cambió. Dejó de enojarse. Mi cambio había provocado un cambio en él.

Shifu vio que yo realmente quería deshacerme de ese resentimiento, así que me ayudó a eliminar esa sustancia oscura de mi interior.

Ya no siento resentimiento por mi esposo. Siento que me quité ese peso del corazón.