(Minghui.org) Durante un tiempo, mi estado de cultivación no era bueno. Aunque quería salir a mi comunidad para contarle a la gente la verdad sobre la persecución a Falun Dafa, no lo hacía por miedo. Encontré una excusa para no hacerlo: tengo que ajustar mi estado de cultivación hasta que sea lo suficientemente bueno antes de poder salir y hablar con la gente.
Al carecer del sentido de urgencia y la motivación para protestar contra la brutal persecución, mi apego a la comodidad se hizo más fuerte. Empecé a ver vídeos en mi teléfono móvil. Intenté renunciar a ese hábito, pero fracasé. Mi estado de cultivación empeoró: me quedaba dormido durante la meditación y mientras enviaba pensamientos rectos. Intenté muchas formas de corregir estos problemas, pero nada parecía funcionar. Este mal estado persistía y no sabía cómo romper mis apegos. Esto me molestaba y me estresaba bastante.
Un día me invitaron a unirme a otros practicantes en el mercado local para repartir folletos y hablar con la gente sobre Falun Dafa. Esa noche empezó a llover y a la mañana siguiente esperamos a que dejara de llover antes de salir. A mitad de camino volvió a llover. Mientras conducía, se me ocurrió la idea de volver a casa: «Nadie estará en el mercado debido a la lluvia». Sin embargo, nadie en el coche mencionó que quisiera volver. Entonces pensé: «No podemos desperdiciar el viaje. Ayudar a la gente a conocer los hechos de la persecución es una misión sagrada, y las cosas saldrán bien».
Cuando llegamos al mercado, la lluvia aligeró y salimos del coche. Los practicantes comenzaron a hablar con la gente y a repartir folletos, y yo enviaba pensamientos rectos junto a ellos. No había mucha gente en el mercado, pero aun así había personas dispuestas a escucharnos. Cada vez que veíamos a alguien en la calle, nos acercábamos a hablar con él. Una persona tomó un folleto y comenzó a alejarse para protegerse de la lluvia, pero un practicante lo animó a renunciar al Partido Comunista Chino y sus organizaciones afiliadas antes de partir.
De camino a casa, me sentía especialmente feliz y relajado. Mi mente estaba más despierta y clara que antes de llegar al mercado.
A la mañana siguiente, hice la meditación sentada y no me quedé dormido. Cuando envié pensamientos rectos, mantuve la mente clara y pude sentir la energía, lo cual fue reconfortante. Finalmente superé el mal estado de cultivación que me había atormentado durante tanto tiempo.
Agradezco a Shifu por ayudarme a superar este momento difícil en mi cultivación. He aprendido una lección importante de esta experiencia. Para ser un practicante genuino, debemos hacer las tres cosas que Shifu nos pide; así es como podemos mejorar de manera constante.
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Categoría: Mejorándose uno mismo