(Minghui.org) De joven era débil y tenía mala salud. Sufría migrañas, dolor de espalda, problemas estomacales y varices. No podía trabajar. El hospital no podía curar mis enfermedades. Las medicinas caseras tampoco me ayudaban. Gasté todos mis ahorros en gastos médicos. Al final, no tenía dinero para tratar mis enfermedades.

Falun Dafa llegó a mi pueblo en 1996. Tenía unos 40 años. Me lo presentaron porque tenía mala salud. Leí Zhuan Falun y me pareció un buen libro. Aunque en la escuela se enseñaba ateísmo, los ancianos de mi pueblo solían contar historias sobre deidades y budas. Creía en mi corazón que las deidades y los budas existían. Las enseñanzas de Shifu me conmovieron. Shifu usó un lenguaje sencillo para transmitir principios profundos. Dijo que debemos convertirnos en buenas personas según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, y que las enfermedades son causadas por el yeli acumulado vida tras vida. El verdadero propósito de la vida es regresar al ser original y verdadero. Falun Dafa es una forma de cultivación. Decidí comenzar la cultivación en ese momento. Me sentí muy afortunado de haber encontrado una práctica tan buena. Sentí una gran alegría en mi corazón.

Shifu purificó mi cuerpo poco después de empezar a practicar Falun Dafa. Me recuperé de todas mis enfermedades. Podía trabajar en mi granja y me sentía con energía todo el día. Empecé a difundir el Fa en mercados y festivales para que más personas pudieran aprenderlo y beneficiarse de él. A medida que estudiaba más el Fa y vivía mi vida diaria según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, el Fa me manifestó más significados internos. Mi perspectiva de la vida cambió radicalmente. Estaba inmerso en la inmensa e ilimitada gracia de Shifu.

Enfrentando la persecución

El Partido Comunista Chino (PCCh) inició la persecución a Falun Dafa el 20 de julio de 1999. La televisión, la radio y la prensa del PCCh inventaron mentiras sobre Falun Dafa. La propaganda despiadada se extendió por todos lados. Acusaron falsamente a Shifu y distorsionaron la verdad sobre Falun Dafa. Ya no podía quedarme en casa. Debo divulgar la verdad y restaurar la reputación de Shifu. Debo decirle al gobierno cómo me beneficié de Falun Dafa y por qué la persecución es injusta.

En diciembre de 1999, decidí viajar a Beijing para pedir justicia por Falun Dafa. Fui en bicicleta con varios practicantes. Como había puestos de control a lo largo de todo el camino hasta Beijing, me separé de ellos. Mi chaqueta quedó en la bicicleta de otro practicante. Por la noche, dormí en un campo con tallos de maíz bajo el cuerpo. Había nieve en el campo. Me acurruqué y temblé por todas partes. Gracias a la protección de Shifu, sin darme cuenta, entré en un estado de bienestar y sentí calor. No sentí frío en absoluto. Experimenté lo maravilloso de Falun Dafa.

Antes de llegar a la Oficina de Peticiones en Beijing, fui arrestado por una patrulla de policía. Agentes de mi comisaría municipal fueron a Beijing para llevarme de vuelta a mi ciudad natal. Estuve detenido quince días y solo me dieron la mitad de la comida de un preso por cada comida. Me dejaron en el patio, helándome. Un día me esposaron a un travesaño con solo un suéter. No me dejaron ponerme mi abrigo grueso. Pensé que el gran Fo no sentía frío ni calor. Adopté una postura de ejercicio. Pronto sentí calor y volví a un estado de indescriptible bienestar. 

Un día, el director de mi comisaría municipal me interrogó. No cooperé con él. Ordenó a un policía que me abofeteara repetidamente. Las bofetadas no me disgustaron. No sentí ningún dolor. El policía se sintió exhausto al final y se quejó de dolor de cabeza y de muelas. Vi que su rostro estaba desfigurado. Comprendí que Shifu me había protegido y había transferido el yeli al agresor.

Un día, el director me llamó y me pateó las piernas repetidamente con sus botas de policía. Pero no sentí ningún dolor. Gracias a la protección de Shifu, logré salir adelante.

En un día de viento de invierno, los policías me quitaron el abrigo de algodón, me esposaron a la barandilla de un camión y me pasearon por el pueblo. Colgaron carteles a ambos lados del camión. Mucha gente me miró cuando el camión pasó por un mercado. Grité en voz alta: “No soy ni un ladrón ni una mala persona. Practico Falun Dafa y me he convertido en una buena persona gracias a los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. Los policías intentaron detenerme. Seguí gritando. Me golpearon la cabeza contra el gran altavoz del camión repetidamente. Sentí como si me hubieran lanzado contra algodón suave. No sentí ningún dolor. Shifu me protegió y estuvo a mi lado todo el tiempo. Shifu cargó con el yeli por mí.

En otra ocasión, estuve detenido durante un mes tras ir a Beijing a pedir justicia por Falun Dafa. Los guardias me enviaron a un hospital psiquiátrico para un examen físico. Planeaban enviarme a un campo de trabajo forzado. El examen indicó que padecía hepatitis B en fase avanzada. El campo de trabajo forzado no me aceptó. Me liberaron de inmediato. Comprendí que Shifu me protegía de nuevo.

Al mirar en retrospectiva mi camino de cultivación durante los últimos 20 años, Shifu me ha protegido en cada paso de mi cultivación.

Gracias, Shifu, por su compasión. Sin Shifu, no habría recorrido hasta aquí mi camino de cultivación. Espero que los practicantes aprovechen esta oportunidad única, estudien más el Fa, miren hacia dentro, crean firmemente en Shifu y en Dafa, entiendan los principios del Fa y cultiven el Fa hasta la perfección.