(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en septiembre de 1998; ahora tengo 61 años. Durante los últimos 26 años de cultivación, he experimentado la profunda seriedad de la cultivación en la rectificación del Fa, así como los desafíos de salvar seres conscientes y trascender las nociones y apegos humanos. Solo siguiendo las enseñanzas de Shifu podemos negar los planes de las viejas fuerzas y la persecución, recorrer nuestro camino de cultivación con rectitud y salvar a la gente.
Me gustaría compartir algunos de mis entendimientos sobre la cultivación y la salvación de mi familia.
Rompiendo barreras en las tribulaciones familiares
Después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzara a perseguir a Falun Dafa el 20 de julio de 1999, la cultivación se volvió muy difícil. Mi familia no entendía por qué seguía practicando, y mi esposo quería divorciarse de mí.
A principios del 2000, fui a Beijing para defender Dafa. Fui detenida ilegalmente, puesta bajo arresto domiciliario, despedida de mi trabajo y sometida a trabajos forzados. La familia de mis suegros, que antes me consideraba una nuera buena y filial, empezó a animar a mi esposo a divorciarse. Mi suegra, en particular, rompió algunos de mis libros de Dafa mientras estuve detenida.
Después de perder mi trabajo en abril del 2000, mi suegra, que siempre me hablaba con mucha educación, de repente empezó a regañarme. En una ocasión, me habló con dureza: «Dijiste que me tratarías bien, pero ni siquiera tienes trabajo. ¿Cómo puedes tratarme bien ahora?».
Le dije: «Mamá, antes tenía un trabajo y un sueldo para honrarte. Ahora, aunque no tengo trabajo, si tuviera diez yuanes en la mano, serían tuyos».
Aunque mi suegra no dijo nada en ese momento, más tarde, cuando mi esposo regresó del trabajo, le dijo que yo la había molestado. Regresó a su ciudad natal al día siguiente.
Mi esposo y yo trabajábamos en la misma empresa. Después de que mi suegra se fuera, mi esposo empezó a salir de copas casi todas las noches. Cuando llegaba a casa, me abofeteaba y me pateaba casi a diario.
Una noche, cuando llegó a casa, yo estaba sentada en la cama meditando. Me agarró del cuello con ambas manos y me apretó con todas sus fuerzas. Si hubiera seguido así un minuto más, yo podía haber muerto, pero de repente me soltó y se fue. Mis manos permanecieron unidas y mis piernas cruzados. Me senté erguida y continué meditando sin rastro de resentimiento.
En otra ocasión, estaba sentada en el suelo meditando. Cuando regresó esa noche, me abofeteó y me tiró de las orejas con tanta fuerza que me las desgarró y la sangre me corrió por las mejillas. Durante todo el calvario, permanecí inmóvil. Después, se duchó y se fue a la cama.
Después de terminar de meditar, lavé su ropa en silencio. Me miré en el espejo. Al notar que la sangre seguía goteando por mis mejillas, rompí a llorar.
Cuando se publicó el nuevo Jingwen de Shifu, "El corazón sabe" (Escrituras esenciales para mayor avance II), una practicante me llamó y me dijo de él. Lo copié cuidadosamente línea por línea y lo dejé en mi cómoda. Esa noche, mi esposo llegó tarde a casa, y olía a alcohol. Yo estaba en la cama, aún despierta, cuando encendió la luz. Al ver el artículo, empezó a enrollarlo para romperlo. Alarmada, me incorporé, señalé el papel y dije firmemente: «Si lo rompes, mi vida se acabará en un instante».
Lo desdobló y se fue sin decir nada más. Nunca más me pegó.
Después de que me despidieron del trabajo, mi esposo era el único responsable de mantener a la familia. Cada vez que me daba 200 yuanes para gastos básicos, me decía que debía registrar todos mis gastos. Cuando necesitaba más, él revisaba cuidadosamente cada gasto. Solo si todo cuadraba, me daba otros 200 yuanes para cubrir nuestras necesidades.
Después de que me liberaron del campo de trabajo, me costó un tiempo encontrar trabajo. Encontré uno que pagaba 3000 yuanes al mes. Llena de alegría, inmediatamente le envié 1000 yuanes a mi suegra, con la esperanza de que se alegrara de recibirlos.
Pero cuando la llamé, me dijo: «¿Solo quieres que yo sepa que puedes ganar estos 1000 yuanes?». Me quedé atónita. Las emociones me abrumaron, pero logré contener las lágrimas. Después de intentar calmarme y charlar un rato con ella, colgué el teléfono y comencé a llorar.
Somos cinco hermanos en mi familia. Tengo dos hermanos mayores, una hermana mayor y una hermana menor. Mi madre falleció cuando yo tenía 13 años. Un año y medio después, mi padre se volvió a casar con una mujer de la edad de mi madre que tenía dos hijos. Nos separaron a mis hermanos y a mí y rara vez hablábamos. Normalmente solo hablo con mi hermana menor.
Cuando salí del centro de detención en septiembre de 2000, me di cuenta de que entre quienes me esperaban había policías, mi esposo y mis dos hermanos. Me subí al auto de mis hermanos. De camino a casa, mi hermano mayor me preguntó: "Ya no tienes nada, ¿seguirás practicando Dafa?".
“Dafa enseña a la gente a ser buena. Nunca he hecho nada perjudicial para la sociedad ni para las personas, así que ¿cómo quebranté la ley? Ahora el gobierno no nos permite hablar. Pero no hay nada malo en que yo sea una buena persona. Incluso si me ofrecieran una mina de oro, no la querría. Solo practicaría Dafa”, respondí.
No dijeron nada más, simplemente me llevaron a casa. Antes de que pudiera bajarme completamente del coche, arrancaron.
Solo estuve en casa siete días antes de que me arrestaran de nuevo y me mantuvieran detenida en el centro de detención local. Estuve detenida ilegalmente en un campo de trabajos forzados durante tres años. Ninguno de mis hermanos me visitó.
Me liberaron del campo de trabajos forzados antes de que mi hijo presentara el examen de admisión a la universidad en 2003. Poco después de regresar a casa, por lo que pareció un encuentro casual, el compasivo Shifu me ayudó a conectar con algunos practicantes que había conocido en el pasado. Gracias a ellos, pude conseguir un ejemplar de Zhuan Falun y reanudar la práctica. Cuando leía Zhuan Falun, era interferida y me daba sueño. Escuché a alguien decir: "No te lo mereces".
Pensé: "Ya que no me dejas estudiar el Fa, persistiré". Cuando me costaba sentarme a leer el Fa, me levantaba y caminaba por la habitación. A pesar de la constante interferencia, no me rendí. Pronto experimenté un gran avance. Sabía que nuestro benevolente Shifu no me había abandonado y me había guiado de regreso a la cultivación en Dafa. Estaba decidida a ponerme al día en mi cultivación y regresar a mi verdadero hogar con Shifu.
Tratando a mi familia con bondad
Después de regresar a casa, pasé horas leyendo el Fa. También me apegué estrictamente a los estándares de Dafa. Fui bondadosa con mi familia.
La familia de mi esposo vive en el campo. Era la temporada alta de cosecha de trigo, y les expliqué que no podía ayudar con la cosecha; en lugar de eso, les envié algo de dinero como gesto de buena voluntad. Cuando por fin pude visitar mi pueblo, preparé regalos tanto para la familia de mis suegros como para la mía. Para el Año Nuevo Chino, no solo le di dinero a mi suegra para ayudarla con los gastos, sino que también le llevé comida, artículos de primera necesidad y ropa nueva. Estaban encantados, y mi suegra me elogiaba con todos los que conocía. Antes de irme, le di discretamente 1000 yuanes como regalo.
Durante mi estancia en casa de mis suegros, me encargué de todas las tareas del hogar: encender el fuego, ir a buscar agua, cocinar, lavar, etc. Siempre fui respetuosa al hablarles y nunca los menosprecié. A veces parecía que yo estaba en desventaja con respecto a mis cuñadas, pero yo no decía nada; en el fondo me sentía mal. Simplemente recordé lo que dijo Shifu:
“…si es difícil de tolerar, trata de tolerar; si parece difícil de realizar y dicen que es difícil, entonces prueba un poco, a ver si realmente va o no va”. (Novena Lección, Zhuan Falun)
Al liberar mi sentimiento de injusticia y dejar de luchar por un pequeño interés propio, mi relación con mis cuñadas se armonizó.
Mi suegro vino a visitarnos al municipio. Cuando fui a la estación a recogerlo, vi a tres trabajadores que me resultaron muy familiares, así que me acerqué a ellos. Descubrí que eran del mismo pueblo que mis suegros. Parecían desanimados, y supe que su jefe les debía el sueldo, por lo que no tenían dinero para comprar comida y llevaban un día entero sin comer. Sin dudarlo, les compré tres bolsas grandes de comida y bebida. Se mostraron profundamente agradecidos y compartieron la historia con todos al regresar a su pueblo.
La honestidad pura y la bondad de un practicante eran reconocidas por la familia de mis suegros, mis vecinos, nuestros parientes y nuestros amigos. Muchos familiares desarrollaron un profundo respeto por Dafa y decidieron renunciar a su membresía al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Cuando comenzó la gran ola de "renuncias al PCCh", la familia de mis suegros, mis dos cuñados y sus familias, mi cuñada y su familia, el tío de mi esposo, así como nuestros vecinos y otros familiares con los que pude contactar, decidieron renunciar al PCCh. Tanto mi esposo como mi hija escribieron sus propias declaraciones de renuncia. Mi hija también ayudó a cada uno de sus compañeros de estancia de la universidad a renunciar, ayudándolos a elegir un futuro brillante.
Cabe mencionar que cuando ayudé a mi cuñado a renunciar al PCCh, él era secretario del comité del PCCh en su aldea. Hablé con otros familiares de mi familia política en persona, pero tenía algunas dudas sobre acercarme a mi cuñado y me preocupaba decírselo directamente.
Después de un tiempo, llamé a mi cuñado. Le dije: "Hermano, hay algo muy importante en lo que he estado pensando y me gustaría hablarlo contigo".
"¿Qué pasa?" Preguntó.
Entonces le expliqué que renunciar al PCCh puede contribuir a la seguridad de uno. Para mi sorpresa, accedió a renunciar de inmediato. Cuando le pregunté qué nombre quería usar, dijo que estaría bien usar su nombre real.
Tras la publicación de los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista, comprendí la urgencia de esclarecer la verdad y la importancia de ayudar a la gente a renunciar al PCCh. En cuanto a mis hermanos, incluyendo a los dos del segundo matrimonio de mi padre, los llamé a cada uno para ayudarlos a renunciar. Como mi hermano mayor tiene un temperamento irascible, me preocupaba que una conversación telefónica no diera resultado, así que hice un largo viaje específicamente para visitarlo en su oficina.
Provoqué un pequeño incidente en su oficina. Llevé una bolsa con material informativo y lo repartí en su compañía. Mi hermano mayor, que es el gerente de la oficina, era responsable de supervisar la situación. Vio lo que hacía desde su oficina y consideró llamar a la Oficina 610, pero como era yo, decidió no hacerlo.
Cuando entré en su oficina, se molestó mucho y me dijo: "¿Qué haces aquí?".
"Vine a aclararte la verdad", respondí.
Hablé con él detalladamente sobre Dafa, y al poco tiempo decidió renunciar al PCCh. También ayudó a sus amigos del ejército, así como a su esposa, hijo y nuera, a retirarse del PCCh.
No era fácil hablar con la esposa de mi hermano mayor, así que subí al autobús y llevé algunos regalos para visitar a su familia. Mi genuina bondad y sinceridad como practicante los conmovió, y al final, todos decidieron renunciar al PCCh. Mi hermana mayor vivía en otra ciudad, así que aproveché la oportunidad para visitarla a ella y a su familia. Ellos también aceptaron renunciar al PCCh.
La rectificación del Fa está a punto de terminar. Es crucial que sigamos las enseñanzas de Shifu y usemos el Fa para juzgar qué se debe hacer y qué no. Debemos tener cuidado de no seguir a otras personas en lugar de al Fa. El grado de apertura de nuestro tianmu no debe utilizarse para determinar qué tan bien nos cultivamos.
Es esencial hacer bien las tres cosas. Estudiar bien el Fa es el prerrequisito para todo lo demás. Sólo cultivándonos bien nuestras palabras pueden ser puras y tener el poder de penetración para conmover la fibra de una persona y así poder salvarla.
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