(Minghui.org) Tengo 79 años y he practicado Falun Dafa durante 28 años. Me gustaría contarles dos experiencias que tuve mientras aclaraba la verdad sobre Falun Dafa.

Otro practicante y yo salimos a hablar con la gente sobre Falun Dafa. Todo salió bien y las personas con las que hablamos aceptaron renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh). Yo estaba muy feliz hasta que de repente vi a un hombre de mediana edad frente a mí. Me di cuenta de que estaba a punto de enfrentarme a una prueba. Era alto, moreno, de aspecto masculino y feroz. Dudé y me pregunté si debía acercarme. Temía que no fuera receptivo y me gritara. Así que me quedé allí parado.

Sin embargo, de repente sentí una fuerza poderosa que me impulsaba hacia adelante y, al mismo tiempo, recordé mi misión y responsabilidad como practicante de Dafa. Me acerqué a él, lo saludé amablemente y conversamos. Resultó ser una persona honesta y alegre. Le expliqué la verdad sobre Dafa y sus auspiciosas frases: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Aceptó con gusto todo lo que dije. Le expliqué la importancia de renunciar al PCCh y accedió de inmediato con una sonrisa radiante. Parecía una persona diferente. Me dio las gracias antes de despedirnos.

Por poco y  lo dejaba de lado, porque tuve una reacción negativa hacia su apariencia. Al mirar hacia dentro, vi claramente mi miedo, mi egoísmo y mi deseo de protegerme. También juzgaba a las personas por su apariencia. Tenía una mentalidad presuntuosa y trataba a algunas personas de forma diferente. Sigo teniendo muchos apegos después de años de cultivación. Ahora me son expuestos, uno tras otro. Este incidente me alertó a valorar las oportunidades de salvar a los seres conscientes.

Otro día, estaba sentado en un banco del andén del metro esperando a un practicante, cuando una mujer se sentó a mi lado y me saludó cordialmente. Charlamos felizmente hasta que saqué el tema de renunciar al PCCh. Su actitud cambió de inmediato. Me maldijo furiosamente. Intentó atraer la atención de las personas al rededor y les pidió que intervinieran en nuestra conversación. Mantuve la compostura y no discutí con ella. En cambio, envié en silencio pensamientos rectos para desintegrar los factores malignos que la acechaban, con la esperanza de que pudiera salvarse.

El practicante llegó y me aconsejó que me alejara de la mujer. Decidí quedarme. Consideré lo sucedido como algo bueno y una prueba. Me dije que debía enfrentar mi situación y eliminar mis apegos, como el miedo a quedar mal, el deseo de escuchar buenas palabras y la aversión a las críticas, además de mis apegos a la competencia y al miedo.

También pensé en las personas presentes que podrían ser salvadas. En realidad, nadie parecía estar de acuerdo con ella. Algunos negaron con la cabeza y se marcharon, ¡y algunos incluso me defendieron! Al ver que nadie mostraba mucho interés, se marchó. Un hombre se sentó inmediatamente a mi lado. Sabía que venía a escuchar la verdad, así que le expliqué rápidamente la verdad sobre Falun Dafa y las frases auspiciosas de Dafa. Lo aceptó todo. Después de mencionar la historia del PCCh y el movimiento para renunciar, él dijo que era miembro del PCCh, de la Liga Juvenil y de los Jóvenes Pioneros, y me instó a ayudarlo a renunciar a todos ellos. También charlamos sobre la cultura tradicional china antes de despedirnos.

Estos dos incidentes expusieron muchos de mis apegos y demostraron que estoy rezagado con respecto a otros practicantes. Debo esforzarme por recuperar el tiempo perdido y recordarme constantemente nuestra misión de salvar a la gente mediante la aclaración de la verdad de Dafa. Atesoraré las oportunidades arregladas por Shifu para que mejore y haré bien las tres cosas. Me esforzaré por alcanzar los requisitos de Shifu y  cumplir mi misión.

Gracias Shifu, por tu compasiva gracia salvadora