(Minghui.org) Tengo 84 años. Mi esposo y yo comenzamos a practicar Falun Dafa con la hija de mi vecina en junio de 1998. Todos los días estudiábamos una lección de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, y practicábamos los cinco ejercicios en su casa. Cuanto más practicábamos, más ligeros nos sentíamos. En ese entonces, no entendía del todo bien lo que era Falun Dafa, y mucho menos sus poderes milagrosos.

El poder milagroso de Falun Dafa

Mi esposo sufría de traqueítis, lo que le dificultaba respirar al caminar. Sin embargo, después de practicar Dafa durante unos días, la dificultad para respirar desapareció y pudo subir montañas con facilidad.

Antes de empezar los ejercicios de Dafa, yo ni siquiera podía levantar las manos ni peinarme. Un día, durante la práctica, oí de repente un chasquido en los huesos de mis manos y se enderezaron.

En 2005, vivíamos con nuestro nieto, que estudiaba en el instituto que estaba en otro pueblo. Una noche, me levanté sin encender la luz, me salte un escalon y me caí por las escaleras. Tenía las manos y los pies muy amoratados, y me dolía el estómago. No podía sentarme, así que mi nieto me ayudó a entrar en mi habitación. No podía levantarme de la cama y me esforzaba por levantarme poco a poco. Le pedí ayuda a Shifu. Al tercer día, tras una hora de esfuerzo, por fin me puse de pie. Se me llenaron los ojos de lágrimas al darme cuenta de cuánto había soportado Shifu por mí al cargar con mi yeli.

A pesar de la persecución a Falun Gong que comenzó en 1999, continuamos practicando Dafa y nos comprometimos a hacer las tres cosas a diario. En 2008, nos denunciaron por aclarar la verdad, nos arrestaron y nos llevaron a la comisaría. Registraron nuestra casa y confiscaron muchos materiales de Dafa, incluyendo libros de Dafa y la foto de Shifu. En la comisaría, mentalmente, le pedí ayuda a Shifu: "¡Shifu, por favor, sálvame! ¡Quiero ir a casa!". Al día siguiente, ambos presentamos síntomas de enfermedad cardíaca e hipertensión. Tras pagar varios miles de yuanes, nos liberaron y nos permitieron volver a casa.

En 2010, mi esposo falleció debido a la persecución del Partido Comunista Chino. Me sentí desconsolada por la pérdida y me costó superar el dolor. Esta tristeza me generó miedo y viví en la desdicha por un tiempo. Entendí que debía soltar mi apego al sentimentalismo. Con Shifu y Dafa a mi lado, entendí que no había nada que temer. Me comprometí a estudiar diligentemente el Fa, practicar los ejercicios, enviar pensamientos rectos y aclarar la verdad a los seres conscientes. En poco tiempo, logré superar estas brechas en mi cultivación.

Mi primo tuvo cáncer de pulmón mientras era secretario del Comité de Asuntos Políticos y Legales y director de la Oficina Forestal. Perdió el habla. Lo animé a recitar con sinceridad: “Falun Dafa es bueno y Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Recitó con persistencia las nueve palabras auspiciosas, y pronto su cáncer desapareció. Estaba rebosante de alegría por su curación, y todos sus familiares renunciaron al Partido Comunista Chino.

Cuando una persona práctica, los miembros de la familia se benefician

Soy la única de mi familia que practica Falun Dafa, pero mi hijo menor siempre apoya a Dafa. A veces me acompaña en coche para distribuir materiales de aclaración de la verdad. Mi nieto, de 12 años y estudiante de primaria, recita con frecuencia las nueve palabras auspiciosas y lee poemas de Shifu de Hong Yin. Mi hija mantiene constantemente su xinxing y se comporta según los estándares de Dafa. Además, la familia de su esposo también cree en Dafa.

Mi hijo mayor una vez sangró profusamente debido a la fuerza excesiva en el trabajo. Salió y gritó las nueve palabras auspiciosas. La hemorragia se detuvo enseguida.

Mi segundo hijo conducía cuando un camión lo atropelló. El coche sufrió graves daños, pero él salió ileso.

Mi tercera hija sufrió un accidente en el hospital y estuvo inconsciente durante varias horas. Envié pensamientos rectos por ella y le pedí a Shifu que la salvara. Despertó al poco rato.

Mi tercer hermano menor llevaba mucho tiempo con dolor en el pie. Recitaba las nueve palabras auspiciosas con sinceridad y perseverancia. Ahora el dolor desapareció.

Durante los últimos 26 años de mi camino de cultivación, Shifu siempre está cerca de nosotros, cuidándonos. Mis familiares y allegados han sido bendecidos. Gracias a su protección, hemos llegado hasta aquí y hoy podemos disfrutar de un buen estado.

No hay palabras para expresar nuestro agradecimiento. ¡Gracias, Shifu!