(Minghui.org) Tuve la suerte de obtener el Fa en 2014 y encontré una nueva vida que me quitó la desesperación que experimentaba antes.

Cuando tenía 53 años, fui a otra ciudad a renovar una casa para mi hijo. Después de terminar el trabajo, se me hincharon y me dolieron las articulaciones, y tenía las manos tan hinchadas que no podía cerrar el puño. En aquel momento pensé que tenía reumatismo. Tras muchas pruebas, el médico me dijo que tenía lupus eritematoso.

En aquel momento, ignoraba cómo se manifestaría la enfermedad. Al volver a casa, busqué información en Internet y me enteré de la terrible naturaleza de esta enfermedad. No existe un tratamiento específico ni una cura. Después de tomar medicamentos a base de hormonas, mis síntomas no sólo no mejoraron, sino que los efectos secundarios me provocaron hinchazón y deformación de la cara. Mi estado empeoró gradualmente y no podía descansar por la noche porque el dolor no me dejaba dormir.

Mis dos hermanas mayores practican Falun Gong desde hace casi veinte años. Sé que Falun Gong es bueno, pero cada vez que intentaba leer los libros de Falun Gong, sentía sueño y no podía concentrarme. Después de presenciar la brutal persecución que sufrió mi segunda hermana por negarse a renunciar la práctica, me dio demasiado miedo tener algo que ver con Falun Gong.

Mi hermana mayor estaba muy preocupada por mi salud después de que le contara mi diagnóstico. En aquel momento, mi segunda hermana seguía encarcelada por practicar su fe. Mi hermana mayor me llamó y me dijo: "Sólo Falun Dafa puede salvarte. Si puedes estudiar el Fa, Shifu definitivamente te salvará".

Cuando me reuní con mi hermana mayor, apenas podía caminar. Ella me animó a estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Yo estaba inseguro, y le dije: «Practicas desde temprano por la mañana hasta tarde por la noche; me temo que no podré seguir el ritmo».

Ella me dijo: "Nunca se sabe; tu vida y tu salud son lo más importante. Siendo tu hermana, no te voy a mentir. Puedes intentarlo".

Esta vez fue diferente; cuando leía el Fa, era capaz de entender las enseñanzas, y no estaba somnoliento ni adormecido en absoluto. Cuanto más leía, más despertaba, y sentía que todo lo que decía Shifu era muy cierto.

Mi hermana empezó a enseñarme los ejercicios al día siguiente. Desde aquel día, hace más de diez años, siempre hago los ejercicios por la mañana.

Después de estudiar el Fa diariamente, mi comprensión se hizo aún más profunda. Al principio, tomaba medicinas mientras hacía ejercicios y estudiaba el Fa. Me di cuenta de que tanto si tomaba la medicina como si no, el dolor persistía. Finalmente, dejé de apegarme a la enfermedad y tiré toda la medicación. Esa noche dormí profundamente, algo que no había hecho en meses.

Cuando me desperté al día siguiente, todos los síntomas del lupus habían desaparecido. Fue un milagro.

Desde entonces, no he vuelto a tomar ninguna pastilla y el lupus dejó de ‘brotarme’; estoy enérgico y sano. Cuando mi segunda hermana me visitó y vio la foto que me hicieron antes de que empezara a cultivar, no pudo reconocerme. Shifu me transformó de la noche a la mañana. Ahora tengo una nueva vida.

Gracias Shifu, por tu compasiva protección.