(Minghui.org) Hace aproximadamente quince años, conocí a una anciana cuando vendía mis productos en un pueblo vecino. Lloraba con un niño en sus brazos.

“¿Qué ha pasado?”, le pregunté.

La mujer respondió entre lágrimas: “Tengo una nuera muy antipática, que me maldice aunque hago todo lo posible por ayudarla a cuidar de mis nietos”.

“Anoche debí de comer algo que no me sentó bien y ahora tengo diarrea. Le dije a mi nieta mayor que le dijera a su madre que no me encontraba bien y que hoy no podía cuidar de su hermanita. Mi nuera replicó: “Espero que se muera”.

Intenté consolarla: "Siento que tengas una nuera así, pero no te lo tomes a pecho. Ahora que tu hijo tiene familia, tú tienes nietas y pueden vivir todos juntos. No te enfades tanto. Si te enojas demasiado, puede perjudicar tu salud, y serás tú quien sufrirá, ¿o no?".

Entonces le conté la verdad sobre Falun Dafa. La mujer se mostró muy receptiva, dijo que se sentía mejor y dejó de llorar. Insistió en que fuera a su casa a comer para mostrar su agradecimiento por mi amabilidad, pero decliné la invitación con cortesía.

Unos diez años después, un día, mientras hacía algunos trabajos ocasionales, conocí a una mujer que me preguntó: "¿Me conoces?".

«Creo que no», le contesté.

"Pero yo sí y oí hablar de ti hace diez años. Eres la señora que charló con mi suegra en la calle, ¿verdad? Mi suegra te invitó a comer a nuestra casa".

“Ah, sí, ya lo recuerdo. Me alegro de conocerte hoy. Me gustaría compartir algo contigo”. Entonces le conté sobre los maravillosos principios de la vida que aprendí de Falun Dafa y me escuchó con mucha atención.

La mujer dijo: «¡Es un placer conocerte por fin!». Desde entonces, nos hemos hecho amigas.

Durante la pandemia de COVID fui a su casa para pedirle a su marido que me ayudara a arreglar un problema de la televisión. Ella estaba tumbada en la cama y me dijo que había dado positivo en la prueba del COVID y que llevaba bastante tiempo enferma.

Me preguntó tristemente, con lágrimas en los ojos: "¿Crees que aún puedo curarme? Ninguna medicación ha funcionado y ahora ni siquiera puedo comer".

Entonces, la consolé: "Mucha gente que ha aprendido la verdad sobre Falun Dafa se ha recuperado, tú también puedes. Te pedí que recordarás las dos frases: 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno', ¿las has estado recitando?".

«No, hace tiempo que no».

"Entonces, por favor, recítalas; pueden fortalecer la energía positiva de tu cuerpo. Si sigues haciéndolo, ¡seguro que te recuperarás!".

También le dije: "Debes intentar ser amable con los demás. Hacer buenas acciones es la mejor medicina, y sólo acumulando virtud y bondad se puede gozar de buena salud".

La animé a comer y consiguió comerse un bollo al vapor entero. «¡Hacía dos meses que no podía comer así!». Estaba muy contenta y me invitó a pasar la noche.

No me quedé, pero la animé: "Estarás bien. Sigue haciendo lo que te he dicho".

Fui a visitarla cuatro veces después de eso, y cuando fui a verla la última vez, tenía mucho mejor aspecto, y me dijo que estaba recuperada en un 90% de su terrible experiencia y que se sentía lo suficientemente bien como para volver al trabajo.

Me dio un fuerte abrazo y me dijo: «¡Eres una señora tan agradable!».

"Es nuestro Maestro Li Hongzhi, quien me permitió convertirme en una persona sana y recta que ha aprendido a ser considerada con los demás. Nunca pidió ni un céntimo a ninguno de los que practicamos Falun Dafa".

Ella me miró y dijo con sinceridad: "¡Tu Maestro es verdaderamente extraordinario! ¡Debe ser realmente extraordinario por haber instruido a personas tan excepcionales como tú!".

Un día, me enteré de que ella preparó unos dumplings y se los regaló personalmente a su suegra, quien quedó abrumada por su amabilidad, después la suegra dijo: «¡Gracias a Falun Dafa mi nuera se convirtió en una persona tan buena!».