(Minghui.org) Una residente de la ciudad de Harbin, provincia de Heilongjiang, fue sentenciada a tres años en marzo de 2025 por su fe en Falun Gong.
Agentes de la Estación de Policía de Zhanqian arrestaron a la Sra. Yang Xiuhua en la estación de ferrocarril de Harbin la mañana del 10 de noviembre de 2024, cuando se disponía a subir a un tren para salir de la ciudad y asistir a una boda. Aún no se han investigado los detalles de su procesamiento y sentencia.
Esta no es la primera vez que la Sra. Yang es perseguida por su fe. Anteriormente, estuvo detenida tres años en la Prisión de Mujeres de la provincia de Heilongjiang, de 2002 a 2005. Debido a que inició una huelga de hambre en señal de protesta en octubre de 2002, los guardias le inyectaron por vía intravenosa 500 mililitros de un líquido rosado. Dijeron que era un fármaco neurotóxico desarrollado específicamente para dañar a los practicantes de Falun Gong, siguiendo las instrucciones de Jiang Zemin, el exdictador chino que inició la persecución a Falun Gong en julio de 1999.
Tras la inyección, la Sra. Yang se sintió extremadamente enferma e incómoda. La piel se le desprendió tanto que se la podía levantar. También experimentó sensaciones extrañas, y todo el mundo le parecía un esqueleto. Sentía la cabeza pesada y mareada. Aunque sobrevivió, otra practicante de Falun Gong, Bi Yuping, murió el mismo día en que le pusieron la misma inyección.
La Sra. Yang y otras practicantes encarceladas también fueron sometidas a otras formas de abuso. Del 26 de noviembre al 2 de diciembre de 2003, la prisión llevó a cabo otra ronda de persecución intensificada a las practicantes. El alcaide Chu Shuhua estableció un grupo de trabajo para llevarla a cabo.
El 26 de noviembre, la Sra. Yang fue despojada de su ropa interior y arrojada a montones de nieve. La obligaron a permanecer a la intemperie hasta las 9 de la noche. Al día siguiente, los guardias le esposaron las manos a la espalda y la expusieron de nuevo al frío al aire libre. También le golpearon las manos con varas de bambú. Durante los dos días siguientes, le esposaron las manos a la espalda y la sujetaron a un somier. Después, la sacaron de nuevo al exterior y la obligaron a dar vueltas. Cuando se quitó la etiqueta con su nombre que le habían impuesto, la reclusa Li Mei le esposó las manos.
La Sra. Yang inició una huelga de hambre de 20 días en marzo de 2004. Los guardias la obligaron a comer pasta de maíz dos veces al día, mientras estaba esposada y con grilletes. También le daban patadas y puñetazos. Se le aflojaron los dientes y le laceraron la lengua después de que los guardias utilizaran repetidamente un gran dispositivo metálico para abrirle la boca a la fuerza. Le dejaron el dispositivo en la boca durante todo el día. Después de cada sesión de alimentación forzada, el suelo estaba lleno de sus cabellos y sangre. Más tarde inició otra huelga de hambre durante seis meses.
Durante un tiempo, la reclusa Luan Shumei la obligó a permanecer de pie durante el día con las manos esposadas a una cama, cuando no había nadie más. Cuando otras reclusas regresaban a la celda, Luan la obligaba a sentarse en un pequeño taburete. Por la noche, cuando todas se iban a dormir, Luan volvía a esposar a la Sra. Yang hasta medianoche.
En mayo de 2004, cuando se negó a llevar el uniforme de la prisión, fue esposada a una estructura de la cama. Esta tortura le provocó una grave inflamación en un brazo.
La Sra. Yang inició otra huelga de hambre el 4 de julio de 2004 y fue retenida en régimen de aislamiento durante cinco meses. En una ocasión, las reclusas Lyu Chunguang, Song Shubo y Ren Xiuli le vendaron la nariz y la boca y la colgaron de una viga metálica, con los pies separados del suelo. La reclusa Shang Xiaomei también la alimentó a la fuerza.
Los guardias también ordenaban a las reclusas que la golpearan con regularidad. Wang Daiqun era especialmente cruel. A menudo le pinchaba los ojos, le daba puñetazos en las orejas y en los pechos y le daba patadas en la ingle.
En una ocasión, Wang desnudó a la Sra. Yang hasta dejarla en sujetador y ropa interior y la encerró en un cuarto de baño con todas las ventanas abiertas. No había calefacción en la habitación. Wang llevaba dos capas de ropa de invierno, pero tenía que pasearse por la habitación para mantener el calor. Sin embargo, dejó que la Sra. Yang temblara de frío.
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