(Minghui.org) El día antes del Festival del Medio Otoño del año pasado, iba de camino a casa cuando el manillar de una bicicleta eléctrica a toda velocidad me golpeó y me tiró al suelo. El joven que conducía la bicicleta avanzó otros 20 o 30 metros antes de detenerse. Pensé: "¡Soy una cultivadora, no puedo quedarme aquí tirada! ¡Tengo que levantarme rápido!".
El conductor se quedó a cierta distancia y me observó mientras me levantaba antes de acercarse. Dijo que era culpa mía. Iba a velocidad normal cuando intentó adelantarme y me golpeó por detrás. Hoy en día, la gente primero culpa a los demás cuando algo sucede.
Al ver que regresó al lugar por iniciativa propia, sentí que esta persona no era tan mala y que Shifu aún podía salvarla. Quizás tenía algo urgente que hacer y tenía prisa.
Me ayudó a levantar mi bicicleta y a recoger las verduras que habían caído al suelo. Le dije: «No sé cómo el destino nos hizo encontrarnos de esta manera. Mañana es el Festival del Medio Otoño. Te daré un paquete del Festival del Medio Otoño, que contiene un ejemplar del Semanario Minghui y otros materiales. Serás bendecido si logras entender el contenido».
Los aceptó y respondió: «Tienes algunos rasguños en la piel. No parece grave, vuelve a casa y aplícate un medicamento». Luego se marchó apresuradamente, probablemente por miedo a que le exigiera una compensación. Se le cayó el paquete que le di y paró la bicicleta para recogerlo. Me quedé allí, deseé en silencio que comprendiera la verdad y se salvara. Por desgracia, no hablé con él directamente ni le pedí que renunciara al Partido Comunista Chino y a sus organizaciones juveniles.
Entonces me examiné y noté que tenía un agujero en el pantalón a la altura de la rodilla y esta dolía un poco. También tenía una capa de piel raspada debajo del borde del casco, así como laceraciones en los brazos y el dorso de las manos. Me salía líquido de las heridas y sentí un escalofrío. Si no hubiera sido por la protección de Shifu, ¡quién sabe qué me habría pasado! ¡Gracias, Shifu!
Al llegar a casa, mi esposo me miró y me preguntó por qué no le había llamado. Le respondí: "¿Por qué te llamaría? ¿Ibas a pedirle una compensación?". Mi esposo sabía que nunca lo haría, así que no dijo nada. Si no hubiera practicado Dafa, definitivamente no habría tratado el accidente de esa manera.
Al enfrentarse a tribulaciones, un practicante de Dafa debe afrontarlas con calma y sin mala voluntad. Todo esto se debe a la guía de Dafa. Shifu nos pide que cultivemos la bondad y seamos buenos con todos, por lo que esto se manifiesta naturalmente en nuestras interacciones diarias.
Nada de lo que le sucede a un cultivador es accidental. Shifu quiere que miremos hacia dentro incondicionalmente cuando nos encontremos con tribulaciones y veamos dónde fallamos. Descubrí que aún tengo muchas nociones comunes que no he eliminado. Por ejemplo: la pereza, la búsqueda de comodidad, el rechazo a las críticas de los demás y las discusiones sobre quién tiene razón. Estos son obstáculos que un cultivador debe superar.
Empecé por deshacerme de la pereza y buscar comodidad. Luego le pedí a Shifu que me ayudara a levantarme para hacer los ejercicios a tiempo cada mañana. Lo hice como se esperaba y ahora tengo mucha energía todo el día. Persistiré para ser una practicante diligente de Dafa y vivir de acuerdo con la salvación compasiva de Shifu.
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