(Minghui.org) Mi hija dijo que tenía sueño cuando estudiábamos el Fa juntas durante una tarde. Pensé: "¿Cómo es posible que tengas sueño otra vez si te levantaste al mediodía?". Cometió errores al leer el Fa, fue al baño, bebió agua e incluso se quedó dormida. Estuve tentada de culparla, pero luego pensé que no debía dejarme llevar por lo que hizo.

Después de terminar nuestro estudio, no pude evitar criticarla. No se mostró receptiva. Pensé que mis palabras estaban destinadas para ayudarla a mejorar. Aunque por un momento pensé que también era una prueba para mí, no aproveché la oportunidad para cultivarme.

Al recordar el incidente, me pregunté si tenía algún apego. Al mirar hacia dentro, encontré mi sentimiento y apego a los intereses personales. Pensé que mi hija debería buscar un trabajo para mantenerse en lugar de gastar mi dinero, y que debería ser más considerada conmigo. Mi egoísmo me hizo pensar en mis intereses personales, mi dinero, mi tiempo, mi vida y mis rutinas. Todo era mío. Solo sería feliz cuando ella hiciera las cosas según mis deseos. Cuando no lo hizo, mostré una mentalidad combativa e intenté que me obedeciera. Intenté organizar su vida con base a mis hábitos, preferencias y nociones bajo el nombre de "para su beneficio". Mirando más hacia dentro, también descubrí mi astucia. Para no ofenderla, no le dije directamente lo que pensaba. No quería cambiarme a mí misma, pero le exigí a mi hija que cambiara.

No quiero estos apegos. Ciertamente no forman parte de mi ser genuino. Las viejas fuerzas debieron interferir para impedir que formáramos un solo cuerpo. Lo negué en el pasado. ¿Cómo podría olvidarlo esta vez? Tengo que eliminar la interferencia.

Shifu nos ha dicho:

“La iluminación que realmente señalamos es –mediante el Fa que shifu enseña durante nuestro proceso de refinamiento de gong, el Dao que enseña el shifu de la Escuela Dao y las tribulaciones que uno mismo encuentra durante el curso del xiulian– poder iluminarse o no a que uno mismo es un cultivador” (Novena LecciónZhuan Falun).

Mi tribulación tiene que ver con mi fe en Shifu y el Fa. Un día, cuando conversé sobre esto con una practicante, me preguntó: “Cuando tienes que elegir entre dos vasos de agua, ¿cuál eliges?”. En ese momento, me sentí desorientada. Ahora, caí en la cuenta de que cualquiera que eligiera sería una buena opción, siempre y cuando crea en Shifu y el Fa, porque así lo dispuso Shifu. Shifu es el único que puede hacer el arreglo para mí.

Me pregunté si creía que era un arreglo de Shifu y si podía comportarme según el Fa. No debería medir las cosas según mis preferencias, sino esforzarme por actuar según el Fa y aplicar mi fe al hacerlo. Siempre que me encuentre con problemas, debo tratarlos con benevolencia. Todas las cosas con las que me encuentro son buenas para mí. No necesito apegarme a ellas; por el contrario, debo dejarlas ir.

Como decía un practicante en un artículo donde comparte su experiencia, caminamos por senderos que conducen a lo divino. Debemos valorar cada paso de nuestro camino, eliminar cualquier naturaleza demoníaca y cultivar la naturaleza Fo. Es un proceso de cultivar una gran benevolencia.