(Minghui.org) He visto a muchas personas reaccionar a la defensiva al escuchar críticas al Partido Comunista Chino (PCCh). Consideran las críticas como algo ofensivo y, por reflejo, las etiquetan de antichinas o antipatriotas.

Si un gobierno desea servir diligentemente a su pueblo, ¿no le ayudará a hacerlo escuchar las críticas de la gente? Si los ciudadanos quieren supervisar a su gobierno para mejorarlo, ¿no es normal que comuniquen sus críticas?

Quienes crecimos en China deberíamos reflexionar sobre las siguientes cuestiones, que considero de sentido común.

Sentido común 1: No hay equivalencia entre el PCCh y China

China tiene 5000 años de historia que incluyen el auge y la caída de numerosas dinastías. El PCCh solo existe desde hace unas décadas.

Durante miles de años, el pueblo chino respetó el cielo y la divinidad, y creyó en las virtudes enseñadas por el confucianismo, el budismo y el taoísmo. El PCCh venera el ateísmo y el marxismo, que practican lo opuesto a estos valores tradicionales chinos.

Marx escribió en el Manifiesto Comunista: «Un espectro recorre Europa: el espectro del comunismo». Esto nos dice que el PCCh es un forastero que se apoderó de la tierra de China y robó su nombre. El espectro del comunismo es un demonio que llegó a China y destruyó su cultura con el único fin de preservarla. El PCCh ya no respeta el cielo ni la divinidad, sino que utiliza dicha ideología para justificar su dominio en China.

Para un chino que realmente ama a China, primero debemos tener claro que el PCCh no es equivalente a China ni puede representarla. No es necesario amar al PCCh para amar a China.

Sentido común 2: ¿Sirviente o amo?

El PCCh afirma ser un servidor del pueblo y que el pueblo tiene el mandato. En realidad, el pueblo chino no habla ni actúa por sí mismo; su ideología debe ajustarse a la del PCCh, y sus acciones y su modo de ganarse la vida también deben ser aprobados por este. Cuando sus pensamientos y acciones van en contra de la voluntad del PCCh, serán tratados como disidentes, sus derechos negados y sus vidas amenazadas. 

Piénsenlo, ¿qué clase de sirviente actúa como amo, dueño y señor? ¿Puede quitarle la vida a su amo a voluntad, mientras que al mismo tiempo le pide amor y apoyo?

Normalmente, un mandatario, un 'amo' puede despedir a un sirviente si este se desempeña mal. Sin embargo, el PCCh, mientras "sirve" al pueblo chino, controla su voz, lo engaña y lanza diversos movimientos políticos para aterrorizarlo. Al final, el "amo" se ve obligado a actuar según la voluntad del "sirviente", entonces, ¿quién es realmente el amo?

El PCCh llegó al poder en nuestro país, imponiendo su dominio con mentiras y violencia. Nuestro miedo a este poder inflama su arrogancia, y creer en sus mentiras alimenta su maldad.

Sentido común 3: Nuestros antepasados hablaron correctamente sobre las señales celestiales

El respeto por el cielo y la divinidad en la cultura tradicional china nos deja con muchas historias clásicas de milagros divinos. Este forastero que llegó hace solo décadas intentó inculcarnos el ateísmo y calificó estas historias de "supersticiosas y retrógradas".

El PCCh afirmó que no existen cosas como "el cielo y el hombre están conectados", "las extrañas señales celestiales advierten de buena y mala fortuna" y "el bien es recompensado y el mal castigado". Nos dijeron que estos conceptos fueron inventados por nuestros antepasados que desconocían la ciencia. ¡Esto está totalmente lejos de la realidad! En la mayoría de los países desarrollados, la gente cree en dioses, entre ellos científicos de renombre.

Incluso un exlíder del PCCh creía en estos conceptos. Tras una lluvia de meteoritos en la ciudad de Jilin en 1976, Mao Zedong conversó con su enfermera personal, Meng Jinyun. Mao dijo que “cuando grandes rocas caen del cielo, un hombre poderoso muere”. Añadió: “En China, a esto lo llamábamos ‘el cielo y el hombre están conectados’”. Cuando Meng descartó la idea y dijo: “No lo creo, son supersticiones inventadas por los antiguos”, Mao le preguntó: “¿Por qué los antiguos inventarían cosas así?”. Mao tenía razón y murió ese mismo año.

En tiempos de caos, observamos con frecuencia terremotos, inundaciones, incendios forestales y ráfagas de viento. Fenómenos astronómicos extraños como la “luna de sangre”, la “siete estrellas alineadas” y los “múltiples soles” aparecen constantemente ante nosotros. Nuestros antepasados nos han dicho que “el cielo y el hombre son uno”, que “sigamos la voluntad divina” y que “si la humanidad no arregla las cosas, el cielo lo hará”. Por lo tanto, debemos comprender que el cielo nos advierte que el mal abunda en el mundo actual y que, si no corregimos nuestro camino, nos sobrevendrá el castigo.

Estas señales astronómicas y desastres naturales nos indican que debemos elegir el bien sobre el mal y definir nuestro futuro. Espero que todos podamos elegir con sabiduría y no aliarnos con el mal. Dejemos de lado con sinceridad las malas promesas que hicimos durante nuestra infancia y elijamos un futuro brillante.