(Minghui.org) Hace unos meses, cuando estudiaba el Fa con otras tres practicantes, la policía irrumpió en la casa y nos llevó a las tres a la estación de policía. Nos enviaron a tres habitaciones separadas para interrogarnos.

Ninguna de nosotras cooperó con la policía y no respondimos a sus preguntas. Cuando nos preguntaron nuestros nombres, dijimos: "No se los diré. Si se los digo, no les conviene. Cuando se revele la verdad sobre la persecución a Falun Dafa en el futuro, serán responsables de interrogar y perseguir a los practicantes, y nadie les ayudará. Además, todas somos ancianas de setenta y tantos años y estábamos leyendo libros. ¿Qué ley infringimos?".

El subdirector de la División de Seguridad Nacional me reconoció y dijo: "¿No eres fulana?". Me reí y dije: "Te acuerdas de mí". Dijo: "Has cambiado". Le pregunté: "¿Qué ha cambiado?". Me respondió: "Tu actitud ha cambiado". Le dije: "Ah, lo siento. Cuando me arrestaste antes, te guardaba rencor, pero ya no. Shifu nos dijo que los cultivadores no tienen enemigos y que debemos intentar salvar a todos. Dejé de odiarte. Sinceramente deseo salvarte y espero que no cometas pecados contra Dafa. Antes no me cultivaba bien y no tuve suficiente compasión. Lo siento, lo siento".

El subdirector se rió, señaló la computadora y a la agente que me estaba grabando y dijo: "Solo escribe en el informe que no responde a las preguntas ni firma los papeles".

Querían llevarnos a casa, pero dijimos: "Caminaremos". Al salir de la estación de policía, el subdirector nos estrechó la mano cortésmente.

Más tarde, tres policías vestidos de civil vinieron al apartamento de las mayores a buscarme. En mi corazón, le pedí a Shifu que me fortaleciera. Me dije a mí misma que la policía había venido a escuchar la verdad y que no podía esconderme de ellos, tenía que salvarlos. Los dejé entrar. Me llevaron a la estación de policía local y me dijeron: «Los practicantes de Falun Dafa son honestos y esperamos que cooperen con nosotros para verificar algunas cosas». Dije que sí.

El líder me preguntó: «¿A quién le enseñaste los ejercicios de Falun Dafa?». Respondí: «Se los enseñé a mi hija». Luego preguntó: «¿A quién le dijiste la verdad?». Respondí: «Hablé con ancianos enfermos y les dije que recitaran con sinceridad: ‘Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno’».

Me preguntó: «¿Repartiste materiales de Falun Dafa?». Respondí: «Sí. Empecé a hacerlo hace diez años». El hombre dijo: «¿No te levantas a las dos y haces los ejercicios? ¿Qué reproductor usas para la música?». Les dije que usaba un MP3 y que no tenía otros reproductores.

Cuando me preguntó: "¿Sigues practicando?", respondí: "No responderé a esa pregunta". En mi corazón, le rogué a Shifu que me fortaleciera y eliminara el mal que les impedía escuchar la verdad. Me preguntaron por qué practicaba Falun Dafa. Les dije que empecé a practicar porque estaba enferma y que las medicinas y las inyecciones no me habían dado resultado, pero que después de practicar, me recuperé. También me preguntaron cómo practicar, y les dije que hay cinco series de ejercicios que practico a diario y que también leo el libro.

"¿Qué libro?", preguntaron. Dije que se llama Zhuan Falun. El hombre dijo: "Tengo un ejemplar nuevo de Zhuan Falun y te lo daré".

Le dije: "Es un libro del cielo y deberías leerlo. Si lo lees, serás bendecido. Ese libro es precioso".

Les expliqué que Falun Dafa se practica en más de 100 países y regiones del mundo. Les dije: «No persigan a los practicantes de Falun Dafa, todos somos buenas personas». Dijeron que les dirían a sus superiores que no me busquen en el futuro.